Read Microsiervos Online

Authors: Douglas Coupland

Microsiervos (10 page)

BOOK: Microsiervos
3.5Mb size Format: txt, pdf, ePub
ads

Voy a intentarlo otra vez. Éste no es mi fuerte.

Karla y yo nos hemos enamorado en algún lugar ahí fuera; me parece que es así como ocurre: ahí fuera. Dos personas se ponen a hablar de sus sentimientos, y esos sentimientos flotan a su alrededor como si fueran vapores y se mezclan como una niebla. Antes de que se den cuenta, se han convertido los dos en la misma neblina y ven que no pueden volver a ser una simple nube solitaria, porque el aislamiento sería intolerable. Karla y yo hablábamos de ordenadores y programación. Nuestras mentes se encontraron en la galaxia de la retícula de cristal de las ideas y los programas y, cuando salimos de nuestra ensoñación, nos dimos cuenta de que estábamos en un lugar especial: ahí fuera.

Y cuando conoces a alguien y te enamoras, y ese alguien se enamora de ti, le preguntas: «¿Tomarás mi corazón con todos sus defectos?» y te contesta: «Sí», y entonces te pregunta lo mismo y tú también dices: «Sí.»

Hay también otras razones que hacen a Karla adorable, razones menos poéticas, pero igual de reales. Es como un amigo, y tenemos intereses comunes, una «unión mental». Hablo con ella de ordenadores y Microsoft y toda esa parte de nuestras vidas, pero también tengo conversaciones esotéricas sin relación con la vida informática. Nunca había tenido un amigo tan íntimo. Y luego está ese rollo no lineal: Karla es intuitiva y yo no, pero a pesar de eso está en mi onda. Comprende por qué los fideos
yaki soba
japoneses en un recipiente en forma de ovni son intrínsecamente fantásticos. Frunce el ceño cuando se da cuenta de que no está explicando una idea tan claramente como sabe hacerlo y se frustra.

En cualquier caso, quiero recordar que el amor puede suceder. Y es que existe la vida después de no tener una vida propia. Nunca había esperado que esto ocurriera. ¿Qué esperaba entonces de la vida?

Mientras tecleo esto, siento unos pequeños brazos alrededor del cuello y un beso en la yugular y, no lo sé, pero creo que puedo ser perdonado. Eso espero, porque el que haya olvidado lo del aniversario ha sido un error sin mala intención. Soy novato en esto del amor.

Cerveza Sierra Nevada

explosión estelar

Cedros del Sinaí

Gak

DESHACER

CTRL Z

CTRL Z

CTRL Z

Phoenix

LA Lakers

Cleveland

San Antonio

Luis Vuitton

economía especulativa

Kaláshnikov

helados de naranja

Waxahachie

Livermore

las mejores costillas

Secuencias Taylor

Lápiz de ojos corrido

rana

Colosal

Domingo

Todd está obsesionado últimamente con la estupenda forma física de su cuerpo. Esta tarde ha llegado del gimnasio y se ha sentado en la alfombra de Orion del salón, ha doblado el brazo y se ha dedicado a mirar cómo se le hinchaban los músculos, pulidos y esmerilados hasta el aburrimiento. Por ahora, su mayor proyecto es construir pirámides con tubos vacíos de complementos proteínicos de etiquetas doradas que parecen obras de arte de vanguardia de los setenta. ¿Por qué los
nerds
hacen pirámides con todo? ¡Imaginaos Egipto!

El Cablevisión estaba desconectado por algún motivo, y Todd se encontraba en el suelo flexionando los brazos delante de la pantalla llena de puntos. Me ha dicho: «En la existencia debe haber cosas más importantes que esto. "Dominar tantas áreas generales de consumismo automatizado como sea posible." Me parece que esto ya no funciona.» ¿Todd?

Un comentario completamente inusual en él: Pensar acerca de la vida más allá de su tríceps o su Supra. A lo mejor, como sus padres, tiene una profunda necesidad de creer en algo, en cualquier cosa. Por ahora es su cuerpo... Creo.

Ha dicho: «Lo que hacemos en Microsoft es tan repetitivo y deprimente como lo que harías en cualquier otro sitio; además, si no estás en el circuito de las acciones, el sueldo es el mismo que en cualquier otro trabajo, así que ¿qué pasa?... ¿Cómo nos hemos metido en esto? ¿Cuál es el motor que nos empuja a la repetición? ¿No te sientes nunca como un engranaje, Dan?... Espera, la palabra "engranaje" está anticuada: ¿un objeto binario transportable entre plataformas?»

He dicho: «Bueno, Todd, el trabajo no es toda la vida de una persona y nunca se ha pretendido que lo fuera.»

«Sí, lo sé, pero aparte del rollo de la insignia
geek
por ser los primeros en hacer buenos productos y producirlos en el tiempo y con el dinero previstos, ¿qué más hay?»

Me he quedado pensando. «¿Qué me estás preguntando en realidad?»

«¿Dónde entra la moralidad en nuestras vidas, Dan? ¿Cómo justificamos nuestros actos ante el resto de la humanidad? Microsoft no es Bosnia.»

