Selected Writings (Dario, Ruben) (14 page)

BOOK: Selected Writings (Dario, Ruben)
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TERREMOTO
Madrugada. En silencio reposa la gran villa
donde de niño supe de cuentos y consejas,
o asistí a serenatas de amor junto a las rejas
de alguna novia bella, timorata y sencilla.
 
El cielo lleno de constelaciones brilla,
y su oriente disputan suaves luces bermejas.
De pronto, un terremoto mueve las casas viejas
y la gente en los patios y calles se arrodilla
 
medio desnuda, y clama: “¡Santo Dios! ¡Santo fuerte!
¡Santo inmortal!” La tierra tiembla a cada momento.
¡Algo de apocalíptico mano invisible vierte! . . .
 
La atmósfera es pesada como plomo. No hay viento.
Y se diría que ha pasado la Muerte
ante la impasibilidad del firmamento.
[1912]
EARTHQUAKE
Dawn. It was here in the great still villa that I
heard as a child so many fables and stories,
or serenades by the window bars in the breeze,
courting some girl who was dazzling, simple, and shy.
 
The constellations revolve in the brilliant sky,
and a few soft crimson lights argue in the East.
All at once, an earthquake brings people to their knees.
They pray half-naked in courtyards and streets, and cry:
 
“Dear God! Immortal Saints! Save us from being damned!”
Houses crumble. The earthquake shakes again and again.
The apocalypse pours from an invisible hand.
 
There’s not the slightest breath of wind in this leaden
air, and one could say death passed over this land
under the indifferent gaze of our heaven.
ALLÁ LEJOS
Buey que vi en mi niñez echando vaho un día
bajo el nicaragüense sol de encendidos oros,
en la hacienda fecunda, plena de la armonía
del trópico; paloma de los bosques sonoros
del viento, de las hachas, de pájaros y toros
salvajes, yo os saludo, pues sois la vida mía.
 
Pesado buey, tú evocas la dulce madrugada
que llamaba a la ordeña de la vaca lechera,
cuando era mi existencia toda blanca y rosada;
y tú, paloma arrulladora y montañera,
significas en mi primavera pasada
todo lo que hay en la divina Primavera.
[p 1905]
FAR AWAY
Ox whose steaming clouds of breath I saw as a boy
beneath the Nicaraguan sun, golden, aflame,
on a fertile hacienda of harmonious joy
in the tropics. Dove in the dense forests that name
the wind’s music, axes, birds, wild bulls—you became
what I am now, what no forgetting can destroy.
 
Heavy ox, you evoke the sweetness of the dawn
that called to wake me in time to do the milking.
This was when my life was a white and rosy song,
native to these mountains, a mother dove cooing
all that had meaning in my spring forever gone,
and the whole kingdom of a future holy Spring.
III.
Some Audacious, Cosmopolitan
TUTECOTZIMÍ
(FRAGMENTO)
Al cavar en el suelo de la ciudad antigua,
la metálica punta de la piqueta choca
con una joya de oro, una labrada roca,
una flecha, un fetiche, un dios de forma ambigua,
o los muros enormes de un templo. Mi piqueta
trabaja en el terreno de la América ignota.
 
¡Suene armoniosa mi piqueta de poeta!
¡Y descubra oro y ópalos y rica piedra fina,
templo, o estatua rota!
Y el misterio jeroglífico adivina
la Musa.
 
De la temporal bruma surge la vida extraña
de pueblos abolidos; la leyenda confusa
se ilumina; revela secretos la montaña
en que se alza la ruina.
 
Cuando el grito feroz
de los castigadores calló y el jefe odiado
en sanguinoso fango quedó despedazado,
viose pasar un hombre cantando en alta voz
un canto mexicano. Cantaba cielo y tierra,
alababa a los dioses, maldecía la guerra.
Llamáronle:—“¿Tú cantas paz y trabajo?”—“Sí”
—“Toma el palacio, el campo, carcajes y huepiles;
celebra a nuestros dioses, dirige a los pipiles”.
 
Y así empezó el reinado de Tutecotzimí.
[1890]
TUTECOTZIMÍ
(FRAGMENT)
Digging in the topsoil of the ancient city
the pick’s metallic point strikes something very hard:
some golden gem, perhaps, a stone that’s been carved,
an arrow, fetish, some god’s ambiguity,
or the enormous walls of some temple. My tools
open America’s still undiscovered lands.
 
