Enciclopedia de las curiosidades: El libro de los hechos insólitos (11 page)

BOOK: Enciclopedia de las curiosidades: El libro de los hechos insólitos
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E
l pintor flamenco Peter Paul Rubens (1577-1640) se permitió la licencia artística, en su famosa obra
Madona del papagayo
, de pintar a la Sagrada Familia con un papagayo del Brasil; anacronismo ciertamente curioso tratándose de un ave que no se conoció en el Viejo Mundo hasta que los conquistadores españoles se adentraron en América y que, por tanto, mal podría haber estado presente en cualquier escena de la vida de la Sagrada Familia.

E
n 1846, el ministro de Hacienda español trató de imponer una iniciativa por la cual los sueldos de los funcionarios públicos se abonarían a partir de aquel momento trimestral y no mensualmente. Con ello trataba, en sus propias palabras, «de simplificar la contabilidad». Naturalmente, se elevó un clamor general de protesta, cuya intensidad hizo desistir en su empeño al innovador ministro.

E
n la escena final de la ópera de Gioachino-Antonio Rossini (1792-1868)
La muerte de Porlici
, más conocida por
Masaniello
, la heroína se arroja al cráter del Vesubio literalmente «desde el balcón del palacio real de Nápoles», situado en realidad a una distancia de unos 15 kilómetros.

E
n el año 526, los errores del calendario juliano vigente habían ido acumulando un desfase en la celebración de las fiestas religiosas que obligó al Papa Juan I a encargar al erudito Dionisio
El Exiguo
un estudio cronológico que sirviera de base para establecer una decisión definitiva sobre la fijación de las fiestas anuales. Dionisio decidió replantearse todo partiendo desde la fecha del nacimiento de Jesús. Hizo los cálculos oportunos y la fijó en el 24 de diciembre del año 753 de la era romana, lo cual significó un error —intencionado o no— de varios años con respecto a lo que ahora calculan los expertos. Sea como fuere, esta forma de computar los años de acuerdo con el presunto nacimiento de Cristo no se impuso de inmediato en el orbe cristiano. Ninguna comunidad nacional lo aceptó hasta que, en el año 644, lo hiciera la Iglesia de Inglaterra en el Sínodo de Whitby, aunque tampoco esta vez se pusieran de acuerdo todos los eruditos. Años después, el espaldarazo definitivo lo dio el muy respetado erudito Beda
El Venerable
(673-735), que contribuyó a su aceptación general al redactar su obra
Historia eclesiástica de los ingleses
adecuando las fechas mencionadas en su relato a aquella nueva cronología (por lo que se puede afirmar que, hasta donde se sabe, fue el primero que distinguió entre antes y después de Cristo). La Iglesia de Francia asumió el sistema de la era cristiana en el año 742, en el llamado
Concilium Germanicum
, y más tarde lo hicieron las Iglesias de Hispania e Italia. En todo caso, lo que parece seguro hoy es que Jesucristo nació en una fecha desconocida situada entre los años 7 y 4
antes de Cristo
.

E
l filántropo Eugene Scheifflin concibió la idea, alrededor de 1890, de poner en marcha un proyecto para llevar a América todos los pájaros mencionados por Shakespeare en sus obras. Bienintencionada, pero desgraciadamente. Scheifflin logró que se soltaran estorninos en el Central Park neoyorquino. Hoy en día estas aves han proliferado por millones desde Alaska hasta México, sin verse molestadas por ningún depredador y convirtiéndose en una plaga perniciosa, al alterar el equilibrio ecológico.

L
a distancia que se cubre actualmente en una carrera de maratón olímpica es de 42 kilómetros y 195 metros. Esta distancia se hace equivaler muy a menudo con la que separa Atenas de la llanura de Maratón, donde se celebró la batalla que recuerda el nombre de esta moderna carrera. Sin embargo, no es así: la distancia entre Atenas y Maratón es de aproximadamente 40 kilómetros (aunque varía mucho según el camino elegido). Y, de hecho, en los primeros Juegos Olímpicos, esa fue la distancia que se corrió. Sin embargo, al ir a disputarse la carrera en los IV Juegos Olímpicos celebrados en Londres en 1908, el Príncipe de Gales (encargado de dar la salida) pidió al Barón de Coubertin que la competición se iniciase en los jardines del Castillo de Windsor, donde residía, y no en el punto de salida inicialmente previsto. Así se hizo, y habida cuenta de que la distancia desde estos jardines hasta la meta del Estadio Olímpico era de 42 kilómetros 195 metros (26 millas y 385 yardas), ésta pasó a ser la distancia oficial de la carrera de maratón.

E
n febrero de 1888, el gobierno español, presidido a la sazón por Práxedes Mateo Sagasta (1827-1905), anunció la próxima puesta en circulación de una nueva emisión de monedas de cinco pesetas de nuevo cuño. Sorprendentemente, una gran cantidad de estos nuevos duros falsos, como luego se comprobó, aparecieron en el mercado antes de lo anunciado. El gobierno, ante tal fracaso, hubo de retirar la anunciada emisión y lanzarse a una infructuosa persecución de los falsificadores, que por una vez se habían adelantado a los acontecimientos.

