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Authors: Napoleon Hill

Tags: #Autoayuda

Piense y hágase rico (26 page)

BOOK: Piense y hágase rico
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La mente no puede verse ocupada por emociones positivas y negativas al mismo tiempo.

En cada momento, unas u otras tienen que dominar. Nuestra responsabilidad consiste en asegurarnos que las emociones positivas constituyan la influencia dominante de nuestra mente. Para ello le será de gran ayuda la ley del hábito. Adquiera el hábito de aplicar y utilizar las emociones positivas. Acabarán por dominar su mente de una forma tan completa que las negativas no podrán ya penetrar en ella.

Sólo si sigue estas instrucciones literal y completamente podrá adquirir control sobre su subconsciente. La presencia de una sola emoción negativa en su subconciente basta para destruir todas las posibilidades de obtener ayuda constructiva de su subconsciente.

El secreto de la plegaria eficaz.

Si usted es una persona observadora, se habrá dado cuenta de que la mayoría de la gente recurre a la oración sólo después de que todo lo demás haya fracasado. O bien rezan mediante un ritual de palabras sin significado. Y, como es un hecho que la mayoría de la gente sólo reza después de que todo lo demás haya fracasado, acuden a orar con las mentes llenas de temor y de dudas, que son las emociones que actúan sobre el subconsciente y pasan a la Inteligencia Infinita. Del mismo modo, ésta es la emoción que la Inteligencia Infinita recibe y sobre la que actúa.

Si usted reza por algo, pero mientras lo hace experimenta el temor de no recibirlo, o teme que la oración no actúe sobre la Inteligencia Infinita, esa plegaria habrá sido en vano.

A veces, la oración tiene como resultado la realización de aquello por lo que se ha rezado.

Si ha pasado alguna vez por la experiencia de recibir aquello por lo que rezó, retroceda en su memoria, y recuerde el estado mental de aquel momento en el que estaba orando.

Sabrá entonces, con toda seguridad, que la teoría aquí descrita es algo más que una simple teoría.

El método mediante el que usted puede comunicarse con la Inteligencia Infinita es muy similar a aquel por el que la vibración del sonido se comunica a través de la radio. Si usted comprende el principio de funcionamiento de la radio, sabrá, sin lugar a dudas, que el sonido no se puede comunicar hasta haber sido transformado en una serie de vibraciones que el oído humano no puede detectar. La emisora de radio capta el sonido de la voz humana y lo modifica elevando la vibración millones de veces. Sólo de este modo es posible comunicar la energía del sonido a través del espacio. Una vez efectuada la transformación, la energía (que originariamente se produjo en forma de vibraciones de sonido) se transporta hasta los receptores de radio, los cuales reconvierten esa energía a su nivel de vibración original, de tal modo que pueda reconocerse como sonido.

La mente subconsciente es el intermediario que traduce las oraciones de uno en términos que la Inteligencia Infinita pueda reconocer, presenta el mensaje y trae de nuevo la respuesta en forma de un plan, o de una idea, definido para procurar el objeto de la plegaria. Si usted comprende este principio, sabrá por qué las simples palabras leídas en un libro de oraciones no sirven, y nunca servirán, como una agencia de comunicación entre la mente del hombre y la Inteligencia Infinita.

Cualquiera puede desear riquezas, y la mayoría de la gente las desea, pero sólo unos pocos saben que los únicos medios fiables para acumular riqueza son mediante un plan definido, además de un ardiente deseo de alcanzar la riqueza.

13: El cerebro
Una estación receptora y emisora para el pensamiento.

El duodécimo paso hacia la riqueza

Hace más de cuarenta años, el autor, que por entonces trabajaba con el ya fallecido doctor Alexander Graham Bell y con el doctor Elmer R. Gates, observó que todo cerebro humano es tanto una estación receptora como emisora para la vibración del pensamiento.

De un modo similar al empleado por el principio de la radiodifusión, todo cerebro humano es capaz de captar las vibraciones de pensamiento que están siendo emitidas por otros cerebros.

En conexión con la afirmación hecha en el párrafo anterior, comparemos y consideremos la descripción de la imaginación creativa, tal y como ha sido planteada en el capítulo sobre la imaginación.

La imaginación creativa es el
aparato receptor
del cerebro que recibe los pensamientos emitidos por los cerebros de los demás. Funciona como la agencia de comunicación entre la mente consciente o razonadora de la persona y las cuatro fuentes de las que uno puede recibir estímulos de pensamiento.

Cuando se ve estimulada, o elevada a un grado más alto de vibración, la mente se hace más receptiva al pensamiento que le llega por medio de las fuentes exteriores. Este proceso de elevación se produce a través de las emociones positivas, o también de las emociones negativas. Las vibraciones del pensamiento se pueden incrementar a través de las emociones.

