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Authors: Douglas Coupland

Microsiervos (12 page)

BOOK: Microsiervos
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Bug ha dicho: «¿Sabéis lo que me deprime un montón? El que ahora los niños no tengan que usar ya la imaginación cuando juegan con el Lego. Pongamos que compran un kit de un coche; antes, abrías la caja y sacabas sesenta piezas con las que tenías que montarlo. Ahora, abres la maldita caja y sale el coche entero, prefabricado, todo el coche viene en una sola pieza. Gran exclamación. Un desafío a la imaginación, eso es lo que es. Es una trampa monumental.»

Me he puesto a pensar en mis propias mamas acerca del Lego. «Cuando era pequeño, si construía una casa con Lego, tenía que ser de un solo color. Jugaba al Lego con Ian Ball, que vivía en la misma calle, en Bellingham. Él construía su casa con las primeras piezas que cogía, fueran del color que fueran. ¿Os imagináis qué clase de programas podría escribir alguien así?»

«Yo construía con colores diferentes...», ha manífestado Bug.

«A lo mejor no tiene importancia», he dicho, intentando dejar del tema.

Karla ha intervenido: «Yo tenía un amigo, Bradley, que tenía una supercolección de Lego, y estaba dispuesta a engañar, mentir y robar para ir a su casa y jugar con ella. Y un día la madre de Bradley le metió el Lego en la bañera para lavarlo. Nunca fue lo mismo, pareció como si enfermara, empezó a apestar como si el agua se convirtiera en queso feta en el interior de las piezas de engarce. Creo que sus recuerdos del Lego tienen que ser muy diferentes de los míos.»

Bug ha dicho: «Cuando diseñas juegos, el Lego es un simulador estupendo y rápido para calcular laberintos de diferentes niveles.»

«¿Has diseñado juegos?», he preguntado.

«He hecho todo lo que alguien puede hacer con un ordenador. Tengo 31 años.»

Puede que subestimemos a Bug. Cuando me paro a pensar sobre él, está tan lleno de contradicciones... Es como si me faltara por conocer una gran parte de su personalidad que, si la conociera, lo explicaría todo.

Desde que llegó la oferta de Michael, he observado que todos hemos estado muy tranquilos. Lo estamos pensando.

Nuestras puertas están cerradas; se realizan llamadas con prefijos 415 y 408. Karla dice que estamos intentando entender lo que de verdad necesitamos en la vida, en tanto que opuesto a lo que simplemente deseamos.

Un extraño momento
shiatsu
: Karla se ha concentrado en una parte de mi pecho, justo encima del apéndice xifoides (esa cosa extraña que está entre las costillas) y *
bang
* de pronto he empezado a gritar. No podía dejar de gritar. Supongo que tengo recuerdos escondidos por ahí y no lo sabía.

1999: La gente estaba tirada por el suelo

Demonizar a los analistas simbólicos.

Eres más listo que la televisión.
¿Y qué?

Uranio y Beethoven.

Definir azar

Ezequiel

MFD-2DD

Sony

Jueves

Un día aleatorio.

Me he despertado tarde; he ido a saquear compactos a Silver Platters en Northgate; hamburguesa con beicon en el IHOP. Karla me ha enseñado unas nociones básicas de
shiatsu
: puntos de presión y demás. («El masaje es un toma y daca, señor...»)

Llevo ya con Karla más de un mes y, justo cuando creo que empiezo a entenderla, sucede algo que hace que me dé cuenta de que no es así. Una cosa muy extraña de ella es que nunca llama a su familia ni habla de ella. Todo lo que dice es que son unos psicóticos, como si las familias de los demás no lo fueran.

Es una buena deflectora. Estructura las conversaciones para que nunca surja el tema de su familia. Como hoy: he sacado el tema de que telefoneara a sus padres sencillamente porque era domingo (sí, ya sé, alguien me llamará anticuado, o, como mínimo, víctima consumista de la AT&T) y ha contestado: «Mc-Minnville, Oregón: prefijo 503.»

«¿Qué?»

«Norteamérica se está quedando sin prefijos. Sólo quedan dos o tres, y pronto se habrán acabado. Las afueras de Toronto, Ontario, acaban de obtener el 905. Los Ángeles Oeste tiene el 310. Las afueras de Atlanta tienen el 706. Los faxes y los módems se están zampando los números de teléfono más rápidamente de lo que nadie había pensado. Hemos agotado nuestra reserva de números.»

«¿Adonde quieres ir a parar...?»

«A esto: números de teléfono de ocho dígitos. Un desastre, porque todos los números de teléfono nuevos serán como esos números europeos imposibles de recordar.»

A continuación, se ha puesto a hablar de una teoría llamada «Memoria de cinco más o menos dos».

«La mayoría de los seres humanos sólo puede recordar cinco dígitos como mucho. Algunas personas excepcionales pueden recordar hasta siete. (Por cierto, Michael se sabe
pi
con algo así como 2.000 decimales.) Por eso lo más probable es que los números de teléfono se dividan en dos grupos de cuatro para facilitar su memorización», me ha anunciado en tono confidencial.

