El Universo holográfico (53 page)

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Authors: Michael Talbot

Tags: #Autoayuda, Ciencia, Ensayo

BOOK: El Universo holográfico
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Los aborígenes afirman que llegará el día en que la tierra regrese al tiempo de ensoñación. Con ánimo puramente especulativo, uno podría preguntarse si veremos el cumplimiento de esa profecía cuando aprendamos a manipular cada vez más el holograma de la realidad. Cuando seamos expertos en juguetear con lo que Jahn y Dunne llaman «el plano común entre la consciencia y su entorno», ¿podremos experimentar una realidad que sería maleable una vez más? Si eso fuera verdad, necesitaríamos aprender mucho más de lo que sabemos actualmente para manipular con seguridad un entorno tan dúctil; quizá sea ése uno de los propósitos de los procesos evolutivos que parecen estar desarrollándose en medio de nosotros.

Muchas tradiciones antiguas afirman asimismo que la humanidad no se originó en la tierra y que nuestro verdadero hogar está con Dios o, al menos, en el reino no físico y paradisíaco del espíritu puro. Por ejemplo, hay un mito hindú según el cual la consciencia humana empezó siendo una onda que decidió abandonar el mar de la, «consciencia como tal, eterna, sin espacio, infinita y sin tiempo».
[41]
Al percatarse de sí misma, olvidó que era parte de aquel mar infinito y se sintió aislada y distinta. Loye sostiene que la expulsión de Adán y Eva del jardín del Edén podría ser una versión de este mito, un antiguo recuerdo de la forma en que la consciencia humana dejó su hogar en el implicado, en algún momento de su pasado insondable, y olvidó que era parte de la totalidad cósmica de las cosas.
[42]
Según esa visión, la tierra es una especie de campo de juegos, «en el cual uno es libre de experimentar todos los placeres de la carne con tal de que sepa que es una proyección holográfica de una… dimensión espacial de un orden superior».
[43]

Si eso es verdad, puede que los fuegos evolutivos que están empezando a titilar y a danzar por la psique colectiva sean la llamada para que nos despertemos, el toque de trompeta que nos informa de que nuestro verdadero hogar está en alguna otra parte y que podemos regresar allí si queremos. Strieber, por lo pronto, cree que los ovnis están aquí por eso precisamente: «Creo que probablemente vienen como matronas para ayudarnos a nacer al mundo no físico, del cual proceden. Tengo la impresión de que el mundo físico es sólo un pequeño instante en un contexto mucho mayor y que la realidad se desenvuelve primariamente de una manera no física. No creo que la realidad física sea la fuente original del ser. Creo que seguramente el ser, como la consciencia, antecede a lo físico».
[44]

El escritor Terence McKenna, que también respalda el modelo holográfico desde hace mucho tiempo, está de acuerdo: «De lo que parece que se trata es que desde el tiempo de la toma de conciencia de la existencia del alma hasta la resolución del potencial apocalíptico hay unos cincuenta mil años aproximadamente. No cabe duda de que ahora estamos en los segundos finales históricos de la crisis —una crisis que implica el final de la historia, nuestra partida del planeta [y] el triunfo sobre la muerte—. De hecho, estamos acortando la distancia con el acontecimiento más intenso que se puede encontrar en una ecología planetaria… la liberación de la vida de la crisálida oscura de la materia».
[45]

Esto, naturalmente, no es más que una hipótesis. Pero tanto si estamos al borde mismo de la transición, como sugieren Strieber y McKenna, como si el punto de inflexión está todavía en un futuro lejano, es evidente que estamos siguiendo un camino de evolución espiritual. Dada la naturaleza holográfica del universo, también es evidente que, en algún tiempo y en algún lugar, nos espera algo similar al menos a las dos posibilidades anteriores.