Extravagancias y locuras

E
l orador, médico y poeta del siglo XVII Gaspar Balaus, se creyó hecho de mantequilla, por lo que eludía cualquier fuego o fuente de calor por miedo a derretirse. Un día muy caluroso, temiendo fundirse, se arrojó de cabeza a un pozo y murió ahogado.

L
a reina Cristina de Suecia (1626-1689) odiaba tanto a las pulgas que mandó construir un cañón en miniatura de menos de 15 centímetros de longitud, armándolo con diminutas balas. Con él disparaba inmisericorde a cuanta pulga viese allá donde estuviera. En la actualidad, este cañón enano se guarda en el arsenal de Estocolmo.

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l fisicoquímico inglés Henry Cavendish (1731-1810), a falta de otros instrumentos, medía la potencia de las corrientes eléctricas de forma directa, calculando por el dolor que le producían. No obstante, vivió hasta los 80 años. Este gran científico, poseedor por herencia de una de las mayores fortunas de su época, era extremadamente tímido, tal vez a causa de un ligero tartamudeo, y rehuía siempre que podía cualquier conversación o encuentro, sobre todo si se trataba de mujeres. Hasta tal punto llegaba esto que, incluso, prefería comunicarse con su servidumbre por medio de notas. Y ya en el colmo, se asegura que si llegaba a cruzarse en su camino con una sirvienta, ésta era inmediatamente despedida. Para poder mantener su aislamiento, hizo construir en su casa una entrada a su exclusiva disposición.

E
l rey español Felipe V (1683-1746) fue progresivamente vencido por la melancolía, la hipocondría y la más profunda locura. Se creyó atacado por el sol cuando cabalgaba la mañana del 4 de octubre de 1717 y desde entonces se sintió al borde de la muerte. No se dejaba cortar el cabello ni las uñas ante el temor de que aumentasen sus males, por lo que las uñas de los pies le crecieron tanto que no podía casi caminar. Se mordía continuamente los brazos de ansiedad e, incluso, se creía muerto, preguntando por qué no había sido enterrado. En otras ocasiones, afirmaba que carecía de brazos y piernas. Su comportamiento fue cada vez más y más extravagante: ordenaba abrir las ventanas en pleno invierno; se envolvía en mantas en verano, y algunas noches se creía convertido en rana. Su locura le llevó a temer ser envenenado con una camisa (sic) y desde entonces pasó un año entero sin mudarse. Después optó por razones de seguridad por vestir únicamente camisas usadas de su esposa, Isabel de Farnesio.

N
ueve miembros de un club de alpinismo australiano coronaron la cima del monte Huascarán (6.768 metros), en Perú, con una mesa, sillas, comida de tres platos y vino y celebraron en la cumbre la que, sin duda, es la comida formal celebrada a mayor altura de la historia.

E
l rey Eduardo VII de Inglaterra (1841-1910) se ponía nervioso con el tintineo de las monedas y prohibió que nadie compareciera ante él con calderilla en el bolsillo.

E
l pintor holandés Vincent van Gogh (1853-1890), en las fases agudas de su locura, sólo podía conciliar el sueño si rociaba el colchón y la almohada con alcanfor. Más y mejor conocido es que Van Gogh intentó matar, en un absceso de locura, a su amigo y colega Paul Gauguin. Arrepentido de su acción, se autolesionó, cortándose parcialmente una oreja. Aunque sus crisis de demencia se debieron, al parecer, a un problema de tipo genético, también contribuyó a ellas su escaso éxito artístico. Según todas las pruebas aportadas por sus biógrafos, de los 879 cuadros que se ha calculado que pintó en total, van Gogh sólo vendió un cuadro en vida: el titulado
La viña roja
.

E
l emperador romano de procedencia siria Vario Avito Basiano (205-222), coronado a los 14 años con el nombre de Marco Aurelio Antonino, aunque más conocido con el sobrenombre de
Heliogábalo
, tuvo una vida ciertamente extravagante. Desde su primer día en Roma no dejó de asombrar a sus súbditos. Entró en la metrópoli subido a un lujoso carro tirado por mujeres desnudas. Era tan afeminado que se vestía frecuentemente con ropas femeninas y simulaba que se casaba con gladiadores. Según los relatos (la mayoría de los cuales nos han llegado gracias a que el propio emperador dispuso que un cronista legase para la posteridad el detalle de sus festines y andanzas), sus banquetes no sólo eran pantagruélicos, sino a cada uno más extravagante. A uno de ellos, por ejemplo, invitó a ocho jorobados, ocho cojos, ocho gordos, ocho esqueléticos, ocho enfermos de gota, ocho sordos, ocho negros y ocho albinos. Durante los banquetes se complacía en gastar continuas bromas (de diferente gusto) a los invitados. Por ejemplo, a la hora de los postres, cuando ya todo el mundo se hallaba bastante
afectado
por la bebida, el emperador mandaba cerrar las salidas del comedor y hacía soltar una manada de fieras salvajes a las que previamente había hecho arrancar los dientes y las garras (claro que tal extremo lo desconocían los aterrados comensales). En cuanto al lujo y derroche de su vida, quepa decir que se jactaba de no haber bebido nunca dos veces en el mismo vaso (se entiende que todos ellos eran de oro y plata).

