Más respeto, que soy tu madre (13 page)

Read Más respeto, que soy tu madre Online

Authors: Hernán Casciari

Tags: #Humor

BOOK: Más respeto, que soy tu madre
10.56Mb size Format: txt, pdf, ePub

—Tienes que decirme un número nada más —me insiste la Sofi—. No quiero conversación.

—¿Un número? —le digo—. ¿Del uno al mil?

—¡Una edad, mamá, no te hagas la tonta! —me dice.

—Ay, Sofía, que estoy batiendo los huevos, no molestes ahora… —le digo temblando.

—A qué edad te desvirgaron, mamá… —no paraba la cabrona.

—¿No quieres ir a ver
Los Simpson
ahora que tu abuelo ha dejado la tele libre?

—¿A qué edad te desvirgaron?

—¡Diecinueve, niña, diecinueve! —le digo, poniéndole el cuchillo entre los ojos—. ¿Ya estás contenta? Ahora vuela, si no quieres que te eche aceite a los ojos.

—¿Diecinueve? ¡Eras vieja! —me dice la descerebrada—. ¿Y fue con papá o con un señor cualquiera?

Ya era el desiderátum. Me seco las manos en el delantal, cerrando los ojos y resoplando por la boca, y la cojo por los hombros. Le digo, con toda la serenidad del mundo:

—¿Estamos teniendo la conversación sobre sexo que tienen las madres con las hijas a cierta edad, no? —La miro fijo; no me contesta—. ¿Es eso lo que está pasando, Sofi?

—Qué sé yo… —me dice—. Igual sí.

—¡Serás inoportuna, niña! Hace como dos años que espero este momento… —le confieso—, ¿pero tiene que ser ahora, a las dos y media de un lunes? ¡Mira cómo voy vestida! Mírame los pelos… Hay que tener sentido de la ocasión, Sofía…

—Estás escurriendo el bulto… —me dice.

—¡No! Ésta es una charla cumbre en la relación madre-hija. Estas cosas se hablan de noche, Sofía, cuando todos duermen, en una intimidad absoluta.

—¿Por qué?

—Porque es una conversación femenina, sensible… Yo me imaginaba vestida con la blusa azul francia que usé por Navidad, la que tiene el estampado matelasé… Tú con el pijama largo… Y las dos bebiendo café instantáneo…

—¿De qué habláis? —pregunta el Zacarías, entrando en la cocina con el Toño.

Por un momento pensé que estaba salvada. Pero no. La Sofi arremete contra el padre:

—Papá, ¿a mamá la desvirgaste tú o la desvirgó otro tío?

Yo cerré los ojos esperando el ruido del sopapo. Pero el Zacarías pica un pedazo de queso de la nevera y habla:

—¡Yo, por supuesto! ¿Quién va a ser? —dice el zángano con toda naturalidad—. En un dos caballos amarillo… ¡Tu madre gritaba como una cerda!

—¡Joooo! —se ríe el Toño, palmeando al padre.

Yo estaba azul de vergüenza: me hubiera gustado mucho que me tragara la tierra y aparecer en el Tibet para empezar una vida nueva. En cambio, el abuelo sacó la cabeza por la puerta y agregó, levantando el índice:

—¡Il Chitroën era mío!

Hay veces que quisiera una familia como la de
La casa de la pradera
. Lo más fuerte que le ha preguntado Laura Ingalls a la madre era algo sobre cómo hornear panecillos. ¡Pero se ve que no he tenido suerte en esta vida!

Nacho aparece como desconectado

LOLA DICE

¡Nachito! ¿Qué hace mi niño todavía en la capital? ¿Cómo está la Marilú?

NACHO DICE

¡Por fin! ¿Qué estáis haciendo con el teléfono, mamá? Hace una hora que estoy llamando a casa y comunica
.

LOLA DICE

¡Es tu hermana, Ignacio! Esa criatura no deja de hablar con el novio. Está estúpida.

NACHO DICE

Dile que corte, que tengo que hablar contigo
.

LOLA DICE

Hablemos por aquí, venga, que me emociona esto del messenger.

NACHO DICE

Es importante, mamá, mejor por teléfono
.

LOLA DICE

¡No me asustes, niño! Cuéntamelo, anda, que es lo mismo. ¿Te ha pasado algo?

NACHO DICE

María Luz y yo hemos estado viendo pisos; no sabes qué bonitos…

LOLA DICE

¿Se va a mudar la Marilú? Los que tienen dinero hacen lo que quieren…

NACHO DICE

Escúchame, mamá. Estoy en un cíber y me cierran en cualquier momento. Te cuento por encima pero esta noche te llamo… No te montes historias hasta que hablemos… ¿vale?

LOLA DICE

¿Qué pasa? Me asustas…

NACHO DICE

Nos vamos a quedar a vivir aquí, en la capital. Esta tarde hemos visto un piso muy luminoso, con el metro a dos calles, y lo acabamos de alquilar. ¿Sabes dónde está el Museo? Es más o menos a seis calles de ahí, un lugar precioso…, muy cerca de la escuela donde María Luz se quiere presentar para dar clases… ¿Mamá? ¿Sigues ahí?

LOLA DICE

Sí, sí…

NACHO DICE

Hablamos por teléfono, ¿quieres?

LOLA DICE

No, cuéntame, que te estoy escuchando.

