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Authors: Napoleon Hill

Tags: #Autoayuda

Piense y hágase rico (32 page)

BOOK: Piense y hágase rico
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¿Según qué reglas juzga quién es valioso para usted y quién es nocivo?

Sus asociados íntimos, ¿son mentalmente superiores a usted o inferiores?

¿Cuánto tiempo de cada 24 horas dedica usted a:

a) su ocupación

b) dormir

c) jugar y relajarse

d) adquirir conocimientos útiles

e) desaprovechar el tiempo? Entre sus conocidos, ¿quién de ellos a) le estimula más

b) le previene más

c) le desanima más?

¿Cuál es su mayor preocupación? ¿Por qué la tolera?

Cuando otros le ofrecen un consejo no solicitado, ¿lo acepta sin cuestionarlo, o analiza sus motivaciones?

¿Qué es lo que más desea, por encima de todo lo demás? ¿Tiene intención de conseguirlo? ¿Está dispuesto a subordinar el resto de sus deseos a ése? ¿Cuánto tiempo dedica al día a conseguirlo?

¿Cambia de opinión con frecuencia? En tal caso, ¿por qué?

¿Suele terminar todo aquello que empieza?

¿Se siente fácilmente impresionado por los negocios o por los títulos personales, grados académicos o riqueza de otras personas?

¿Se siente influido fácilmente por lo que otras personas piensan o dicen de usted?

¿Valora a las personas por su estatus social o financiero?

¿Quién cree que es la persona más grande que vive en la actualidad? ¿En qué aspecto considera que esa persona es superior a usted?

¿Cuánto tiempo ha dedicado a estudiar y contestar a todas estas preguntas?

Al menos se necesita un día para llevar a cabo el análisis y dar contestación a todas las preguntas de la lista.

Si ha contestado a todas estas preguntas con sinceridad, sabe más acerca de sí mismo que la mayoría de las personas. Estudie las preguntas con sumo cuidado, vuelva a revisarlas una vez a la semana durante varios meses, y asómbrese ante la cantidad de conocimiento adicional de gran valor que habrá adquirido sobre sí mismo por el simple método de contestar con honradez a estas preguntas. Si no se siente seguro en lo que se refiere a las respuestas a algunas preguntas, busque el consejo de quienes le conozcan bien, en especial de aquellos que no tienen motivo alguno para halagarlo, y véase a sí mismo a través de sus ojos. La experiencia le resultará asombrosa.

La única cosa sobre la que usted tiene control absoluto.

Usted dispone de un control absoluto sobre una única cosa: sus pensamientos. Se trata del hecho más significativo e inspirador de todos los conocidos por el hombre. ¡Refleja la naturaleza divina del hombre! Esta prerrogativa divina es el único medio de que usted dispone para controlar su destino. Si no logra controlar su mente, puede estar seguro de que no logrará controlar nada más. Si tiene que ser descuidado en lo que se refiere a sus posesiones, deje que sea en relación con las cosas materiales. ¡Su mente es su posesión espiritual! Protéjala y utilícela con todo el cuidado al que tendría derecho la realeza divina.

Para ese propósito se le dio la fuerza de voluntad.

Por desgracia, no existe protección legal contra aquellos que, ya sea a propósito o por ignorancia, envenenan las mentes de los demás mediante la su gestión negativa. Esta forma de destrucción debería ser punible, y con duros castigos legales, porque puede destruir, como sucede a menudo, las oportunidades de la persona para adquirir cosas materiales que están protegidas por la ley.

Hombres con mentes negativas trataron de convencer a Thomas A. Edison de que no podría construir una máquina que registrara y reprodujera la voz humana,
porque —dijeron— nunca antes nadie ha producido una máquina igual
. Edison no les creyó. Sabía que la mente era capaz de producir cualquier cosa que la propia mente pudiera concebir y creer, y ese conocimiento fue lo que elevó al gran Edison por encima del rebaño común.

