El primer hombre de Roma (132 page)

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Authors: Colleen McCullough

Tags: #Histórica

BOOK: El primer hombre de Roma
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Capitolio. El monte Capitolino, una de las siete colinas de Roma y la única relativamente reservada a edificios religiosos y públicos. Aunque en lo alto del Capitolio no había residencias privadas, en tiempos de Cayo Mario se alzaban en sus laderas algunas de las mansiones más lujosas de la ciudad. El propio Mario vivía allí.

 

Capua. La ciudad interior más importante de Campania. Una serie de promesas de lealtad no cumplidas provocó represalias por parte de Roma, que despojó a Capua de sus vastas y ricas tierras públicas; éstas constituyeron el núcleo del ager publicus de Campania y entre ellas se contaban, por ejemplo, los viñedos que producían el vino de Falerno. En tiempos de Cayo Mario, la economía de Capua dependía fundamentalmente de los numerosos campos de entrenamiento militar, las escuelas de gladiadores y los campos de concentración de prisioneros de guerra en venta como esclavos que rodeaban la ciudad.

 

carbunculus. El rubí.

 

carcer. Calabozo. Era el otro nombre que se daba al Tullianum.

 

Caribdis. Remolino mitológico que se suponía situado en el estrecho entre Italia y Sicilia, entre las columnas de Hércules o en otros lugares. Caribdis iba siempre asociado a Escila, un monstruo de siete cabezas aullantes que moraba tan cerca de Caribdis que ningún marinero podía escapar de uno sin caer en las garras del otro. En la antigüedad, el dicho "entre Escila y Caribdis" era equivalente a "salir de Málaga para entrar en Malagón" o "de Guatemala a Guatepeor".

 

Carinae. Una de las zonas residenciales más lujosas de Roma. Estaba en la cumbre norte del monte Opiano mirando al oeste y se extendía entre el Velia, sobre el Foro Romano, y el Clivus Pullius.

 

Cárnicos, Alpes. Es el nombre que he empleado para denotar el tramo de cordillera alpina que rodea el norte de Italia y su extremo oriental, tras las ciudades costeras de Tergeste y Aquileia. Estas montañas suelen denominarse Alpes Julianos, reservando la denominación de Cárnicos para los del actual Tirol austríaco. Sin embargo, no he logrado hallar pruebas de que ningún miembro de la familia de los Julios anterior a la época del dictador Cayo Julio César tuviese una cordillera con su nombre, por lo que cabe suponer que antes de esa fecha los Alpes Julianos recibían otro nombre. A falta de evidencia documental (lo que no quiere decir que no exista, sino que yo no la he encontrado), he ampliado la denominación de Alpes Cárnicos a los Alpes Julianos.

 

carnutos. Los carnutos eran la federación más extensa e importante de las tribus celtas de la Galia. Su territorio se extendía a lo largo del río Liger, entre su confluencia con el Caris y un punto aproximadamente en el mismo meridiano de longitud en el que se halla el París actual. Los carnutos debían fundamentalmente su preeminencia a que en sus tierras se hallaban los centros de culto y las escuelas druidas de la Galia.

 

casco ático. Casco ornamental que llevaban los oficiales romanos, generalmente de rango superior al de centurión. Es el tipo de casco que suelen exhibir las estrellas de Hollywood en las películas de romanos, aunque dudo mucho de que el casco ático de la época republicana de Roma estuviera rematado por plumas de avestruz.

 

Cástor. El mayor de los dos dioses gemelos Cástor y Pólux (Kastor y Pohdeukes), llamados también los Dioscuros. Su templo del Foro Romano era enorme y muy antiguo, lo que indica que su culto en Roma se remontaba como mínimo a la época de los reyes. Por lo tanto, no puede considerarse que se tratase de una apropiación de la religión griega, como en el caso de Apolo. Su particular importancia para Roma (y posiblemente la razón por la que más tarde fuesen asociados a los lares) se debe probablemente a que estos dioses fundadores de la ciudad eran gemelos.

 

Cebenna. La altiplanicie de la Galia central, al Oeste del Ródano. La Cebenna actual estaría formada por los Cévennes, la Auvernia, el Ardéche y todo el Macizo Central.

 

cella, cellae. Literalmente "habitación". Las habitaciones en las casas han adquirido en su mayoría un nombre propio de su función, pero un cuarto que no tuviera nombre era una cella. Las habitaciones de los templos se denominaban cellae.

 

celtas. Es más bien la denominación moderna aplicada a una raza de bárbaros que llegó del norte de Europa central en los primeros siglos del primer milenio a. de JC. A partir del 500 a. JC., los celtas trataron de invadir las tierras del Mediterráneo europeo; en España y la Galia lo consiguieron, mientras que en Italia y Grecia no lo lograron. Sin embargo, en el norte de Italia, Macedonia, Tesalia, Illyricum y Moesia se asentaron en grandes poblamientos que progresivamente se mezclaron con los habitantes más antiguos. En Galacia, en la Anatolia central y occidental, aún se hablaba celta muchos siglos después de comenzar la era cristiana. Los celtas eran racialmente distintos a los germanos, aunque afines a ellos, y se consideraban un pueblo discreto. Sus idiomas tenían cierta similitud con el latín. Un romano rara vez empleaba la palabra "celta"; decía "galo".