Educación religiosa.

Karla ha entrado en ese momento en la habitación. Ha apagado la tele, ha mirado a Todd a los ojos y ha dicho: «Todd, no sólo existes como miembro de una familia, una compañía o un país, sino también como miembro de una especie: eres un ser humano. Eres parte de la humanidad. Nuestra especie tiene hoy problemas importantes y estamos intentando soñar el modo de salir de ellos, y utilizamos los ordenadores para ello. Es en la fabricación de hardware y software donde la especie está invirtiendo su propia supervivencia, y su fabricación requiere zonas de paz, niños nacidos en la paz, así como la ausencia de distracciones que interfieran en la programación. Quizá no alcancemos la trascendencia por medio de los ordenadores, pero con ella nos mantenemos por encima del lodazal. Lo que percibes como un vacío es un paraíso terrenal: la libertad de impedir, de una forma bastante literal, línea a línea, que la humanidad se vuelva no lineal.»

Karla se ha sentado en el sofá, la lluvia tamborileaba sobre el tejado, me he dado cuenta de que no había luz suficiente en la habitación y de que estábamos en silencio.

Karla ha dicho: «Todos hemos tenido buenas vidas. Ninguno de nosotros, por lo que sé, ha sufrido malos tratos. Nunca hemos deseado nada ni hemos anhelado nada. Nuestros padres, salvo los de Susan, están juntos. Se nos han repartido buenas cartas; sin embargo, la verdadera moralidad aquí, Todd, es si estas buenas cartas se despilfarran en vidas no creativas o si se aprovechan para continuar el sueño de la humanidad.»

La lluvia continuaba.

«No es ninguna casualidad que, como especie, hayamos inventado la clase media. Sin clase media no habríamos podido tener el marco mental capaz de producir sistemas informáticos de modo consistente, y nuestra especie no habría podido alcanzar el siguiente nivel, cualquiera que éste sea. Hay posibilidades, la clase media ni siquiera forma parte de ese siguiente nivel. Aunque es algo que no está aquí ni allí. Lo quieras o no, Todd, tú, yo, Dan, Abe, Bug y Susan: todos nosotros estamos fabricando el sueño del siguiente ciclo REM de la humanidad. Estamos construyendo el centro que sostendrá todo lo demás. No lo pongas en duda, Todd, y no le des más vueltas, pero no te permitas olvidarlo nunca.»

Karla me ha mirado. «Dan, salgamos a comer un desayuno Grand Slam. Tengo 1,99 dólares y me están quemando en el bolsillo.»

Susan ha pegado el siguiente recorte del
Wall Street Journal
en su puerta (que no lo será por mucho tiempo; no tardará en mudarse): 3 sept. 1993, hace ya un tiempo. El recorte hablaba de la estación de las lluvias japonesa, que había empezado en junio y no acababa:

«Un tifón ha inundado los fosos del palacio imperial en el centro de Tokio. Las carpas imperiales han abandonado por primera vez su hogar y han nadado en los tres palmos de agua que han cubierto uno de los cruces más transitados de Japón.»

Susan está ahora «completamente diestrolobulada».

La he buscado para preguntarle qué quería decir con el artículo, pero estaba en Capítol Hill emborrachándose con sus —sin duda alguna, diestrolobulados— colegas
grunge
.

Susan se despidió al día siguiente de amortizar sus acciones y empezó a «correr con los lobos», como nos anunció a la mañana siguiente de su fiesta. Nos descubrió su nueva imagen mientras estábamos sentados frente a nuestro tótem de entretenimiento doméstico Mitsubishi, la torre de aparatos de la línea marrón, comiendo con cucharas de plástico nuestras últimas cajas de Snak-Paks de Kellog's, desconstruyendo viejas historietas
Samson and Goliath
e intentando decidir si despertábamos a mi padre que seguía durmiendo en la cama de Michael y cómo hacerlo.

La imagen previa de Susan —una buena chica del noroeste con indumentaria Patagonia— había dejado paso a un
look
radicalizado: gafas de sol curvas, una ceñidísima camiseta a rayas Fortrel, un peinado a lo Angela Bowie, una chaqueta de ante sucia, pantalones acampanados y Adidas.

«Vaya tiorra», ha dicho Bug.

Ha pasado rápidamente junto a nosotros, se ha detenido en lo alto de las escaleras y ha dicho: «A la mierda. Estoy harta de ser Mary Richards. Me marcho, voy a atracar un 7-Eleven» y luego ha bajado dando fuertes pisadas en dirección a la entrada.

Creo que esperaba que nos sorprendiéramos un poco, es realmente estupendo que una persona se reinvente a sí misma. Nos hemos terminado los coloreados anillos de cereales Froot Loops y la leche de soja.

Todd se me ha acercado esta noche y me ha dicho: «Dan, si conociera a alguien como Karla no haría tantas gilipolleces.» Me he quedado alucinado y he tenido una sensación desagradable que sospecho que son celos, aunque no estoy seguro, porque es un sentimiento nuevo, y nadie te explica nunca cómo son los sentimientos. El caso es que Todd se ha dado cuenta y me ha dicho: «No es lo que tú crees, Dan, No voy a saltarle encima. Fíate de mí; pero, tío, ¿dónde encuentro a alguien como ella?»

