Selected Writings (Dario, Ruben) (9 page)

BOOK: Selected Writings (Dario, Ruben)
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En la playa he encontrado un caracol de oro
macizo y recamado de las perlas más finas;
Europa le ha tocado con sus manos divinas
cuando cruzó las ondas sobre el celeste toro.
 
He llevado a mis labios el caracol sonoro
y he suscitado el eco de las dianas marinas,
le acerqué a mis oídos y las azules minas
me han contado en voz baja su secreto tesoro.
 
Así la sal me llega de los vientos amargos
que en sus hinchadas velas sintió la nave Argos
cuando amaron los astros el sueño de Jasón;
 
y oigo un rumor de olas y un incógnito acento
y un profundo oleaje y un misterioso viento . . .
(El caracol la forma tiene de un corazón)
[p 1905]
SEASHELL
To Antonio Machado
 
 
On the beach I found a golden seashell.
It was massive and studded with fine pearls.
Europa stroked it with divine fingers
as she rode waves on a celestial bull.
 
With my lips, I played the shell’s melody.
Deep in the azure mines of its whispers,
it told me about its secret treasures
under the echoing sea’s reveille.
 
The salt pervades me in a bitter breeze,
and while the stars blessed Jason’s reveries,
it swelled the Argonaut’s white sails. I start
 
to hear the murmuring waves speak inside
the cryptic winds and the most profound tide . . .
(The shell was formed in the shape of a heart.)
MARINA
Como al fletar mi barca con destino a Citeres
saludara a las olas, contestaron las olas
con un saludo alegre de voces de mujeres.
Y los faros celestes prendían sus farolas,
mientras temblaba el suave crepúsculo violeta.
“Adiós—dije—países que me fuisteis esquivos;
adiós peñascos enemigos del poeta;
adiós costas en donde se secaron las viñas
y cayeron los términos en los bosques de olivos.
Parto para una tierra de rosas y de niñas,
para una isla melodiosa
donde más de una musa me ofrecerá una rosa.”
Mi barca era la misma que condujo a Gautier
y que Verlaine un día para Chipre fletó,
y provenía de
el divino Astillero del divino Watteau.
Y era un celeste mar de ensueño,
y la luna empezaba en su rueca de oro
a hilar los mil hilos de su manto sedeño.
Saludaba mi paso de las brisas el coro
y a dos carrillos daba redondez a las velas.
En mi alma cantaban celestes filomelas,
cuando oí que en la playa sonaba como un grito.
Volví la vista y vi que era una ilusión
que dejara olvidada mi antiguo corazón.
Entonces, fijo del azur en lo infinito,
para olvidar del todo las amarguras viejas,
como Aquiles un día, me tapé las orejas.
Y les dije a las brisas: “Soplad, soplad más fuerte;
soplad hacia las costas de la isla de la Vida.”
Y en la playa quedaba desolada y perdida
una ilusión que aullaba como un perro a la Muerte.
[1898]
SEASCAPE
I embarked on a chartered ship to Cythera,
and I greeted the waves, which answered as they churned
with the welcoming voices of a plethora
of women. And lighthouses lit astral lanterns
while the gentle, gathering dusk turned violet.
I said, “Farewell, countries that once eluded me.
Farewell, cliffs! You are enemies of the poet!
Farewell to the dry coast where the vineyard withers
and the shoreline ends in tree after olive tree.
I’m bound for a land of little girls and flowers,
for an island of melodious tunes
where I’ll be presented with roses by a Muse.”
My ship is the same one that transported Gautier
and also Verlaine to Cyprus once as cargo.
It sailed away
from the sacred Shipyard of the divine Watteau.
And the moon began to ply its distaff of gold
over this great celestial sea of reveries,
spinning thousands of threads to make its silken cloak.
A choir greeted my passage in the marine breeze,
and with two sets of tackle, it made the sails round.
In my soul, celestial nightingales made a sound
that I could hear echoing on shore like a cry.
I turned to look and saw it was an illusion
that my ancient heart had let go and forgotten.
Then, fixed on the infinite azure of the sky,
to erase all the old bitterness in the breeze,
one day I covered my ears like Achilles.
And I said to the wind, “Blow, blow with all your strength.
Send me toward the shoreline of the island of Life.”
And on the sand stood a desolate thing, ghostlike,
abandoned, and howling like a wild dog at Death.
LOS CISNES
A Juan R[amón] Jiménez.
 
