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Authors: Eleanor Coppola

Tags: #Historia, Referencia, Otros

Notas a Apocalipsis Now (24 page)

BOOK: Notas a Apocalipsis Now
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Más tarde, en la cena que se sirvió en el Kennedy Center, alguien mostró el cenicero que había robado de la Casa Blanca. Henry Kissinger, Elisabeth Taylor, Charlton Heston, todos los famosos que pasaron por nuestra mesa, parecían menos reales en vivo que en la pantalla.

Es como si en el fondo estuviera intentando despojarme de las apariencias y ver el esqueleto de las cosas.

Francis quiere tapar las costuras y arrugas de la vida y mantener la apariencia. Esta es la base de la cinematografía.

Estamos alojados en el hotel Watergate. Pedimos que nos suban el desayuno a la habitación. Ha tardado muchísimo. Cuando el camarero se marchó, comprobamos que faltaban servilletas de papel y algunos cubiertos. Compartimos los cuchillos y yo revolví mi café con la cuchara del huevo pasado por agua. Roman se limpió la boca con la manga de su camisa a cuadros.

George estaba hablando sobre cómo la cinematografía en el futuro se centraría más en escenas específicas, en desmedro de la historia lineal. La gente pondrá una cinta y verá sólo la escena de amor o la persecución o la escena triste para conseguir un efecto emotivo concreto, al igual que ponemos cierta música para sentimos de una manera concreta. Hablamos de los cambios en el formato de las películas.

La comida era espantosa, pero la conversación fue enriquecedora.

18 de noviembre, Washington, D. C.

Un fotógrafo acaba de llamar a Francis para que baje a sacarse una foto con George Lucas y Steven Spielberg, los tres directores de mayor éxito del momento. Hace unos años le sacaron una foto a Francis con Peter Bogdanovich y Billy Friedkin como los tres directores de mayor éxito de aquel momento.

20 de noviembre, Nueva York

Estoy en Nueva York. Durante la noche Gio se sentía mal y por la mañana se metió en mi cama y se quedó dormido. Cuando la mucama entró y vio a un muchacho joven en mi cama, se marchó a toda prisa. He hablado por teléfono con Francis. Me contó que está intentando deshacerse de su trasnochado sistema de valores. Luego recordó que Willard es precisamente ese tipo cuyo sistema de valores ya no funciona.

21 de noviembre, Nueva York

Acabo de regresar del cine y he llamado a Francis para darle las buenas noches. Se oía una fiesta de fondo. Me contó que la enorme palmera del jardín de atrás se cayó encima de la casa. Hundió el tejado, entró por la habitación de Gio y la sala del desayuno y aterrizó encima de su propia silla, de la cual acababa de levantarse apenas unos minutos antes. Dijo que no oyó ningún ruido de advertencia, que cayó como una bomba. Y que decidió llamar a unos cuantos amigos para celebrar una pequeña fiesta de supervivencia.

26 de noviembre, San Francisco

Acabo de pasar una semana en Nueva York con los chicos. Me resulta muy difícil organizar todas las actividades, pues estoy acostumbrada a que lo haga siempre Francis. Es difícil ponerse en marcha. El día de Acción de Gracias me sentí triste por no estar con Francis y Sofía, celebrando la cena tradicional.

Los chicos y yo fuimos al desfile de Macy's. Se encaramaron a un muro de una boca de subte y me levantaron por encima de la gente que se agolpaba en la calle para ver. Fuimos también al zoológico. Nos pusimos elegantes para merendar en el Russian Tea Room, blini con caviar rojo y brochetas al estilo turco. Fuimos a patinar sobre hielo. No patinaba desde hacía unos veinticinco años y me pareció muy emocionante ser capaz finalmente de separarme de la baranda y patinar alrededor de la pista sin sujetarme. Por la noche fuimos al teatro.

En las dos primeras obras que vimos no conseguimos buenas localidades. No sabía que alguien tenía que llamar y decir que la señora de F. Ford Coppola quería butacas de platea. No sabía dónde ir a cenar. Siempre me han llevado. Los taxistas no me daban el cambio correcto. No estoy segura de si di demasiada propina, o demasiado poca. No obstante, al acabar la semana pensé que, pese a todo, había superado la prueba. Pasarlo bien representó un auténtico esfuerzo.

Finales de noviembre, San Francisco

Vimos la última parte de
El Padrino II
por la tele. Actuaba Bobby Duvall. Cada vez que venía una de las escenas de Bobby había exclamaciones e imitaciones de la risa de Duvall. Me perdí casi toda mi escena favorita, en la que sale él con Michael Gazzo junto a la reja de la prisión.

27 de noviembre, San Francisco

Anoche estuvimos pasando los vídeos que filmé en Hidden Valley. Todavía no los habíamos visto. No tenían banda sonora y los niños hacían los comentarios, contando cosas como que Roman estaba a punto de mostrar el trasero a la cámara. Estábamos abajo, en la sala de proyecciones. Cuando acabaron los vídeos, Francis les pidió a los niños que se fueran para poder mostrarme
8 1/2
de Fellini a mí sola. La había visto días atrás y quería que viera cómo se parecía a su propia vida. ¡Dios, qué peliculón! Es como una autobiografía de Francis. Incluso tiene las mismas fantasías. El diálogo entre marido y mujer contiene, palabra por palabra, cosas que Francis y yo nos hemos dicho el uno al otro. Hacia el final yo estaba llorando. Francis se había quedado dormido.