«Bueno, ¿vas a llamar a tu familia o qué?», he preguntado.

«A lo mejor, pero déjame que haga un paréntesis. Esto es muy interesante... ¿Sabes que puedes calcular lo importante que era tu Estado o tu provincia hacia 1961 sumando los tres dígitos del prefijo? Cero igual a 10.»

«No.»

«Es porque los ceros tardan un montón en recorrer el disco, mientras que los unos son los más rápidos. El prefijo más bajo posible, el 212, correspondió al del lugar más concurrido, Nueva York. Los Ángeles obtuvo el 213. Alaska, el 907. ¿Lo ves?»

Karla siempre sale con las mejores digresiones.

«Sí.»

«Imagínate a Angie Dickinson en Los Ángeles (213) telefoneando a Suzanne Pleshette en las Vegas (702) antes del asesinato de Kennedy. Marca el "2" final, se rompe una uña y se le escapa un
mierda
, irritada con Suzanne porque esté en un lugar con un prefijo perdedor.»

«La cuestión es si vas a llamar a tu familia.» «Dan, no insistas.»

Karla también está aprendiendo cosas sobre mí. Como el hecho de que no me gusta ir de compras, pero que soy un fanático de los nuevos productos. En cuanto alguien pone una pegatina de «NUEVO» en un producto viejo, yo lo meto en mi carrito.

Cuando sacaron la Pepsi Crystal, me dediqué a agobiar al encargado del Safeway local casi a diario hasta que llegó. Pensaba que esa Pepsi nueva sería como la normal, menos la cosa de plutonio que le da el color marrón; pero luego la probé: era como 7-Up, Dr. Pepper, Pepsi y agua del grifo mezclados aleatoriamente y decolorados. Un muermo.

Supongo que Pepsi desearía haber tenido a John Sculley para ese producto.

Karla me ha comprado en broma un lote de productos claros: Close-up Crystal, detergente sin fosfatos, Pepsi Crystal (supongo que no conocía mis sentimientos hacia ella) y elixir bucal Mint Crystal. En un universo paralelo al nuestro seguro que me habría comprado también mortadela Crystal.

Ordenadores nCube simulando la red eléctrica de Tokio

Dejaron una escalera mecánica fuera de servicio, mascada y rota, tirada en el suelo como un dulce en forma de collar, gris, muerto.

Una imagen:

En Florida el viento hace repicar las campanas. Miras por encima de los aligátores, las algas y el mar. Ahí está: el resplandor del cohete. El mejor de los siglos. Estábamos ahí, pero ahora es hora de irse.

El pasado es un recurso finito.

¡Shinhatsubai!

Viernes

Otro tronco Presto en la chimenea. Abe ha estado dándonos una conferencia sobre su teoría del Lego. Parecía que estuviéramos en la escuela.

«¿Os habéis dado cuenta de que Lego desempeña un papel muchísimo más importante en las vidas de los informáticos que en las del resto de la población? Ante todo, los técnicos informáticos pasan una gran parte de su juventud muy metidos en el Lego, que es una cultura que exige mucha concentración y favorece la soledad. El Lego es su juguete denominador común.»

Nadie se lo ha discutido.

«Ahora bien, creo que es exacto afirmar que el Lego es una poderosa herramienta de modelado tridimensional y que constituye en sí mismo un lenguaje. Y no cabe duda de que la exposición prolongada a cualquier lenguaje, ya sea visual o verbal, altera el modo en que un niño percibe su universo. Examinad por encima el juguete...»

Estábamos fascinados.

«Primero, el Lego no se diferencia ontológicamente de los ordenadores. Lo cual equivale decir que un ordenador por sí solo no es nada. Los ordenadores sólo se convierten en algo cuando se les da una aplicación específica. Como el Lego. Para utilizar una hoja de cálculo Excel o para construir un coche de carreras: para eso tenemos ordenadores y Legos. Un PC o una pieza de Lego por sí solos son algo inerte e inútil: el tope de una puerta; basura. Los ladrillos modulares de los Legos, hechos de acrilonitrilo butadieno estireno (ABE), son indestructibles y están pensados para no ser nada fuera de sí mismos.»

Hemos empezado a pasarnos lo que habíamos preparado para picar. «Fundidos Soylent»:
crackers
Triscuits con jalapeños y queso de bola fundido en el microondas.

«Segundo, el Lego es "binario", tiene una estructura sí/no; lo cual es decir que los taquitos de la parte superior de cualquier bloque de Lego están conectados a otra unidad de Lego o no lo están. No existen las relaciones de analogía.»

«Son monógamos, ¿no?», pregunta Susan.

«Posiblemente. La analogía es interesante. Tercero, Lego anticipa el futuro de las ideas pixeladas. Es digital. Lo atractivo y lo divertido de Lego proviene de la reducción de lo orgánico a lo modular; una cebra construida con cubitos; casas digitalizadas a través de una lente como la que sale en el programa de televisión
Hard Copy
pixelando en cuadraditos de color la cara de los famosos de los que cuentan cotilleos.»