NACHO DICE

Nada, mamita, es sólo eso. Que lo he pensado muchísimo, le he estado dando muchas vueltas, y me siento como nunca en mi vida, estoy enamorado, lleno… Es como que respiro con los dos pulmones… Respiro hondo, tengo ilusión otra vez… Pero nos vamos a ver a menudo; vosotros vais a venir y nosotros iremos también por el barrio…, ¿verdad?

LOLA DICE

Sí, sí, me alegro, Ignacio. Me alegro mucho, corazón.

NACHO DICE

Si lo piensas bien, son menos de cuatrocientos kilómetros. Y además vosotros tendríais un sitio aquí sin gastar un duro, ¿no?

LOLA DICE

Sí, si tú lo dices será así. Bueno, me voy a hacer la cena. ¿Quieres hablar con tu padre?

NACHO DICE

¡No, mamá! Estoy hablando contigo. ¿Qué te pasa?

LOLA DICE

Nada mi amor nada qué me va a pasar nada.

NACHO DICE

¿Estás llorando? Cuando escribes sin poner las comas es que estás llorando, que te conozco
.

LOLA DICE

Ignacio, corazón, tú ya has pensado en todo por lo que me dices. Y si eres feliz, yo soy feliz…

NACHO DICE

Aquí en el cíber están cerrando, mamá. Y no me digas eso de tú-feliz-yo-feliz, que siempre que dices eso estás mirando al suelo. No llores. Dentro de un rato te llamo por teléfono, ¿vale? Por la pizzería no te preocupes tampoco, que seguiré llevando los números desde aquí, en cuanto nos instalemos…

LOLA DICE

Tú no te preocupes, Nacho.

NACHO DICE

Me cierran, mamá. Te llamo dentro de un rato
.

LOLA DICE

¿Te digo la verdad, corazón? No sé si voy a soportar que no estés, Nacho, la verdad es que no lo sé. Pero si tú eres feliz, yo soy feliz. Ya sé que siempre que te digo esta frase estoy llorando, pero siempre es verdad. Cuando tengas un hijo vas a saber que es verdad.

NACHO APARECE COMO DESCONECTADO. NO SE PUEDE ENTREGAR SU MENSAJE
.

LOLA DICE

¿Ya te has ido? ¿Tan pronto…? Veintiocho años es muy pronto, Nacho… Eres tan pequeñito. Si yo hubiera sabido que un día te ibas a ir a la otra punta del mapa te habría parido en San Marino, que es un país pequeño… La capital de San Marino debe ser como dos calles del extrarradio…, y podrías volver por la tarde a casa a conversar conmigo…

NACHO APARECE COMO DESCONECTADO. NO SE PUEDE ENTREGAR SU MENSAJE
.

LOLA DICE

No quiero ni saber cómo voy a aguantar no tenerte el resto de la vida, no quiero ni pensarlo… ¿Te acuerdas cuando te fuiste solo a Grecia, al cumplir los dieciocho? ¡Un mes sin ti y ya me desespero! No voy a soportar, mi amor, que me veas ponerme vieja de golpe…

NACHO APARECE COMO DESCONECTADO. NO SE PUEDE ENTREGAR SU MENSAJE
.

LOLA DICE

¿Recuerdas cuando me decías que no te ibas a casar nunca para estar conmigo? Yo sabía que era un chiste, que lo decías a lo tonto, pero me gustaba tanto, tanto… Y cuando empezaste a dejar todo el sueldo en casa nunca te dije gracias, ni tu padre ni yo te dijimos nada. Pero por la noche nos mirábamos y decíamos: «Hostia puta, qué pedazo de hijo». Pero te lo tendríamos que haber dicho, mi amor…

NACHO APARECE COMO DESCONECTADO. NO SE PUEDE ENTREGAR SU MENSAJE
.

LOLA DICE

Qué mierda el messenger, Nacho, no se puede acariciar por aquí… ¡Teléfono, debes de ser tú! Ahora mismo te atiendo, espérame que se me aclare un poco la garganta. Te quiero mucho, hijo mío. Y tú no te preocupes si lloro… es porque tú eres feliz y porque me estoy poniendo vieja.

NACHO APARECE COMO DESCONECTADO
.

Viejos son los trapos

Ayer me despertó de la siesta un terremoto de ollas que se caían al suelo. «Adiós —pensé—, se vino abajo el mueble grande con la vajilla de recién casada.» Salí disparada para la cocina, ¡pero nada! Todo como siempre. De repente, otra vez ese ruido del demonio, esta vez más nítido, ensordecedor. Era como si viniera propiamente de los cimientos. Del núcleo mismo de la Tierra.

Empecé a seguir los golpes, con miedo, hasta la habitación de don Américo. Entré sin golpear, asustada de que le hubiera pasado algo. Y me encontré al abuelo detrás de una batería Tama Rockstar de cinco cuerpos.

—¿Qué narices hace con eso, Américo? —le grité al verlo.

Mi suegro dejó de tocar en cuanto me vio en el vano de la puerta, hizo un floreo con los palillos y me explicó:

—Me la he compratto cuesta matina, é seconda mano pero va bene. ¿Ti piache?

Di media vuelta sin responderle nada. Me fui hasta el patio, casi llorando, a buscar al Zacarías que le estaba poniendo insecticida a las plantas.

—¡Tu padre se ha comprado una batería! —le digo señalando para adentro.

Other books

Sweet Ruin by Kresley Cole
The Elusive Heiress by Gail Mallin
Continent by Jim Crace
Break Point: BookShots by James Patterson