 

celtíberos. Miembros del contingente de raza celta que cruzó los Pirineos y se estableció principalmente en las regiones central, occidental y noroeste de la península Ibérica. Estaban tan integrados en tiempos de Cayo Mario, que solía considerárseles indígenas.

 

censo por cabezas o por personas. Es el término utilizado en la obra para denominar a los capite censi, los ciudadanos romanos de más baja categoría por ser demasiado pobres para reunir los requisitos del censo en una de las cinco clases económicas. Lo que hacían los censores era un "recuento de cabezas". He optado en muchos casos por denominarlos así, en vez de "el proletariado" o "las masas", dada nuestra actitud posmarxista con tales términos, que en el contexto antiguo de los hechos se prestaría a confusión (véase también cap ite censi y proletariO.

 

censor. El más alto magistrado romano, aunque no tenía imperium y, por lo tanto, no llevaba escolta de lictores. Nadie que no hubiese sido previamente cónsul podía aspirar al cargo de censor, y sólo los consulares con una enorme auctoritas y dignitas solían atreverse a ser candidatos. Ser elegido censor era la culminación de la carrera política de un individuo, porque el cargo le confería la categoría de uno de los primeros hombres de Roma. El censor (se elegían dos a la vez) ocupaba su cargo durante cinco años, aunque sólo se entregaba de lleno a sus funciones el primer año y medio; él y su colega efectuaban el escrutinio de los que accedían al Senado, se encargaban del ordo equester (los caballeros) y de los depositarios de los caballos públicos (los mil ochocientos caballeros más antiguos) y efectuaban un censo general de ciudadanos romanos, no sólo en Roma, sino en toda Italia y en las provincias romanas. El censor entendía también en cuanto a los requisitos económicos, en cuestiones de contratos estatales y diversas obras públicas y edificios.

 

centuria. Es un término que puede aplicarse a cualquier conjunto de cien hombres, aunque en sus orígenes significaba cien soldados. Las centurias de la Asamblea centuriada no contaban ya con cien hombres ni tenían importancia militar, aunque en sus orígenes fuesen militares. Las centurias de las legiones siguieron contando con cien hombres.

 

centurión (centurio, centuriones). El oficial corriente en las legiones de ciudadanos romanos y auxiliares. Es un error equipararlo al suboficial contemporáneo; los centuriones eran auténticos profesionales, de categoría muy distinta a la de la oficialidad actual. Un general romano derrotado apenas se preocupaba si perdía tribunos militares, pero se mesaba los cabellos si perdía centuriones. El grado de centurión tenía varios niveles; el centurio más bisoño mandaba un grupo de ochenta soldados y veinte no combatientes, llamado centuria. En el ejército de la época republicana, reorganizado por Cayo Mario, cada cohorte tenía seis centuriones, y el más antiguo, el pilus prior, mandaba la centuria más antigua de la cohorte y toda la cohorte. Los diez hombres que mandaban las diez cohortes que constituían una legión también tenían grados de antigüedad, siendo el centurión más antiguo de la legión, el primus pilus, el único responsable ante el comandante de la legión (uno de los tribunos elegidos de los soldados, o uno de los lugartenientes del general). En tiempos de la república podía llegar a serlo un soldado raso.

 

Cercina, isla. La actual Kerkenna. Una de las islas de la Pequeña Sirte africana, en que se estableció la primera de las colonias de Cayo Mario para veteranos de las legiones. Al padre de Cayo Julio César el dictador le encomendó Mario la organización de la colonia.

 

Ceres. Diosa italo-romana de la tierra, cuyas atribuciones eran fundamentalmente las cosechas y en particular los cereales. Su templo, en el lado del Forum Boarium que daba al Aventino (y, por consiguiente, fuera del pomerium), tenía fama de ser el más bello de la roma republicana y albergaba el culto de la plebe en la época en que en Roma dominaban los patricios y la plebe amenazaba con frecuencia con marcharse de la ciudad para asentarse en otro lugar. La primera deserción masiva de la plebe, en el 494 a. JC., sólo llegó hasta el Aventino, pero bastó para obtener concesiones. En tiempos de Cayo Mario, el templo de Ceres recibía la simple denominación de sede de la orden plebeya y albergaba las dependencias y archivos de los ediles plebeyos.

 

cínico. Adscrito a la escuela filosófica fundada por Diógenes de Sinope. No era una escuela en sentido académico ni propugnaba un estilo de vida de gran complejidad. En esencia, los cínicos creían en la sencillez y en la libertad sin ataduras ni pertenencias. Los cínicos desconfiaban totalmente de los deseos y aspiraciones mundanas por considerarlo egoísmo.

