El Triangulo de las Bermudas (13 page)

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Authors: Charles Berlitz

Tags: #Ensayo, #Ciencia Ficción

BOOK: El Triangulo de las Bermudas
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Si hubiese medido lo mismo que uno, o dos de ellos, probablemente habría resistido.

Existen también otras olas, muy poco usuales, pero muy destructivas, que suelen ser el resultado de deslizamientos submarinos de tierra causados por la ruptura de una falla de la corteza terrestre. Se les conoce con el nombre de
seiche
y son pequeñas de altura; no son tan espectaculares como las tsunamis, pero tienen un poder inmenso, y son seguidas por grandes masas de agua que se acumula detrás de ellas. Resultan más difíciles de reconocer y, por lo mismo, son todavía más peligrosas. Una de esas olas, presentándose de manera inesperada, podría destrozar un buque y esparcir sus restos a lo largo de grandes extensiones.

Pero, si bien los barcos pueden ser literalmente tragados por una marejada repentina, ¿es concebible que un avión desaparezca en el aire? Algunos observadores dignos de crédito los han visto internarse en una nube sin reaparecer jamás, como si algo los hubiese desintegrado o arrebatado del aire durante el vuelo.

En la atmósfera existen fuerzas que pueden compararse en general con las marejadas, especialmente si un avión las enfrenta a gran velocidad. De la misma manera, como a menudo hay vientos a distintas alturas, un avión puede encontrar, en su trayectoria de ascenso o descenso, corrientes muy fuertes, de dirección contraria a la indicada por los instrumentos del aeropuerto. Si son en extremo violentos, pueden tener consecuencias nefastas para el aparato afectado. Este factor, semejante a una especie de «tenaza de viento", juega un papel importante en las desapariciones de aviones y, en su forma más violenta, o CAT (turbulencia de aire claro), puede comparársele con las olas tipo "seiche», que se levantan inesperadamente, en un mar generalmente en calma. La turbulencia puede desplazarse hacia arriba, hacia abajo, o en sentido horizontal y, cuando el cambio es suficientemente rápido, ya sea por la fuerza de la CAT o por la velocidad del avión, el efecto es casi como el de un choque contra una pared de piedra.

En general, resulta imposible predecir este tipo de turbulencias, aunque suele encontrárselas en los extremos de las corrientes atmosféricas que se mueven por los cielos como lo hace la Corriente del Golfo a través del océano, pero a una velocidad considerablemente mayor: doscientos nudos, frente a los cuatro o menos de cuatro a que viaja la del Golfo. Las CAT podrían explicar quizás la pérdida de algunos de los aviones ligeros dentro del Triángulo de las Bermudas. O bien los desintegran, según la presión que ejerzan sobre ellos (el factor G), o bien los lanzan al mar, formando un vacío a su alrededor. Las turbulencias mismas son un misterio, ya que aparecen repentinamente, si es que puede utilizarse la expresión «aparecen» para referirse a un fenómeno invisible, y son impredecibles. Sin embargo, resulta dudoso que un cambio repentino de presión haya sido la causa de todas las desapariciones de aviones ocurridas dentro del Triángulo y de la eliminación de sus comunicaciones radiales.

Gracias a los nuevos y sofisticados sistemas de rastreo y computación que ahora existen, podría resultar más fácil encontrar las naves aéreas que puedan perderse en esta zona en el futuro. Si las hubiesen llevado, y si hubieran seguido existiendo, muchas de las que se perdieron podrían haber sido recuperadas. Los aviones de hoy llevan también unos sistemas de memoria y computación llamados AIDS
(Airborne Integrated Data Systems
, sistema de información aeronáutica integrada) que, en caso de desastre, conservan un registro detallado de lo ocurrido al avión. Actualmente es posible incluso inventariar y grabar en el aeropuerto - base todo lo que se dice en la cabina de un aparato comercial o de cualquier tipo. Cabe recordar, sin embargo, que las conversaciones entre los pilotos del Vuelo 19 fueron escuchadas en la base y que sin embargo, ello no arrojó ninguna luz acerca de lo que le ocurrió. También se están utilizando mecanismos desarrollados durante los vuelos espaciales de la serie Mercurio y en las travesías de los submarinos atómicos, que registran automáticamente la posición y cualquier desviación de un avión o un barco. Existe un nuevo aparato para localizar un avión perdido que se llama baliza «de choque" o "de recuperación». Es un pequeño transmisor de radio capaz de transmitir durante dos o tres días. Se le instala en la cola del aeroplano y es activado por la pérdida del sistema electrónico. Pero, digámoslo una vez más, si los desastres que se producen dentro del Triángulo estuviesen conectados con silencios radiales, cabría suponer que estos nuevos aparatos también se verían neutralizados.

