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Authors: Laurell K. Hamilton

Tags: #Fantástico, #Erótico

Narcissus in Chains (92 page)

BOOK: Narcissus in Chains
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—Sí —dijo Zeke.

—¿Y si no lo hacemos? —preguntó Bobby Lee.

—Tú hablas como si tuvieras muchas opciones —dijo Zeke—. ¿Tú no? Quimera hará cosas peores que matar a tus leopardos. Lo que le ha permitido hacer a las hienas está fuera de toda tolerancia civilizada. Su salud mental se está escapando, y personas entre su gente hace cosas terribles sin que su dueño tenga que pedírselos.

—Se necesita tiempo para organizar una ofensiva de este tipo —dijo Bobby Lee.

Zeke dijo:

—No veo un reloj, pero el tiempo se acaba. Anita debe estar en la presencia de Quimera, antes de dos horas o menos, o le irá mal Micah y al leopardo.

—Sigues diciendo Micah y el leopardo —dije—, como si conocieras a Micah. —Tuve un presentimiento terrible, y había sido lenta para no pensar en ello antes—. Jacob iba a ganar los lobos para Quimera, y Micah debía quedarse con los leopardos —dije, con una voz vacía. Mi cuerpo se sentía vacío, como si estuviera cayendo dentro de mí, ahogándome en ese gran vacío de estática que me permitía matar y no pensar.

—Pensamos que el alfa estaba muerto y que sería bastante fácil. —Me miró—. No sabíamos nada acerca de ti, o más bien no entendíamos lo que eras.

Gina habló.

—Una vez que Micah te conoció, él sabía que no iba a funcionar. Trató de que Quimera te dejara en paz y a los tuyos también, pero cuando te enfrentaste a Jacob, te convertiste en una amenaza demasiado grande. Quimera ordenó que te mataran. Micah no sabía acerca de la orden hasta que todos se habían dejado venir detrás de ti. Él te salvó.

Me miró. Mi mente estaba todavía estaba tratando de asimilar la idea de que Micah me había mentido todo el tiempo.

—Micah le dijo a Quimera que tú ibas a ser un Panwere como él, y él nunca podría encontrar otro. Que es por eso que puedes controlar a los leopardos y los lobos.

La miré parpadeando.

—Creo que esa es una teoría. —Mi voz sonaba distante, incluso para mí.

—¿No lo entiendes, Anita? No creo que Micah lo creía, pero era todo lo que podía hacer para mantenerlos a ti y a él vivos, y para no estar como el resto de nosotros torturados. —Se puso de pie y el dolor desfiguro su cara. Zeke la estabilizó, luego se paró derecha y dejó caer el chal.

Quemaduras atravesaban sus pálidos hombros. El resto de su pecho desnudo y hermoso estaba sano y salvo, pero cuando se volvió para mostrar su espalda, Gil quedó sin aliento. Su espalda estaba estampada con quemaduras, no, no eran, quemaduras, eran marcas. Alguien la había marcado una y otra vez. Las quemaduras eran frescas, de algunas de ellas corría sangre, algunas estaban con la piel chamuscada, ennegrecida, como si la presión no ha sido uniforme cada vez. Algunas de las marcas estaban manchadas en los bordes, como si se hubiera movido o luchado.

Ella se volvió hacia mí, con lágrimas brillantes en los ojos.

—Cada vez que Quimera enviaba a Micah fuera tenía un moretón. Si Micah no hacía lo que le pedían, entonces él nos hacía daño. —Ella comenzó a caminar hacia mí, sus manos abrazándose, como si ella misma pudiera mantenerse estable, pero cada paso que daba le hacía daño, y lo demostraba en el pestañeo de sus ojos—. ¿Qué harías para evitar que esto le suceda a Nathaniel?

Me miró a los ojos, pero eso fue un esfuerzo.

—Me gustaría hacer muchas cosas, pero no voy a entregar ni a traicionar a nadie.

Las lágrimas comenzaron a rodar lentamente por su rostro, como si estuviera luchando para no llorar.

—El torturó a Micah, porque Micah se negó a ayudarlo para atraerte a una emboscada. Quimera lo va a matar, porque él dice que Micah ya no es su gato, sino tuyo, él dice que las artimañas de una mujer le han quitado su lealtad. —Ella lloraba, y el movimiento le hacía daño, porque se inclinó hacia adelante, con espasmos en su cuerpo. La agarré por los brazos para evitar que se cayera—. ¡Oh, Dios! —susurró—: Me duele.

Tenía la garganta cerrada. La tomé por los codos hasta que se pudo sostener en pie.

