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Authors: Fernando Pessoa

Tags: #Relato, #Cuentos

El banquero anarquista (7 page)

BOOK: El banquero anarquista
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—Nací, como le dije, de gente pobre. Entre padre y madre, hijos, y la mujer y el hijo de uno de ellos, éramos once en casa. Sólo cinco de nosotros trabajábamos: mi padre, yo y dos hermanos míos, pues los otros eran pequeños, y mi cuñada, que era costurera. Me estoy refiriendo, es claro, a la época en que comencé a volverme anarquista. (Incliné la cabeza). Con sólo cuatro trabajando, y ninguno ganando más que lo suficiente para alimentarse y vestirse decentemente sólo a sí mismo, puede ud. calcular cómo se vivía, se comía y se vestía en aquella casa. Pues era así que vivíamos, yo y la familia, cuando comencé a tener cabeza para pensar*.

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7
2
D—
9
]

[Mixto]

—No comprendo. ¿Sin diferencia entre los propios trabajadores? ¿Usted quería que un aprendiz ganase tanto como un oficial, o un tipo que trabaja diez horas gane tanto como uno que trabaja siete?

* Texto que podría eventualmente sustituir la parte del diálogo del banquero que comienza por "Oiga. Yo nací del pueblo… " (p. 6).

—No es eso. Yo era tipógrafo. Y sabía que cualquiera de los oficiales de peluquero del negocio al lado de la tipográfica ganaba más que yo, por lo menos en ese momento, y sin contar propinas. No comprendía, dentro o fuera del sistema burgués, en qué el trabajo de un tipógrafo tenía menos valor, social o humano, que el trabajo de un peluquero. Ni entendía por qué es que, en buena ley, yo, tipógrafo, tenía que ganar más, porque lo ganaba, que un cavador de zanjas. Bien sé que económicamente eso se explica fácilmente; pero económicamente es lo que me sublevaba. Una economía que producía esos resultados era, para mí, y todavía lo es, una injusticia y una tiranía.

—Los obreros no siempre ven ese aspecto de la cuestión. Quiero decir, no siempre llevan el espíritu de observación hasta ese punto.

—Bien sé, pero lo llevé yo. Estúpido nunca fui, gracias a Di…, gracias a no sé qué…

Sonreímos ambos.

—Yo comprendí, es claro, que todo eso eran defectos del sistema burgués; que no era por culpa del peluquero que yo ganaba menos, ni por mi culpa que el cavador ganaba menos que yo. El sistema burgués, en sus distintos engranajes, protegía al peluquero más que a mí, y a mí más que al cavador. El mismo sistema que protegía a la modista más que a mi cuñada costurera, a mi patrón más que a mí, y al agricultor más que al peón de campo…

"Colmado de pensar todos los días —todos los días y todas las noches— en estas injusticias, me volví un profundo sublevado. Tampoco era fácil pensar en otra cosa. Era suficiente despertar para oír las lamentaciones de mi madre y las quejas de mi padre —casa donde no hay pan, mi viejo…—, era suficiente sentarme a la mesa para encontrar argumentos, desde las mismas quejas y trifulcas hasta lo que había encima de la mesa, lo que había para cinco y tenía que alcanzar para once… Era suficiente esto y todo lo demás… Era suficiente el tener que andar casi siempre con una camisa que en el mejor caso estaba medio rota y en el peor sucia, o tener que pasar un invierno entero sin que hubiera manera de conseguir un sobretodo, a no ser que dejase de dar el dinero en casa y hacerme pasar hambre no sólo a mí sino también a los otros, que no tenían culpa. Por fin, todo esto, y todo esto todos los días… *

[27
2
D-10]

[Mec.]

—El ideal del anarquista es la libertad, la igualdad por la libertad, y la fraternidad por la igualdad en la libertad. Fíjese bien: lo que hay de igualdad en el sistema anarquista no acompaña a la libertad, proviene de ella. Para que pueda haber un sistema intermedio entre el sistema burgués y el anarquismo, y para que por él se pase suavemente hacia el anarquismo, ese sistema intermedio

* Como se puede ver, el diálogo del interlocutor del banquero no continúa ninguno de sus diálogos en la versión de 1922, por lo que se debe conjeturar que otro nuevo texto, del que éste sería a su vez la continuación, se perdió o ni llegó a ser pasado por escrito.

tiene que contener más libertad que el sistema burgués. Si no fuera así, no es un paso hacia el anarquismo, sino una simple sustitución del sistema burgués por ora cosa, o equivalente, si no hay acrecentamiento de libertad, o peor, si hay decrecimiento. Sustituir el sistema burgués por un sistema equivalente es tomarnos el trabajo de realizar esfuerzos, y tal vez hasta de derramar sangre y causar angustia, para quedar exactamente en lo mismo. Es como si gastáramos dinero y trabajo para mudarnos de una casa que queda lejos del Bajo, porque queda lejos del Bajo, a otra casa, del otro lado de la ciudad e igualmente lejos del Bajo.