28 de noviembre, San Francisco

Estuve hablando con Fred sobre Carroll Ballard. Fred dijo que Carroll lo estaba pasando muy mal dirigiendo
El corcel negro
. No dirigía una película de ficción con la misma seguridad con que hacía sus documentales. Lo comprendí de inmediato. El concepto de un documental es observar lo que ocurre y captar ciertos momentos a medida que precisamente ocurren. En cambio, en las películas de ficción uno tiene que hacer que las cosas ocurran, filmándolas una y otra vez hasta que suceden de la manera que uno quiere. Es el proceso inverso.

13 de diciembre, Napa

Anoche Francis dijo que estaba enfadado con todo el mundo, en especial con aquellos a los que quiere. Sólo se salvaba Roman. El círculo de gente que lo hace feliz se había reducido hasta una pequeña imagen en el espejo, o sea a Francis, el único que puede hacerlo feliz.

Así es el juego.

19 de diciembre, Napa

La producción de la película ha estado en el primer plano de mi vida durante mucho tiempo, y todavía lo está en gran medida, con sus momentos más o menos espectaculares, pero ahora ya la veo un poco desdibujada. Está como a lo lejos. He oído que uno de los editores robó todo el final de la película, rollos y rollos de película, y que le ha estado mandando cartas llenas de cenizas a Francis durante una semana. George Lucas me dijo: «¡Oye, podrías hacer un documental sobre esto!».

29 de diciembre, Napa

Hoy hablé con varias personas por teléfono y me di cuenta de que muchos están al tanto de mi vida personal. Siempre he intentado mantener a salvo mi privacidad, sin dejarme llevar por los chismes que circulan a mi alrededor. Pero ahora mi vida privada es el gran chisme, como si lo que intentamos evitar es lo que acabamos encontrando. La gente me da sus consejos: «Lo que ahora necesitas, Ellie, es un buen amante». O: «Ellie, resiste; ya sabes que Francis sólo intenta eludir el montaje final de la película. Está organizando una crisis tipo cortina de humo. Acuérdate de que durante el montaje de
La conversación
ya estaba en plena crisis de la producción de
El Padrino II
, y durante el montaje de
El Padrino II
se sumió en la crisis de la revista
City
. Siempre se las ingenia para evitar trabajar en el primer montaje de una película».

De alguna manera puedo entenderlo. Quizá sea cierto que sólo es capaz de dar su opinión del montaje después de que hay un primer montaje hecho y puede verlo. Pero la contradicción está en que su película refleja tanto su punto de vista que los editores difícilmente podrán montarla sin su dirección.

Desde mi ventana veo hectáreas de viñedos, densos campos de flores amarillo mostaza entre las hileras de vides desnudas, colinas de azul morado, un cielo color ladrillo, bandadas de pájaros que se levantan formando nubes ocasionales. La enorme higuera parece vieja y raquítica sin sus hojas. Estoy en esta casa victoriana como una reina sola en su castillo. Los niños se han marchado a esquiar. Francis está en Nueva York, donde en la universidad lo han nombrado doctor
honoris causa
.

Me estaba acordando de Jackie Kennedy en la Casa Blanca, de cómo tenía que sonreír y estrechar manos, ir a donde la mandaban los del servicio secreto y actuar como una buena primera dama. Sólo cuando enviudó se convirtió en alguien visible, en el centro de la atención. De alguna manera, sólo pudo ser ella misma después de la muerte de su marido. Hay una parte de mí que ha estado esperando que Francis me dejara, o se muriera, para poder hacer de mi vida lo que yo quiero. Me pregunto si tengo las agallas de hacer las cosas a mi manera con él al lado.

30 de diciembre, Napa

Estuve contemplando el granado que hay junto al estanque. Algunas granadas aún cuelgan de sus ramas desnudas. Se están agrietando, formando hileras sonrientes de dientes rojo oscuro.

Todo este tiempo he hablado de los conflictos de Francis, que reflejan los conflictos de Willard. Las contradicciones de unos Estados Unidos amantes de la paz, haciendo una guerra sangrienta. Me he quedado en segundo plano, como mirándolo todo por una lente de ángulo ancho, viendo el panorama completo. Y ahora me encuentro a mí misma con el teleobjetivo, que enfoca
mis
contradicciones. Estoy riendo y llorando con todo mi corazón. Cómo pude considerarme una especie de observadora inocente que se limitaba a registrar imágenes sobre el rodaje de
Apocalipsis Now
, como si aquello no tuviera nada que ver conmigo.

