Pedagogía del oprimido (29 page)

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Authors: Paulo Freire

Tags: #Ensayo

BOOK: Pedagogía del oprimido
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[66]
Esta forma de proceder se observa, frecuentemente, entre hombres de clase media, aunque en forma diferente de aquella que se manifiesta en los campesinos.
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[67]
La codificación de una situación existencial es la representación de ésta, con algunos de sus elementos constitutivos, en interacción. La descodificación es el análisis crítico de la situación codificada.
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[68]
El sujeto se reconoce en la representación de la situación existencial «codificada» al mismo tiempo en que reconoce en ésta, objeto de su reflexión, su contorno condicionante en y con que está, con otros sujetos.
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[69]
Véase Paulo Freire,
La educación como práctica de la libertad
.
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[70]
A propósito de la investigación y del tratamiento de las «palabras generadoras», véase La educación como práctica de la libertad.
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[71]
«Dado que la investigación temática —dice la socióloga María Edy Ferreira— es un trabajo de preparación, sólo se justifica en cuanto devuelva al pueblo lo que a él le pertenece: en cuanto sea, no el acto de conocerlo, sino el conocer con él la realidad que lo desafía.»
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[72]
En este sentido Guimarães Rosa es un ejemplo genial de cómo puede un escritor captar fielmente, no la pronunciación, ni su alteración prosódica, sino la sintaxis del pueblo de Minas Gerais, la estructura de su pensamiento.
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[73]
Lucien Goldman. Las ciencias humanas y la filosofía, Nueva Visión, Buenos Aires, 1967, pp. 107 ss.
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[74]
André Nicolai,
Comportement économique et structures sociales
, París. PUF, 1960.
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[75]
Las codificaciones también pueden ser orales. Consisten, en este caso, en la presentación en pocas palabras, que realizan los investigadores sobre un problema existencial, al que sigue su descodificación.
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[76]
Las codificaciones, por un lado, son la mediación entre el «contexto concreto o real» en que se dan los hechos y el «contexto teórico» en que son analizadas; por otro, son objeto cognoscible sobre el cual los educadores-educandos, como sujetos cognoscentes, inciden su reflexión crítica.
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[77]
Trabajo inédito.
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[78]
Funcionario especializado del Instituto de Desarrollo Agropecuario, INDAP, Santiago, Chile.
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[79]
José Luis Fiori, en su publicación Dialéctica y libertad: dos dimensiones de la investigación temática, IGIRA, 1969, rectificó con esta designación, refiriéndose al momento en que se procesa la acción investigadora de la temática significativa, a la que antes dábamos el nombre menos propio de «círculo de cultura», que podría llevar a confusiones con aquel en que se realiza la etapa que sigue a la investigación.
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[80]
En cada «circulo de investigación» debe haber un máximo de veinte personas, existiendo tantos círculos cuanto sea la suma de sus participantes, constituyendo ésta el 10 % de la población total del área o subárea de en estudio.
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[81]
Paulo Freire,
op
.
cit
.
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[82]
A propósito de la importancia del concepto antropológico de la cultura. véase P. Freire,
La educación como práctica de la libertad
.
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[83]
Si encaramos el programa en su extensión, observamos que éste es una totalidad cuya autonomía se encuentra en las interrelaciones de sus unidades, que son también, en sí, totalidades, al mismo tiempo que son parcialidades de la totalidad mayor.
Los temas, siendo en sí totalidades también, son parcialidades que, en interacción, constituyen las unidades temáticas de la totalidad programática. En la «reducción temática», que es la operación de «escisión» de los temas en cuanto totalidades, se buscan sus núcleos fundamentales, que son sus parcialidades. De este modo, «reducir» un tema es escindirlo en sus partes para, retornando a él como totalidad, conocerlo mejor.