Karla y yo hemos estado hablando de lo que pensamos hacer. No tenemos mucho tiempo para decidir; Michael necesita una respuesta al final de la semana. Me ofrece un sueldo de 24K más el 1,5 % de participación frente a mis 26K más 150 acciones amortizables al cabo de 3,5 años. Además de la posibilidad de ser programador y estar más cerca de Karla en la cadena trófica y, lo mejor, la posibilidad de estar con Karla otra vez en el mismo grupo de producción.

Sábado

Otra noche lluviosa que pedía que encendiéramos la chimenea. Casi todos hemos pasado el día procesando los datos de nuestras nuevas oportunidades profesionales.

Se nos han acabado los troncos y hemos tenido que encender un fuego de verdad con objetos inflamables elegidos por toda la casa: una caja de cartón de toallas de papel Brawny llena de correo basura y piezas de mobiliario demasiado feas incluso para ser tiradas. Y luego, Bug ha encontrado en el garaje un tronco con (ha leído el envoltorio):
«"Llamas y colores de aspecto real."
Puedes poner cualquier cosa en la etiqueta y la gente se lo cree. Somos una especie enferma, lo digo en serio.»

El fuego ha ardido muy bien e irradiaba una atmósfera religiosa, y eso ha hecho que empezáramos a hablar de nuestras tendencias pirómanas juveniles. La conversación se ha convertido en una inesperada experiencia comunitaria. Hemos hablado de secciones de tubos de PVC con explosivos dentro, petardos M-80, lanzallamas hechos con pulverizadores de desinfectante Lysol, trozos de sodio mangados de los laboratorios de química, nitrato potásico mezclado con azúcar para hacer bombas de humo, pastillas enciendefuegos, latas de café MJB llenas de gasolina en las que se tiraban libritos de cerillas encendidos y burbujas de metano hechas con agua mezclada con lavavajillas Joy («burbujas del infierno»).

Pregunta: ¿Hay algún
alt.pyro
en la Red? Seguramente. Hay cosas para todo el mundo.

Susan ha sido capaz de encontrar en la Red datos del prefijo de Trieste, Italia, nada más y nada menos. Resulta que Norteamérica está creando hasta 640 nuevos prefijos permitiendo que en medio vayan dígitos diferentes de uno o cero. Así puede haber prefijos como 647 y 320. Con aproximadamente ocho millones de líneas telefónicas posibles por prefijo. «Eso hace un total aproximado de 5.100 millones de posibilidades nuevas de diversión.»

Karla se ha sentido aliviada de que no vayamos a tener números telefónicos de ocho dígitos, «al menos hasta que alguna tecnología nueva, aún por inventar, absorba los antiguos».

Luego hemos divagado sobre el anacronismo de la palabra «discar», un vestigio de los teléfonos de disco. «Teclear» sería más auténtico. ¿Y no habría sido mucho más fácil y divertido decir «rejilla»? Me refiero al símbolo #.

No hay más que pensar en lo tonto que es decir «Voy a la droguería.»

¡Tecnología!

¡Puede usted haber ganado...!

Tecnología de fuerza mítica con aplicaciones surrealistas.

Élites meritocráticas no comprometidas socialmente.

Las tiendas de artículos deportivos siempre huelen a los plásticos más avanzados.

¿Llegó a construirse finalmente la bomba de neutrones?

Domingo

Bug va a aceptar la oferta de Michael. No es muy propio de él, teniendo en cuenta lo mucho que adora a Bill y la cultura empresarial de Microsoft; sin embargo, parece bastante animado y decidido a dar el salto. Creo que su inminente traslado al Grupo de Convertidores en el edificio Diecisiete, un lugar del Campus conocido por su desolación, lo ha empujado a decidirse. Bug es un buen depurador. De ahí le viene el nombre, así que Michael está haciendo un buen negocio. Lo que aún no me explico es por qué no le han ofrecido nunca acciones.

Lo mismo ha decidido Todd, impulsado quizá también por su traslado al Grupo OLE (¡Ole!), situado en los viejos edificios.

Se trata del grupo encargado del linkado y la incrustación de objetos; su tarea es escribir programas para una aplicación que permite a un usuario llevar, por ejemplo, una parte de un documento Excel hasta un documento Word, lo cual es tan divertido como suena.

Susan va a aceptar —y va a soltar parte de su dinero de la amortización de sus acciones como capital inicial a cambio de una mayor participación en la compañía—, y está empezando a ganarse el título de Directora Creativa. «Seré la Paul Allen de la interactividad.»

Abe, sin embargo, va a decir que no. «Pero ¿vais a dejar esto que es seguro? —no para de preguntarnos—. ¿Pensáis que Microsoft se va a ir a pique o estáis locos?»

«No se trata de eso, Abe.»

«¿Y de qué se trata entonces?»

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