La emoción del sexo encabeza la lista de las emociones humanas, al menos en cuanto a su intensidad y fuerza impulsora se refiere. El cerebro que ha sido estimulado por la emoción del sexo funciona a mucha más velocidad que cuando esa emoción está inactiva o ausente.

El resultado de la transmutación del sexo es el aumento del pensamiento hasta un nivel tan elevado que la imaginación creativa es altamente receptiva a las ideas. Por otro lado, cuando el cerebro funciona a una velocidad rápida, no sólo atrae pensamientos e ideas emitidas por otros cerebros, sino que proporciona a los propios pensamientos ese mismo sentimiento, que es esencial para que el subconsciente capte los pensamientos y actúe sobre ellos.

El subconsciente es la
estación emisora
del cerebro a través del cual se emiten vibraciones de pensamiento. La imaginación creativa es el
aparato receptor
a través del cual se captan las energías del pensamiento.

Las instrucciones descritas en el capítulo sobre la autosugestión le han informado con claridad del método mediante el que se puede transmutar el deseo en su equivalente monetario.

El manejo de su estación
radiodifusora
mental es un procedimiento relativamente sencillo. Sólo ha de tener en cuenta tres principios, que debe aplicar cada vez que desee utilizar su estación radiodifusora: el subconsciente, la imaginación creativa y la autosugestión. Ya hemos descrito los estímulos por medio de los cuales se ponen en acción estos tres principios. Y debe recordar que el procedimiento empieza con el deseo.

Las fuerzas mas grandes son intangibles.

A lo largo de todo el tiempo transcurrido, el hombre ha dependido en exceso de los sentidos físicos, y ha limitado su conocimiento al de las cosas físicas que podía ver, tocar, pesar y medir.

Estamos entrando ahora en la más maravillosa de todas las épocas, que nos enseñará algo de las fuerzas intangibles del mundo que nos rodea. Quizá lleguemos a aprender, a medida que pasamos por esta época, que
el otro yo
es mucho más poderoso que el yo físico que vemos cuando nos miramos en un espejo.

A veces, los hombres hablan con ligereza de lo intangible, de las cosas que no pueden percibir a través de ninguno de sus cinco sentidos, y cuando los oímos hablar, debemos recordar que todos nosotros nos hallamos controlados por fuerzas que son invisibles e intangibles.

La totalidad de la humanidad no tiene el poder para enfrentarse con la fuerza intangible existente en las olas del océano, y mucho menos para controlarla. El hombre no posee la capacidad necesaria para comprender la fuerza intangible de la gravedad, que mantiene a este pequeño planeta suspendido en el espacio, e impide que el hombre se caiga de él, y mucho menos comprende el poder que esa fuerza controla. El hombre se encuentra sometido por la fuerza intangible procedente de una tormenta, y también se siente igual de impotente ante la presencia de la fuerza intangible de la electricidad.

Pero, en modo alguno, esto no representa el fin de la ignorancia del hombre en relación con las cosas que no se ven y que son intangibles. Tampoco comprende la fuerza intangible (y la inteligencia) existente en el suelo de la tierra, la fuerza que le proporcionan los alimentos que ingiere, la ropa que se pone, el dinero que lleva en los bolsillos.

La sorprendente historia del cerebro.

En último término, aunque no sea lo menos importante, el hombre, a pesar de su cultura y de su educación, comprende muy poco, o nada, acerca de la fuerza intangible del pensamiento (la mayor de todas las intangibles). Sabe muy poco acerca del cerebro físico y su vasta red de intrincada maquinaria a través de la cual se traslada el poder del pensamiento para convertirse en su equivalente material; ahora, sin embargo, entramos en una época que ofrecerá una nueva luz sobre el tema. Los hombres de ciencia han empezado a dedicar su atención al estudio de ese órgano tan maravilloso que es el cerebro, y, aunque todavía se encuentran en la fase de jardín de infancia de sus estudios, han descubierto ya conocimientos suficientes como para saber que el panel central del cerebro humano, el número de líneas que las células cerebrales conectan entre sí, es igual a una unidad seguida por quince millones de ceros.

La cifra es tan enorme —dijo el doctor C. Judson Herrick, de la Universidad de Chicago—, que las cifras astronómicas que hablan de cientos de millones de años luz, se convierten, por comparación, en insignificantes... Se ha determinado que en el córtex cerebral hay entre diez mil y catorce mil millones de células nerviosas, y sabemos que están dispuestas según una pauta definida. Tales disposiciones no son casuales, sino ordenadas. Métodos de electrofisiología desarrollados recientemente han detectado la existencia de corrientes desde células muy precisas; también fibras con microelectrodos, amplificados con tubos de radio, han registrado diferencias de potencial de una millonésima de voltio.