Hombres con mentes negativas le dijeron a F. W. Woolworth que se arruinaría si trataba de dirigir una tienda sobre la base de ventas de artículos a cin co y diez centavos.

Woolworth se negó a creerles. Sabía que podía hacer cualquier cosa, dentro de lo razonable, si apoyaba sus planes con la fe. Ejerció su derecho a descartar de su mente las sugerencias negativas de los demás, y acumuló una fortuna de más de cien millones de dólares.

Personas de mentalidad dubitativa se burlaron cuando Henry Ford probó su primer automóvil, toscamente fabricado, en las calles de Detroit. Algunos afirmaron que aquel artefacto jamás sería práctico. Otros dijeron que nadie pagaría un céntimo por aquel cacharro. Ford replicó:
Llenaré la tierra con vehículos que dependerán del motor
. ¡Y lo hizo! En beneficio de aquellos que buscan grandes riquezas, recordemos que, prácticamente, la única diferencia existente entre Henry Ford y una gran mayoría de trabajadores es la siguiente: Ford tenía una mente y la controlaba. Los demás tienen mentes que ni siquiera intentan controlar.

El control mental es el resultado de la autodisciplina y el hábito. O usted controla su mente, o ésta le controla a usted. No hay compromisos ni términos medios. El método más práctico de todos para controlar la propia mente es el hábito de mantenerla ocupada con un propósito definido, apoyado por un plan concreto. Estudie todo aquello que se sepa sobre cualquier hombre que haya alcanzado un éxito notable, y observará que ese hombre tiene control sobre su propia mente, que ejercita ese control y que lo dirige hacia la obtención de objetivos definidos. Sin la existencia de ese control, el éxito no es posible.

Cincuenta y cinco excusas famosas del viejo si.

Las personas que no alcanzan el éxito tienen un rasgo característico común. Conocen todas las razones que explican el fracaso, y disponen de lo que consideran que son toda clase de justificaciones para explicar su propia falta de logros.

Algunas de esas justificaciones son inteligentes, y unas pocas de ellas se hallan incluso confirmadas por los hechos. Pero no se pueden utilizar excusas para no tener dinero. El mundo que nos rodea sólo quiere saber una cosa: ¿ha alcanzado usted el éxito?

Un analista del carácter compiló una lista de las excusas que suelen utilizarse con mayor frecuencia. A medida que lea la lista, examínese a sí mismo con cuidado, y determine cuántas de estas excusas ha hecho suyas, si es que hay alguna. Recuerde también que la filosofía presentada en este libro hace que cada una de estas excusas haya quedado obsoleta.

SI no tuviera una esposa y una familia...

SI tuviera suficiente
empuje
...

SI tuviera dinero...

SI tuviera una buena educación...

SI pudiera conseguir un trabajo...

SI gozara de buena salud...

SI dispusiera de tiempo...

SI los tiempos fueran mejores...

SI otras personas me comprendieran...

SI las condiciones que me rodean fueran diferentes...

SI pudiera volver a vivir mi vida...

SI no tuviera miedo de lo que
ellos
dicen...

SI me hubieran dado una oportunidad...

SI ahora tuviera una oportunidad...

SI otras personas no lo hubieran conseguido por mí...

SI no sucediera nada que me detuviera...

SI fuera más joven...

SI pudiera hacer lo que quisiera...

SI hubiera nacido rico...

SI pudiera conocer a la
gente adecuada
...

SI tuviera el talento que algunas personas tienen...

SI me atreviera a imponerme...

SI sólo hubiera aprovechado las oportunidades del pasado...

SI la gente no me pusiera nervioso...

SI no tuviera que mantener la casa y cuidar de los hijos...

SI pudiera ahorrar algún dinero...

SI el jefe me apreciara...

SI contara con alguien que me ayudara...

SI mi familia me comprendiera...

SI viviera en una gran ciudad...

SI sólo pudiera empezar...

SI fuera libre...

SI tuviera la personalidad de algunas personas...

SI no fuera tan gordo...

