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Authors: Daniel Goleman

Tags: #Autoayuda, Ciencia

La práctica de la Inteligencia Emocional

BOOK: La práctica de la Inteligencia Emocional
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Habiendo tenido acceso a directores empresariales de todo el mundo, y tras haber estudiado el funcionamiento de más de quinientas organizaciones, Goleman revela las aptitudes que definen a los profesionales más competentes. Su conclusión es que, desde los puestos de trabajo más modestos hasta los altos cargos directivos, el factor determinante no es ni el cociente intelectual, ni los diplomas universitarios, ni la pericia técnica: es la inteligencia emocional.

Daniel Goleman

La práctica de la Inteligencia Emocional

ePUB v1.0

Piolín.39
12.08.12

Título original:
WORKING WITH EMOTIONAL INTELLIGENCE

Daniel Goleman, 1998

Traducción: Fernando Mora y David González Raga

Editor original: Piolín.39 (v1.0)

ePub base v2.0

A todos aquellos que me han enseñado lo que significa la inteligencia emocional en el trabajo:

mis padres, Fay e Irving Goleman

mi tío, Alvin M. Weinberg

mi profesor, David C. McClelland

La tan esperada continuación del best-seller "Inteligencia emocional"

Por fin la tan esperada continuación del
best-seller
mundial
Inteligencia emocional.
Hoy, en un libro que habrá de revolucionar el mundo empresarial y profesional, Daniel Goleman redefine el criterio del éxito en el trabajo, así como las prioridades esenciales de las empresas.

Habiendo tenido acceso a directores empresariales de todo el mundo, y tras haber estudiado el funcionamiento de más de quinientas organizaciones, Goleman revela las aptitudes que definen a los profesionales más competentes. Su conclusión es que, desde los puestos de trabajo más modestos hasta los altos cargos directivos, el factor determinante no es ni el cociente intelectual, ni los diplomas universitarios, ni la pericia técnica: es la inteligencia emocional.

Autoconciencia, autoestima, autocontrol, empatía, dedicación, integridad, habilidad para comunicar, pericia para iniciar y aceptar cambios: Goleman demuestra que éstas son las competencias más relevantes en el ámbito laboral. Los profesionales más brillantes destacan no sólo por sus logros personales, sino por su capacidad para trabajar en equipo, para maximizar la producción del grupo. Por contra, los profesionales incapaces de afrontar los cambios o conflictos resultan tóxicos para la organización entera.

Afortunadamente, y como lo prueban los últimos estudios en conducta humana y neurociencia, todos tenemos el potencial de mejorar nuestra inteligencia emocional en cualquier momento de nuestra carrera. Precisamente, Goleman aporta las pautas específicas y científicamente probadas para conseguirlo.

Con toda seguridad,
La práctica de la Inteligencia emocional
es un libro que habrá de cambiar la estructura de las organizaciones empresariales, así como la actitud de sus dirigentes durante las próximas décadas. Un libro de lectura imprescindible.

Daniel Goleman, psicólogo y redactor científico del
New York Times,
ha sido profesor en Harvard y editor del
Psychology Today.
Su investigación revolucionaria sobre la inteligencia emocional le ha dado fama universal.

AGRADECIMIENTOS

Las ideas que han dado origen a este libro tienen orígenes muy diversos. Una de sus principales raíces se asienta en las conversaciones que he sostenido con mi esposa. Tara Bennett—Goleman, tras muchas reuniones frustrantes con el equipo directivo del que formamos parte. Muchas veces yo me daba cuenta de que, por una y otra razón, las cosas no funcionaban, mientras que Tara, por su parte, era capaz de captar las corrientes emocionales subterráneas que movían estos encuentros e identificar aquéllas que dividían la atención y la energía del grupo y nos impedían llevar adelante nuestro trabajo.