El electromagnetismo y los desperfectos en los instrumentos son fenómenos que se repiten una y otra vez en el misterio que rodea a esta región. El ingeniero electrónico Hugh Auchincloss Brown, autor del libro
Cataclysms of the Earth
(Cataclismos de la Tierra), opina que "existen buenas razones para relacionar estos incidentes con el campo magnético de la Tierra. A lo largo de la historia de nuestro planeta se han manifestado aprehensiones a ese respecto, en diferentes períodos, y tal vez ahora se está desarrollando otra era de cambio en la situación magnética, que tiene como primeras manifestaciones de advertencia ciertos indicios de terremotos magnéticos que ocurren ocasionalmente.

Esto podría explicar las perturbaciones que hacen que los aviones se estrellen y luego desaparezcan, cuando se hunden en aguas profundas. Pero ello no explicaría, naturalmente, las pérdidas de barcos…«. El especialista en electrónica Wilbert B. Smith, que dirigió un proyecto sobre magnetismo y gravedad por encargo del Gobierno canadiense, en 1950, ha sugerido que estos elementos son un factor de importancia en la desaparición de aviones. Dijo que había hallado lugares específicos, a los que calificó de "áreas de alcance reducido», que eran relativamente pequeños (alrededor de 300 metros de diámetro, pero extendidos hacia arriba hasta una altura considerable) y que se caracterizaban por una turbulencia tal, que realmente podían destrozar un avión. Las aeronaves no advertirían de antemano estas zonas de perturbaciones magnéticas y gravitacionales no señaladas en los mapas, hasta que ingresaran a ellas, con resultados fatales. Al comentar la aparente movilidad de estas áreas, Smith escribió:

…No sabemos si estas regiones de alcance reducido se mueven o si sencillamente se desvanecen… Cuando tratamos de localizar algunas de ellas, al cabo de tres o cuatro meses, no pudimos hallar ni señales…

Un vocero de la rama de Búsqueda y Rescate del Centro de operaciones de la Guardia Costera de los Estados Unidos, precisó también la importancia que tenían el magnetismo y la gravedad en las investigaciones:

Francamente, no sabemos lo que ocurre en el llamado Triángulo de las Bermudas. Lo único que cabe, en relación con estas desapariciones inexplicables, es hacer conjeturas.

La Marina está tratando de llegar hasta el fondo del misterio, con un programa llamado Proyecto Magnetismo, en el que se están investigando las perturbaciones atmosféricas y de gravitación electromagnética. Algunos expertos piensan que tales perturbaciones podrían haber sido la causa de la desintegración de aquellos aviones, en 1945. Un barco que navegaba por la zona informó haber visto una gran bola de fuego en el cielo, la que, naturalmente, pudo ser también un choque en el aire. Pero eso es algo bastante desusado cuando se trata de cinco aviones. El hecho es que no tenemos una verdadera opinión acerca de esta materia.

El Séptimo Distrito de la Guardia Costera, que es el más cercano a la zona, en una carta circular a la que ya nos hemos referido, adopta el criterio de que el Triángulo de las Bermudas, o del Diablo, es una zona imaginaria (ver página 36), y ofrece la reconfortante opinión de que muchas de las desapariciones son, sencillamente, una coincidencia. La carta dice:

…El «Triángulo de las Bermudas", o "del Diablo», es una zona imaginaria situada frente a la costa Sudoriental atlántica de los Estados Unidos, muy conocida por la alta incidencia de desapariciones inexplicables de barcos, pequeñas embarcaciones y aviones.

Según las apreciaciones más generalizadas, sus vértices están constituidos por las Bermudas, Miami (Florida) y San Juan de Puerto Rico.

En épocas pasadas, las búsquedas intensivas, pero inútiles, por parte de la Guardia Costera, a que dieron lugar algunos casos de desapariciones notorios, como el de un escuadrón completo de aviones tipo Avenger TBM, poco después de haber despegado en Fort Lauderdale, Florida, o el hundimiento sin dejar rastros del Marine Sulphur Queen, en el Estrecho de Florida, han dado crédito a la creencia popular acerca de los misterios y las cualidades sobrenaturales del «Triángulo de las Bermudas».

Han sido incontables las teorías que se han ofrecido, a través de la historia de esta región, para explicar las numerosas desapariciones. Las más factibles parecen ser aquellas que las atribuyen a fenómenos ambientales y a fallas humanas.

La mayoría de las pérdidas pueden considerarse como debidas a las extraordinarias características de tipo ambiental que presenta la zona. Primero, el «Triángulo del Diablo» es uno de los dos lugares de la tierra en que un compás magnético señala hacia el Norte verdadero. Normalmente indica hacia el norte magnético. La diferencia entre los dos es conocida como variación del compás. El grado de variación cambia hasta 20 grados cuando uno circunnavega la Tierra. Si esta variación o error del compás no es com-pensada, el navegante podría llegar a encontrarse muy alejado de su rumbo y enfrentaría serias dificultades.

Existe una zona llamada «Mar del Diablo" por los marinos japoneses y filipinos que está situada frente a la costa Este de Japón y que también exhibe las mismas características magnéticas. Al igual que el "Triángulo de las Bermudas», es conocida por las misteriosas desapariciones que allí se producen.