Tenía un sistema de valores que percibía el mundo literalmente. Elegí ver sólo lo racional, las cosas en su expresión literal. Me creí las palabras de Francis literalmente. Igual que Kay en la última escena de
El Padrino
. Todos los indicios le dicen que su marido ha matado gente, pero cuando ella se lo pregunta, él lo niega, y ella le cree. Todos los indicios a lo largo de los años, los pequeños obsequios, las notas, las cosas que me encontraba en sus bolsillos cuando regresaba de un viaje, el broche que alguien le mandó a Filipinas y que él llevó en el sombrero como amuleto de la suerte. Y cuando yo le preguntaba, escuchaba: «Ellie, es sólo una amiga, me ha ayudado muchísimo. Por favor, sé amable con ella. Tiene la sensación de que estás resentida con ella porque hace tiempo estuvo interesada en mí. Ella no es ninguna amenaza para ti». Me creí las palabras. Negué las pruebas. No quise ver la verdad. Ahora me duelen las tripas, pero me siento eufórica. Estoy emergiendo de mi visión de anteojeras. Estoy en un claro desde el cual tengo más visibilidad, desde donde veo ambas caras de las cosas a la vez. Me siento humillada porque mi ceguera fue demasiado obvia e inocente. Mientras me embarcaba en modernos cursos de autoconocimiento, la verdad estaba allí mismo, en la columna de cualquier consultorio sentimental de los que aparecen en la prensa norteamericana.

Un capítulo del libro
Transiciones
de Gail Sheehy, sobre los patrones de comportamiento masculinos, describe a Francis letra por letra. Yo también estoy allí, retratada como la «esposa utilitaria», y también está la «joven discípula que te adora». Todo mi tortuoso drama personal se reduce a un simple cliché de un popular libro de autoayuda de tres dólares. Eso me hace bajar de las nubes de golpe.

TERCERA PARTE - 1978

3 de enero, San Francisco

Anoche nos acostamos y Francis estuvo hablando de
Apocalipsis Now
. Dijo que hacer esta película fue como intentar embocar una pelota lanzándola medio de espaldas al cesto. Tenía la pelota y sabía dónde estaba el cesto, pero no sabía si podría meterla. Me explicó cómo cada secuencia de la película evolucionaba hacia la siguiente y el estilo cambiaba, se transformaba, de una escena a la otra, de manera que el público participa del mismo viaje a medida que va aceptando cada secuencia nueva. Me comentó cómo los editores cortan cada secuencia con el estilo más adecuado a ella, no de acuerdo con el estilo coherente de todo el conjunto.

Recuerdo que, en algún momento de la primavera de 1976, en Filipinas, Francis dijo que la película ganaría o perdería a partir del estilo. Pensé que se refería a que estaba hecha en cinemascope, con la fotografía lírica de Vittorio y cierto estilo de interpretación. Quizás entonces se refería a eso, pero su punto de vista ha evolucionado. Francis hablaba sobre los primeros dos tercios de la película con fluidez, y se quedaba atascado con el final. Decía que era como si pudiera ver el aro, pero que la pelota estaba girando por el borde del cesto.

Sofía se echó a llorar en el pasillo, delante de nuestra habitación. Me levanté, le preparé un huevo revuelto y una tostada y la llevé a su cama. Entonces me dijo que le daba miedo dormir sola y que quería dormir conmigo.

9 de enero, Napa

El otro día fui a la oficina de Francis. Él estaba colocando el monólogo de Marlon en el monitor del vídeo y hablando de que Kurtz tenía la mente clara y estaba lúcido y totalmente loco al mismo tiempo. Quizá sin saberlo, estaba haciendo una descripción del estado en que él mismo estaba los últimos meses en Filipinas. Me pareció que Francis, de manera metafórica, había vivido cada metro de película filmada.

Los editores se marcharon y Francis puso una cinta de la batalla de Baler con la que había estado trabajando el día anterior. Yo había visto el metraje en forma fragmentada y en el primer montaje dije: «Muy impresionante. Va a ser algo fantástico». Eso es muy distinto de vedo terminado y decir que
es
fantástico. La emoción me sacudió; todas las esperanzas, todos los temores de pronto se hicieron realidad y dejaron de ser especulación. Subí al coche y me fui a Napa. Traté de concentrarme en las verdes colinas, en las vacas blancas y negras, en la imagen de una camioneta azul dividiendo el verde horizonte, en las franjas color mostaza entre las hileras de cepas negras y desnudas. No pude.

16 de enero, Napa

Hace unas semanas, el helicóptero que utilizábamos todos los días en Filipinas tuvo un accidente cuando estaba a punto de elevarse. El rotar penetró en la cabina. Afortunadamente, los pilotos eran bajitos. Dick me dijo que si él y Francis hubieran estado dentro del aparato, el rotor los hubiera decapitado.

El periódico de la mañana trae la noticia de un accidente de helicóptero en Pagsanjan. Un piloto, un director de cine y otras dos personas murieron mientras buscaban una locación, en la misma zona que nosotros sobrevolamos cada día a lo largo de meses. Una de las víctimas era nuestro encargado del servicio de comida y bebida. Recuerdo lo contento que estaba con la cena que sirvió la noche del día 200 de filmación, con la chica semidesnuda que salió de la caja forrada de aluminio, y con los pavos que consiguió por Acción de Gracias, convenciendo a unos tipos para que los compraran ilegalmente en la cooperativa militar norteamericana.

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