James Potter y La Maldición del Guardián (33 page)

BOOK: James Potter y La Maldición del Guardián
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—En realidad —dijo Ralph pensativamente—, no, no se nos ocurrió.

—¡Pero la tumba —insistió Rose— no es muy antigua! Volde... er, ¡El Que No Debe Ser Nombrado no lleva muerto mucho tiempo! Pero su tumba estaba cubierta de musgo y enredaderas, así que no puede haber sido el pasado...

—Vamos, Rose. —Ralph se encogió de hombros—. Puede que tengas razón, ¿pero qué podríamos hacer nosotros de todos modos? Todo lo que podemos hacer es esperar que Merlín sea tan bueno como su palabra, como dice Hagrid. Si lo es, no tenemos nada de qué preocuparnos. Si no... bueno, ¿Qué vamos a hacer contra un tipo que puede conseguir que la tierra se abra y se trague a ejércitos enteros?

Rose echaba humo, pero no respondió.

Poco rato después, el trío terminó su té, y se despidieron de Hagrid. Cuando se marchaba, James se asomó a la esquina oeste del jardín. Desde luego, un enorme calabacín a rayas naranja y púrpura descansaba sobre su cama de hojas, todavía reluciendo por la lluvia de la noche anterior.

—No me importa lo que diga nadie —dijo Rose gravemente mientras esquivaban al Sauce Boxeador—, yo no confío en él. No es lo que dice ser.

—Por mucho que no esté de acuerdo con Rose —respondió Ralph—, todo este asunto hace que nuestro nuevo Club de Defensa parezca todavía más importante.

—¿Cómo? —preguntó James.

—Bueno, es obvio, ¿no? Si lo que vimos en el Espejo es cierto y era el presente, entonces eso significa que se avecinan cosas realmente malas. Podríamos tener ya un enemigo contra el que luchar. Yo, por mi parte, quiero estar listo para ello.

—Ralph —dijo Rose con una voz diferente—, si no te encontrara generalmente tan espeso como un ladrillo, me sentiría impresionada por eso.

Ralph se ruborizó un poco.

—Gracias, supongo.

Cuando rodeaban un grupo de arbustos en el costado más alejado del Sauce Boxeador, se toparon con Noah, Damien y Gennifer Tellus, la Gremlin Ravenclaw. Los tres estaban agachados justo fuera del alcance de las ramas, estudiando el nudoso árbol. Las ramas del sauce se movían y retorcían, presintiendo su presencia pero sin poder alcanzarlos.

—Eh —llamó Ralph mientras se aproximaban a los Gremlins acuclillados—, tenemos permiso para empezar el nuevo Club de Defensa...

—¡Shh! —siseó Noah, alzando una mano—. Espera un minuto.

James, Rose y Ralph se agacharon detrás de los tres Gremlins, que se hablaban unos a otros tensamente.

—Un poco más bajo —siseó Damien—. Es el grande que parece la nuez de Adán de un tipo realmente flaco.

Noah sacudió la cabeza.

—¡Intentamos con esa la última vez! ¡Te digo que es por el otro lado, de cara al castillo. Lo recuerdo del año pasado, con Ted.

Gennifer sostenía una vara larga. Se mordía la lengua con concentración, sosteniéndola en alto, estirando hacia el tronco del árbol la punta roma. El árbol se inclinó ligeramente y, casi perezosamente, estampó una rama hacia el palo. Gennifer exclamó de dolor cuando la rama le fue arrancada de la mano. Dio vueltas hasta los matorrales y el sauce se relajó otra vez, casi con aire satisfecho.

—¡Te dije que la sujetaras más baja! —exclamó Noah, alejándose del árbol y enderezándose.

—Mira, ¿quieres intentarlo tú? —replicó Gennifer, volviéndose para mirar sobre el hombro—. Por mí adelante. Pero tendrás que encontrar tú mismo otra vara.

—No puedo evitar que tengas los brazos más largos que yo —proclamó Noah—. No es culpa mía que tengas el radio de alcance de un gorila.

—Yo conseguiré otra vara —dijo Damien pacientemente—. Aquí, intenta otra vez, Gen. Tarde o temprano acertaremos.