Y para que no nos tiente dar por hecho que la liberación de lo físico constituye el fin de la evolución humana, hay indicios de que el reino dúctil e imaginal del más allá es igualmente un mero escalón intermedio. Swedenborg, por ejemplo, afirmaba que, más allá del cielo que visitó, había otro cielo tan brillante e informe según lo percibía él, que parecía un «arroyo de luz».
[46]
También los que han vivido una experiencia cercana a la muerte han descrito alguna vez esos terrenos infinitamente tenues. «Hay muchos planos superiores y, para regresar a Dios, para alcanzar el plano en el que reside Su espíritu, tienes que ir dejando caer las prendas con que te vistes hasta que tu espíritu sea verdaderamente libre —declara uno de los sujetos de las pruebas de Whitton—. El proceso de aprendizaje no cesa jamás… A veces se nos permite vislumbrar los planos superiores… cada uno es más leve y más brillante que el anterior».
[47]

Para algunos puede resultar aterrador que la realidad se vaya haciendo más parecida a la frecuencia a medida que uno se va adentrando en lo implicado. Pero es comprensible. Es obvio que todavía somos como niños que necesitan la seguridad del cuaderno de dibujo para colorear, pues todavía no estamos preparados para dibujar a mano alzada sin precisar líneas que guíen nuestras torpes manos. Sumergirse en el reino del arroyo de luz de Swedenborg equivaldría a sumirnos en una alucinación de LSD completamente fluida. Y todavía no hemos madurado lo suficiente ni tenemos el suficiente control de nuestras emociones, actitudes y creencias para enfrentarnos a los monstruos que nuestras psiques crearían para nosotros.

Pero tal vez sea por eso por lo que estamos aprendiendo a tratar aquí con lo omnijetivo en pequeñas dosis, en forma de las confrontaciones relativamente limitadas con lo imaginal que nos ofrecen los ovnis y otras experiencias similares.

Y quizá sea ése el motivo de que los seres de luz nos digan una y otra vez que el propósito de la vida es aprender.

Estamos, en efecto, en el viaje del chamán; somos como niños que se esfuerzan para llegar a ser técnicos de lo sagrado. Estamos aprendiendo a tratar con la plasticidad que forma parte de un universo en el que la mente y la realidad constituyen un continuo; y en este viaje sobresale una lección por encima de las demás: mientras sigan aterrándonos la carencia de forma y la libertad imponente del más allá, seguiremos soñando un holograma para nosotros mismos que sea confortablemente sólido y esté bien definido.

Pero siempre debemos tener en cuenta la advertencia de Bohm de que las etiquetas conceptuales que utilizamos para analizar semánticamente el universo son invención nuestra. No existen «ahí fuera», porque «ahí fuera» es únicamente el todo indivisible. Brahman. Y cuando dejemos atrás todo conjunto dado de etiquetas conceptuales, deberemos estar siempre preparados para seguir adelante, para avanzar desde un estado de alma a otro, como dijo Sri Aurobindo, y de iluminación en iluminación. Porque nuestro propósito parece ser tan simple como ilimitado.

Como dicen los aborígenes, estamos aprendiendo a sobrevivir en el infinito.

N
OTAS

Introducción

[1]
Irvin L. Child, «Psychology and Anomalous Observations»,
American Psychologist
40, núm. 11 (nov. 1985), pp. 1219-1230.

Capítulo 1.
E
L CEREBRO COMO HOLOGRAMA

[1]
Wilder Penfield,
El misterio de la mente: estudio crítico de la consciencia y del cerebro humano
, Madrid, Pirámide, 1977.

[2]
Kart Lashley, «In Search of the Engram»,
Physiological Mechanisms in Animal Behavior
, Nueva York, Academic Press, 1950, pp. 454-482.

[3]
Karl Pribram, «The Neurophysiology of Remembering»,
Scientific American
, 220 (ene. 1969), p. 75.

[4]
Karl Pribram,
Languages of the Brain
, Monterrey, California, Wadsworth Publishing, 1977, p. 123.

[5]
Daniel Goleman, «Holographic Memory: Karl Pribram Interviewed by Daniel Goleman»,
Psychology Today
12, núm. 9 (feb. 1979), p. 72.

