Psicoanálisis de los cuentos de hadas (56 page)

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Authors: Bruno Bettelheim

Tags: #Ensayo

BOOK: Psicoanálisis de los cuentos de hadas
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Tanto si estas interpretaciones son válidas como si no, no hay duda de que «Barbazul» es una historia que da forma a dos emociones, que no son ajenas al niño y que no deben estar necesariamente relacionadas. En primer lugar, al amor celoso, cuando uno desea mantener al ser amado para siempre, hasta el punto de que está dispuesto a destruirlo para que no lo traicione. Y, en segundo lugar, a los sentimientos de tipo sexual, que pueden ser extremadamente fascinantes y tentadores pero, también, enormemente peligrosos.

Es fácil atribuir la popularidad de «Barbazul» a la combinación de crimen y sexo o a la fascinación que provocan los crímenes sexuales. Estoy convencido de que parte del atractivo que el cuento tiene para el niño se debe al hecho de que confirma la idea de que los adultos poseen secretos sexuales. Habla también de lo que el niño sabe perfectamente por experiencia: el intentar averiguar los secretos sexuales de los adultos es algo tan tentador que incluso las personas maduras están dispuestas a correr los más enormes peligros. Por otra parte, la persona que tienta a otra merece un castigo adecuado a su delito.

Creo que, a nivel preconsciente, el niño, debido a las huellas de sangre en la llave y a otros detalles de esta historia, comprende que la esposa de Barbazul ha cometido un delito sexual. El relato asegura que, aunque un marido celoso pueda creer que su mujer merece ser severamente castigada por ello —incluso hasta la muerte—, tales ideas son totalmente erróneas. La persona celosa que cree que puede tomarse la justicia por su mano y actúa en consecuencia es digna de ser ejecutada. La infidelidad conyugal, simbólicamente representada por la sangre en el huevo y en la llave, es un acto que ha de ser perdonado. Si la pareja no es capaz de entenderlo, será ella la que sufrirá.

Por muy horrible que sea esta historia, su análisis sugiere que «Barbazul», como todos los cuentos de hadas —aunque, como ya se ha dicho, no pertenece por completo a esta categoría—, transmite profundas cualidades humanas y morales. La persona que quiere vengarse cruelmente de la infidelidad es destruida tal como tiene que ser, al igual que aquel que experimenta el sexo únicamente en sus aspectos destructivos. El hecho de que estas cualidades humanas y morales, que comprenden y perdonan las transgresiones sexuales, sean el aspecto más significativo de esta historia viene expresado en la segunda «moraleja» que Perrault le añade. Escribe lo siguiente: «Se comprende en seguida que esta historia data de tiempos remotos; ya no existen esos maridos abominables que piden lo imposible; aunque se sientan insatisfechos o celosos, actúan amablemente con sus esposas».

Sin embargo, podemos concluir que «Barbazul» es un cuento admonitorio que aconseja lo siguiente: Mujeres, no os dejéis llevar por vuestra curiosidad sexual; hombres, no os dejéis arrastrar por la cólera de haber sido traicionados sexualmente. Este mensaje no lleva implícito nada más, ni siquiera se proyecta el desarrollo necesario para obtener cualidades humanas superiores. Al final, los protagonistas, Barbazul y su mujer, son las mismas personas que al empezar la historia. Se han producido grandes cambios y conmociones en la historia, pero nadie ha sacado provecho de ellos, excepto el mundo, que se ha visto librado de Barbazul.

La manera en que un cuento de hadas popular elabora el argumento de la habitación cuya entrada está prohibida, pero que es franqueada a pesar de las advertencias, puede comprobarse en un grupo de cuentos bastante numeroso, como, por ejemplo, «La hija de Nuestra Señora» de los Hermanos Grimm. Cuando la niña alcanza la edad de catorce años —etapa de la madurez sexual—, se le entregan unas llaves que abren todas las puertas, prohibiéndole entrar en una de ellas. Tentada por su curiosidad, acaba por desobedecer esta orden, negando más tarde y repetidas veces haber cometido esta falta. Como castigo, se la priva de la capacidad de hablar puesto que ha utilizado la voz para mentir. Pasa por terribles pruebas hasta que, finalmente, admite haber falseado la realidad. Entonces, se le devuelve el habla, volviendo las cosas a su cauce, ya que «aquel que se arrepiente de sus pecados y los confiesa será perdonado».

«La bella y la bestia»

«Barbazul» trata de las tendencias peligrosas del sexo, de los secretos que éste comporta y de su íntima relación con las emociones violentas y destructivas; en resumen, habla sobre los aspectos más oscuros del sexo que deberían conservarse tras una puerta permanentemente cerrada y bien custodiada. Lo que sucede en «Barbazul» no tiene nada que ver con el amor. Barbazul, empeñado en que se cumpla su voluntad y en poseer a su pareja, es incapaz de amar, al igual que nadie puede sentir afecto por él.

