Read Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky Volumen II Online
Authors: Maurice Nicoll
Tags: #Autoayuda, #Esoterismo, #Psicología
Antes de leer esta disertación, me permitiré recordarles que las ideas tienen verdadera existencia. ¿Cuáles son las fuerzas más poderosas que obran en este momento? Las ideas, y el encuentro de las ideas. Ahora bien, las ideas del Trabajo son tales que si se tiene algo capaz de recibirlas, empiezan a obrar sobre uno mismo. La psicología moderna no enseña la diferencia que hay entre ciertas ideas, ni tampoco comprende la realidad de las ideas. La psicología antigua y la medieval, como dijo el Sr. Ouspensy, la comprendían mejor. Pero ciertas ideas requieren una larga preparación para ser asimiladas correctamente, incluso la
idea
de Amo, o de "Yo" real, o de Voluntad Real. Primero se exige estudiar una enseñanza definida. Cada idea es una delicada máquina factible de actuar equivocadamente si es mal manejada. Por ejemplo, la Falsa Personalidad. El torpe manejo de una idea puede resultar en una explosión. Asimismo, cuando el razonamiento, la comprensión formatoria, el nivel literal y lógico están equivocados pueden destruir las ideas o convertirlas en una cosa peligrosa. Algunas ideas llegan hasta las honduras del alma y dejan allí un rastro, aun en los primeros años de la vida. Pero pueden dejar un rastro
equivocado.
Todo el Trabajo estriba en preparar a la gente para la recepción de influencias superiores y más sutiles, es decir, ideas. El conocimiento de estas ideas ha de convertirse en el propio conocimiento, si se desea realmente el Trabajo. Durante mucho tiempo es preciso estudiar el Trabajo, esforzarse, pensarlo y sustentarlo con las partes más genuinas de uno mismo. Entonces se discierne que se está
internamente
en contacto con sus ideas.
Es preciso pensar todos los días sobre la identificación, y en qué forma está obrando sobre uno mismo en este mismo minuto. No es una palabra. Es una actividad psíquica, muy agotadora, que tiene lugar continuamente, y contra la cual, según dice el Trabajo, se debe luchar incesantemente. Nos hace perder energía. Si tuviéramos la certeza de que hay otro mundo mejor y lo hubiésemos visto, no nos dejaríamos sumergir a tal punto por los eventos de éste. Si supiéramos que estamos en un país extraño y peligroso, obraríamos con el mayor cuidado. ¿No sería acaso maravilloso tener esa certeza? Pero nuestro conocimiento y certidumbre estarían protegidos contra la identificación por nuestra manera de encarar todas las cosas y todas las personas.
Puesto que el Centro Emocional tiene en sí el centro de gravedad de la Voluntad (véase el diagrama), es comprensible que la identificación no nos lleve a ponernos en contacto con la Voluntad Real o el Amo. Nos han dicho que sólo conocemos el sentimiento emocional de estar identificados con todo y con todos. El Centro Emocional está empapado de identificación. No se debe a que nos identificamos meramente con nuestras emociones negativas, sino con todas las emociones que tenemos. Por medio de esa identificación, que a veces adopta la forma de una incesante sensación de congoja y ansiedad, se impide el correcto obrar del Centro Emocional, se pierde continuamente energía, se establece un mal funcionamiento de la química interior y se producen conexiones equivocadas entre los centros. Estamos bajo el poder de todas las cosas con las cuales nos identificamos. Pero si tuviéramos una Voluntad Real, si el Cochero
oyera
la voz y obedeciese a ese Amo de quien el Trabajo dice que está sentado en el Carruaje, ya no estaríamos más bajo el poder de las cosas con las cuales nos identificamos, sino bajo otro poder, que no tiene nada que ver con el estar identificado. Repito, nada que ver con el estar identificado, porque cuando estamos identificados somos, por así decirlo, sordos. Por ejemplo, no se puede
oír
el Trabajo cuando se está identificado. Obedecer al Amo equivale a obedecer al Trabajo. Obedecer al Trabajo equivale a tener Voluntad. El Trabajo nos recuerda no identificarnos, primero con nosotros mismos. Supongamos que intentemos hacerlo, luego de examinar lo que significa esta orden. Una pequeña parte de nosotros despierta a las influencias del Trabajo. Claro está, esto no es el "Yo" Real: son unos pocos "Yoes" que se pueden comparar a la etapa llamada Mayordomo- Delegado.
