Diáspora (19 page)

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Authors: Greg Egan

BOOK: Diáspora
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—No podemos salvar a nadie, Yatima. No podemos ayudar a nadie.

—¿No? ¿Qué has estado haciendo durante los últimos veinte años? ¿
Malgastar el tiempo
?

Inoshiro agitó la cabeza, como si la pregunta careciese de sentido.

Yatima sintió desconcierto.

—¡Tú fuiste el que me sacaba de las Minas, el que me arrastraba al mundo! Y ahora Carter-Zimmerman va a salir al mundo para intentar evitar que lo que le pasó a los carnosos nos pase a nosotros. Si no te importan las hipotéticas civilizaciones alienígenas, ¡debe preocuparte la Coalición!

Inoshiro dijo;

—Siento una gran compasión por todos los seres vivos. Pero no hay nada que hacer. Siempre habrá sufrimiento. Siempre habrá muerte.

—Oh, ¿te oyes hablar?
¡Siempre! ¡Siempre!
¡Suenas como aquel replicador de ácido fosfórico que freiste cerca de Atlanta! —Yatima se volvió, buscando la tranquilidad. Sabía que Inoshiro había sentido más profundamente la muerte de los carnosos que il. Quizá debería haber esperado antes de sacar el tema; quizá fuese irrespetuoso para con los muertos hablar tan pronto de la posibilidad de abandonar la Tierra.

Pero ya era demasiado tarde. Debía terminar lo que había venido a decir.

—Voy a emigrar a Carter-Zimmerman. Lo que hacen allí tiene sentido y quiero participar.

Inoshiro asintió despreocupadamente.

—Entonces te deseo bien.

—¿Eso es todo? ¿Buena suerte y
bon voyage
? —Yatima intentó leer su expresión facial, pero Inoshiro le miraba con la inocencia de un psicoblasto—. ¿Qué te ha pasado? ¿Qué te has hecho?

Inoshiro sonrió beatíficamente y levantó las manos. En el centro de cada palma floreció una flor de loto, la dos emitiendo idénticas etiquetas de referencia. Yatima vaciló para luego seguir el olor.

Era un viejo punto de vista, enterrado en la biblioteca Ashton-Laval, copiado nueve siglos atrás de uno de los antiguos replicadores meméticos que habían infestado a los carnosos. Imponía un paquete herméticamente sellado de creencias sobre la naturaleza del yo y la futilidad de la resistencia... incluyendo renuncias explícitas a cualquier forma de razonamiento que pudiese destacar los fallos de las creencias fundamentales.

El análisis con una herramienta estándar confirmó que el punto de vista era universalmente reafirmante. Una vez ejecutado, no podías cambiar de opinión. Una vez ejecutado, nadie te podía convencer de lo contrario.

Yatima dijo sin emoción:

—Te hacía con mayor inteligencia. Te hacía más resistente. —Pero cuando Lacerta dañó a Inoshiro, ¿qué podría haber hecho que hubiese cambiado las cosas? ¿Qué podría haber hecho innecesario ese anestésico que disolvía todo lo que il había sido?

Inoshiro rió.

—Entonces, ¿qué soy ahora? ¿Lo bastante sabio para mostrarme débil? ¿O lo bastante fuerte para hacer el idiota?

—Lo que ahora eres... —No podía decirlo.

Lo que ahora eres no es Inoshiro
.

Yatima se quedó inmóvil, sintiendo la náusea de la pena, y también furia e indefensión. Ya no estaba en el mundo carnoso; no tenía una bala de nanoware que pudiese disparar a ese cuerpo imaginario. Inoshiro había tomado su decisión, destruyendo su antiguo yo y creando uno nuevo para seguir los dictados de un meme antiguo, y nadie tenía el derecho de cuestionar la decisión y menos aun tenía poder para revertiría.

Yatima alargó la mano hacia el panorama y arrugó el satélite para formar una bola retorcida de metal que flotó entre ellos, dejando sólo la Tierra y las estrellas. Luego volvió a alargar la mano, agarrando el cielo, invirtiéndolo y comprimiéndolo para formar una esfera luminosa en la palma de su mano.

—Todavía puedes abandonar Konishi. —Yatima hizo que la esfera emitiese la dirección del portal a Carter-Zimmerman y se la ofreció a Inoshiro—. Independientemente de lo que hayas hecho, todavía te queda esa elección.

Inoshiro dijo suavemente:

—No es para mí, Huérfano. Te deseo lo mejor, pero he visto suficiente.

Desapareció.

Durante mucho tiempo Yatima flotó en la oscuridad, llorando por la última víctima de Lacerta.

Luego lanzó el puñado de estrellas a toda velocidad por el vacío del espacio y lo siguió.

El conceptorio observó al huertano moverse hacía el portal, dejando atrás la polis Konishi, Al tener acceso a los datos públicos, conocía las experiencias recientes del huérfano; también sabía que otro ciudadano Konishi las había compartido y no había escogido igual. Al conceptorio no le interesaba esparcir los modeladores Konishi a lo largo y ancho, como genes replicadores; su meta era hacer un uso eficiente de los recursos de la polis para enriquecer a la propia polis.

