Read Historia del Antiguo Egipto Online
Authors: Ian Shaw & Stan Hendrickx & Pierre Vermeersch & Beatrix Midant-Reynes & Kathryn Bard & Jaromir Malek & Stephen Seidlmayer & Gae Callender & Janine Bourriau & Betsy Brian & Jacobus Van Dijk & John Taylor & Alan Lloyd & David Peacock
Tags: #Historia
También resulta interesante que Amenhotep III llamara a su propio complejo palacial «El brillante Atón» y utilizara sellos donde se puede leer «Nembaatra [su prenomen] es el brillante Atón». Evidentemente, los sellos son documentos económicos y, como tales, pueden referirse al propio complejo palacial; por lo tanto, podían estar pensados para leerse como «El brillante Atón de Nebmaatra». Lo que sí es cierto es que, con anterioridad al reinado de Amenhotep IV/Akhenaton, la asociación de Atón con Amenhotep III está bien establecida en los documentos de su época.
Por ahora resulta imposible probar o rechazar el argumento de Johnson. No hay estelas o estatuas dedicadas con certeza a Amenhotep III como una deidad principal de Egipto estando vivo y mucho menos de él como Atón. La deificación de Ramsés II, unos cien años después, vino acompañada por un significativo número de edificios, tanto reales como privados, que identificaban al dios Ramsés en varios lugares de culto dentro del mismo Egipto. Estos monumentos datan del reinado del propio Ramsés y no se refieren al rey como «amado de la deidad X» (como se hace en muchos monumentos de Amenhotep III). Nombran a Ramsés como el dios y le muestran recibiendo ofrendas, por lo general como una estatua. No existe nada semejante de Amenhotep III en Egipto, y los ejemplos que más se parecen a los monumentos ofrecidos a los dioses no pueden ser asignados con seguridad al período de vida del rey. Una estela de Amarna muestra a Amenhotep y a Tiye recibiendo ofrendas de comida bañados por los rayos de Atón. Si bien esto puede ser considerado como un punto en contra de la tesis de Johnson de que Amenhotep III era Atón, quizá resulte significativo que proceda de los últimos años del reinado de Akhenaton. Lo cierto es que plantea la cuestión de si el rey y la reina seguían vivos o de si la estela, perteneciente al santuario de una casa particular, veneraba a la difunta pareja real buscando su intercesión. Este tipo de estelas votivas ofrecidas a los reyes difuntos fueron habituales en las casas de Deir el Medina, tanto antes como después del Período Amárnico.
Nuestra incapacidad para determinar si Amenhotep III y su hijo Amenhotep IV/Akhenaton gobernaron como corregentes durante un período de tiempo apreciable supone un gran problema. Si esta propuesta (apoyada por la tesis de Johnson) pudiera ser demostrada, entonces los objetos fabricados durante el reinado de Akhenaton en los que se venera a Amenhotep III se puede considerar que lo hacen como una deidad viva, pero no necesariamente como Atón. Las corregencias son lo bastante raras en el Antiguo Egipto como para que los especialistas no estén seguros de que posean rasgos característicos (véanse los capítulos 1,7 y 10). Tras años de debate seguimos sin estar cerca de haber solucionado la cuestión de la corregencia o de la deificación de Amenhotep III como Atón. En cualquier caso, no estaría fuera de lugar sugerir que Amenhotep estaría complacido al saber que, 3.350 años después de su muerte, sigue siendo difícil afirmar si reinó como un dios viviente o sencillamente se esforzó por dar esa impresión.