 

cimbros. Una vasta federación de tribus germánicas establecida en la parte norte del Quersoneso Címbrico, hasta que aproximadamente en el 120 a. JC. una catástrofe natural los obligó a abandonar su patria. Junto con sus vecinos del sur, los teutones, iniciaron una épica migración para encontrar otra patria; la migración duró casi veinte años y los llevó por un itinerario de miles de kilómetros hasta que tropezaron con Roma y Cayo Mario.

 

Circei, Circen. La zona en que se hallaba el monte Circeii y que formaba la frontera costera entre el Lacio y Campania. La ciudad del mismo nombre se hallaba en la vertiente de Tarracina del promontorio y era una playa famosa en tiempos de la república.

 

circo. Lugar en el que se celebraban las carreras de carros. La carrera era larga y estrecha y estaba dividida en sentido longitudinal por una barrera central, la spina, los extremos de la cual eran unas piedras cónicas llamadas metae, que constituían el punto en que debían dar la vuelta los carros. Estaba cubierto de gradas de madera. Las siete mangas de una carrera se contaban con siete huevos en unas copas y siete delfines; siempre debió de hacerse así, pero Agripa dio sin duda al Circo Máximo nuevos delfines especiales. La carrera solía durar veinticinco minutos, y actualmente se cree que los cuatro colores -rojo, verde, blanco y azul- se empleaban en las carreras desde mediados de la época republicana y durante el imperio. Yo presumo que esos cuatro colores representaban a cuatro competidores.

 

Circo Flaminius. El circo situado en el Campo de Marte, no lejos del Tíber y el Forum Holitorium. Se construyó en el 221 a. JC. y a veces sirvió de sede a las asambleas con ocasión de las elecciones, cuando la plebe o el pueblo tenían que reunirse fuera del pomerium. Había varios templos en el recinto del Circo Flaminio, el de Vulcano entre ellos, y el muy hermoso y famoso templo de Hércules y las nueve musas.

 

Circo Máximo. El antiguo circo construido por el rey Tarquinio Prisco antes de la época republicana Ocupaba todo el Vallis Murcia, entre el Palatino y el Aventino, y tenía una capacidad entre 100.000 y 150.000 espectadores, aun en tiempos de la república; durante la misma, sólo se permitía la entrada a los ciudadanos romanos y existen fundadas pruebas para pensar que los ciudadanos libertos seguían siendo considerados esclavos en lo que respecta a la admisión al circo; imagino que a los libertos se les negaba la entrada por el exceso de público que deseaba ver el espectáculo. Las mujeres podían sentarse entre los hombres.

 

ciudadanía. En el contexto de esta obra es la ciudadanía romana. Su posesión permitía al interesado votar en la tribu de su clase (si cumplía los requisitos económicos para pertenecer a una clase) en todas las elecciones de la ciudad de Roma. No podía ser azotado, tenía derecho a un proceso ante un tribunal romano y derecho de apelación. Según las épocas, los padres tenían que ser ciudadanos romanos o bien solamente el padre (de ahí el cognomen hybrida). El ciudadano estaba sujeto a servicio militar, aunque, con anterioridad a la época de Mario, sólo si tenía suficientes propiedades para comprarse las armas y mantenerse durante la campaña supliendo la pequeña suma que recibía del Estado, generalmente al final de la misma.

 

ciudadela. Una fortaleza en lo alto de un escarpe, o la parte de una plaza alta fortificada y rodeada de murallas.

 

clases. Las cinco divisiones económicas relativas a propiedades o rentas fijas de los ciudadanos romanos. Los miembros de la primera clase eran los más ricos y los de la quinta, los más pobres. Los capite censi no pertenecían a ninguna clase.

 

cliente. En latín, cliens. El término denota a un hombre libre o a un liberto (aunque no tenía que ser ciudadano romano) que se comprometía con otro que se llamaba patrón (patronus). El cliente se obligaba por la más solemne vinculación moral a servir los intereses y obedecer a los deseos del patrón, a cambio de diversos favores (generalmente sumas de dinero, cargos o ayuda legal). El esclavo liberto se convertía automáticamente en cliente de su antiguo amo, excepto en el caso de que se le eximiera de la obligación. Una especie de estructura de honor regía la conducta del cliente en relación con su patrón y era notable el respeto que le merecía. Ser cliente no significaba necesariamente que uno no pudiera ser patrón, aunque era más difícil ser el patrón supremo, porque sus propios clientes lo eran a su vez de su patrón. Había leyes que regulaban la relación entre un cliente extranjero y el patrón, y respecto a los reinos extranjeros o estados-cliente que tenían a Roma como patrón, existía la obligación legal de pagar rescate por los ciudadanos romanos secuestrados, un hecho del que se valían los piratas como adicional fuente de ingresos. Así, no sólo los individuos se convertían en clientes, sino las ciudades y los países.

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