No había forma de probar la relación causa y efecto, ninguna forma de estar seguros de que alguno de los modeladores imitantes del huérfano era realmente el responsable. Pero el conceptorio estaba programado para errar por exceso de cautela. Marcó los viejos valores no mutados de los campos modificados del huérfano como los únicos códigos válidos, rechazando todas las alternativas como peligrosas y derrochadoras de recursos: no se debían probar de nuevo.

Tercera Parte
 

Paolo dijo con decisión:

—A continuación viene la Fragua. Tú ayudaste a diseñarla, ¿no es así?

—Yo no diría tanto. Tuve una pequeña participación.

Paolo sonrió.

—El éxito tiene mil padres, pero el fracaso es huérfano.

Yatima hizo un gesto de exasperación.

—La Fragua no fue un fracaso. Pero los Transmutadores no querrán saber de mi excelsa contribución a los métodos analíticos en los modelos relativistas del plasma de electrones.

—¿No? Bien, yo nunca me moví en ese circulo, así que lo que les contemos será cosa tuya.

Yatima reflexionó.

—Conocí a las dos personas realmente importantes. — Sonrió—. Podrías decir que es una historia de amor.

—¿Blanca y Gabriel?

—Quizá debería haber dicho «triángulo».

Paolo sintió confusión.

—¿Quién más estaba implicado?

—No la llegué a conocer. Pero supongo que es fácil deducir a quién me refiero.

7. El legado de Kozuch

POLIS CARTER-ZIMMERMAN, TIERRA

24 667 274 153 236 TEC

10de diciembre 3015, 3:49:10,390 TU

Gabriel le pidió a la biblioteca Carter-Zimmerman que le mostrase todos los planes conocidos para construir un agujero de gusano transitable. Era un problema que se había estudiado mucho antes de que la tecnología necesaria estuviese ni remotamente al alcance, tanto como ejercicio en física teórica como por un intento de conocerlas posibilidades de civilizaciones futuras. Habría parecido un acto de ingratitud, así como una forma de malgastar recursos, desechar los frutos de esa labor antigua y empezar desde cero, así que Gabriel se ofreció voluntario para examinar todas las máquinas y métodos propuestos en el pasado y seleccionar los diez candidatos más prometedores para realizar un posterior estudio de viabilidad.

De inmediato, la biblioteca construyó un panorama índice con 3.017 planos diferentes, dispuestos en un árbol evolutivo conceptual que se extendía durante cientos de kilodeltas por el vacío imaginario del panorama. Gabriel quedó conmocionado durante un momento; había sido consciente del número, pero la historia visible de ese tema seguía siendo una vista intimidante. La gente llevaba casi un milenio considerando la posibilidad de los viajes a través de agujeros de gusano; más tiempo aún, si se contaban los primeros diseños fundamentados en la Relatividad General clásica, pero el campo había florecido de veras con la llegada de la Teoría de Kozuch.

En la Teoría de Kozuch, los agujeros de gusanos estaban por todas partes. Incluso el vacío, examinado al nivel de la longitud de Planck-Wheeler de diez elevando a menos treinta y cinco metros, era una espuma de agujeros de gusano de corta vida. Ya en 1955, John Wheeler había propuesto que el espacio-tiempo aparentemente liso de la Relatividad General resultaría ser a esa escala un laberinto enmarañado de agujeros de gusano cuánticos. Pero fue otra idea de Wheeler —formulada finalmente cien años después, con éxito espectacular, por Renata Kozuch— la que había transformado esos agujeros de gusano, inicialmente curiosidades arcanas por siempre más allá del límite de lo detectable, convirtiéndolos en las estructuras más importantes de la física.
Las propias partículas elementales no eran más que las bocas de los agujeros de gusano
. Los electrones, quarks, neutrinos, fotones, bosones W-Z, gravitones y gluones no eran más que las bocas de versiones de larga vida de los efímeros agujeros de gusano del vacío.

Kozuch había trabajado durante más de veinte años para refinar esta hipótesis, reuniendo resultados sugestivos pero parciales de docenas de otras especialidades, canibalizándolo todo, desde las redes de espín de Penrose a las dimensiones extras plegadas de la teoría de cuerdas. Al incluir seis dimensiones submicroscópicas junto con las cuatro habituales del espacio-tiempo, había demostrado cómo agujeros de gusano con diferentes topologías podían explicar las propiedades de todas las partículas conocidas. Nadie había observado directamente un agujero de gusano Kozuch-Wheeler, pero después de sobrevivir a mil años de pruebas experimentales en general se aceptaba el modelo, no sólo como la mejor herramienta para la mayoría de los cálculos práctico, sino como la expresión definitiva del orden subyacente al mundo físico.