Sería adecuado describir las numerosas construcciones de Amenhotep III como un programa constructivo, puesto que desarrolló y amplió los cultos de varias localidades, entre ellas Amada (para Amón y Ra-Horakhty), Karnak (el Templo Oriental para el dios sol y su propio edificio de la fiesta) y Hermópolis. No obstante, tuvo más importancia que su impacto en Karnak fuera temático, dejándonos la espectacular imagen de un faraón guerrero cuyas victorias honraron a la vez al propio rey y al dios Amón. Las regiones geográficas que conquistó aparecen como cautivas del dios para la eternidad, y el rey reclama orgulloso el favor de Amón cuando construye su templo de la fiesta, conocido como «Efectivo de monumentos»; un lugar de culto que eclipsó a los de sus predecesores en Karnak. La divinidad de Amenhotep III tal cual la diseñó para la eternidad le describe como el «mejor entre iguales», refiriéndose a los anteriores reyes de Egipto. Esta divinidad le brindó acceso al consejo de divinidades supremas y, como tal, compartía el barco solar con Ra y fue conducido delante de Amón.
El programa constructivo de Amenhotep III le concedió los medios para diseñarse una divinidad eterna que llegó mucho más allá de la visión de Tutmosis III. En él se identifica de forma sistemática con las deidades nacionales, no con sus predecesores regios, y, en algunas ocasiones, se representa a sí mismo como sustituto de los dioses principales. Por otra parte, sus edificios ofrecen un énfasis desconocido hasta entonces en la teología solar, de tal modo que durante el reinado de Amenhotep III los cultos de Nekhbet, Amón, Thoth y Horus-khenty-khety, por ejemplo, fueron muy solarizados. Tendencias visibles en la literatura funeraria de la XVIII Dinastía revelan que los ciclos del sol y su potencial para la fertilidad o la hambruna se manifestaban tanto en el mundo como en el soberano; pero los monumentos y objetos del remado de Amenhotep III pueden haber difundido la noción más ampliamente. Es imposible determinar si los intelectuales de la época influyeron en la iconografía real o si se les pidió que la formularan.
Amenhotep construyó varios templos o santuarios en Nubia: Quban, Wadi el Sebua, Sedeinga, Soleb y la isla de Tabo. Encontramos elementos constructivos o estelas con su nombre en Amada, Aniba, Buhen, Mirgissa y Gebel Barkal (en este último caso quizá reutihzados). En diversos lugares hay estatuas o escarabeos con su nombre, entre ellos Gebel Barkal y Kawa, mientras que la mayoría de las estatuas proceden de otros lugares, sobre todo de Soleb. En Egipto propiamente dicho, el rey construyó un santuario en Elefantina (en la actualidad destruido) y completó una capilla en Elkab, probablemente erigida en parte por su padre. Unos veinte kilómetros al sur de Tebas, Amenhotep III construyó un templo en Sumenu, sede de un culto al dios cocodrilo Sobek. Si bien el templo propiamente hablando se muestra esquivo a los arqueólogos, desde la década de 1960 se han encontrado numerosos objetos pertenecientes al mismo, además del cementerio asociado a su ciudad.
Actualmente, donde mejor se ve la tendencia hacia el colosalismo de Amenhotep III es en Tebas. Los Colosos de Memnón son las inmensas imágenes de cuarcita de Amenhotep que protegían el primer pilono de su templo funerario (el más grande de los de este tipo que se conoce del Antiguo Egipto). Dentro del mismo se han encontrado más fragmentos de estatuas colosales que en ningún otro recinto sagrado egipcio. Sus edificios en la orilla oriental de Tebas incluyen una serie de construcciones en los templos de Karnak y Tebas, que fue completamente reconstruido.
La tumba de Amenhotep III, la KV 22, se excavó en un
wadi
occidental del Valle de los Reyes, alejada de las tumbas anteriores. Las excavaciones llevadas a cabo por un equipo japonés durante la década de 1990 han permitido trazar cuidadosamente el plano de esta notable tumba, bellamente terminada. El cuerpo de Amenhotep III (o una momia con esa etiqueta) fue encontrado en la tumba de Amenhotep II (KV 35).