Let poetry’s tools sing like harmonious jewels!
Let them discover fine, rich stones, gold, or opal,
temples, or statue’s hands.
And mysterious hieroglyphics that foretell
my own Muse.
 
From the thick mist of time emerges the strangeness
of annulled peoples’ lives, and legends, once confused,
now shine. The mountain reveals its secret access
to ruins underneath the plants of the jungle . . .
 
Then the ferocious cry
of the oppressors stopped. Their reviled leader’s heart
would beat no more, his bloody body torn apart.
And then, singing loudly, a person journeyed by.
He sang to earth and sky and used an Aztec song
to praise the gods and curse all wars as being wrong.
The people cheered: “Can you bring peace and work?”
“I can.”
“Take this palace, these fields, arms, and
huepiles,
please;
lead the Pipil nation and praise our deities.”
 
That’s how the reign of Tutecotzimí began.
LA NEGRA DOMINGA
(FRAGMENTO)
¿Conocéis a la negra Dominga?
Es retoño de cafre y mandinga,
es flor de ébano henchida de sol.
Ama el ocre y el rojo y el verde
y en su boca, que besa y que muerde,
tiene el ansia del beso español.
 
Serpentina, fogosa y violenta,
con caricias de miel y pimienta
vibra y muestra su loca pasión:
fuegos tiene que Venus alaba
y envidiara la reina de Saba
para el lecho del rey Salomón.
 
Vencedora, magnífica y fiera,
con halagos de gata y pantera . . .
 
muestra dientes de carne de coco
con reflejos de lácteo marfil.
[1892]
BLACK DOMINGA
(FRAGMENT)
Have any of you met black Dominga,
that cross between
cafre
and
mandinga?
She’s an ebony bloom looking for bliss.
She adores ochre colors, red and green.
She is the best nibbler you’ve ever seen,
and all she yearns for is a Spaniard’s kiss.
 
Like a passionate serpent that’s on fire,
she’s the honey and pepper of desire.
She’s crazy with passion. Don’t be misled:
she’s the fiery lover Venus praised,
and the Queen of Sheba wished she’d saved
for King Solomon and their nights in bed.
 
Triumphant, fierce, and proud in her grandeur
with a stalking panther’s feline allure . . .
 
she flashes her teeth like coconut meat,
reflecting an ivory, milky light.
A COLÓN
¡Desgraciado Almirante! Tu pobre América,
tu india virgen y hermosa de sangre cálida,
la perla de tus sueños, es una histérica
de convulsivos nervios y frente pálida.
 
Un desastroso espíritu posee tu tierra:
donde la tribu unida blandió sus mazas,
hoy se enciende entre hermanos perpetua guerra,
se hieren y destrozan las mismas razas.
 
Al ídolo de piedra reemplaza ahora
el ídolo de carne que se entroniza,
y cada día alumbra la blanca aurora
en los campos fraternos sangre y ceniza.
 
Desdeñando a los reyes nos dimos leyes
al son de los cañones y los clarines,
y hoy al favor siniestro de negros Reyes
fraternizan los Judas con los Caínes.
 
Bebiendo la esparcida savia francesa
con nuestra boca indígena semiespañola,
día a día cantamos la
Marsellesa
para acabar cantando la
Carmañola.
 
Las ambiciones pérfidas no tienen diques,
soñadas libertades yacen deshechas.
¡Eso no hicieron nunca nuestros Caciques,
a quienes las montañas daban las flechas!
 
Ellos eran soberbios, leales y francos,
ceñidas las cabezas de raras plumas;
TO COLUMBUS
Ill-fated admiral! Your poor America,
your beautiful, hot-blooded Indian virgin,
the pearl of your dreams, is now some hysterical
woman who has convulsions, tics, and pallid skin.
 
A disastrous spirit has occupied your land.
Where once united tribes lifted their maces high,
an endless civil war has gotten out of hand:
those of the same race fight and watch each other die.
 
Now the pagan idols of stone have been replaced
by idols of flesh that have taken their throne,
and every day dawn after white dawn has embraced
fraternal fields with blood and ashes of our own.
 
Disdaining the monarchy, we made our own laws
to the sound of trumpets and all our great weapons.
Now there’s support for sinister black Kings because
men like Judas and Cain can be the best of friends.
 
It’s droplets of refined French sap we’re drinking,
that our half-Spanish, half-indigenous mouth sips.
Day after day it’s the “Marseillaise” we sing,
though we end with the
“Carmañola”
on our lips.
 