A
la muerte de la zarina rusa Isabel I Petrovna (1709-1762) se comprobó que su guardarropa contenía la nada despreciable cifra de unos 15.000 vestidos. Se cuenta que solía cambiarse hasta tres veces en una misma noche.

G
uglielmo Marconi (1877-1937), inventor del telégrafo, trabajó durante bastante tiempo en un aparato que, según él, le permitiría recibir y grabar voces del pasado. Su máxima ilusión era grabar las últimas palabras de Cristo en la Cruz.

L
a vida de la emperatriz francesa y esposa de Napoleón Bonaparte, Josefina (1763-1814), nacida en la isla de la Martinica como Josephe Tascher de la Pagerie y posteriormente Josephine Beauharnais tras un primer matrimonio que quedó roto al morir su marido bajo la guillotina revolucionaria (1794), fue famosa por los gastos suntuarios con que se regalaba. Una de sus aficiones preferidas eran los animales. A poco de que su marido se instalase en el trono imperial, Josefina comenzó a introducir en palacio una colección de perros y pájaros exóticos. Por ejemplo, a un solo pajarero, Renaux, le compró en 1807 una partida de pájaros valorada en 7.312 francos, gastando una cifra superior a los 30.000 en los tres años siguientes. También era aficionada a las plantas raras, por lo que de todo el mundo comenzaron a llegar a palacio toda clase de plantas y árboles exóticos. Se dice que por su iniciativa se plantaron en Francia por primera vez eucaliptos, catalpas, camelias, dalias, mirtos, geranios, mimosas, cactus y unas 150 variedades nuevas de rosales. Pero su gran placer y su mayor gasto eran los vestidos. Por ejemplo, en un solo año compró 20 chales de cachemira, 73 corsés, 70 pares de medias de seda, 780 de guantes y 520 de zapatos. En 1809, tenía en su guardarropa 676 vestidos nuevos, 252 sombreros y multitud de cintas, flores de tela, plumas, tules y otros adornos y complementos.

P
arece un hecho comprobado que Luis XIV de Francia (1638-1715), el llamado
Rey Sol
, sólo se bañó dos veces en su vida, y en todo caso siempre bajo prescripción facultativa. Otra de sus costumbres era la de conceder audiencias sentado en el retrete real. No obstante, era una persona refinada según los cánones de la época. Por ejemplo, escribía versos (al parecer muy malos) y fue un admirador del ballet, hasta el punto de que él mismo bailó en más de 30, que a tal fin compuso Jean Baptiste de Lully, su compositor de cámara. Por ejemplo, desempeñó el papel de
Rey Sol
en el
Ballet de la Nuit
, representado en 1653. Los 43 cuadros de la obra duraron, de forma simbólica, 12 horas, y el rey apareció en la cuarta y última parte, bailando desde las 3 de la madrugada hasta el amanecer. En aquella ocasión, Luis, con 15 años de edad, iba vestido con un traje masculino de falda festoneada corta y tocado de plumas adornado con el Sol y sus rayos. En los ballets representados durante su reinado, Luis interpretó otros grandes papeles; por ejemplo: Apolo, Neptuno y Júpiter. Su última aparición data de 1669. Complementariamente, Luis XIV, quizás por influjo de su esposa, la española María Teresa, también tocaba la guitarra, y al parecer con cierta maestría, tras ser instruido por profesor español Roberto de Viseo, que compuso para su alumno algunas piezas, publicadas en 1686.

P
oco después de que fuera probada con éxito en 18871a primera silla eléctrica de la historia, los fabricantes recibieron un pedido de tres unidades del
Negus
de Abisinia (Etiopía) Menelik II (1844-1913). Cumplido el encargo, el emperador abisinio, comprometido con un programa de modernización de su país, no pudo llegar a estrenarlas por la sencilla razón de que Abisinia no contaba por entonces con energía eléctrica. El emperador, una vez superado el enfado con sus asesores, utilizó aquellas sillas como tronos imperiales.

En otra ocasión, se cuenta que Menelik dudaba de la posible solidez de un futuro puente cuya maqueta le presentaban para su aprobación. El monarca, tratando de demostrar su opinión, se acercó a la maqueta y la golpeó con el puño, causando el natural estropicio en el modelo, lo que, a sus ojos, demostraba la falta de solidez del futuro puente. Sus consejeros, ya escarmentados, prepararon un segundo modelo, esta vez con sólida madera; Menelik inmediatamente intentó aplastarlo de nuevo y como no pudo, aprobó el proyecto.

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