En la orilla occidental de Tebas, al sur del inmenso templo funerario del rey, se encontraba su gigantesco palacio «El brillante Atón», conocido en la actualidad como Malkata, según el nombre egipcio del cercano Valle de las Reinas. Todavía más al sur, en Kom el Samak, el rey construyó un pabellón del jubileo a base de ladrillos de adobe pintados. Un expedición japonesa excavó y documentó cuidadosamente este edificio, destruido en la actualidad. Cerca del complejo de Malkata se encuentra el gran puerto que Amenhotep III creó para utilizar durante la construcción y la habitación del palacio. A comienzos de la década de 1970, David O'Connor y Barry Kemp, que también estudió el palacio de Malkata, investigaron el puerto de Birket Habu. En la década de 1980 un equipo japonés trabajó en el palacio.
Amenhotep se mostró particularmente activo en el Egipto Medio, si bien es poco lo que queda de sus templos en Hebenu y Hermópolis. Al norte, lo único que se conserva del gran templo del rey «Nebmaatra Unido con Ptah» son algunos bloques de cuarcita marrón con decoración en relieve. En el vestíbulo del Museo de El Cairo podemos ver unas colosales estatuas de cuarcita del dios Ptah, de las cuales se apropió después Ramsés II, que probablemente procedan del templo menfita de Amenhotep III. En la década de 1990, la Egypt Exploration Society y W. Raymond Johnson investigaron los bloques de caliza de un pequeño templo de Amenhotep III reutilizado por Ramsés II. El interés del rey en Menfis queda demostrado también por su asociación con el primer enterramiento conocido de un toro Apis en el Serapeo, por intermediación de su hijo Tutmosis, el gran sacerdote de Ptah. Elementos constructivos en Bubastis, Athribis, Letópolis y Heliópolis atestiguan el interés del rey en el delta oriental. En Athribis el confidente del rey, Amenhotep, hijo de Hapu, supervisó la construcción de un templo.
El trabajo de Amenhotep III en Karnak, Luxor y su templo funerario revela su interés por subrayar la identificación regia con el dios sol. Tras completar los monumentos de su padre, Tutmosis IV, cambió el aspecto del templo de Karnak. En un momento indeterminado de su reinado, los obreros de Amenhotep III desmantelaron el patio con peristilo de delante del Cuarto Pilono y los santuarios a él asociados, los cuales utilizó como relleno de un nuevo pilono, el Tercero, en el eje este-oeste. Se creó así una nueva entrada al templo, erigiéndose dos filas de columnas papiriformes en el centro del nuevo patio así formado. También comenzó la construcción del Décimo Pilono en el extremo sur de Karnak, cambiando ligeramente su orientación respecto a la del Séptimo y Octavo, para que condujera a la nueva entrada del recinto de la diosa Mut, para la cual también pudo haber comenzado o construido un templo. Equilibrando el complejo del templo sur había un nuevo edificio, situado al norte de Karnak central; se trataba de un santuario para la diosa Maat. Tanto Mut como Maat pueden representar el ojo solar de Ra, su agente en el mundo. David O'Connor ha observado que la oposición norte-sur se corresponde con posiciones celestes y terrestres, un hecho que concuerda bien con los papeles divinos interpretados por Maat y Mut respectivamente. Los rituales y ofrendas brindados por Amenhotep III pudieron haberse diseñado para demostrar, gracias a sus templos e inscripciones, su capacidad para crear estabilidad en el mundo, al igual que hace el dios sol. Relieves tallados con mucha profundidad, procedentes de un granero de Karnak, muestran al rey con toda una elaborada parafernalia, coronado por múltiples discos solares y con el faldellín y el cuerpo adornados con imaginería solar. Además, el rostro del rey es infantil y su cuerpo más grueso y con el pecho más corto que en la mayoría de los relieves del templo. Se trata de un rejuvenecido Amenhotep III, que también exhibe la iconografía del jubileo con elaborados elementos divinos y, sobre todo, solares.
