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Authors: Katherine Howe

El Libro de los Hechizos (54 page)

BOOK: El Libro de los Hechizos
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La naturaleza de las pruebas presentadas contra las mujeres acusadas de practicar la brujería también es precisa, incluyendo la llamada «teta de bruja» para amamantar a diablos y familiares. Este fenómeno aportaba la única forma fiable de evidencia física contra una bruja acusada; casi todas las demás pruebas eran «espectrales», o afirmaciones de testigos que aseguraban haber visto al espectro de la acusada realizando un trabajo maléfico. Los historiadores difieren en cuanto a lo que podría haber significado realmente una «teta de bruja» y según las distintas fuentes lo atribuyen a terceros pezones anómalos, excrecencias cutáneas, lunares y, más notablemente, al clítoris. En un mundo que carecía de luz artificial, espejos de mano, dormitorios privados o cuartos de baño, la sugerencia de que las mujeres pudieran haber estado alienadas de sus propios cuerpos parece menos increíble.

Más importante es que las acusadas junto a Deliverance en el juicio por brujería —Sarah Wildes, Rebecca Nurse, Susannah Martin, Sarah Good y Elizabeth Howe —, junto con las fechas en que fueron juzgadas y ejecutadas, son todas correctas. He intentado ser fiel a las personalidades de esas mujeres en la medida en que son conocidas, si bien me he tomado algunas libertades en el caso de Sarah Good. Otras mujeres reales acusadas de brujería tienen apariciones episódicas: Wilmott Redd de Marblehead; Sarah Osborne, quien murió en prisión, y el pastor destituido George Burroughs. Sarah Good lanzó realmente una amenaza desde el patíbulo diciendo: «¡Yo soy tan bruja como vosotros sois hechiceros, y si me quitáis la vida, Dios os dará de beber sangre!» Como dato interesante cabe mencionar que la tradición local sostiene que el hombre a quien iba dirigida esta amenaza, Nicholas Noyes, murió años más tarde a causa de una hemorragia, de modo que, en cierto sentido, la predicción de Sarah se cumplió.

La hija de Sarah Good, Dorcas, mientras tanto, inspiró mi descripción del efecto que el juicio tuvo años más tarde en las familias implicadas. La verdadera Dorcas, que tenía entonces cuatro o cinco años, pasó ocho meses encarcelada en Boston, y su madre murió en la horca. Como resultado de estos horrores combinados, la pequeña Dorcas se volvió loca. En 1710, su padre, William Good, presentó una demanda contra la ciudad para que ayudase al mantenimiento de su hija, afirmando que Dorcas, «estando encadenada en las mazmorras, fue tan duramente maltratada y aterrorizada que desde entonces su carácter es incontrolable, pues no tiene ninguna razón para dominarse a sí misma». La asociación con los juicios, incluso para aquellos que finalmente fueron absueltos, provocó que familias enteras sufriesen consecuencias económicas y sociales hasta bien entrado el siglo XVIII, una dura realidad que describió las penosas circunstancias de Mercy y Prudence en la historia.

La representación de Prudence Bartlett como una comadrona del siglo XVIII en Marblehead que lleva un diario se la debo a la erudición de Laurel Thatcher Ulrich sobre Martha Ballard, una comadrona de Maine del siglo XVIII (aunque no una bruja, debo añadir), quien llevaba un diario de sus actividades cotidianas.

La colección de elementos mágicos tejidos a lo largo de la historia está basada en la investigación de los grimorios que se conservan en el Museo Británico, en particular, un texto de edad y autoría discutidas llamado
La llave de Salomon
. (Hasta la fecha, al menos, no se han encontrado grimorios norteamericanos de la época colonial.) El círculo mágico conjurado en la puerta de la casa de Milk Street está basado en un círculo dibujado en un manuscrito que se encuentra en la Bibliothèque de l’Arsenal de París, reproducido en un libro contemporáneo de historia del ocultismo. Del mismo modo, el conjuro sanador de «Abracadabra» deriva de un talismán romano, cuya forma triangular se creía que extraía la enfermedad del cuerpo, y es analizado en una fuente moderna diferente en la magia autóctona. La orina y las botellas de bruja eran herramientas comunes utilizadas por las personas videntes y sanadoras, siguiendo la extendida lógica que una pequeña parte del cuerpo puede representar al todo. Y, finalmente, la «llave y la Biblia» y «el cedazo y las tijeras» eran dos extendidas técnicas de adivinación que se utilizaron hasta el siglo XIX. Cualquiera que haya lanzado una moneda al aire o agitado una Bola 8 Mágica para tomar una decisión ha tocado los descendientes modernos de esas técnicas.