Amo - "Yo" Real - Voluntad Real
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Mayordomo
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Mayordomo-Delegado
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Los muchos "Yoes" de la personalidad
Supongamos ahora que vemos más profundamente lo que esto significa por medio de nuestra lucha contra la identificación contra nosotros mismos y la razón que nos sustenta. Luego ya no se trata de obedecer a una voz de mando proveniente del exterior, una verdad que penetró por los sentidos externos, puesto que se la comprende mejor desde el interior. Se empieza a percibir la excelencia del Trabajo. Este establece una conexión interior y entonces se está bajo las influencias más profundas del Trabajo, esto es, las que provienen de una posición más elevada en el Rayo y por esto son percibidas más internamente. El Rayo es interno. Esta es la relación del Amo y del Mayordomo. Primero, el Mayordomo: él representa la percepción interior más profunda, no es externo. Comprende por sí mismo. Su estado se asemeja a aquel que mencioné al principio. Sabe que hay un mejor nivel, que es preciso andar con cuidado. La etapa llamada Mayordomo-Delegado no lo sabe. Para el Delegado el Trabajo siempre proviene del exterior, como una cosa que se enseña, que se anota, una cosa que se le ordena hacer sin que él vea internamente su excelencia.
Si creemos que no hay otra cosa —ningún estado superior, ni otros significados, ni otros niveles, ni otro discernimiento y comprensión, ni una nueva manera de tomar la vida, ni otra clase de gentes, ni tampoco otros niveles en el Universo excepto el de esta Tierra— ¿cómo podremos dejar de identificarnos con todo lo que vemos? ¿Cómo y por qué habríamos de quitar la fuerza de la identificación al Recuerdo de Sí? Se ha dicho que para recordarse a sí mismo es preciso tener el sentido de algo superior a sí mismo. El Recuerdo de Sí es el elevarse uno mismo a otra serie de influencias. Sin embargo, pocas veces se lo entiende, porque la gente sólo está interesada en la vida. Empero, les basta examinar la vida y llegar a sus propias conclusiones. El Trabajo se inicia en la mente, no en la Voluntad. ¿Han intentado alguna vez examinar la vida según las ideas del Trabajo? Todas las personas de esta época se dan cuenta de que la vida no es lo que esperaban. Sí, ¿pero no han empezado a ver la vida según las ideas de Trabajo? El Trabajo no es muy alentador para con la vida y para lo que imaginamos de ella y de nosotros mismos, pero sugiere la posibilidad de ir en otra dirección. Esta es una cosa muy importante y es preciso comprenderla. Si este Trabajo se refiriese al logro de un mayor y vano éxito en la vida, no veo muy bien cómo podría seguir siendo lo que es, pues sólo trata de ponernos bajo nuevas influencias, bajo una nueva fuerza neutralizante, diferente de la fuerza neutralizante de la vida. ¿Hablamos acaso sobre la manera de llegar a ser más popular, de conseguir más dinero, de lograr más poder? Según mi modo de ver el Trabajo no sigue este rumbo. ¿Acaso el Trabajo lo sigue? Algunas personas entienden las extrañas instrucciones del Trabajo desde el primer momento, otras lo ven gradualmente, y hay otras que nunca comprenden de qué diablos trata el Trabajo y sólo se aferran a él creyendo que puede reportarles ventajas personales. La idea fundamental del Trabajo radica en nuevas influencias y en ponerse en contacto con ellas. Si no hubiera influencias, el Trabajo no tendría objeto alguno. Sería mera insensatez. No obstante, el Trabajo se refiere a una cosa real, porque las influencias superiores existen y el ponerse en contacto con ellas depende de un cambio
interior
— no un cambio imitado o fingido. Es imposible engañar al Trabajo.