[6]
J. Collier, C. B. Burckhardt y L. H. Kin,
Optical Holography
, Nueva York, Academic Press, 1971.

[7]
Pieter van Heerden, «Models for the Brain»,
Nature
227 (25 jul. 1970), pp. 410-411.

[8]
Paul Pietsch,
Shufflebrain: The Quest for the Holographic Mind
, Boston, Houghton Mifflin, 1981, p. 78.

[9]
Daniel A. Pollen y Michael C. Tractenberg, «Alpha Rhythm and Eye Movements in Eidetic Imagery»,
Nature
237 (12 may. 1972), p. 109.

[10]
Pribram,
Languages
, p. 169.

[11]
Paul Pietsch, «Shufflebrain»,
Harper’s Magazine
244 (may. 1972), p. 66.

[12]
Karen K. DeValois, Russell L. DeValois y W. W. Yund, «Responses of Striate Cortex Cells to Grating and Checkerboard Patterns»,
Journal of Physiology
, vol. 291 (1979), pp. 483-505.

[13]
Goleman, ob. Cit., p. 71.

[14]
Larry Dossey,
Tiempo, espacio y medicina
, Barcelona, Kairós, 2006, p. 174.

[15]
Richard Restak, «Brain Power: A New Theory»,
Science Digest
(mar. 1981), p. 19.

[16]
Richard Restak,
The Brain
, Nueva York, Warner Books, 1979, p. 253.

Capítulo 2.
E
L COSMOS COMO HOLOGRAMA

[1]
Basil J. Hiley y F. David Peat, «The Development of David Bohm's Ideas from the Plasma to the Implicate Order»,
Quantum implications
(Basil J. Hiley y F. David Peat eds.), Londres, Rourledge & Kegan Paul, 1987, p. 1.

[2]
Nick Herbert, «How Large is Starlight? A Brief Look at Quantum Reality»,
Revision
10, núm. 1 (verano 1987), pp. 31-35.

[3]
Albert Einstein, Boris Podolsky y Nathan Rosen, «Can Quantum-Mechanical Description of Physical Reality Be Considered Complete?»,
Physical Review
47 (1935), p. 777.

[4]
Hiley y Peat,
Quantum
, p. 3.

[5]
John P. Briggs y F. David Peat,
A través del maravilloso espejo del universo
, Barcelona, Gedisa, 2005, p. 104.

[6]
David Bohm, «Hiden Variables and the Implicate Order»,
Quantum Implications
(Basil J. Hiley y F. David Peat eds.), Londres, Rourledge & Kegan Paul, 1987, p. 38.

[7]
«Nonlocality in Physics and Psychology: An Interview with John Stewart Bell»,
Psychological Perspectives
(otoño-invierno 1988), p. 306.

[8]
Robert Temple, «An Interview with David Bohm»,
New Scientist
(11 nov. 1982), p. 362.

[9]
Bohm,
Quantum
, p. 40.

[10]
David Bohm,
La totalidad y el orden implicado
, Barcelona, Kairós, 1992, p. 270.

[11]
Comunicación privada con el autor, 28 de octubre de 1988.

[12]
Bohm,
La totalidad y el orden implicado
, p. 266.

[13]
Paul Davies,
Super-fuerza
, Barcelona, Salvat, 1988, p. 46.

[14]
Lee Smoling, «What is Quantum Mechanics Really About?»,
New Scientist
(24 oct. 1985), p. 43.

[15]
Comunicación privada con el autor, 14 de octubre de 1988.

[16]
Saybrook Publishing Company,
The Reach of the Mind: Nobel Prize Conversations
, Dallas, Texas, Saybrook Publishing Co., 1985, p. 91.

[17]
Judith Hooper, «An Inteview with Karl Pribram»,
Omni
(oct. 1982), p. 135.

[18]
Comunicación privada con el autor, 8 de febrero de 1989.

[19]
Renee Weber, «El universo plegado-desplegado. Entrevista con David Bohm»,
El paradigma holográfico: una exploración en las fronteras de la ciencia
(Ken Wilber ed.), Barcelona, Kairós, 1987, p. 115.