James observó como Gennifer se extendía hacia el árbol cuidadosamente otra vez. El sauce balanceaba las ramas, presintiendo la vara pero sin alcanzarla del todo esta vez. James preguntó a Noah:

—¿De qué va esto?

—Pasadizo secreto, posiblemente —respondió Noah, limpiándose la humedad y trozos de hierba de las manos—. Venimos aquí a probar cada año desde que estaba en primero. Fue idea de Ted. Golpeas el nudo correcto del tronco y el árbol se queda lo bastante manso como para dejarte entrar.

Los ojos de Rose se iluminaron.

—¿Conduce a un pasadizo secreto? Pero yo creía que los viejos pasadizos habían sido sellados, ¿no?

—Bueno, hay sellados y sellados —replicó Noah—. La cuestión es, que siendo Hogwarts mágico, los pasadizos tienen formas de abrirse otra vez por sí mismos después de un tiempo. O eso o se descubre alguno nuevo cerca. Petra descubrió el pasadizo de Lokimagus más abajo en el mismo pasillo de la estatua de la Bruja Tuerta, y esa estatua se suponía que conducía a un pasadizo secreto en tiempos de vuestros padres.

—Recuerdo que mamá me habló de ese —estuvo de acuerdo Rose—. Dijo que conducía a Hogsmeade. Yo esperaba que funcionara aún. Quería ver Hogsmeade por mí misma este año aunque a los de primero no se les permita ir allí los fines de semana.

—Ahh, Hogsmeade —suspiró Noah—. Haciendo bribones de estudiantes modélicos desde que yo puedo recordar. Ted trabaja allí, en Weasley's. Planeamos conseguir que nos invite a cerveza de mantequilla en las Tres Escobas cuando vayamos. Todos excepto Petra, por supuesto.

—¿Qué pasa con Petra? —preguntó James de repente.

Noah miró fijamente a James.

—Oh, no gran cosa. Solo que no quiere ir porque ella y Ted solían estar muy unidos. Aparentemente, todo eso se terminó cuando Ted comenzó a salir con Victoire. Lo mantuvieron en secreto la mayor parte del verano, pero ahora todo el mundo lo sabe. Alguien lo chivó allá en King's Cross.

—¡No me chivé! —exclamó James antes de poder evitarlo—. ¡Ted me dijo que lo contara! ¡Quería que se enterara todo el mundo pero que no se armara mucho jaleo!

—¿Fuiste tú? —dijo Gennifer, mirando a James sobre el hombro.

James puso los ojos en blanco.

—¿Así que es por eso por lo que Petra está tan disgustada?

—No lo ha dicho —dijo Noah, suspirando—. ¿Quién sabe? Ella y Ted nunca fueron en serio, si quieres mi opinión. Sin embargo admito que esperaba que fuera ella quien terminara con él. Ted es un poco demasiado salvaje para una chica como Petra. Ella necesita otro tipo de hombre.

—Un hombre cuyas iniciales son N.M., ¿no? —intervino Damien, sonriendo ampliamente.

James sintió la cara enrojecer. Le molestaba haber podido provocar inadvertidamente la melancolía de Petra revelando la relación de Ted y Victoire, aunque Ted le hubiera pedido que lo hiciera. Por alguna razón, también le molestaba que Noah pudiera estar interesado en ocupar el lugar de Ted. Como quien no quiere la cosa, James preguntó a Noah:

—¿Qué tipo de hombre quiere una chica como Petra?

Noah se encogió de hombros.

—Bueno, Petra es lista. Más lista de lo que cree la mayoría de la gente. Va a llegar lejos. Necesita a un tipo que pueda mantenerse en la retaguardia y tomarse la vida seriamente con ella. Ted es genial y todos le queremos, pero no es del tipo tomarse-la-vida-en-serio.

Rose intervino.

—He oído que Petra podría conseguir el papel de Astra en la obra. Es genial para el papel con su largo cabello castaño y sus ojos azules.

Noah asintió con la cabeza.

—Si consigue aprendérselo. Está entre ella y Josephina Bartlett, y Josephina realmente quiere ese papel.