¿Y qué hay de la propia Deliverance Dane? La verdadera Deliverance fue acusada casi al final del pánico desatado en Salem, cuando las acusaciones se extendían por toda la zona rural del condado de Essex. Ella vivía con su esposo, Nathaniel, en Andover, Massachusetts, y en 1692 fue encarcelada durante trece semanas como sospechosa de practicar la brujería. Es muy poco lo que se sabe acerca de ella, aparte del hecho de que sobrevivió a los juicios y, a diferencia de algunos de sus contemporáneos, no existe ninguna evidencia de que fuese realmente una sanadora. El único registro que fui capaz de encontrar es una cuenta que incluye la suma de dinero que Nathaniel debía por su manutención mientras ella estuvo en prisión. Este documento, junto con transcripciones e imágenes digitales de los auténticos documentos del tribunal, puede verse en el archivo digital de los documentos sobre brujería en Salem que se conserva en la Universidad de Virginia.

Y luego estoy yo. La investigación genealógica familiar a través de sucesivas generaciones de mujeres Howe indica nuestra conexión tanto con Elizabeth Howe, la bruja condenada, quien aparece brevemente aquí, como con Elizabeth Proctor, la mujer acusada de brujería. Esta última conexión parece ser más directa, ya que ella sobrevivió a los juicios, mientras que Elizabeth Howe, como sabéis, no lo hizo.

Durante mucho tiempo, este dato fue sólo uno de esos detalles extraños y divertidos acerca de mí que no mucha gente conocía. Entonces, después de algunos años de vivir y trabajar en Cambridge, llegué al condado de Essex, en Massachusetts. Mientras echábamos raíces en North Shore, me sentí conmocionada por la forma en que el pasado sigue acechando al presente en Nueva Inglaterra, especialmente en sus pequeñas ciudades con buena memoria, y también por cómo la personalidad idiosincrásica de los primeros colonos parece haberse perdido en el mito nacionalista. En el dormitorio de nuestra pequeña y antigua casa de alquiler, mi esposo y yo incluso encontramos una diminuta herradura, con una costra dura de pintura, clavada encima de la puerta trasera para atraer la buena suerte, o para mantener alejado al demonio, no estábamos seguros de cuál de las dos cosas.

Comencé a contarme esta historia a mí misma mientras estudiaba para mis exámenes de calificación del doctorado en Estudios Norteamericanos y de Nueva Inglaterra, en la Universidad de Boston, y llevaba a mi propio perro de paseo a través de los bosques que se extienden entre Salem y Marblehead. La perfeccioné mientras impartía un curso de introducción a la investigación y un seminario de escritura sobre brujería en Nueva Inglaterra a dos grupos de estudiantes de primer año de la Universidad de Boston. (A ellos les gustó especialmente la tarea extra que consistía en buscar dos métodos diferentes de exorcizar a una vaca y explicar las ventajas y los inconvenientes de cada uno.)

El relato ofrece una oportunidad única de recuperar la individualidad, aunque sea en el terreno de la ficción, para algunas de esas personas remotas. También me atrajo la historia de Deliverance Dane por mi simpatía hacia el legado de Nueva Inglaterra de mujeres difíciles y, en ocasiones, excesivamente pedantes. ¿Acaso el conocimiento de las vidas nada convencionales de mis distantes antepasados me ayudó a dirigir el rumbo hacia el trabajo de posgrado en cultura norteamericana? Estoy segura de que sí. Pero, incluso careciendo de ese conocimiento, sospecho que su cualidad de brujas, como sea que la entendamos, contribuyó a que ahora yo sea la clase de persona que soy. Me siento agradecida a aquellas personas desaparecidas por cualquier fragmento de ellas que aún pueda seguir viviendo en mi interior.

Katherine Howe

Marblehead, Massachusetts

Agradecimientos

Esta historia fue capaz de transformarse de un experimento mental ocioso a un manuscrito terminado gracias a la participación de las siguientes personas: mi agente literaria, Suzanne Gluck, cuya lucidez, amistad y percepción caracterizaron cada aspecto de este proyecto desde su inicio; Ellen Archer de Hyperion, cuya visión, generosidad y confianza en el libro me estimularon en cada recodo del camino; mi editor, Leslie Wells, quien se encargó de guiar el manuscrito desde que era un borrador sin pulir hasta su punto final con una dedicación, precisión y cuidados maravillosos; Pamela Dorman, cuya fe en el libro me ayudó a que se convirtiese en realidad, y Matthew Pearl, mi sensei, sin cuyo aliento, guía y asesoramiento este libro jamás habría visto la luz.