[20]
Ib., p. 101.

Capítulo 3.
E
L MODELO HOLOGRÁFICO Y LA PSICOLOGÍA

[1]
Renee Weber, «El físico y el místico: ¿es posible el diálogo entre ellos? Conversación con David Bohm», en
El paradigma holográfico: una exploración en las fronteras de la ciencia
(Ken Wilber ed.), Barcelona, Kairós, 2006, p. 110.

[2]
Robert M. Anderson, jr., «A holographic Model of Transpersonal Consciousness»,
Journal of Transpersonal Psychology
9, núm. 2 (1977), p. 126.

[3]
Jon Tolaas y Montague Ullman, «Wholeness and Dreaming», en
Quantum Implications
(Basil J. Hiley y F. David Peat eds.), Nueva York, Routledge & Kegan Paul, 1987, p. 393.

[4]
Comunicación privada con el autor, 31 de octubre de 1988.

[5]
Montague Ullman, «Wholeness and Dreaming», p. 393.

[6]
I. Matte-Blanco, «A Study of Schizophrenic Thinking: Its Expression in Terms of Symbolic Logic and Its Representation in Terms of Multldimensional Space», en
International Journal of Psychiatry
1, núm. 1 (ene. 1965), p. 93.

[7]
Montague Ullman, «Psi and Psychopathology», conferencia presentada en el congreso sobre «Los factores psíquicos en la psicoterapia», el 8 de noviembre de 1986, en la American Society for Psychical Research.

[8]
Stephen LaBerge,
Lucid Dreaming
, Los Ángeles, Jeremy P. Tarcher, 1985.

[9]
Fred Alan Wolf,
Star Wave
, Nueva York, Macmillan, 1984, p. 238.

[10]
Jayne Gackenbach, «Interview with Physicist Fred Alan Wolf on the Physics of Lucid Dreaming»,
Lucidity Letter
6, núm. 1 (jun. 1987), p. 52.

[11]
Fred Alan Wolf, «The Physicis of Dream Consciousness: Is the Lucid Dream a Parallel Universe?»,
Second Lucid Dreaming Symposium Proceedings/Lucidity Letter
6, núm. 2 (dic. 1987), p. 133.

[12]
Stanislav Grof,
Realms of the Human Unconscious
, Nueva York, F. P. Dutton, 1976, p. 20.

[13]
Ib., p. 236.

[14]
Ib., pp. 159-160.

[15]
Stanislav Grof,
The Adventure of Self-Discovery
, Albany, Nueva York, State University of New York Press, 1988, pp. 108-109.

[16]
Stanislav Grof,
Psicología transpersonal: nacimiento, muerte y trascendencia en psicoterapia
, Barcelona, Kairós, 1994, p. 50.

[17]
Ib., p. 99.

[18]
Ib., p. 110.

[19]
Edgar A. Levenson, «A Holographic Model of Psychoanalytic Change»,
Contemporary Psychoanalysis
12, núm. 1 (1975), p. 13.

[20]
Ib., p. 19.

[21]
David Shainberg, «Vortices of Thought in the Implicate Order», en
Quantum Implications
, (Basil J. Hiley y F. David Peat eds.), Nueva York, Routledge & Kegan Paul, 1987, p. 402.

[22]
Ib., p. 411.

[23]
Frank Putnam,
Diagnosis and Treatment of Multiple Personality Disorder
, Nueva York, Guilford, 1988, p. 68.

[24]
«Science and Synchronicity: A Conversation with C. A. Meier»,
Psychological Perspectives
19, núm. 2 (otoño-invierno 1988), p. 324.

[25]
Paul Davies,
Proyecto cósmico: nuevos descubrimientos acerca del orden del universo
, Madrid, Pirámide, 1989, p. 216.

[26]
F. David Peat,
Sincronicidad: puente entre mente y materia
, Barcelona, Kairós, 1995, pp. 266-267.

[27]
Ib., p. 271.

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