Es inconcebible que una red de maquinaria tan intrincada exista con el exclusivo propósito de transmitir las funciones físicas correspondientes al crecimiento y mantenimiento del cuerpo. ¿Acaso no parece probable que ese mismo sistema, que da a miles de millones de células cerebrales los medios para comunicarse entre sí, proporcione también los medios de comunicarse con otras fuerzas intangibles?

El New York Times publicó un editorial para explicar que una gran universidad y un investigador inteligente en el campo de los fenómenos mentales están llevando a cabo una investigación organizada a través de la cual se ha llegado a conclusiones descritas en este capítulo y en el siguiente. El editorial hace un breve análisis del trabajo llevado a cabo por el doctor Rhine y su equipo de ayudantes de la Universidad Duke.

¿Qué es la
telepatía
?

Hace un mes, en estas páginas citamos algunos de los notables resultados alcanzados por el profesor Rhine y su equipo, en la Universidad Duke, a partir de más de cien mil pruebas destinadas a determinar la existencia de la
telepatía
y de la
clarividencia
.

Estos resultados fueron sintetizados en los dos primeros artículos publicados en la revista Harper's. En el segundo de ellos, que ha sido publicado ahora, su autor, E. H. Wright, intenta sintetizar lo que se ha aprendido, o qué parece razonable inferir, en relación con la exacta naturaleza de estos modos de percepción
extrasensorial
.

Como resultado de los experimentos del profesor Rhine, algunos científicos creen ahora muy probable la existencia de la telepatía y de la clarividencia. A varios perceptores se les pidió que citaran tantas cartas de un mazo como pudieran, sin mirarlas y sin tener acceso sensorial alguno a ellas. Se descubrió a un puñado de hombres y mujeres capaces de reconocer con regularidad y corrección tantas cartas que
no había una sola posibilidad entre un millón de millones de que hubiera ocurrido así por casualidad
.

¿Pero cómo lo hicieron? Estos poderes, en el supuesto de que existan, no parecen ser sensoriales. No se conoce la existencia de ningún órgano que lo justifique. Los experimentos funcionaron bien no sólo en la misma habitación, sino incluso a distancias de varios centenares de kilómetros. En opinión del señor Wright, estos hechos eliminan también el intento de explicar la telepatía o la clarividencia por medio de cualquier teoría física de la radiación. Todas las formas conocidas de energía radiante disminuyen de forma inversamente proporcional al cuadrado de la distancia recorrida. Pero eso no sucede ni con la telepatía, ni con la clarividencia. No obstante, varían por causas físicas, del mismo modo que nuestros otros poderes mentales. En contra de una opinión muy generalizada, no mejoran cuando el perceptor se halla dormido, o adormecido, sino que, al contrario, aumentan cuanto más despierto y alerta está. Rhine descubrió que un narcótico disminuye el nivel de aciertos de un perceptor, mientras que un estimulante siempre lo aumenta. Al parecer, el perceptor más fiable no puede alcanzar una buena puntuación a menos que intente hacerlo lo mejor que pueda.

Una de las conclusiones a las que Wright llega con cierto margen de confianza es que la telepatía y la clarividencia son un mismo y único don. Es decir, la facultad que permite
ver
un naipe que está boca abajo sobre una mesa parece ser la misma que le permite
leer
el pensamiento que reside en otra mente. Hay varios motivos para creerlo así. Por el momento, por ejemplo, estos dos dones se han descubierto en toda persona que disfruta de uno de ellos. En todas esas personas, ambos dones han sido de un vigor igual y casi exacto. Las pantallas, las paredes, las distancias no tienen el menor efecto sobre ninguno de ellos. A partir de esta conclusión, Wright se atreve a exponer lo que, en su opinión, no es más que un simple
presentimiento
, en el sentido de que también otras experiencias extrasensoriales pueden formar parte de la misma facultad, como los sueños proféticos, las premoniciones de desastres y otras facultades similares. Al lector no se le pide que acepte ninguna de estas conclusiones, a menos que le parezca necesario hacerlo, pero las pruebas que Rhine ha recopilado siguen siendo impresionantes.

Cómo reunir mentes para un trabajo en equipo.

A la vista del anuncio del doctor Rhine en relación con las condiciones bajo las que la mente responde con respecto a lo que él denomina modos de percepción
extrasensorial
, tengo ahora el privilegio de añadir a su testimonio la afirmación de que yo mismo y mi grupo hemos descubierto lo que creemos son las condiciones ideales bajo las que es posible estimular a la mente para que, de una forma práctica, se pueda hacer funcionar el sexto sentido descrito en el capítulo siguiente.

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