La construcción del templo de Luxor realizada por Amenhotep III pudo llevarse a cabo en varias etapas. Reemplazó el anterior edificio tutmósida con un templo de arenisca que celebraba la renovación de la realeza divina durante la fiesta de Opet y añadió una habitación de nacimiento, donde se cuenta que el faraón nació de la unión de Amón-Ra con su «madre real», Mutemwiya. Por último, completó el templo con un nuevo lugar de culto para Amón de
Ipet resy
, o Luxor.
La inclinación de Amenhotep III por los dramas rituales se vio todavía más monumentalizada en su templo funerario, que albergaba grandes cantidades de estatuas colosales y de tamaño natural, tanto de deidades conocidas como de otras desconocidas, dotadas frecuentemente de cuerpos humanos con cabezas de animal. Estas estatuas eran de los dioses del jubileo y también una representación tridimensional de un calendario astronómico para garantizar que el año de la fiesta fuera propicio. Los rituales comenzaban en Tebas con una letanía para satisfacer a Sekhmet, el ojo solar de Ra, a la que seguía en el templo del rey en Sudán, en Soleb, la propiciación ritual del deificado Nebmaatra, el ojo lunar de Ra. Tras esta secuencia ceremonial, el jubileo comenzaba de verdad.
Tiye fue la mujer más influyente del reinado de Amenhotep III y sobrevivió a su esposo durante al menos algunos años. Era tan importante para él que no sólo aparece junto al soberano en los muros del templo de Soleb y el de Tebas occidental, acompañándolo en las festividades del jubileo, sino que fue deificada en su propio templo en Sedeinga, en la Alta Nubia, convirtiéndose en parte del programa solar real. Como ojo solar de Ra en Sudán, se habría reunido con la deidad Nebmaatra para regresar a Egipto y restaurar el orden («maat») del mundo. Un papel que no representó fue el de «esposa del dios Amón», lo cual explica la escasez de monumentos suyos en Karnak y Luxor. Sólo aparece en un pequeño santuario en Karnak, usurpado posteriormente por Tutankhamon, y en ninguno en Luxor.
Tras la muerte de Amenhotep III, el rey de Mitanni,Tushratta, escribió a Tiye pidiéndole que le recordara a su hijo Amenhotep IV/Akhenaton la estrecha relación que existía entre él y Amenhotep III. Es posible que tras su fallecimiento la reina fuera primero enterrada en Amarna y luego trasladada a la KV 22 o la KV 55, o a ambas.Tiye dio a luz a Satamon, Henuttaneb, Nebetiah e Isis, los cuales aparecen en estatuas y objetos de pequeño tamaño asociados a la pareja real. Satamon fue la más encumbrada de las hijas de Tiye y, en la tumba de Yuya y Tuya (KV 46), se encontraron sillas con su nombre. Ostentó el título de «gran esposa real» a la vez que Tiye, mientras que las otras hijas eran llamadas «esposa del rey» o «consorte del rey». El papel económico y rehgioso del matrimonio del rey (este último especialmente importante durante el reinado de Amenhotep III) con sus propias hijas se ha tratado en diversas ocasiones a lo largo del capítulo y se remonta al comienzo de la dinastía. Al hacer que su esposa e hija(s) lo acompañaran en sus monumentos, Amenhotep fomentaba la imagen del dios sol acompañado de la diosa madre (Nekhbet, Nut, Isis) y las hijas de Ra (Hathor, Maat.Tefnut). En cuanto a las cuestiones prácticas, el rey aumentó sus propiedades al no consentir el matrimonio de sus hijas con hombres no pertenecientes a la realeza y casándose él mismo con ricas herederas. Pidió y recibió como esposa a una princesa babilonia y también se desposó con dos princesas mitannias (una de las cuales, Taduhepa, llegada a Egipto con el tiempo justo para convertirse en viuda, se casó después con Amenhotep IV).