Gabriel había aprendido la teoría de Kozuch en el útero, y siempre le había parecido la imagen disponible más profunda y clara de la realidad. La
masa
de una partícula era una consecuencia de la disrupción que ésta provocaba en cierta clase de agujeros de gusano del vacío: los que tenían gravitones virtuales a ambos extremos. Alterar el patrón habitual de conexiones entre esos agujeros de gusano hacia que el espacio-tiempo fuese efectivamente curvo, de forma similar a cómo un cambio en el tejido de un cesto podia hacer que la superficie se doblase uniendo hebras paralelas. También creaba algunas hebras sueltas: otros agujeros de gusano extraídos del vacío por efecto del «tejido más apretado«allí donde el espacio-tiempo era curvo, provocando tanto la radiación de Hawking de los agujeros negro y la todavía más débil radiación Unruh de los objetos normales.

Carga, color y sabor
surgían de efectos similares, pero con fotones, gluones y bosones W-Z virtuales como bocas de los agujeros de gusano del vacío implicados en el proceso, y las seis dimensiones enrolladas, para las que los gravitones eran impermeables, desempeñaban ahora una tarea muy importante. El
espín
media la presencia de cierto tipo de giro extra-dimensional en la boca del agujero de gusano; cada medio giro contribuía con media unidad al espin. Los
fermiones
, partículas como el electrón con un número impar de medios giros, poseían agujeros de gusano que se retorcían sobre sí mismos como cintas; si se rotaba 360 grados un electrón, su agujero de gusano ganaba o perdía un giro, con consecuencias mensurables. Los
bosones
, como el fotón, poseíangiros completos en sus bocas, pero una rotación de 360 gados les dejaba inalterados porque los kinks de sus agujeros de gusano se cancelaban por sí mismos. Un bosón solitario podía «enlazarsea sí mismo», una única abertura para el agujero de gusano que se plegaba sobre si misma, o cualquier número de bosones idénticos podían compartir un agujero de gusano. Los fermiones siempre se conectaban en números pares; el caso más simple era una partícula en un extremo de un agujero de gusano con su antipartícula en el otro.

Bajo las condiciones extremas de curvatura del espacio-tiempo en los primeros momentos del universo, un número incontable de agujeros de gusano del vacío fueron «extraídos del tejido» para tener una existencia más tangible. La mayoría habían formado pares de partícula-antipartícula como electrones y positrones, pero más inusualmente formaron combinaciones menos simétricas, como un electrón en un extremo de un agujero de gusano que se dividía en tres hacia un triplete de quarks, lo que dejaba un protón al otro lado.

Tal era el origen de toda la materia. Por pura casualidad, el vacío había producido ligeramente más agujeros electrón-protones que sus equivalentes de antimateria —positrones enlazados con antiprotones— antes de expandirse y enfriarse hasta de cesar la producción de partículas. Sin ese pequeño exceso aleatorio, todos los electrones y protones habrían sido aniquilados por sus correspondientes antipartículas, y el universo estaría compuesto exclusivamente de un fondo de microondas, reverberando a través del espacio vacío.

La propia Kozuch había señalado en 2059 que si esta versión de la cosmología del Big Bang era correcta, entonces todos los electrones supervivientes estarían enlazados con un protón situado en algún lugar. Se podían fabricar a voluntad agujeros de gusano nuevos con extremos conocidos, simplemente creando pares de electrones y positrones, pero los
agujeros de gusano existentes
ya atravesaban todo el espacio interestelar. Después de veinte mil millones de años vagando por un universo en evolución y expansión, muchas partículas extraídas juntas del vacío habrían acabado a miles de años luz de distancia. Lo más probable era que cualquier gota de agua de la Tierra contuviese portales a cada uno de los cientos de miles de millones de estrellas de la galaxia, y algunos que llegarían incluso más lejos.

El problema era que nada en el universo podía pasar por la boca del agujero de gusano de una partícula elemental. Todas las partículas conocidas poseían una única unidad cuántica de área superficial, y la probabilidad de que una de ellas pasase por el agujero de gusano de otra era exactamente cero.

El problema no era insuperable. Cuando chocaban un electrón y un positrón, sus agujeros de gusano se unían de un extremo a otro, haciendo que las dos bocas en colisión desapareciesen. En ese caso se producían dos fotones de rayos gamma. Pero si se lograban unir los agujeros de gusano no electrón con positrón sino de extremo electrón a extremo electrón, la energía que normalmente se perdía como rayos gamma quedaba atrapada y hacía que el nuevo agujero de gusano empalmado se ensanchase.

Lograr tal unión exigiría cantidades modestas de energía — dos gigajulios, lo suficiente para fundir un bloque de hielo de seis toneladas— en un volumen tan pequeño con respecto a ese bloque de hielo como un átomo era pequeño en comparación con el universo. Sólo las partículas elementales podrían atravesar los agujeros de gusano producidos por un empalme electrón-electrón, pero empalmando algunos miles de millones lo ensancharía aún más, en lugar de alargarlo, lo que permitiría el paso de una nanomáquina modestamente sofisticada.

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