 
¿Qué signo haces, oh Cisne, con tu encorvado cuello
al paso de los tristes y errantes soñadores?
¿Por qué tan silencioso de ser blanco y ser bello,
tiránico a las aguas e impasible a las flores?
 
Yo te saludo ahora como en versos latinos
te saludara antaño Publio Ovidio Nasón.
Los mismos ruiseñores cantan los mismos trinos,
y en diferentes lenguas es la misma canción.
 
A vosotros mi lengua no debe ser extraña.
A Garcilaso visteis, acaso, alguna vez . . .
Soy un hijo de América, soy un nieto de España . . .
Quevedo pudo hablaros en verso en Aranjuez . . .
 
Cisnes, los abanicos de vuestras alas frescas
den a las frentes pálidas sus caricias más puras
y alejen vuestras blancas figuras pintorescas
de nuestras mentes tristes las ideas obscuras.
 
Brumas septentrionales nos llenan de tristezas,
se mueren nuestras rosas, se agostan nuestras palmas,
casi no hay ilusiones para nuestras cabezas,
y somos los mendigos de nuestras pobres almas.
THE SWANS
To Juan R[amón] Jiménez
 
 
What sign do you form, oh, Swan, with the curve of your
neck’s shape
when the wandering dreamers who are filled with grief pass
by?
Why is it you are silent, white, lovely in this landscape,
a tyrant to these waters, heartless to these flowers? Why?
 
I give you my greetings now as if these lines were Latin
and I were Ovid, greeting you in verse from years long past.
Because the same nightingales have one song they imagine
and in whatever language their songs are always steadfast.
 
For you, the language I speak is not, I think, so foreign,
since you met Garcilaso, perhaps, in another time.
America is my father, but I’m a grandson of Spain.
In Aranjuez, Quevedo addressed words to you that rhyme.
 
Swans, let your spreading wings be like fans to stir a
breeze
to caress pale foreheads with fingers that are cool and kind.
And help us, with the whiteness of your picturesque bodies,
to distance the dark ideas from every sorrowful mind.
 
The mist from the northern realms fills us with such great
sadness.
Our roses wither and rot, the palms we cared for are dry.
Hardly any illusions are left to nourish and bless
our heads, since we’re but paupers with poor souls until we
die.
Nos predican la guerra con águilas feroces, gerifaltes de antaño revienen a los puños,
mas no brillan las glorias de las antiguas hoces,
ni hay Rodrigos ni Jaimes, ni hay Alfonsos ni Nuños.
 
Faltos del alimento que dan las grandes cosas,
¿qué haremos los poetas sino buscar tus lagos?
A falta de laureles son muy dulces las rosas,
y a falta de victorias busquemos los halagos.
 
La América Española como la España entera
fija está en el Oriente de su fatal destino;
yo interrogo a la Esfinge que el porvenir espera
con la interrogación de tu cuello divino.
 
¿Seremos entregados a los bárbaros fieros?
¿Tantos millones de hombres hablaremos inglés?
¿Ya no hay nobles hidalgos ni bravos caballeros?
¿Callaremos ahora para llorar después?
 
He lanzado mi grito, Cisnes, entre vosotros,
que habéis sido los fieles en la desilusión,
mientras siento una fuga de americanos potros
y el estertor postrero de un caduco león . . .
 
. . . Y un Cisne negro dijo: “La noche anuncia el día”.
Y uno blanco: “¡La aurora es inmortal, la aurora
es inmortal!” ¡Oh tierras de sol y de armonía,
aun guarda la Esperanza la caja de Pandora!
[p 1905]
People say we’ll be at war with the eagles that are fierce,
hawks from another era will come to dispute our space,
but no former glory shines on our sickles from past years,
no men like Rodrigo, James, Alphonse, or Nuño these days.
 
Since there is no sustenance for poets in some great thing,
what are we supposed to do, except try to find your lakes?
There are no laurels for us, though roses are consoling.
Rather than seek victories, let’s content ourselves with praise.
 
Hispanic America and Spain as a whole country
are fixed on the origin of their fatal destiny.
I am questioning the Sphinx about what it can foresee
with the question mark of your neck, asking the air for me.
 
