La estancia azul (30 page)

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Authors: Jeffery Deaver

Tags: #Intriga, policíaco

BOOK: La estancia azul
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Valleyman: cuya alta traición le había destrozado la vida a Phate y había hecho pedazos la Gran Ingeniería Social. Y quien seguía vivo sólo porque Phate no se había propuesto asesinarlo.

—Oye, tío Irv, ¿cómo es que nos hemos parado aquí? ¿Es que le pasa algo al coche?

Miró al chaval, sintió el cuchillo en su pantalón. Echó un vistazo a la carretera desierta.

—Bueno, Sammy, ¿sabes qué?, creo que sí le pasa algo. ¿Por qué no le echas una ojeada?

—¿Yo?

—Sí.

—Pero no sé qué hacer.

—Mira si tenemos una rueda baja —sugirió un educado tío Irv.

—Vale. ¿Qué rueda?

—La derecha trasera.

El crío miró hacia la izquierda. Phate señaló hacia el otro lado.

—Oye, vale, ésa. ¿Y qué busco?

—Bueno, ¿qué buscarían los Animorphs?

—No sé. Si tiene un clavo o algo así.

—Eso está bien. ¿Por qué no vas a mirar si tiene un clavo?

—Vale.

Phate le quitó el cinturón al niño.

Se inclinó sobre Sammy para abrirle la puerta.

—Lo puedo hacer yo solo —dijo el niño, desafiante—. Tú no tienes que hacerlo.

—Vale —dijo Phate. Y encendió el motor, revolucionándolo. La puerta se cerró de golpe y las ruedas rociaron a Sammy con polvo y gravilla. Empezó a gritar: «Espera, tío Irv….

Phate aceleró y salió derrapando por la autovía a gran velocidad.

El lloriqueante niño corrió tras él, pero quedó oscurecido por la gran nube de humo que habían levantado las ruedas. Por su parte, Phate había dejado de pensar en Sammy desde el mismo momento en que la puerta se había cerrado.

Capítulo 00010111 / Veintitrés

Renegade334:
Triple–X, soy yo otra vez. Quiero hablar Contigo. NBS
.

—Las siglas están en inglés y significan
No bullshit
, sin tonterías —le explicó Patricia Nolan a Frank Bishop mientras observaban la pantalla de ordenador que quedaba enfrente de Wyatt Gillette.

Nolan había llegado hacía unos minutos desde su hotel, mientras Gillette había salido lanzado hacia la terminal. Lo había rondado como si pensara darle un abrazo de buenos días. Pero había advertido que él se hallaba totalmente concentrado y había preferido no hacerlo. Así que había acercado una silla y se había sentado cerca de la pantalla. Tony Mott también estaba cerca. Bob Shelton había llamado a Frank Bishop para decirle que su mujer estaba enferma y que llegaría tarde.

Gillette tecleó otro mensaje y dio a
Return
.

Renegade334:
¿Estás ahí? Quiero hablar
.

—¡Venga! —se dio ánimos Gillette—. Venga, hombre, habla conmigo.

Triple–X:
Hoy tecleas muy bien. Por no hablar de la gramática y de la ortografía. BTW
[3]
, he despegado desde una plataforma anónima en Europa. No puedes rastrearme
.

Renegade334:
Ni siquiera lo intentamos. Siento lo de ayer. Lo de engañarte. Andábamos desesperados. Te estay pidiendo ayuda.

Triple–X:
¿Quién eres?

Renegade334:
¿Has oído hablar de los
Knights of Access?

Triple–X:
TODO EL MUNDO ha oído hablar de los KOA. ¿Quieres decir que estabas en la banda?

Renegade334:
Soy Valleyman.

Triple–X:
¿Tú Valleyman? NFW.


No fucking way
, y una puta mierda —tradujo esta vez Tony Mott a Bishop.

Se abrió la puerta de la UCC y entraron Stephen Miller y Linda Sánchez. Bishop les explicó lo que sucedía.

—Me está poniendo a prueba —dijo Gillette—. Seguro que ha oído hablar a Phate de los
hackeos
de los KOA y quiere ver si sé lo que ocurrió.

Renegade334:
Fort Meade
.

Fort Meade, en Maryland, era la sede de la Agencia Nacional de Seguridad (la NSA) y tenía en un solo emplazamiento más superordenadores de los que había en cualquier lugar del mundo. Y también contaba con la más férrea seguridad de todas las instalaciones gubernamentales del país.

—¡Dios mío! —susurró Tony Mott—. ¿Entraste en Meade?

Gillette se encogió de hombros:

—Sólo en la conexión a Internet, no en las cajas negras.

Triple–X:
¿Cómo lograste pasar los
firewalls?