—Soy el mensaje de Quimera para ti, Anita. Dice que va a hacer esto a tu leopardo si no vuelves con nosotros.

—Tú, no vas a volver allí —dije.

—Todavía tiene a Cherry y Micah. Si no regreso él le va a hacerle esto a ella. No creo que ella sobreviva a esto. —Comprendí lo que Gina quería decir. No es el cuerpo de Cherry, era su mente.

Ella comenzó a derrumbarse hacia el piso, lentamente, la apoye tan suavemente como pude.

—Micah sabía lo que pasaría con él cuando se negó a ayudar a atraparte, pero aun así lo hizo. —Estaba de rodillas ahora, sus manos aferradas a mis brazos apretando, lo suficiente para lastimarme—. Yo hubiera mentido y estaría en desacuerdo para evitar que esto me sucediera. —Ella sollozó de nuevo, y yo mantenía sus brazos para evitar que cayera de espaldas hacia atrás en el suelo. La abracé, mientras ella temblaba en el dolor, y cuando se calmó, me dijo con una voz que eran más lágrimas que ruido—, habría traicionado a cualquiera para que dejara de hacerme daño. Pero él no quería nada de mí. Nada de lo que podía decir o hacer, lo detendría. Quimera le prometió a Micah que sólo él sufriría por negarse, una vez que fue encadenado y no podía salir me llevaron y le hizo ver. —Ella me miró con los ojos muy abiertos, llenos de cosas terribles.

—Quimera habría hecho eso a Cherry o tomara forma de animal. Dijo que nunca había tenido una bestia hembra antes.

—Eso es lo que él llama, los que estamos atrapados dentro de las formas —dijo Zeke.

Los dedos de Gina se clavaron un poco en mi brazo.

—Micah tomó nuestro lugar. Es un alfa suficientemente fuerte para haber mantenido la forma humana. Arriesgó su forma humana por nosotros. Merle fue nuestro Nimir-Ra, pero no correría el riesgo de su humanidad por nosotros. Micah tomó su lugar, y nuestro lugar. Es nuestro Nimir-Raj porque nos ama, a todos nosotros. Micah se ofreció a traicionarte para que dejara de hacerme daño, pero Quimera dijo que podía oler que Micah estaba mintiendo y que si él salía te advertiría. Así que me envió con Zeke, porque confía en Zeke.

Miré a Zeke sobre su forma colapsando poco a poco, tratando de acunarla para que no se deslizara hacia abajo, y se lastimara, pero todo parecía herirla. Ella estaba haciendo pequeños gemidos en el momento en que le ayudé a descender al piso. Había algo en los ojos humanos de Zeke para lo que no era necesario interpretar las expresiones faciales.

—Quimera debe ser detenido —dijo Zeke, en voz baja—. Debe ser detenido.

—Sí —dije, sosteniendo una de las manos de Gina—, sí, él debe ser detenido.

—Hay que parar este infierno —dijo Bobby Lee—, tenemos que matar al bastardo.

Asentí.

—Eso, también.

SESENTA Y CUATRO

Logramos volver al club con un poco de tiempo de sobra. El wererata había llegado en vigor a mi casa, y había dejado a Rafael a cargo del rescate, porque eso es lo que sería. Yo estaba dejando que Zeke me llevara a la guarida del malo. Zeke sería quien iba a llevar las armas, y, teóricamente, me las daba de nuevo a mí si las necesitaba. Pero la teoría y la práctica no siempre son la misma cosa. Zeke había tratado de matarme una vez, ahora se suponía que debía confiar a él mi vida. Me parecía una mala idea, pero todavía quería hacerlo. Con tiempo suficiente, tal vez podríamos llegar a tener un mejor plan, pero no tengo tiempo. No, si teníamos la esperanza de salvar a Cherry y Micah.

Parecía haber pasado la mayor parte de los últimos cuatro años llegando tarde. Demasiado tarde para salvar a la gente, demasiado tarde para mantener a los enemigos a distancia. Estuvo el equipo de limpieza, alguien limpió después de que los cuerpos estuvieron esparcidos alrededor y enjugó el desorden. Mato a los monstruos, pero sólo después que causaron cosas terribles. Incluso ahora, Quimera ya había matado y torturado, pero podía confesarme a mí misma, y a nadie más, porque esa parte de mí le importaba un comino a los demás. Quiero decir, siento lo del dolor de Gina y el amante de Baco, y Ajax, pero todo se resume a mí. Cherry y Micah eran reales. Micah se había convertido en alguien importante para mí y real y eso me asustaba, pero sin mirar demasiado cerca, podía seguir adelante, puedo seguir pensando con claridad, puedo seguir respirando normalmente. Me atemoriza pensar en la situación, mis sentimientos dan giros, surgen y me confunden, mi aliento se acelera cada vez más rápido.