En el obrar de la Voluntad mucho depende de la propia comprensión y de ver de dónde procede cualquier voluntad momentánea. Digamos que alguien desea tener Voluntad, en un sentido real, y supongamos que ignora todo sobre si mismo. Será la "propia voluntad" o la "voluntad de sí" o empecinamiento —alguna forma de salirse con la suya en sus tratos con la vida o con otras personas. Le será imposible tener una Voluntad Real mientras siga ese rumbo —el de tener más poder, más posesiones. Esta no es la dirección que lleva a la Voluntad Real. No puede obrar en esta dirección porque la Voluntad Real ignora todo del mundo externo. Este es el secreto. Proviene del triángulo superior que es un mero punto en el inferior.
La Voluntad Real está en la parte superior del Diagrama de Amo, Mayordomo, Mayordomo- Delegado y los muchos 'Yoes'. Se refiere al Amo y al Mayordomo. Se refiere a
otra cosa.
No tiene nada que ver con el cigarrillo, o el sueño, o el ejercicio, ni siquiera con otra persona, por más que se la ame. La Voluntad Real se refiere al Trabajo y no a las cosas de este mundo, no a las cosas y a las gentes captables por vía de los sentidos.
Así ven que cuando las ideas del Trabajo y su significación penetran en el hombre y empiezan a tocar su comprensión emocional, es más probable que éste sienta vestigios del 'Yo' Real que una persona que toma el Trabajo externamente, como una cosa a la que hay que prestar atención o que se intenta hacer porque otros lo han dicho así. En este último caso no puede haber Voluntad porque la Voluntad Real está en lo profundo del Ser y no en la superficie. Cuando pensamos profundamente, nos movemos interiormente hacia las divisiones de los centros emocional e intelectual. Cada vez que nos movemos interiormente el significado se acrecienta. Como se dijo, es ascender en el sentido del Rayo. Como saben, la densidad de vibraciones se incrementa al elevarse por el Rayo. Donde había una, ahora hay un millón. Ahora bien, la Voluntad Real no puede tropezar con los toscos significados con los cuales ordinariamente vivimos ni tampoco puede ser negativa en el sentido de no hacer meramente nada. Donde antes veíamos una sola cosa, vemos por medio de la observación de sí, por la sinceridad interior y por un arduo pensamiento centenares de significados. Además, cuando creíamos saber, vemos que no sabíamos nada. ¿Qué es la experiencia? ¿No es acaso un comprobar que no se conoce, no negativamente, sino porque se ven mucho más cosas que antes? Esto parece una pérdida pero no lo es. Internamente se siente uno liberado. ¿Cómo podría entrar otra cosa, y cómo en verdad podría entrar el 'Yo' Real cuando se está herméticamente encerrado en las propias estrechas ideas que para tantos constituyen una tumba?
Esta noche estudiaremos la Ley de Siete o Ley de Octava. Como saben, el supremo ejemplo nos lo da el Rayo de Creación que nos muestra los diferentes niveles o notas:
Do, Si, La,
etc., descendiendo hasta
Re,
que en nuestro caso representa la parte más minúscula y no desarrollada —es decir, la Luna. Con arreglo a la Ley de Octava las notas de la octava descendente incluyen cada vez más leyes, y viceversa. La parte está bajo más leyes que el todo. La Luna está bajo
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leyes u órdenes de leyes, la Tierra bajo
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leyes, y el
Do
de la cúspide, el Absoluto, no está bajo ley alguna salvo las leyes de su propia unidad. De esto se infiere que cuanto más baja está una cosa en la Octava bajo más leyes está —esto es, la Voluntad del Absoluto no nos llega directamente sino en la forma de
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órdenes de leyes que producen en sus diversas combinaciones las condiciones de nuestra vida.
Ahora bien, una organización o un organismo cualquiera está construido con arreglo a la Ley de Tres y la Ley de Siete de la misma manera que el Universo, que es un vasto organismo. Tomemos la Vida Orgánica que es un organismo que se extiende como una delgada película sobre la Tierra para recibir y transmitir influencias desde el Sol y las Galaxias. El Hombre es un organismo dentro de la Vida Orgánica. Es una diminuta parte, una diminuta célula, en el cuerpo de la Vida Orgánica, y se lo puede comparar con una célula del cerebro en nuestro cuerpo. Construyamos una octava entre la Vida Orgánica y el Hombre. El Sr. Ouspensky nos pidió una vez que reflexionáramos sobre este particular y al mismo tiempo construyó la octava en la forma siguiente:
Do Vida Orgánica
—
Si Humanidad
La La Raza Blanca