Renegade334:
Oímos que la NSR estaba instalando un nuevo sistema. Lo hicimos por la falla del
sendmail
de Unix. Una vez que habían instalado la máquina, teníamos tres minutos antes de que cargaran el patch para arreglar el programa, así es como entramos.

La famosa falla del sendmail era un error en la primera versión de Unix que más tarde arreglaron, y que permitía enviar cierto tipo de correo electrónico al usuario raíz (el administrador del sistema) que en ocasiones capacitaba al emisor del correo para tomar el control del directorio del ordenador.

Triple–X:
Tío, eres todo un wizard. Todo el mundo ha oído hablar sobre ti. Pensaba que estabas en la cárcel.

Renegade334:
Y lo estoy. Tengo la condicional. Pero no te buscan a ti.

—Por favor, por favor…—susurraba Mott—. No huyas.

Triple–X:
¿Qué es lo que quieres?

Renegade334:
Estamos tratando de encontrar a Phate–Jon Holloway
.

Triple–X:
¿Para qué lo quieres?

Gillette miró a Bishop, quien le hizo una seña de que siguiera adelante.

Renegade334:
Está matando gente.

Otra pausa. Gillette estuvo tecleando mensajes invisibles en el aire durante treinta segundos antes de recibir respuesta.

Triple–X:
Había oído rumores. Está usando ese programa suyo, Trapdoor, para perseguir a la gente, ¿no?

Renegade334:
Eso mismo.

Triple–X:
SABIA que lo usaría para hacer daño. Ese tío es un puto loco Kbrón.

Gillette pensó que para esas últimas siglas no hacía falta ninguna traducción.

Triple–X:
Qué quieres que haga?

Renegade334:
Que nos ayudes a encontrarlo.

Triple–X:
IDTS.

—Seguro que significa
I don't think so
: no lo creo.

—Así es, jefe —dijo Patricia Nolan—. Ya estás aprendiendo la jerga —Gillette se dio cuenta de que Bishop ya había recibido el trato que antes correspondía a Anderson, el de «jefe».

Renegade334:
Necesitamos ayuda.

Triple–X:
No tienes ni idea de lo peligroso que es este hijo de puta. Es un psicópata. Vendrá por mí.

Renegade334:
Cambia tu nombre de usuario y la identificación de tu sistema.

Triple–X:
LTW.

—Éste se traduce así: «Como si eso fuera a servir de algo» —dijo Nolan a Bishop.

Triple–X:
Me encontraría en diez minutos.

Renegade334:
Pues no te conectes a la red hasta que lo hayamos atrapado.

Triple–X:
¿Cuando hacías
hacking
hubo un solo día en que no te conectaras a la red?

Ahí Gillette se detuvo. Y luego escribió:

Renegade334:
No.

Triple–X:
¿Y quieres que yo arriesgue mi vida y no pueda conectarme porque no podéis encontrar a ese imbécil?

Renegade334:
Está ASESINANDO a civiles.

Triple–X:
Podría estar observándonos ahora mismo. Podría tener Trapdoor en tu ordenador. O en el mío. Podría estar viendo todo lo que escribimos.

Renegade334:
No, no es así. Si estuviera aquí yo lo sentiría. Y tú también podrías sentirlo. Tienes ese don, ¿no?

Triple–X:
Cierto.

Renegade334:
Sabemos que le gustan las cuestiones de snuff y las fotos de escena del crimen. ¿Tienes algo que él te haya enviado?

Triple–X:
No, la borré toda. No quería tener nada que me uniera a él.

Renegade334:
¿Conoces a Shawn?

Triple–X:
Sólo sé que anda con Phate. Corre el rumor de que Phate no habría sido capaz de escribir el Trapdoor sin la ayuda de Shawn.

Renegade334:
¿También es un wizard?

Triple–X:
Es lo que he oído. Y también que da MIEDO.

Renegade334:
¿Dónde está Shawn?

Triple–X:
Creo que anda por la zona de la bahía. Pero eso es todo lo que sé.

Renegade334:
¿Estás seguro de que es un hombre?

Triple–X:
No, pero ¿cuántas hackers con faldas conoces?

Renegade334:
¿Nos ayudarás? Necesitamos la verdadera dirección de e–mail de Phate, la dirección de Internet, las páginas web que visita, los archivos que se sube en HTP, cosas así.

—Triple–X no quiere contactarnos on–line. Es demasiado peligroso. Ni tampoco aquí —se volvió hacia Bishop y dijo—: Dame el número de tu móvil.

Bishop se lo dio y Gillette se lo transmitió a su interlocutor, quien no pareció haberlo visto, y sólo escribió:

Triple–X:
Voy a desconectar. Hemos hablado demasiado. Pensaré en eso.