SI mi talento fuera conocido...

SI pudiera abrirme
paso
...

SI pudiera librarme de deudas...

SI no hubiera fracasado...

SI supiera cómo...

SI nadie se me opusiera...

SI no tuviera tantas preocupaciones...

SI pudiera casarme con la persona adecuada...

SI la gente no fuera tan insensible...

SI mi familia no fuera tan extravagante...

SI estuviera seguro de mí mismo...

SI no tuviera la suerte en contra...

SI hubiera nacido bajo otro signo...

SI no fuera cierto que
lo que tiene que ser, será
...

SI no tuviera que trabajar tanto...

SI no hubiera perdido mi dinero...

SI viviera en un barrio diferente...

SI no tuviera un
pasado
...

SI tuviera una empresa propia...

SI los demás me escucharan...

SI..., y éste es el mayor de todos ellos, si yo tuviera el valor de verme tal y como soy en realidad, descubriría qué es lo que pasa conmigo, y lo corregiría. Entonces tendría la oportunidad de aprovechar mis propios errores y aprender algo de la experiencia de los demás, pues sé que me ocurre algo que no está del todo bien porque estaría donde debería estar si me hubiese pasado más tiempo analizando mis debilidades, y menos buscando excusas que las justificaran.

Encontrar excusas con las que explicar el fracaso es un pasatiempo nacional. El hábito es tan viejo como el ser humano, ¡y fatal para el éxito! ¿Por qué la gente se aferra a sus mezquinas excusas? La respuesta es evidente. Defienden sus excusas porque ellos mismos las crean. Toda excusa es hija de la propia imaginación. Y está en la naturaleza del hombre defender lo que es producto del propio cerebro.

Encontrar excusas es un hábito profundamente arraigado. Los hábitos son difíciles de romper, sobre todo cuando ofrecen una justificación para algo que hemos hecho. Platón pensaba en esta verdad cuando afirmó:

La primera y mejor victoria es conquistar el yo.

Ser conquistado por el yo es, de todas las cosas, la más vergonzosa y vil.

Otro filósofo pensaba en lo mismo cuando dijo:
Me llevé una gran sorpresa al descubrir que la mayor parte de la fealdad que veía en los demás no era más que un reflejo de mi propia naturaleza
.

Elbert Hubbard dijo:
Siempre ha sido un misterio para mí saber por qué la gente se pasa tanto tiempo engañándose a sí misma, creando excusas para justificar sus debilidades. Si ese tiempo se utilizara de un modo diferente, bastaría para curar la debilidad, y entonces no necesitaríamos de ninguna excusa
.

Antes de terminar, quisiera recordarle que
la vida es un tablero de ajedrez y el contrincante es el tiempo. Si vaciláis antes de mover, o descuidáis hacer el movimiento con prontitud, el tiempo os vencerá, hombres. Jugáis contra un contrincante que no tolera la indecisión
.

Es posible que hasta ahora usted haya tenido una excusa lógica para no verse obligado a exigirle a la vida aquello que usted mismo le ha pedido, pero esa excusa ha quedado obsoleta, porque ahora usted está en posesión de la llave maestra que abre la puerta de las cuantiosas riquezas de la vida.

La llave maestra es intangible, pero muy poderosa. Otorga el privilegio de crear, en la propia mente, un ardiente deseo de alcanzar una forma definida de riqueza. No hay ningún castigo por utilizarla, pero se ha de pagar un precio por no hacerlo. Ese precio es el fracaso. Si se la utiliza, en cambio, le espera una recompensa de enormes proporciones. Se trata de la satisfacción que nos produce conquistar el yo y obligar a la vida a entregarnos aquello que se le pide.

La recompensa es digna de su esfuerzo. ¿Está dispuesto a empezar y convencerse?

Si todos estamos relacionados —dijo el inmortal Emerson—, debemos conocernos
. Para terminar, permítaseme decir:
Si todos estamos relacionados, nos hemos conocido a través de estas páginas
.

FIN

* * *

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