"Pero lo peor es que no apareció todavía ningún sistema que pueda ser considerado intermedio entre el capitalismo y el anarquismo, que no sólo sea superior en materia de libertad al capitalismo, sino que siquiera le sea equivalente. El socialismo y el comunismo se basan en la idea de igualdad, despreciando la de libertad. Son peores tiranías que el sistema burgués que, al menos, basándose en el individualismo, siempre se basa en una cosa que envuelve en germen la libertad. El socialismo y el comunismo vuelven al Estado omnipotente, y a los hombres iguales bajo ese monstruoso Rey Absoluto, que ni siquiera tiene cuerpo para que podamos matarlo. Con el socialismo y el comunismo el burgués pierde y el trabajador no gana.

El burgués se vuelve esclavo, lo que no era; el obrero, quedando igual al burgués, continúa siendo, con otro dueño, el esclavo que era. En el sistema burgués, un trabajador siempre podía, por trabajo o suerte, o cualquier otra razón, conseguir dinero, ir ascendiendo, hasta alcanzar un cierto grado de libertad, aquella libertad que el dinero puede dar. En el régimen socialista o comunista, no hay esperanza. Es la perfecta realización del infierno sobre la Tierra, y en el Infierno, por lo que parece, son todos iguales.

"Ya ve ud., que yo no podía aceptar el socialismo o el comunismo, en cualquiera de las distintas formas de uno y de otro, como pasos hacia el anarquismo, por la simple razón de que ir hacia atrás no es el método más simple de ir hacia adelante. El hecho, mi viejo, es que socialismo y comunismo son regímenes de odio y, dígase en elogio de la humanidad, los regímenes de odio no pueden durar.

—Regímenes de odio, ¿cómo?

—El objetivo del socialismo y del comunismo no es elevar al trabajador sino rebajar al burgués. El trabajador queda en la misma, si no peor, como ya le dije. Lo que el burgués pierde, el obrero no lo gana. El anarquismo, por el contrario, es un régimen de amor, y nadie quiere oprimir a quien ama.

[27
2
D-11 y dorso]

[Mixto]

—Está bien, comprendo. ¿Pero no habría otro tipo de sistema intermedio, realmente intermedio, entre el capitalismo y el anarquismo?

—Si lo hay, no lo conozco. Pero ud. verá, en el transcurso de mi exposición, que no veo necesidad de tal sistema… Vamos ahora al otro caso, el de, poniendo de lado al anarquismo por inviable o provisoriamente inviable, admitir un sistema anticapitalista menos radical que el anarquismo, pero con viabilidad o viabilidad inmediata o cercana. El socialismo y el comunismo, ya le mostré que no sirven; y si no sirven como sistemas de transición, mucho menos sirven (¡caramba!, da frío pensar en eso) como sistemas definitivos. De modo que lo que resta por examinar es si el anarquismo será viable, o si será viable en un tiempo relativamente cercano.

"Comencemos por dejar de lado esa historia de lo "relativamente cercano". Lo que queremos es el bien de la humanidad, por la libertad: lo que queremos es trabajar para establecer el sistema que le dará ese bien. Hasta aquí está en nuestra mano. No está en nuestra mano, sino en la operación de las leyes naturales, el determinar la hora en que ese objetivo se realice. Por consiguiente, lo que tenemos que examinar es si es viable el sistema anarquista.

"Comencemos por definir lo que viene a ser eso de viabilidad. No se entiende evidentemente, en el caso del anarquismo, su viabilidad en nuestro tiempo, con estas costumbres y maneras —maneras de actuar, de sentir y de pensar—, todas producto del sistema burgués. Eso equivaldría a preguntar si el anarquismo es viable dentro del sistema burgués. Se trata de saber si el anarquismo no contraría la naturaleza humana. Si no la contraría, es viable; si es viable, algún día, si permanentemente trabajamos por él, él ha de llegar.

"La naturaleza humana se compone de dos elementos: los instintos naturales, como el de conservación y el sexual, y los instintos sociales, que se resumen en esto: en tener, con todos los otros hombres, una aspiración común. Tener, con todos los hombres, una aspiración común es —notará ud—. la base del sentimiento religioso —dando al término, es claro, su sentido lato—, que es el más alto sentimiento humano, el de la fraternidad en un ideal común.

"Cuando los hombres se vayan convenciendo de que la libertad es el supremo bien, y de que sólo en la libertad podemos ser iguales y amarnos como hermanos, porque lo seremos, el ideal anarquista habrá alcanzado el estadio religioso. Ahora, cuando un ideal o una aspiración alcanza el estadio religioso fatalmente vence, como lo prueba la historia de todas las religiones; y fatalmente vence porque se encuentra de acuerdo con lo que es, al mismo tiempo, el más alto y el más profundo, el más humano y el más puro de los sentimientos humanos, porque se encuentra, en suma, de acuerdo con la humanidad en sí misma, con la humanidad entera. "¿Se duda de que ese convencimiento se pueda dar, por gradualmente que sea, en todos los hombres? ¿Por qué? El propio sistema capitalista, porque es individualista, muestra la conveniencia y la belleza de la libertad, y porque es opresor, muestra su necesidad y la necesidad de remover las injusticias que la oprimen. ¿Les llevará tiempo a los hombres alcanzar ese convencimiento? Sin duda. Pero porque el convencimiento está de acuerdo con la propia naturaleza humana, puede llegar; como está de acuerdo con el instinto religioso, que traduce la aspiración en acción, puede vencer; como es estimulado, positiva y negativamente, por el régimen social en que vivimos, tiene con qué alimentarse y poderse formar. De acuerdo así con la naturaleza humana fundamental, pues no le impide ningún instinto natural, y de acuerdo también con la naturaleza humana superior, pues se adapta con su espíritu religioso, el anarquismo es enteramente viable.