—Lo único que necesita Petra es mantener la mente alejada de Ted Lupin —dijo Rose enfáticamente—. Ella es más guapa que Josephina cualquier día de la semana. La ayudaré a prepararse si puedo. Tiene una audición más, ¿no?

—Más adelante esta semana —estuvo de acuerdo Noah—. Espero que lo consiga. Yo todavía espero conseguir el de Donovan.

—Y Donovan y Astra tienen un baile —cantó Damien veladamente.

—Eso no es nada —replicó Noah—. Astra y Treus se besan al final de la obra, y el manuscrito lo describe como "el beso del auténtico y eterno amor".

—No se besan realmente —dijo Rose, sacudiendo la cabeza—. En la obra, solo juntan las mejillas con las cabezas giradas. La audiencia solo cree que se están besando.

—Lo suficientemente cerca para mí —masculló Noah—. ¿Cómo vamos con ese nudo secreto, Tellus?

—No apresures a la maestra cuando está trabajando... —dijo Damien, todavía acuclillado junto a Gennifer. El sauce gruñía inquieto. Su tronco crujió amenazadoramente al inclinarse, intentando bajar aún más sus ramas para golpear contundentemente en la distancia. La vara de Gennifer ondeaba nerviosamente cerca del tronco inclinado.

Ralph observaba con aprensión al enorme y balanceante árbol.

—¿Así que ya habéis bajado por el pasadizo secreto bajo el Sauce Boxeador? ¿Adónde conduce?

—Hasta el año pasado, a ninguna parte —admitió Noah—. Quedaba totalmente bloqueado en una cueva después de un rato. Por eso nunca se nos ocurrió marcar el nudo secreto. Aún así, siempre parece una buena idea cuando volvemos al año siguiente.

—No podemos marcar el nudo —dijo Gennifer a través de los dientes apretados—. Si no, todo el mundo podría utilizarlo. ¡Solo... tenemos... que recordar que está... aquí!

Gennifer pinchó el tronco con la vara, golpeando un gran nudo cerca de una de las tres raíces retorcidas del árbol. El árbol se enderezó de repente y se quedó quieto.

—¡Vamos! —gritó Noah, brincando hacia el árbol—. ¡No tenemos mucho tiempo!

James lanzó una mirada a Rose, después a Ralph. Simultáneamente, los tres se giraron y corrieron hacia el árbol, siguiendo a los tres Gremlins. Gennifer fue la primera en alcanzar el tronco. Se agachó y se lanzó hacia adelante, desapareciendo en una profunda grieta entres dos enormes raíces. Damien y Noah la siguieron. James esperaba que allí dentro hubiera espacio para los seis, ya que era el último. Mientras Ralph se arrastraba al interior del estrecho lugar, James levantó la mirada. Nunca antes había estado tan cerca del Sauce Boxeador y parecía enorme y mortífero cuando se erguía sobre él. Mientras observaba, sus ramas empezaron a moverse de nuevo. El tronco gimió amenazadoramente como reanimado, furioso y buscando algo a lo que aporrear. James se agachó y se lanzó a la grieta entre las ramas justo cuando una rama pasaba a su lado, golpeando a su paso.

—Guau —dijo Gennifer, levantándose a gatas— ¡seis personas de una sola vez! Yo diría que es un nuevo record. ¿Todo el mundo bien?

—Estaré bien cuando James se baje de mi espalda —se quejó Rose, gruñendo.

—Lo siento, Rose. No tuve tiempo de mirar donde aterrizaba.

Noah iluminó su varita y la sostuvo en alto. El espacio era bajo, techado con las enormes raíces del Sauce Boxeador. Un pasillo con paredes de piedra conducía hacia abajo en la oscuridad. Los Gremlins empezaron a descender por él, seguidos de cerca por James, Rose, y Ralph. Después de unos treinta pasos, el grupo hizo una parada. A la cabeza, Noah sostuvo su varita más alto, silbando entre diente.

—Eureka —dijo Damien excitadamente.