En la «codificación» se procura retotalizar el tema escindido en la representación de situaciones existenciales. En la «descodificación», los individuos, escindiendo la codificación como totalidad, aprehenden el tema o los temas en ella referidos. Dicho proceso de «descodificación», que en su dialecticidad no acaba en la escisión, que realizan en la codificación como totalidad temática, se completa en la retotalización de la totalidad escindida, a la que no solamente comprenden más claramente. sino que van también percibiendo las relaciones con otras situaciones codificadas, todas ellas representaciones de situaciones existenciales.
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[84]
V. I. Lenin,
¿Qué hacer?
en
Obras escogidas
, Ed. Progreso, t. I p. 137.
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[85]
Otra de las razones por las cuales el liderazgo no puede repetir los procedimientos de la élite opresora tiene relación con que los opresores, «al penetrar» en los oprimidos. se alojan en ellos. Los revolucionarios en la praxis con los oprimidos no pueden intentar «alojarse» en ellos. Por el contrario, al buscar conjuntamente el desalojo de aquellos deben hacerlo para
convivir
, para estar
con
ellos y no para vivir
en
ellos.
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[86]
Aunque es explicable que exista una dimensión revanchista en la lucha revolucionaria por parte de los oprimidos que siempre estuvieron sometidos a un régimen de explotación, esto no quiere decir que, necesariamente, la revolución deba agotarse en ella.
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[87]
«Si algún beneficio se pudiera obtener de la duda —dice Fidel Castro al hablar al pueblo cubano confirmando la muerte de Guevara—, nunca fueron armas de la revolución la mentira y el
miedo
a la verdad, la complicidad con cualquier falsa ilusión o la complicidad con cualquier mentira.» (
Granma
, 17 de octubre de 1967. El subrayado es nuestro.)
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[88]
Subrayemos una vez más que este encuentro dialógico no puede verificarse entre antagónicos.
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[89]
... «las épocas en que el movimiento obrero tiene que defenderse contra el adversario potente, a veces amenazador y, en todo caso, solamente instalado en el poder, producen naturalmente una literatura socialista que pone el acento en el elemento 'material' de la realidad, en los obstáculos que hay que superar, en la poca eficacia de la conciencia y de la acción humanas».
Lucien Goldman,
Las ciencias humanas y la filosofía
, Nueva Visión. Buenos Aires, 1967, p. 73.
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[90]
Fernando García, hondureño, alumno nuestro en un curso para latinoamericanos, Santiago de Chile, 1967.
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[91]
Niebuhr,
El hombre moral en una sociedad inmoral
, pp. 117-118.
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[92]
A veces, ni siquiera se dice esta palabra. Basta la presencia de alguien que no pertenezca necesariamente a un grupo revolucionario, que pueda amenazar al opresor alojado en las masas, para que ellas, atemorizadas, asuman posiciones destructivas.
Nos contó un alumno nuestro de un país latinoamericano, que en cierta comunidad campesina indígena de su país bastó que un sacerdote fanático denunciara la presencia de dos «comunistas» en la comunidad, los cuales ponían en peligro la que él llamaba «fe católica», para que, en la noche de ese misma día, los campesinos quemaran vivos a los dos profesores primarios, quienes ejercían su trabajo de educadores infantiles.
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[93]
Subrayemos, una vez más, que no establecemos ninguna dicotomía entre el diálogo y la acción revolucionaria, como si hubiese un tiempo de diálogo. y otro, diferente, de revolución. Afirmamos, por el contrario que el diálogo constituye la «esencia» de la acción revolucionaria.
De ahí que, en la teoría de esta acción, sus actores, intersubjetivammte, incidan su acción sobre el objeto, que es la realidad de la que dependen. teniendo como objetivo, a través de la transformación de ésta. la humanización de los hombres.
Esto no ocurre en la teoría de la acción opresora, cuya «esencia» es antidialógica. En ésta el esquema se simplifica.
Los
actores
tienen, como
objetos
de su acción, la
realidad
y los
oprimidos
, simultáneamente; y como
objetivo
, el mantenimiento de la opresión, por medio del mantenimiento de la realidad opresora.