Otro factor ambiental es el carácter de la Corriente del Golfo. Es extremadamente veloz y turbulenta y puede borrar rápidamente cualquier evidencia de desastre. Las impredecibles características meteorológicas del Atlántico-Caribe también desempeñan un papel importante. Las repentinas tormentas de truenos y trombas marinas suelen significar a menudo un desastre para pilotos y marinos. Por último, la topografía del fondo del océano varía mucho, desde los extensos bajíos que rodean las islas hasta algunas de las fosas marinas más profundas del mundo. Con la interacción de las poderosas corrientes que se mueven sobre los numerosos arrecifes, la topografía se halla en un flujo permanente y la navegación enfrenta constantemente nuevos accidentes, que se desarrollan con gran velocidad.

Tampoco debe subestimarse el factor fallo humano. Hay una gran cantidad de embarcaciones de placer que navegan por las aguas de la región situada entre la Costa Dorada de la Florida y Las Bahamas. Suelen intentarse muy a menudo travesías con embarcaciones demasiado pequeñas, con un conocimiento insuficiente de los imprevistos que se producen en la zona y falta de pilotaje adecuado.

En pocas palabras, la Guardia Costera no se deja impresionar por las explicaciones sobrenaturales de los desastres que ocurren en el mar. Según nuestra experiencia, las fuerzas combinadas de la Naturaleza y el carácter impredecible del ser humano suelen superar, muchas veces al año, las más ambiciosas narraciones de ciencia ficción…

La carta ofrece, casi inadvertidamente, una pequeña bibliografía en la que el lector encuentra mencionados los artículos de Ivan Sanderson, Leslei Licher, Vincent Gaddis y John Wallace Spencer, como una especie de «contrapeso» respecto de aquellos que creen que el misterio del Triángulo de las Bermudas no tiene una explicación tan sencilla. En el último párrafo de la carta de la Guardia Costera se dice que:

…No conocemos mapa alguno que delinee los límites del Triángulo de las Bermudas… (aunque agrega que) entre los Mapas Acromagnéticos de la Región Costera de los Estados Unidos, H. O. Serie 17507… los números 9 a 15 cubren el «Triángulo de las Bermudas»…

Algunos ejecutivos de líneas aéreas de la región coinciden cautelosamente con la opinión de la Guardia Costera. La señora Athley Gamber, presidenta de la Red Aircraft de Fort Lauderdale, es uno de ellos. Morena, muy atractiva, encantador ejemplo de vital y exitosa ejecutiva, es la viuda de un piloto que desapareció en un vuelo entre Fort Lauderdale y las Bahamas. Ha solido quedarse en el aeropuerto durante muchas operaciones de búsqueda de aviones perdidos y ha tenido motivos y ocasiones de especular acerca de los muchos aviones privados que han desaparecido dentro del Triángulo sin dejar huella.

La señora Gamber, colocada en un verdadero punto de observación de la zona, no cree que haya nada misterioso ni siniestro acerca del Triángulo de las Bermudas. Piensa que la razón de que muchos pilotos no hayan enviado un mensaje de SOS o MAYDAY es «que no tenían idea de que se hallaban en dificultades" y agrega que "en el momento en que se hallan en peores circunstancias, el radar deja de funcionar". Luego acota: "La región se caracteriza por un rápido desarrollo de una baja de presión casi espontánea. Los aviones están construidos para soportar una cierta tensión de carga, más allá de la cual se desintegran". Y agrega: "Estoy convencida de que la naturaleza humana no podrá jamás enfrentarse a los elementos.»

Finalmente, estimó que el error del piloto es responsable de por lo menos el 50 por ciento de las desapariciones y que, de los numerosos aviones privados que se han desvanecido, el 25 por ciento sencillamente se quedó sin gasolina.

Sin embargo, los aviones comerciales, militares y de pasajeros que desaparecen durante itinerarios normales y sometidos a la revisión constante de pilotos experimentados y personal de vuelo, ciertamente no se quedaron sin gasolina, y los aparatos que desaparecieron en grupos no se encontraron todos al mismo tiempo y a la misma presión con perturbaciones o turbulencias de aire claro. Tampoco existe una explicación plausible acerca de la razón por la cual no se han hallado restos de tantas desapariciones, en contraste con lo que ocurre en otras regiones de los océanos y playas del mundo entero, ni de por qué han desaparecido tan abruptamente los aviones del cielo.

Digamos una vez más, que lo que puede ser aplicable a los aviones no lo es a los barcos y si todas las pérdidas aéreas pudiesen hallar una explicación, las desapariciones de barcos en el Triángulo de las Bermudas, seguirían sumidas en el misterio. Los observadores estiman que hay una relación obvia, por lo menos en cuanto a intensidad, entre los dos tipos de pérdidas y cada explicación satisfactoria parece acarrear una o más preguntas adicionales. Algo similar a lo que ocurría con la Hidra, el monstruo de mil cabezas de aquel otro mito, mucho más antiguo, que, según la leyenda griega, apenas se le cortaba una cabeza era capaz de desarrollar otra, lo cual producía gran desazón entre sus adversarios.

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