«Sí, es fantástica», he dicho sin convicción, ocultando mi quemazón interior.

«Es muy lista, no sólo programando. Piensa como un predicador, pero no como un predicador tradicional. Cree en algo.»

He visto un viejo documental sobre la NASA. Y luego otro sobre cómo, en Terranova, los canadienses han acabado con el bacalao pescando con redes de enmalle, así que me he ido a un Burger King a comer un Ballenero de filete empanado de pescado bien fri. to mientras aún estoy a tiempo.

Creo que voy a escribir en mi diario más regularmente a partir de ahora. Karla me ha hecho pensar que de verdad habitamos un extraño rinconcito del tiempo y el espacio y que, por raro o extraño que sea este rinconcito, aquí es donde vivo, donde estoy.

Antes pensaba que tenía que tener una razón para anotar mis observaciones del día o incluso mis emociones, pero ahora creo que el simple hecho de estar vivo es una razón más que suficiente para hacerlo. ¡Soy libre!

rayos UVA

... armas armadura armamento salud

Brillo

Rótulos de plexiglás

Pollo al Marsala

N x S x T

3ª Guerra Mundial

Tetris

Tonopah, Nevada

comida para gatos

localizar la fuente de los impulsos

System Seven

Woodside

8

Los Altos

17

San José

32

Crucero espacial

487

Superstar

COBOL

Miedo Incertidumbre Duda

Asador

Accidente en un maizal

Fábrica de calorías

¿Formatear?

¿Rechazar?

Lunes

Melrose Place
, esta noche. Hemos cliqueado dos veces el modo «ACARAMELAMIENTO CEREBRAL». Todos somos adictos.

Nos gusta fingir que nuestra casa
geek
es realmente
Melrose Place
.

Esta noche Abe ha dicho: «Me pregunto qué pasaría si todos nos pusiéramos a actuar aleatoriamente de modo no lineal, como los personajes de la serie. ¿Qué pasaría si nuestras personalidades se divorciaran de la causa y el efecto?»

«Podríamos pedir turnos para volvernos psicóticos», ha dicho Bug.

Susan, mientras se escribía en las primeras falanges de los dedos las palabras D-U-R-A-N/D-U-R-A-N, ha dicho: «Tú ya eres psicótico, Bug. Tú no cuentas.»

Susan ha leído en voz alta algunos trozos del
Manual de ingeniería de autopistas
:

«Las señales mal colocadas o injustificadas pueden dar lugar a las siguientes situaciones:

—retenciones

—infracción de lo indicado en la señal

—uso de rutas menos adecuadas para evitar la señal

—aumento de la frecuencia de accidentes...»

Ha hecho una pausa mientras contemplaba unos instantes el fuego. «Me pregunto si este tipo está vivo y si está casado.»

He telefoneado para ver si mi madre se sentía mejor, y así era. Se ha apuntado a unas clases de natación en la piscina local; pero la gran noticia se ha producido cuando mi padre se ha puesto en el otro teléfono y me ha gritado: «¡Tengo trabajo!»

«Así se hace, papá. Te dije que ya saldría algo. ¿Qué vas a hacer?»

«Bueno, un poco de todo. Michael es un chico brillante. Raro, pero brillante.»

«¿Estás trabajando para Michael?»

«Así es.»

«¿En Microsoft?»

«No, está montando otra cosa, una compañía nueva.»

«¿EN SERIO? ¿En qué estás trabajando?»
(*Shock*)

«Y está viviendo en uno de los dormitorios libres, ¿qué te parece?»

(¡Dios mío!)
«Increíble. ¿Y tu descripción del trabajo?»

«Bueno, te paso a tu madre, que quiere hablarte...»

Mi madre me ha contado lo aliviada que se siente con la entrada del sueldo de mi padre más el dinero adicional del alquiler, pero al final no me han dicho de qué iba el trabajo. Ni siquiera una pista sobre esa misteriosa compañía nueva.

Tenemos una expresión nueva para el vaporware, esos productos tan anunciados y que luego se quedan en agua de borrajas: Monos Marinos, como en: «El ScriptX es un Mono Marino.»

Susan ha dicho: «Los Monos Marinos. ¿Os acordáis de cuando encargasteis de pequeños esas sales mágicas que se echaban en agua y que supuestamente se convertían en la pequeña familia nuclear que salía anunciada en la propaganda, con el padre que llevaba una corona y todo eso? ¿Y qué era lo que os mandaban por correo en realidad? Huevos secos de braquiópodos.»

He estado leyendo un libro sobre virus. He ido otra vez al Boeing Surplus. Como es lunes, todo estaba lleno de revistas nuevas.

BOOK: Microsiervos
3.5Mb size Format: txt, pdf, ePub
ads

Other books

Heart Melter by Sophia Knightly
The History Man by Malcolm Bradbury
Dead Life (Book 3) by Schleicher, D. Harrison
Lifeboat by Zacharey Jane
The Story of a Whim by Hill, Grace Livingston