Are we to be overrun by the cruel barbarian?
Is it our fate that millions of us will speak in English?
Are there no fierce shining knights, no valiant noblemen?
Shall we keep our silence now, to weep later in anguish?
 
Swans, now you have heard my cry echo in your company
because you have been faithful in my disillusionment,
while I watch the skittish colts of Latin America flee,
and the death throes of a Spanish lion whose life is spent.
 
And a black Swan said: “The night heralds the dawn that will
come.”
And a white one added: “The sunrise will always abide,
always!” Oh, people from the lands of harmony and sun,
rest assured, Pandora’s box safely carries Hope inside.
LEDA
El cisne en la sombra parece de nieve;
su pico es de ámbar, del alba al trasluz;
el suave crepúsculo que pasa tan breve
las cándidas alas sonrosa de luz.
 
Y luego, en las ondas del lago azulado,
después que la aurora perdió su arrebol,
las alas tendidas y el cuello enarcado,
el cisne es de plata, bañado de sol.
 
Tal es, cuando esponja las plumas de seda,
olímpico pájaro herido de amor,
y viola en las linfas sonoras a Leda,
buscando su pico los labios en flor.
 
Suspira la bella desnuda y vencida,
y en tanto que al aire sus quejas se van,
del fondo verdoso de fronda tupida
chispean turbados los ojos de Pan.
[1892]
LEDA
The swan composed of snow floats in shadow,
amber beak translucent in the last light.
The white and innocent wings in the glow
of the short-lived dusk are rose tipped and bright.
 
And then, on ripples of the clear blue lake,
when the crimson dawn is over and done,
the swan spreads his wings and lets his neck make
an arch, silver and burnished by the sun.
 
Grand, as he ruffles his silken feathers,
this bird from Olympus bearing love’s wound,
ravishing Leda in roiling waters,
thrusting at petals of her sex in bloom . . .
 
When at last her sobbing is heard no more,
the stripped, mastered beauty lets out a sigh.
From the tangled green rushes by the shore,
sparkle-eyed Pan watches, and wonders why.
A GOYA
Poderoso visionario,
raro ingenio temerario,
por ti enciendo mi incensario.
 
Por ti, cuya gran paleta,
caprichosa, brusca, inquieta,
debe amar todo poeta;
 
por tus lóbregas visiones,
tus blancas irradiaciones,
tus negros y bermellones;
 
por tus colores dantescos,
por tus majos pintorescos,
y las glorias de tus frescos.
 
Porque entra en tu gran tesoro
el diestro que mata al toro,
la niña de rizos de oro,
 
y con el bravo torero,
el infante, el caballero,
la mantilla y el pandero.
 
Tu loca mano dibuja
la silueta de la bruja
que en la sombra se arrebuja,
 
y aprende una abracadabra
del diablo patas de cabra
que hace una mueca macabra.
TO GOYA
Rare and daring man of genius
with your visions of the endless,
for you I light fragrant incense.
 
To the greatness of your palette
that’s capricious, brash, incited,
and beloved by every poet;
 
to the darkness in your visions,
to your whitened emanations,
to your black and your vermilions.
 
From you all Dante’s colors flow.
From you, lovely human forms glow.
From you, glorious frescoes.
 
Because, within your plentiful
brush lie the killer of the bulls
and the girl with her golden curls,
 
and with those valiant bullfighters
are knights-errant, and the King’s heirs,
black shawls, and tambourine players.
 
And with one crazy hand you sketch
the grim silhouette of a witch
concealing herself in a ditch,
 
and you show the way to cast a spell
of split goat hoofs and the devil
whose smile rises straight out of hell.
Musa soberbia y confusa,
ángel, espectro, medusa:
tal aparece tu musa.
 
Tu pincel asombra, hechiza,
ya en sus claros electriza,
ya en sus sombras sinfoniza;
 
con las manolas amables,
los reyes, los miserables,
o los Cristos lamentables.
 
En tu claroscuro brilla
la luz muerta y amarilla
de la horrenda pesadilla,
 
o hace encender tu pincel
los rojos labios de miel
o la sangre del clavel.
 
Tienen ojos asesinos
en sus semblantes divinos
tus ángeles femeninos.

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