—¿Qué? —exclamó Rose, poniéndose de puntillas para ver sobre el hombro de James—. ¡No puedo ver! ¿Qué es?

—Hogwarts encuentra un camino —replicó Gennifer—. Parece que hubo una inundación aquí la primavera pasada. Se llevó con ella un montón de tierra y grava. Mirad, hay espacio para pasar apretado si no te importa ensuciarte.

—¡Excelente! —proclamó Noah, su voz resonó llegando de más adelante. Se oyó una salpicadura distante—. ¡El pasadizo de abajo está completamente intacto! Hay un poco de agua estancada, y está seriamente atestado de arañas, pero la luz de la varita las espanta. Supongo que está despejado a partir de aquí.

—¿Vamos a ir ahora? —preguntó Ralph—. En realidad no he venido preparado para ningún, hmm, viaje.

—No te pongas nervioso, Ralphinator —respondió Noah, alejándose del derrumbe—. Exploraremos el resto más tarde. Simplemente es bueno saber que el pasadizo vuelve a estar abierto.

—Y que somos los primeros en encontrarlo —añadió Gennifer.

—Así que no se lo contéis a nadie —terminó Damien, señalando con un dedo al aire y mirando severamente a James, Rose y Ralph—. Especialmente tú, señor Slytherin.

—Tranquilo, Damascus —dijo Noah—. Ralph es leal a la causa Gremlin. Vamos, salgamos de aquí.

—¿Entonces adónde conduce el pasadizo? —preguntó Rose mientras volvían sobre sus pasos.

—Nuestra mejor suposición es que lleva a Hogsmeade —respondió Gennifer—. Así que puede que consigas cumplir tu deseo de disfrutar de una visita este año.

—¿El pasadizo conduce a Hogsmeade? —replicó Ralph, un poco picado por la falta de confianza de Damien—. ¿Dónde sale a la superficie? ¿No podría alguien seguirlo de vuelta hasta Hogwarts?

—¿Preocupado porque a tu papaíto se le haya pasado un punto débil en el "perímetro de seguridad" de la escuela? —preguntó Damien, sonriendo socarronamente—. No te preocupes. El perímetro defensivo de Papi Dolohov está a salvo. Nade entrará desde el otro lado. Excepto nosotros, con suerte.

—El pasadizo no conduce a Hogsmeade directamente, Ralph —dijo Noah.

Alcanzaron la cueva bajo el Sauce Boxeador. Cuidadosamente, Gennifer extendió la mano y encontró el nudo secreto. El árbol se quedó inmóvil y ella se arrastró fuera.

—¿Entonces adónde conduce? —preguntó James mientras el grupo trepaba rápidamente saliendo por la abertura secreta.

—Nuestra mejor suposición es que va a un lugar delicioso llamado "La Casa de los Gritos" —dijo Damien, deteniéndose fuera del perímetro del árbol—. Nadie va allí.

—Puedo imaginar porque —asintió Ralph—. ¿Hay, ya sabes, gritos?

—No, es solo un nombre, Ralph —dijo Gennifer, palmeando al chico en el hombro—. No ha habido gritos en décadas. Aunque aparentemente solía haber mucha bulla, ¿no? Supuestamente, todo el lugar se sacudía con los gritos. Nadie averiguó nunca qué los causaba, o si lo hicieron, no vivieron para contarlo.

Ralph se giró a mirar a James y Rose.

—¿Se están burlando de mí?

—Sí, Ralph —asintió James—. Pero cariñosamente. No te preocupes.

Ralph lo aceptó y los tres empezaron a seguir a los Gremlins de vuelta a la hierba húmeda. Cuando alcanzaron el castillo, preguntó:

—¿Así que la Casa de los Gritos no se utiliza realmente para gritar?

James sacudió la cabeza.

—Yo no diría eso, Ralph... Solo digamos que se estaban divirtiendo un poco a tu costa. Mejor no preguntes más por ello.

Rose estuvo de acuerdo.

—De veras, Ralph. Confía en nosotros.

Ralph abrió la boca, considerándolo, y después la cerró de nuevo. Suspiró y los tres subieron los escalones hasta el castillo, siguiendo los aromas del almuerzo.

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