Renegade334:
Necesitamos tu ayuda. Por favor

Triple–X:
Eso es extraño.

Renegade334:
¿Qué?

Triple–X:
Es la primera vez que veo que un hacker escribe «por favor».

La conexión acabó aquí.

* * *

Una vez que Phate había descubierto que Gillette estaba ayudando a la policía a encontrarlo y había dejado al pequeño Animorph llorando en un arcén de la carretera, salió disparado hacia el almacén que tenía alquilado cerca de San José. Llegó a las once en punto de la mañana y el tiempo era frío y desapacible.

Cuando jugaba su versión del juego
Access
en el Mundo Real solía viajar a una ciudad distinta y allí montar una casa durante un tiempo, pero este almacén era, más o menos, su residencia permanente, donde guardaba todo lo que tenía alguna importancia para él.

Sí, mil años más tarde, los arqueólogos se decidieran a cavar entre capas y capas de tierra y arcilla y acabaran hallando este lugar polvoriento y lleno de telarañas, creerían haber descubierto un templo dedicado a la primitiva era de la informática, un hallazgo tan significativo como la exhumación de la tumba del faraón Tutankamón por parte del explorador Howard Carter.

Aquí, en esta estancia fría, vacua (se trataba de un corral de dinosaurios abandonado) estaban todos los tesoros de Phate. Un ordenador analógico completo EAITR–20 de los años sesenta, un equipo informático Heath de 1956, un Altair 8800 y un 680b, un portátil IBM 510 de hace veinticinco años, un Commodore KIM–1, el famoso TRS–80, un portátil Kaypro, un COSMAC VIP, unos cuantos Apples y Macs, tubos provenientes del primer Univac y engranajes de latón y un disco numerado de un prototipo del nunca finalizado Motor de Diferencias de Charles Babbage con notas tomadas por Ada Byron (hija de Lord Byron y compañera de Babbage), quien escribió instrucciones para sus máquinas y que, por tanto, es considerada la primera programadora informática de la historia. También guardaba docenas de otros artículos.

En las baldas descansaban todos los Libros Arco Iris (los manuales técnicos que tratan de todos y cada uno de los aspectos de los sistemas informáticos y de seguridad), con las cubiertas expuestas a la penumbra presentando sus tonos naranjas, rojos, amarillos, añiles, lavandas y verde cerceta.

Es probable que el póster enmarcado de letras de la empresa Traf–O–Data (el antiguo nombre que Bill Gates le diera a Microsoft) fuera el souvenir favorito de Phate.

Pero ese almacén no hacía sólo las funciones de museo. También servía para algo. Contenía hileras y más hileras de cajas de disquetes, una docena de ordenadores en buen estado y como unos dos millones de dólares en componentes informáticos especializados, en su mayor parte para la construcción y reparación de superordenadores. Phate obtenía cuantiosos ingresos comprando y vendiendo dichos productos.

También aquí tenía su escenario: éste era el lugar donde planeaba sus ataques y donde alteraba su aspecto y personalidad. Aquí se encontraban la mayoría de sus disfraces y vestimentas. En una esquina tenía un ID 4000 (una máquina para hacer credenciales y pases de identificación de seguridad) al que se sumaba un quemador de bandas magnéticas. Con estas máquinas (y una pequeña ayuda de los archivos informáticos del Departamento de Vehículos Motorizados, de varias universidades y del Departamento de Registros Vitales) podía convertirse en quien quisiera y crear la documentación necesaria para probarlo. Hasta podía hacerse un pasaporte.

Comprobó sus equipos. Tomó, de una estantería que tenía sobre el escritorio, un teléfono móvil y unos cuantos portátiles Toshiba, en uno de los cuales cargó un jpeg: una imagen fotográfica comprimida. También buscó una gran caja de almacenamiento de discos que le sería de mucha ayuda, y comenzó a colocar con sumo cuidado los disquetes sobre las baldas.

El susto y la impresión de haber sabido que Valleyman se encontraba entre sus adversarios ya habían amainado, y se habían convertido en una especie de excitación nerviosa. A Phate le encantaba que su juego hubiera sufrido un giro dramático imprevisto, algo que era conocido por todos aquellos que hubieran jugado alguna vez a Access o a otros juegos MUD: ese instante en el que la trama da un giro de ciento ochenta grados y el cazador se convierte en la presa.

* * *

Mientras buceaba como un delfín por la Estancia Azul, ya fuera en calas de la costa, en mar abierto, surcando la superficie o entre la oscura vegetación que puebla los impracticables fondos marinos, el incansable bot de Wyatt Gillette encontró algo y envió un mensaje urgente a su señor.

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