TEORÍA DE LA ACCIÓN REVOLUCIONARIA
TEORÍA DE LA ACCIÓN OPRESORA
Intersubjectividad
Sujetos - Actores Actores - Sujetos
Actores - Sujetos
Nivel del liderazgo revolucionario | Masas oprimidas
 
Interacción
Objetivo mediador:Realidad que debe ser transformada para...
Objetivo: Liberación como proceso permanente
Realidad que debe ser mantenida como objeto
Oprimidos. Objetos como parte de la realidad inmersos.
Para el Mantenimiento — objetivo de la opresión
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[94]
En un ensayo reciente que será publicado en breve en Estados Unidos,
Cultural action for freedom
, discutimos en forma más detenida las relaciones entre acción y revolución cultural.
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[95]
Véase Mao Tse Tung,
Sobre las contradicciones
, en Obras Escogidas, vol. I, 1968.
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[96]
«A free action —señala Gajo Petrovic— can only be one by which a man changes his world and himself.» Y más adelante: «A positive condition of freedom is the knowledge of the limits of necessity, the awareness of human creative possibilities». Y continua: The struggle for a free society is not the struggle for a free society unless; through it an ever greater degree of individual freedom is created».
Cajo Petrovic, en
Socialist humanism
, comp. de Erich Fromm, Anchor Books, Nueva York, 1966, pp. 219, 275 y 276. Del mismo autor, es importante la lectura de:
Marx in the midtwentieth century
, Anchor, Nueva York. 1967.
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[97]
Esto no significa, de modo alguno, tal como subrayamos en el capitulo anterior, que una vez instaurado el poder popular revolucionario la revolución contradiga su carácter dialógico, por el hecho de que el nuevo poder tenga el deber ético de reprimir, incluso, todo intento de restauración del antiguo poder opresor. Lo que pasa, en este caso, es que así como no fue posible el dialogo entre este poder opresor y los oprimidos, en tanto clases antagónicas, en este case tampoco lo es.
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[98]
Juan XXIII,
Mater et Magister
, 1961.
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[99]
«By his accusation —señala Memmi, refiriéndose al perfil que el colonizador traza del colonizado—, the colonizer establishes the colonized as being lazy. He decides that laziness is constitutional in the very nature of the colonized.»
Op
.
cit
. p. 81.
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[100]
No criticamos los medios en si, sino el uso que a éstos se da.
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[101]
Es innecesario señalar que esta crítica no atañe a los esfuerzos que se realizan en este sector que, en una perspectiva dialéctica, se orientan en el sentido de una acción que se basa en la comprensión de la comunidad local como una totalidad en sí y como una parcialidad de otra totalidad mayor. Atañe, esta sí, a aquellos, que no consideran el hecho de que el desarrollo de la comunidad local no se puede dar en tanto no sea dentro de un contexto total del cual forma parte. en interacción con otras parcialidades, factor que implica la conciencia de la unidad en la diversificación, de la organización que canalice las fuerzas dispersas y la clara conciencia de la necesidad de transformación de la realidad. Todo esto es lo que atemoriza, y con razón, a los opresores. De ahí que estimulen siempre acciones en que, además de imprimir la visión focalista, tratan a los hombres como «asistencializados».
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[102]
«Si los obreros no alcanzan a ser, de alguna manera, propietarios de su trabajo —señala el obispo Franic Split— todas las reformas de las estructuras serán ineficaces. Incluso, si los obreros reciben a veces un sueldo más elevado en algún sistema económico no se contentan con estos aumentos. Quieren ser propietarios y no vendedores de su trabajo. Actualmente —continúa el obispo—, los trabajadores están cada vez más conscientes de que el trabajo constituye una parte de la persona humana. La persona humana, sin embargo, no puede ser vendida ni venderse. Toda compra o venta del trabajo es una especie de esclavitud... La evolución de la sociedad humana progresa en este sentido y, con seguridad, dentro de un sistema del cual se afirma que no es tan sensible coma nosotros frente a la dignidad de la persona humana; vale decir, el marxismo.»
«15 obispos hablan en pro del Tercer Mando» CIDOC Informa, México, Doc. 6735, pp. 1-11.
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[103]
A propósito de las clases sociales y de la lucha entre ella, de las que se acusa a Marx como si éste fuera una especie de «inventor» de ellas, es necesario ver la carta que escribe a J. Weydemeyer, el 5 de marzo de 1852, en la cual declara que no le pertenece «el mérito de haber descubierto la existencia de las clases en la sociedad moderna ni la lucha entre ellas. Mucho antes que yo —comenta Marx—, algunos historiadores burgueses ya habían expuesto el desarrollo histórico de esta lucha de clases y algunos economistas burgueses, la anatomía de éstas. Lo que aporté —dice él— fue la demostración que: 1) La existencia de las clases va unida a determinada, fases históricas de desarrollo de la producción. 2) La lucha de clases conduce a la dictadura del proletariado. 3) Esas misma dictadura no es, por sí misma. más que el tránsito hacia la abolición de todas las clases, hacia una sociedad sin clases»...
Marx-Engels.
Obras escogidas
, Editorial Progreso, Moscú, 1966. vol. II, p. 456.
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