Fue así como Tara y yo comenzamos a trabajar juntos en lo que terminó convirtiéndose en el libro Inteligencia emocional. Ella me ha acompañado en cada uno de los pasos de este viaje intelectual y ahora está escribiendo un libro en el que refleja su pensamiento y su trabajo al respecto.

Otra de las raíces fundamentales de este libro se asienta en la obra de mi difunto amigo y antiguo profesor en la Universidad de Harvard, David C. McClelland. Su visionario abordaje de la naturaleza de la competencia y su búsqueda de la verdad han representado para mí una auténtica inspiración, hasta tal punto que gran parte de la evidencia presentada en este libro se remonta a su investigación. Me entristece mucho saber que David ha muerto antes de que este libro viera la luz.

Son muchos los apoyos que he recibido de los amigos de la delegación de Hay/McBer (la empresa que David fundó con David Berlew, hoy en día mi asesor) sita en Boston, entre los que cabe destacar a su presidente James Burrus, su vicepresidenta y directora general Mary Fontaine, su asesora principal Ruth Jacobs y los investigadores Jason Goldner y Wei Chen.

La ayuda de Richard Boyatzis, director asociado en el programa de formación para ejecutivos de la Weatherhead School of Management de la Case Western Reserve University, expresidente de Hay/McBer, colega de David McClelland y buen amigo desde nuestros días de Harvard, ha sido ciertamente extraordinaria. Sus libros The Competent Manager e Innovation in Education son ya clásicos en el tema de las competencias emocionales y el mejor modo de cultivarlas. Richard ha compartido generosamente conmigo los datos e intuiciones que ha ido recogiendo tras muchos años de investigación acerca de la competencia y estoy sumamente agradecido por poder compartir con él esta nueva aventura en torno a la naturaleza de los «servicios de inteligencia emocional».

Lyle Spencer, director de investigación y tecnología de Hay/McBer, ha sido una fuente de datos y conocimiento sobre las competencias de los trabajadores "estrella" y su importancia en la eficacia de toda organización. Su libro Competence at Work sigue siendo una referencia obligada para los profesionales de este campo.

Marilyn Gowing, directora del Personnel Resources and Development Center de la U.S. Office of Personnel Management, ha sido especialmente útil al compartir conmigo su revolucionaria investigación sobre el papel que desempeña la inteligencia emocional en el rendimiento de los individuos y de las organizaciones.

Estoy especialmente en deuda con mis colegas del Consortium for Research on Emotional Intelligence in the Workplace, Cary Cherniss, de la Gradúate School for Applied Psychology, de la Rutgers University, que comparte conmigo la presidencia del Consortium; Robert Caplan, profesor de psicología de las organizaciones en la Universidad George Washington; Kathy Kram, directora del programa ejecutivo de MBA [master en gestión empresarial] de la Boston University School of Management; Rick Pnce, del Institute for Social Research de la Universidad de Michigan y Mary Ann Re, del Human Resources Governance de AT&T. Rob Emmerling y Cornelia Roche, investigadores del Consortium, me brindaron una valiosísima ayuda para analizar la literatura referente a la investigación sobre formación y desarrollo, cuyos primeros pasos fueron dados por los alumnos de Maurice Elias, de la Rutgers University.

Agradezco también al Fetzer Institute su apoyo a la obra de Consortium y su creciente interés por las iniciativas en el campo de la inteligencia emociona!.

Mis colegas Rita y Bill Cleary, Judith Rogers y Thérese Ja—cobs—Stewart, del Emotional Intelligence Services, cuyos trabajos han sido claves para desarrollar las aplicaciones prácticas de mi análisis de la inteligencia emocional en el mundo del trabajo.

