—Levantada y tan campante. Por lo visto, tiene más aguante que usted.
—Quiero decir si está por aquí, en las FDMC.
—Sí. Supongo que en el departamento de Duval.
—Ya... —dijo Grant, súbitamente desanimado—. Bueno, voy a lavarme, a afeitarme y a salir de aquí
Cora reunió los papeles.
—Entonces, doctor Duval, si el informe puede esperar hasta después del fin de semana, me gustaría ausentarme durante estos días.
—Desde luego —dijo Duval—. Creo que a todos nos conviene un poco de descanso. ¿Cómo se encuentra?
—Perfectamente, según creo.
—Ha sido toda una experiencia, ¿no?
Cora sonrió y se dirigió a la puerta, en el momento en que asomaba un lado de la cabeza de Grant.
—¿Miss Peterson?
Cora dio un respingo, reconoció a Grant y corrió hacia él, sonriendo.
—En el
Proteus
me llamaba Cora.
—¿Y puedo seguir haciéndolo?
—Naturalmente. Y espero que lo haga en lo sucesivo. Grant vaciló.
—Puedes llamarme Charles. E incluso espero que algún día llegues a llamarme «el bueno y viejo Charlie».
—Lo intentaré, Charles.
—¿Cuándo terminas el trabajo?
—Acabo de dejarlo para el fin de semana.
Grant reflexionó durante un momento, se frotó el mentón recién afeitado y señaló con la cabeza en dirección a Duval, que estaba inclinado sobre su mesa de trabajo.
—¿Sigues comprometida con él? —preguntó al fin.
—Admiro su trabajo —respondió Cora, gravemente—, y él admira el mío.
Y se encogió de hombros.
—¿Puedo yo admirarte «a ti»? —dijo Grant.
Ella vaciló y, después, sonrió ligeramente.
—Cuando quieras, y todo el tiempo que quieras. Con tal de que yo pueda admirarte también de vez en cuando.
—Avísame cuando esto ocurra, para que adopte la actitud adecuada.
Se echaron a reír. Duval levantó la cabeza, los vio en el umbral, sonrió débilmente y agitó la mano, en un ademán que igual podía ser de saludo como de despedida.
—Voy a ponerme el traje de calle —dijo Cora—. Después, me gustaría ver a Benes. ¿Te parece bien?
—¿Está permitida la visita?
Cora movió la cabeza.
—No. Pero nosotros somos un caso especial.
Benes tenía los ojos abiertos. Intentó sonreír.
Una enfermera murmuró, con inquietud:
—Sólo un minuto, por favor. Él no sabe nada de lo ocurrido; por consiguiente, no se refieran a ello.
—De acuerdo —dijo Grant, y. dirigiéndose a Benes, añadió en voz baja—: ¿Cómo se encuentra?
Benes esbozó de nuevo una sonrisa.
—Ni yo mismo lo sé. Muy cansado. Tengo jaqueca y me duele el ojo derecho; pero, al parecer, he salvado la vida.
—¡Bravo!
—Se necesita algo más que un porrazo en la cabeza para matar a un científico —dijo Benes—. Las matemáticas dan al cráneo la dureza de una roca, ¿no?
—Nos alegramos mucho —dijo Cora amablemente.
—Ahora debo recordar lo que vine a decir. Está todo muy confuso, pero empieza a volver a mi memoria. Lo llevo todo dentro, todo dentro de mí.
Y sonrió ampliamente.
—Le sorprendería saber todo lo que lleva dentro de usted, profesor —dijo Grant.
La enfermera los acompañó a la puerta, y Grant y Cora, dándose la mano, salieron a un mundo que pareció de pronto vacío de temores y ocupado enteramente por la perspectiva de una dicha infinita.
FIN
ISAAC ASIMOV, fue un escritor y bioquímico ruso, nacionalizado estadounidense, conocido por ser un exitoso y excepcionalmente prolífico autor de obras de ciencia ficción, historia y divulgación científica.
La obra más famosa de Asimov es la Saga de la Fundación, también conocida como Trilogía o Ciclo de Trántor, que forma parte de la serie del Imperio Galáctico y que más tarde combinó con su otra gran serie sobre los robots. También escribió obras de misterio y fantasía, así como una gran cantidad de textos de no ficción. En total, firmó más de 500 volúmenes y unas 9.000 cartas o postales.
Asimov, junto con Robert A. Heinlein y Arthur C. Clarke, fue considerado en vida como uno de los "tres grandes" escritores de ciencia ficción.
La mayoría de sus libros de divulgación explican los conceptos científicos siguiendo una línea histórica, retrotrayéndose lo más posible a tiempos en que la ciencia en cuestión se encontraba en una etapa elemental. A menudo brinda la nacionalidad, las fechas de nacimiento y muerte de los científicos que menciona, así como las etimologías de las palabras técnicas.
[1]
Siglas de
Intelligence Department
; en castellano, Servicio de inteligencia. (N. del T.)
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[2]
Siglas de
Military Police
; en castellano, Policía militar. (N. del T.)
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[3]
Robert Brown, botánico escocés (1773-1858). En 1827, siendo director de la sección de botánica del British Museum, estudió el movimiento desordenado de las partículas ultramicroscópicas en un líquido, movimiento llamado después, de Brown, o browniano. (N. del T.)
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[4]
Electroencefalograma. (N. del T.)
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