He sido afortunada al trabajar con algunas personas realmente asombrosas en el mundo editorial, cuyo apoyo y consejo allanaron cada etapa de este proyecto. En William Morris me gustaría dar las gracias a Sarah Ceglarski, Bill Clegg, Rob Clyne, Georgia Cool, Raffaella de Angelis, Michelle Feehan, Tracy Fisher, Erin Malone, Cathryn Summerhayes, Elizabeth Tingue y Eric Zohn. En Hyperion y Voice, mi afecto y agradecimiento para Anna Bromley Campbell, Marie Coolman, Barbara Jones, Kristin Kiser, Sarah Landis, Allison McGeehon, Claire McKean, Linda Prather, Shubhani Sarkar, Nina Shield, Betsy Spigelman, Mindy Stockfield, Katherine Tasheff y Jessica Wiener. Mi reconocimiento también para Mari Evans, de Penguin de Gran Bretaña por su espléndido feedback, su entusiasmo y su calidez.

Un libro tan enraizado en la historia no sería nada sin sus fuentes primarias, y estoy agradecida a los numerosos historiadores cuyo trabajo me ha guiado a través de este proyecto. En particular, Anthony Aveni, cuya obra
Behind the Crystal Ball
me proporcionó el conjuro de «abracadabra»; Paul Boyer y Stephen Nissenbaum, por sus libros definitivos
Salem Possessed
y
Salem —Village Witchcraft
; Owen Davies, por
Popular Magic: Cunning-folk in English History
; John Demos, por
Entertaining Satan
; la historia de Cornelia Hughes Dayton sobre los primeros tiempos del sistema legal colonial,
Women Before the Bar
; Grillot de Givry, por
El museo de los brujos, magos y alquimistas
, la fuente del símbolo del círculo mágico en la historia; Carol Karlsen, por la historia feminista
Devil in the Shape of a Woman
; Mary Beth Norton, por
In the Devil’s Snare
;
Religion and the Decline of Magic
, de Keith Thomas;
A Midwife’s Tale
, de Laurel Thatcher Ulrich, que inspiró directamente a la comadrona que llevaba un diario de sus actividades en mi relato; y al Museo de Bellas Artes de Boston por el catálogo de la exposición «New England Begins: The Seventeenth Century». El archivo
online
de los documentos relativos a los casos de brujería en Salem de la Universidad de Virginia y conservados en colecciones especiales en toda Nueva Inglaterra nos permite una inmediatez en la investigación con la que la generación anterior de investigadores sólo podía soñar (véase http://etext.virginia.edu/salem/witchcraft—).

Asimismo, muchos colegas y amigos me ofrecieron notas de lectura, cientos de ideas y estímulos cuando más lo necesitaba, especialmente Mike Godwin, Greg Howard, Eric Idsvoog, Emily Kennedy, Kelley Kreitz, Brian Pellinen, Shannon Shaper, Weston Smith, Raphaelle Steinzig, Michelle Syba y Tobey Wiggins. Estoy en deuda con los profesores y estudiantes del Programa de Estudios Norteamericanos y de Nueva Inglaterra, así como del Programa de Escritura de la Universidad de Boston, y deseo dar las gracias especialmente a Roy Grundmann, Virginia Myhaver, Michael Prince, Bruce Schulman, y sobre todo a mis estudiantes en WR 150 «New England Witchcraft». Justin Lake, de Texas A&M, me ofreció su considerable experiencia en latín y me enseñó a correr riesgos. Alice Jardine, del
Comittee on Degrees in Women’s, Gender and Sexuality Studies
de Harvard, me proporcionó algo muy raro en una escuela de graduados: un trabajo de enseñanza estable. Will Heinrich me ayudó a imaginar aquello que era posible, tanto en la escritura como en la vida, e impidió que el miedo se interpusiera en mi camino. También le estoy profundamente agradecida a mi asesora, Patricia Hills, cuya erudición en historia del arte y estudios norteamericanos me trajeron a la escuela de graduados en primer lugar, y cuyo apoyo y amistad me mantuvieron allí.

Finalmente, como este libro trata básicamente de familias que cambian a lo largo del tiempo, me gustaría mostrar mi agradecimiento a la mía, tanto inmediata como lejana: especialmente a mi abuela y a mi abuelo, Mere y Charles, quienes merodean por esta historia a su manera personal y secreta; Julia Bates, poeta, músico, natural de Nueva Inglaterra, tía abuela y querida amiga; Greg y Patty Kuzbida, y Rachel Hyman. Y, sobre todo, gracias a mis padres, George y Katherine S. Howe, cuya influencia e importancia en mi vida son difíciles de resumir en un espacio tan breve. Y, por último, a Louis Hyman, compañero y cómplice en la vida, inspiración, musa, chef, consejero y rezongón, que todos los días me hace comprender que, de alguna manera, conseguí ganar una competición en la que no sabía que me había inscrito.

KATHERINE HOWE, (1977, Houston, Texas) es una novelista estadounidense cuya primera obra,
The Psychic Book of Deliverance Dane
se ha convertido en un best-seller del
New York Times
.

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