La parte principal del club estaba oscura y vacía. El partido, como dicen, estaba arriba.

Era el cuarto al final del gran pasillo blanco donde habíamos ido a rescatar a Nathaniel y Gregory hace días. Quimera esperó fuera de la puerta con un capuchón negro, y las ranuras de sus ojos se abrieron para poder ver que eran de color gris pálido. Llevaba un traje común en lugar de una túnica, con corbata bien anudada y la camisa blanca que curiosamente se combinaba con el cuero negro del grupo. Tenía las manos detrás de él, apoyado en sus brazos. Estaba tratando de ser casual y no lo conseguía. Estaba nervioso, y no necesitaba ningún poder licántropo para darme cuenta.

Gina había necesitado la ayuda de dos de los werehienas para dar los pasos. Zeke la podría haberla ayudado, pero él estaba fingiendo guardar mis espaldas, y debajo del manto de Gina había una nota. La nota era de Baco, uno de ellos pidiendo que lo dejara en la entrada secreta. Al parecer, Quimera nunca había preguntado si había una entrada secreta en el club, por eso nunca nadie le dijo nada de ella.

Los ojos de Quimera me miraron más allá de ella.

—Gina… —Sacudió la cabeza.

—Llévenla, algunos necesitan atención médica.

No discutieron las dos werehienas, dieron la vuelta y regresaron por el pasillo. El hombre serpiente que había estado con ellos se quedó donde estaba, negro con ojos verdes, sin rasgos del rostro de Quimera. Me han dicho que se cuadró como un buen soldado, pero fue más que eso. Había algo en su cara que iba más allá, como si estuviera esperando órdenes de Quimera, como si fuese la cosa más maravillosa del mundo. Esa mirada de adoración paciente fue espeluznante de un lado, y sabía por qué Baco había dicho que las serpientes tenían que morir. No por lo que habían hecho a las hienas, no era por venganza, sino porque las personas que adoran a sus reyes como dioses no participan en las revueltas del palacio.

—No estaba seguro de que vendría, Sra. Blake.

La voz era familiar, pero no pude encontrar a quien se parecía.

—Usted no me dio muchas opciones.

—Y por eso me disculpo.

—¿Lo suficiente como para que me lleve mis leopardos y vuelva a casa?

Casi sonrió, pero sacudió la cabeza.

—Micah no es su leopardo, Sra. Blake, es mío.

Una vez más, la voz sonó familiar, pero no pude ubicarlo. Me encogí de hombros.

—Usted me trajo aquí con el entendimiento de que ambos Cherry y Micah serían puestos en libertad, ilesos. Suena como que los dos son míos.

Sacudió la cabeza de nuevo.

—Si renuncio a Micah, tendría que renunciar a todos mis leopardos, y no estoy dispuesto a hacer eso.

—Entonces, ¿para qué me mintió?

—No, Sra. Blake. —Él se apretó las manos detrás de la espalda. Llevaba guantes de cuero negro—. Une a tu pard al nuestro, nos fortalecen.

Sacudí la cabeza.

—Vine aquí para liberar a mi pueblo, no para unirme a su club.

Miró a Zeke.

—¿No le explicaste lo que yo quiero?

Zeke pasó a mi lado.

—Me dijo que si ella venía aquí sin armas, se liberarían a Micah y los otros leopardos. Eso es todo lo que me dijo.

Quimera frunció el ceño, incluso a través de la capucha pude ver. Se frotó la cara detrás de la piel como si algo doliera.

—Sé que te dije que quería que se unan a nosotros.

—Ha dicho muchas cosas, estas últimas semanas —dijo Zeke, con la voz muy cuidadosa.

—¿Cuánto tiempo has sido Nimir-Ra de los leopardos? —preguntó. La voz era normal, ordinaria, aunque sus manos se frotaban la cara.

—Alrededor de un año.

—Entonces hay que ver como que tiene que haber una unión de todas las formas diferentes. Lo único que nos ha permitido avanzar en cada ciudad es hacerse cargo de los grupos más pequeños. El hecho de que los grandes grupos les ganan ayudando. Son como los vecinos de la ciudad que sólo llaman a la policía si se trata de su propio apartamento que está siendo robado, porque si no dejan que cualquier persona en necesidad que no sea parte de su interés vayan al infierno.

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