A pesar del título, no encontramos ningún elemento tan salvaje en el cuento de «La bella y la bestia». El padre de Bella es amenazado por la Bestia, aunque sepamos desde el principio que se trata de una amenaza inconsistente, destinada únicamente a conseguir la unión con Bella y, más tarde, su amor, necesario para recuperar la forma humana. En esta historia, todo es delicadeza y devoción entre los tres personajes principales: Bella, su padre y la Bestia. Mientras que el amor edípico de Afrodita por su hijo es cruel y destructivo en el mito que da origen a este ciclo de cuentos, el amor edípico de Bella por su padre puede conseguir resultados maravillosos si se transfiere al futuro esposo en este cuento, que representa el final apoteósico de dicho ciclo.

El siguiente resumen de «La bella y la bestia» se basa en la versión de Madame Leprince de Beaumont, publicada en 1757, que se remonta a otra variante francesa de este mismo tema, a cargo de Madame de Villeneuve. Es precisamente esta versión la más famosa en la actualidad.
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Contrariamente a la mayoría de las versiones de «La bella y la bestia», en la historia de Madame Leprince de Beaumont aparece un rico mercader que, no sólo tiene las tres hijas, personajes comunes a todos estos relatos, sino también tres hijos que apenas desempeñan papel alguno en la narración. Las tres muchachas son muy hermosas, y especialmente la menor, conocida bajo el nombre de «la pequeña Bella», calificativo que provoca los celos de sus hermanas. Éstas son orgullosas y egoístas, es decir, todo lo contrario de Bella, que es modesta, encantadora y dulce con todo el mundo. Un día, su padre pierde toda su riqueza y la familia se ve obligada a vivir en la miseria, cosa que disgusta enormemente a las hermanas mayores, mientras que la personalidad de Bella destaca cada vez más bajo estas penosas circunstancias.

Más tarde el padre tiene que partir para un largo viaje y pregunta a sus hijas el regalo que desean. Con la esperanza de que el viaje le permita recuperar parte de su fortuna, las dos muchachas le piden ricos atavíos, en tanto que Bella no expresa deseo alguno. Sólo cuando el padre la insta a elegir, se decide por una rosa. Las esperanzas de superar el infortunio se ven frustradas, con lo que el padre vuelve a casa tan pobre como antes. Por el camino se pierde en un frondoso bosque y, cuando está a punto de sucumbir a la desesperación, llega a un palacio donde encuentra comida y cobijo, pero en el que no parece habitar nadie. A la mañana siguiente, al abandonar este lugar, ve unas bonitas rosas y, recordando el deseo de Bella, se acerca para coger algunas. En este instante, aparece una espantosa Bestia que se enfurece al ver que alguien al que había recibido con amabilidad en su castillo le roba sus flores. Como castigo, el padre tendrá que morir. Pero las súplicas de éste, diciendo que las flores eran para su hija, ablandan a la Bestia, que consiente en dejarle marchar si una de sus hijas sufre en su nombre el destino que había planeado para él. Pero, si no se cumple este designio, el mercader deberá regresar al cabo de tres meses para morir. Al reanudar la marcha, la Bestia le ofrece un arca repleta de oro. El padre no tiene intención alguna de sacrificar a sus hijas, pero acepta los tres meses de plazo para volver a verlas y llevarles el oro.

Al llegar a casa, regala las rosas a Bella pero no puede evitar contar lo sucedido. Entonces los hermanos se brindan a salir en busca de la Bestia y matarla, decisión que el padre rechaza porque tan sólo conseguirían perecer. Bella insiste en sufrir el destino que le corresponde al padre. Su decisión es irrevocable y nada puede hacerla volver atrás. El oro que el padre ha traído a casa permite que las dos hermanas mayores se casen por todo lo alto. Al cabo de tres meses, el padre, acompañado de Bella aun en contra de su voluntad, abandona su casa para dirigirse al palacio de la Bestia. Al verla, la Bestia pregunta a Bella si ha ido allí por decisión propia. Al contestar afirmativamente, el animal ordena al padre que se vaya de allí, a lo que accede finalmente, muy a pesar suyo. Bella vive como una reina en el palacio de la Bestia; todos sus deseos se satisfacen como por arte de magia. Cada noche, durante la cena, recibe la visita de la Bestia, cosa que la muchacha, al cabo de un tiempo, espera con ansiedad porque rompe con su monotonía y soledad. Lo único que la inquieta es que, al final de sus visitas, el animal la pide siempre en matrimonio y cuando Bella rehúsa, la Bestia sufre una gran decepción. Así transcurren tres meses, hasta que un día, tras ser una vez más rechazada por la muchacha, la Bestia le ruega que le prometa, por lo menos, que nunca la abandonará. Ella consiente, pero con la condición de que le permita ver a su padre, ya que, al contemplar en un espejo mágico lo que sucede en el otro extremo del mundo, se ha dado cuenta de que aquél está sumido en la desesperación por haber perdido a su hija. La Bestia le concede una semana de tiempo, asegurándole que morirá de pena si ella no regresa pronto.