There is no limit to treacherous ambition.
Dreams of freedom are scattered among the nations.
Our caciques never made this supposition.
Their arrows came to them as gifts from the mountains.
 
They were proud, trustworthy, and forthright in those days.
They had feathered diadems, wore exotic things.
¡ojalá hubieran sido los hombres blancos
como los Atahualpas y Moctezumas!
 
Cuando en vientres de América cayó semilla
de la raza de hierro que fue de España,
mezcló su fuerza heroica la gran Castilla
con la fuerza del indio de la montaña.
 
¡Pluguiera a Dios las aguas antes intactas
no reflejaran nunca las blancas velas;
ni vieran las estrellas estupefactas
arribar a la orilla tus carabelas!
 
Libres como las águilas, vieran los montes
pasar los aborígenes por los boscajes,
persiguiendo los pumas y los bisontes
con el dardo certero de sus carcajes.
 
Que más valiera el jefe rudo y bizarro
que el soldado que en fango sus glorias finca,
que ha hecho gemir al zipa bajo su carro
o temblar las heladas momias del Inca.
 
La cruz que nos llevaste padece mengua;
y tras encanalladas revoluciones,
la canalla escritora mancha la lengua
que escribieron Cervantes y Calderones.
 
Cristo va por las calles flaco y enclenque,
Barrabás tiene esclavos y charreteras,
y las tierras de Chibcha, Cuzco y Palenque
han visto engalonadas a las panteras.
 
Duelos, espantos, guerras, fiebre constante
en nuestra senda ha puesto la suerte triste:
¡Cristóforo Colombo, pobre Almirante,
ruega a Dios por el mundo que descubriste!
[1892]
If only white people could have had the same ways
as Atahualpa, Moctezuma, and other great kings.
 
When the iron race of the Spaniard’s seeds
were sown in America’s wombs and grew,
there was a mix of great Castille’s heroic deeds
with an indigenous mountain fortitude, too.
 
Would that God had never let waters that had been
unbroken reflect the whiteness of your sails, or
allowed the astonished stars to look down on
your caravels as they dropped anchor on this shore.
 
If only the mountains could bear witness again
to the great forests where each aborigine
with arrows went hunting the puma and bison,
free as eagles, free as a people can be.
 
Let the gallant and primitive chief be esteemed
more than the muddy soldier who built your glories,
torturing under wheels the Chibcha king (who screamed)
and, trembling, dug up your icy Incan mummies.
 
The cross you brought us never seems to diminish.
When will corruption in revolutions be shown?
Not in the works of women who will demolish
the keen language of Cervantes and Calderón.
 
Christ is wandering through the streets, diseased and lean.
Barrabas has slaves, military distinction.
The lands of Chibcha, Cuzco, Palenque have seen
their panthers tamed, beribboned, brought to extinction.
 
The horror, the wars, the constant malarias
are doomed paths from which our luck has not recovered:
Poor Admiral, yes, you, Christopher Columbus,
pray to God for the world you discovered!
CANTO A LA ARGENTINA
(FRAGMENTO)
Tráfagos, fuerzas urbanas,
trajín de hierro y fragores,
veloz, acerado hipogrifo,
rosales eléctricos, flores.
miliunanochescas, pompas
babilónicas, timbres, trompas,
paso de ruedas y yuntas,
voz de domésticos pianos,
hondos rumores humanos,
clamor de voces conjuntas,
pregón, llamada, todo vibra,
[pulsación de una tensa fibra,]
sensación de un foco vital,
como el latir del corazón
o como la respiración
del pecho de la capital.
 
¡Que vuestro himno soberbio vibre,
hombres libres en tierra libre!
Nietos de los conquistadores,
renovada sangre de España,
transfundida sangre de Italia,
o de Germania, o de Vasconia,
o venidos de la entraña
de Francia, o de la Gran Bretaña,
vida de la Policolonia,
savia de la patria presente,
de la nueva Europa que augura
más grande Argentina futura.
SONG TO ARGENTINA
(FRAGMENT)
Commerce, the great cities’ forces,
rumbling of iron and towers,
swift hippogriff shielded in steel,
electric roses and flowers
plucked from the Arabian Nights,
Babylonian pomp, bells, lights,
trumpets, rumbling wheels, yoked oxen,
voices of pianos from parlors,
profound and piercing human moans,
children singing as one in class,
people hawking things in the street,
one tense fiber keeping the beat,
living in life’s most vital core
the way a heart goes on beating,
the way this crowd goes on breathing
in the chest of the city they adore.

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