Se detuvo un momento en lo que ya era un discurso. Estaba un tanto cansado. Señaló con un dedo la copa, mirando hacia el criado. Éste la llenó de coñac. Rehusé con la cabeza que llenara la mía. El banquero bebió de un trago. Pensó un poco. Se me ocurrió una objeción y la expuse.

—Ud. dice que si una aspiración social alcanza el estadio religioso, forzosamente vence, y me citó la historia de todas las religiones. Acepto el argumento, pero le hago notar lo siguiente: cualquier religión, después de vencer, ¿impuso realmente, o conservó realmente, la aspiración que la había formado? Fíjese en el cristianismo. Alcanzó el estadio religioso, venció, es verdad. ¿Pero lo que se realizó fue cristiano? ¿La civilización cristiana estuvo y está de acuerdo con los principios cristianos? ¿La paz, el amor entre los hombres, la caridad, la castidad, todo eso que está en el cristianismo, a ud. le parece que ha sido muy sobresaliente en la vida de la civilización cristiana?

—No me parece. Y presumo que ud. quiere decir que, alcanzando el anarquismo el estadio religioso, y realizándose de esa manera, malogrará, al realizarse, sus propios principios y aspiraciones exactamente como el cristianismo, en su realización malogró los suyos.

—De eso se trata.

—Pero, mi amigo, el cristianismo se malogró al realizarse porque es una religión antinatural, antinatural porque contraría casi todos los instintos humanos, y antinatural porque es sobrenatural. Y lo sobrenatural es antinatural de dos maneras: porque es sobrenatural, y porque sobre lo sobrenatural, que es invisible e inverificable, es imposible obtener la creencia y el acuerdo de todos los hombres. ¿A ud. no le parece más fácil que nosotros dos coincidamos en que este coñac es bueno, porque lo podemos probar, que en la idea que nos hagamos de la cara del francés que lo fabricó? Pues es mucho más fácil, mucho más natural y mucho más Q conseguir que los hombres aspiren a la libertad, que saben lo que es, que a un cielo o a un Dios del que no pueden tener en verdad idea alguna. Por otro lado, yo cité el hecho histórico de que siempre haya vencido una aspiración cuando alcanza el estadio religioso, simplemente para probar la viabilidad del anarquismo cuando alcance ese estadio. No comparé al anarquismo con ninguna religión, ni podría compararlo. El anarquismo es la irreligión natural, puesta por la Naturaleza en el corazón de los hombres. Empleo las frases religiosas, ud. entiende, pero les pongo un signo menos. Y así está claro.

—Si ud. hubiera dicho "el estadio místico", en lugar de "el estadio religioso", yo no hubiera hecho objeción alguna.

—Es verdad. Tiene ud. mucha razón. De hecho es eso lo que yo debería haber dicho. ¿Pero ud. comprende, no es verdad?

—Ahora, perfectamente*1.

[27
2
D-12]

[Mixto]

No tenía escrúpulos. ¿Por qué había de tener escrúpulos? ¿Cómo puede tener escrúpulos quien está trabajando por la liberación de la humanidad?

Casi tuve ganas de reír, pero mi risa murió antes de pensar en nacer
14
. El banquero hablaba calurosamente y con evidente sinceridad.

Y en un gesto aún triunfal pidió la cuenta.

—Un colegio de jesuitas. Un jesuita debería retorcerse de rabia de ver cómo allí se realizó en serio la tal historia de, ¿cómo es que se llama?…, del perínde ac cadáver. Los jesuitas, al menos, tienen la excusa del Otro Mundo. Los comunistas, hijo, son los jesuitas sin excusa. Hay intelectuales, profesores, estudiantes avanzados, y otras personas así que son socialistas y comunistas… Y ésos, en general, ni son de la tal "gente humilde" ni pasaron hambre ni… —Ahora deje eso, hombre, deje eso. ¿Usted considera que yo, yo que sé cómo se forma, cómo se forma en serio, un sublevado, usted considera que yo creo en la sinceridad de esos mierdas? Si un tipo cree en una cosa como el comunismo o el anarquismo sin haber pasado por lo que yo pasé Que uno u otro se considere sincero, está bien: también hay mucha gente que se considera inteligente y no lo es, y que se considera buena y no lo es, y que se considera bonita y no lo es. ¡Bromas, mi amigo! Hay que pasar por cosas que a uno lo sublevan para llegar a ser un sublevado. No siendo así, sólo siendo un santo, porque sólo un santo puede tener, sólo por el corazón y sin que sea por la experiencia, amor a la humanidad.

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