A la mañana siguiente, Bella aparece en casa de su padre, que se siente sumamente feliz. Sus hermanos están ausentes sirviendo en el ejército, y las hermanas, que no son felices en su matrimonio, muertas de envidia, planean retener a Bella más de una semana, pensando que la Bestia acudirá en su búsqueda y la destruirá. Finalmente, consiguen convencer a Bella para que permanezca una semana más; no obstante, durante la décima noche de ausencia, la muchacha sueña con la Bestia que le reprocha su conducta con voz lastimosa. Entonces, Bella decide regresar a su lado y es transportada inmediatamente al palacio, en donde encuentra al animal muriendo de pena porque ella no ha cumplido su promesa. Durante el tiempo que permaneció en su casa, Bella comprendió el profundo vínculo que la unía a la Bestia, y, al verla tan indefensa, descubre el amor que siente por ella y le confiesa que no puede seguir viviendo si no es a su lado: quiere casarse con ella. En ese instante, la Bestia se transforma en un apuesto príncipe. El padre y el resto de la familia se reúnen con ellos y viven en armonía durante mucho tiempo. Las hermanas perversas, como castigo, son convertidas en estatuas hasta que se arrepienten de sus malas acciones.

En «La bella y la bestia», la forma del animal corre a cargo de nuestra imaginación. En una serie de cuentos hallados en algunos países europeos, la bestia, al igual que en «Eros y Psique», adopta la forma de una serpiente. Por lo demás, el resto de la historia es exactamente igual, con una única excepción.

Al recobrar su apariencia humana, el personaje masculino explica por qué se le había condenado a una existencia animal: fue el castigo que se le infligió por haber seducido a una huérfana. Por eso él, que se había servido de una criatura indefensa para satisfacer su lujuria, sólo puede ser redimido por un amor desinteresado, dispuesto a sacrificarse por el ser amado. El príncipe fue transformado en serpiente porque, al ser un animal fálico, simboliza el hambre sexual que busca satisfacción sin tener en cuenta la relación humana y, también, porque utiliza a su víctima únicamente para realizar sus propósitos, al igual que hizo la serpiente en el paraíso. Al dejarnos seducir, perdemos nuestra inocencia.

En «La bella y la bestia», los insólitos acontecimientos están provocados por un padre que roba una rosa para su hija predilecta. Con esta acción, simboliza tanto el amor que siente por ella, como la pérdida anticipada de su virginidad, ya que la flor cortada —especialmente la rosa— suele representar este importante cambio. Esto parece predecir que la muchacha debe pasar por alguna experiencia «brutal». Pero la historia demuestra que estos temores son infundados. Lo que suponían una experiencia salvaje se convierte en una relación cariñosa y llena de humanidad.

Analizando «Barbazul» junto con «La bella y la bestia», se podría afirmar que la primera historia presenta los aspectos más primitivos, agresivos, egoístas y destructivos del sexo, que deben ser vencidos para que el amor pueda florecer; en cambio, la segunda muestra lo que es el amor verdadero. La conducta de Barbazul está en consonancia con su abominable aspecto; mientras que la Bestia, a pesar de su apariencia, es una persona tan buena y hermosa como Bella. Esta historia, contrariamente a lo que el niño pueda temer, le asegura que, aunque los hombres y las mujeres sean tan distintos, pueden formar una perfecta pareja si sus personalidades armonizan y están unidos por el amor. Mientras que «Barbazul» confirma los temores del niño acerca del sexo, «La bella y la bestia» le ofrece la fuerza necesaria para comprender que sus temores no son más que producto de sus angustiosas fantasías sexuales y que, aunque el sexo parezca algo brutal a simple vista, el amor entre un hombre y una mujer es, en realidad, la más satisfactoria de las emociones y la única que puede proporcionar la felicidad eterna.

Ya hemos mencionado repetidas veces que los cuentos de hadas ayudan al niño a comprender la naturaleza de sus dificultades edípicas y le ofrecen la esperanza de que llegará a dominarlas. «Cenicienta» es el mejor ejemplo del poder destructor de los celos edípicos no resueltos que un progenitor siente por su hijo. En «La bella y la bestia», queda más claro que en ningún otro cuento conocido que el vínculo edípico de un niño hacia su progenitor es natural, deseable y tiene consecuencias altamente positivas para todos, si, durante el proceso de maduración, es transformado y transferido del padre al ser amado. Nuestras relaciones edípicas, lejos de ser únicamente fuente de graves dificultades emocionales (cosa en la que pueden convertirse si no pasan por un desarrollo adecuado durante nuestro proceso de crecimiento), son la base de la felicidad permanente si se realiza la evolución correcta y se resuelven estos sentimientos ambivalentes.

Esta historia demuestra la relación edípica que Bella mantenía con su padre, no sólo por el hecho de pedirle una rosa, sino también por la narración detallada de cómo las hermanas se divertían continuamente y tenían amantes, mientras que Bella permanecía siempre en casa, diciendo a sus pretendientes que era demasiado joven para casarse y que deseaba «quedarse junto a su padre unos años más». Al unirse a la Bestia solamente por amor a su padre, la relación que desea mantener con el animal está completamente al margen del sexo.

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