También estoy en deuda intelectual con Claudio Fernández—Aráoz, de la delegación en Buenos Aires de Zehnder Internationa!, cuya generosidad de espíritu, agudeza intelectual y prodigiosa energía han enriquecido este libro y con el personal de Egon Zehnder Internationa! —entre los que cabe destacar al CEO [chief operative executive], Daniel Meiland, el director administrativo Víctor Loewenstein y hasta el mismo Egon Zehnder, un pionero en la creación de una organización emocionalmente inteligente—, cuyas conversaciones me han sido de gran ayuda en la consolidación de mi tesis.

Debo citar también a las personas que han compartido generosamente conmigo sus ideas. Warren Bennis, profesor emérito de gestión empresarial de la USC; John Seely Brown, director científico de Xerox Corporation; Rie

Canadá, director de desarrollo del liderazgo empresarial de Motorola's Cellular Sector; Kate Cannon, directora de desarrollo del liderazgo de American Express Financial Advisors; Richard Davidson, director del Laboratory for Affective Neuroscience de la Universidad de Wisconsin; Margaret Echols y Meg O'Leary, de Coopers and Lybrand; Susan Ennis, directora de desarrollo ejecutivo del BankBoston; Joanna Foster, de British Telecom; Howard Gardner, profesor de la Universidad de Harvard; Robert E. Kelley, de la Carnegie—Mellon University; Phil Harkin, presidente de Linkage; Judith Hall, psicologa de la Northeastern University; Jed Hughes, de Walter V. Clarke Associates; Linda Keegan, vicepresidenta de desarrollo ejecutivo del Citibank; Fred Kiehl, presidente de KRW Associates, de Minneapolis; Doug Lennick, vicepresidente ejecutivo de American Express Financial Advisors; Mark Loehr director administrativo de Salomon Smith Barney; George Lucas, director general de LucasFilm; Paul Robinson, director de Sandia National Laboratories: Deepak Sethi, de la Thomson Corporation; Erik Hein Schmidt, director general of Rangjyung Yeshe Publications; Birgitta Wrstrund, del parlamento sueco; Nick Zeniuk, de Interactive Learning Labs; el doctor Vega Zagier, del Tavistock Institute, Londres; Shoshana Zuboff, de la Harvard Business School y Jim Zueco, de Lucent Technologies.

Doy también las gracias a Rachel Brod. mi principal investigadora, que me mantuvo constantemente informado sobre los nuevos descubrimientos para que este libro estuviera debidamente actualizado: Miranda Pierce, mi analista de datos, que analizó cientos de modelos de competencia para evaluar la potencia de la inteligencia emocional en el desempeño laboral óptimo y Robert Buchele, profesor de economía del Smith College, que realizó un análisis paralelo sobre los funcionarios del gobierno y llevó también a cabo una investigación complementaria acerca de los aspectos económicos de la inteligencia emocional aplicada al mundo laboral.

Agradezco también a David Berman, asesor informático par excellence, su excepcional apoyo técnico, y no debo olvidar, finalmente, a Rowan Foster, mi secretario, que contribuyó en gran medida a que mi vida profesional no consumiera todo mi tiempo.

Pero debo expresar mi mayor gratitud a los cientos de hombres y mujeres de grandes y pequeñas empresas de todo el mundo que han compartido conmigo sus experiencias, sus historias y sus ideas, muchos de los cuales — aunque no todos— son citados en estas páginas por su nombre y apellido. Este libro debe mucho a su comprensión de lo que significa la inteligencia emocional en el mundo del trabajo.

PARTE I:

MÁS ALLÁ DE LA EXPERIENCIA

1
EL NUEVO CRITERIO

Las normas que gobiernan el mundo laboral están cambiando. En la actualidad no sólo se nos juzga por lo más o menos inteligentes que podamos ser ni por nuestra formación o experiencia, sino también por el modo en que nos relacionamos con nosotros mismos y con los demás. Se trata de un criterio que se aplica cada vez con mayor frecuencia y que acabará determinando quién será contratado y quién no, quién será despedido y quién conservará su trabajo, quién será relegado al mismo puesto durante años y, por último, quién terminará siendo ascendido.

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