Read Así habló Zaratustra Online
Authors: Friedrich Nietzsche
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Zaratustra volverá a pronunciar esta misma invocación al sol al final de la obra. Véase, en la cuarta parte, "El signo".
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Los dos animales heráldicos de Zaratustra representan, respectivamente, su voluntad y su inteligencia. Le harán compañía en numerosas ocasiones y actuarán incluso como interlocutores suyos, sobre todo en el importantísimo capítulo de la tercera parte titulado "El convaleciente".
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"Untergehen". Es una de las palabras-clave en la descripción de la figura de Zaratustra. Este verbo alemán contiene varios matices que con dificultad podrán conservarse simultáneamente en la traducción castellana. Untergehen es en primer término, literalmente, «caminar (gehen) hacia abajo (unter)». Zaratustra, en efecto, baja de las montañas. En segundo lugar es término usual para designar la «puesta del sol», el «ocaso». Y Zaratustra dice bien claro que quiere actuar como el sol al atardecer, esto es, «ponerse». En tercer término, Untergehen y el sustantivo Untergang se usan con el significado de hundimiento, destrucción, decadencia. Así, el título de la obra famosa de Spengler es Der Untergang des Abendlandes (traducido por La decadencia de Occidente). También Zaratustra se hunde en su tarea y fracasa. Su tarea, dice varias veces, lo destruye. Aquí se ha adoptado como terminus technicus castellano para traducir Untergehen el de «hundirse en su ocaso», que parece conservar los tres sentidos. De todas maneras, Nietzsche juega en innumerables ocasiones con esta palabra alemana compuesta y la contrapone a otras palabras asimismo compuestas. Por ejemplo, contrapone y une Untergang y Übergang. Übergang es «pasar al otro lado» por encima de algo, pero también significa «transición». El hombre, dirá Zaratustra, es «un tránsito y un ocaso». Esto es, al hundirse en su ocaso, como el sol, pasa al otro lado (de la tierra, se entiende, según la vieja creencia). Y «pasar al otro lado» es superarse a sí mismo y llegar al superhombre.
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Esta misma frase se repite luego. El «ocaso» de Zaratustra termina hacia el final de la tercera parte, en el capítulo titulado "El convaleciente", donde se dice: «Así acaba el ocaso de Zaratustra».
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Hacia el final de la obra el papa jubilado vendrá en busca de este anciano eremita y encontrará que ha muerto; véase, en la cuarta parte, "Jubilado".
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Véase, en esta primera parte, "De los trasmundanos", y "Del camino del creador", y en la segunda parte, "El adivino", donde vuelve a aparecer la referencia a las cenizas. La ceniza es símbolo de la cremación y el rechazo de los falsos ideales juveniles.
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La pureza de los ojos y la ausencia de asco en la boca son atributos de Zaratustra a los que se hace referencia en numerosas ocasiones; véase, por ejemplo, en la segunda parte, "De los sublimes", y en la cuarta, "El mendigo voluntario".
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«El "despierto" es un calificativo usual de Buda, que aquí se aplica a Zaratustra.
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Alusión a Tesalonicenses, 5, 2: «Pues sabéis perfectamente que el día del Señor llegará como un ladrón de noche».
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La idea de la muerte de Dios, que recorre la obra entera, y su ignorancia por parte del santo eremita, será tema de conversación entre Zaratustra y el papa jubilado cuando ambos hablen del eremita ya fallecido. Véase, en la cuarta parte, "Jubilado".
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Markt es la palabra empleada por Nietzsche, que aquí se traduce literalmente por mercado. No se refiere sólo al lugar de compra y venta de mercancías, sino, en general, a un lugar amplio donde se reúne la gente, a la plaza pública. Todavía hoy la plaza central de muchas ciudades alemanas se denomina Marktplatz.
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Sobre el «superhombre», expresión que ha dado lugar a tantos malentendidos, dice el propio Nietzsche en "Ecce homo": «La palabra “superhombre”, que designa un tipo de óptima constitución, en contraste con los hombres “modernos”, con los hombres “buenos”, con los cristianos y demás nihilistas, una palabra que, en boca de Zaratustra, el aniquilador de la moral, se convierte en una palabra muy digna de reflexión, ha sido entendida, casi en todas partes, con total inocencia, en el sentido de aquellos valores cuya antítesis se ha manifestado en la figura de Zaratustra, es decir, ha sido entendida como tipo “idealista” de una especie superior de hombre, mitad “santo”, mitad “genio”».
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Eco de los fragmentos 82 y 83 de Heráclito (Diels-Kranz): «El más bello de los monos es feo al compararlo con la raza de los humanos.» «El más sabio de entre los hombres parece, respecto de Dios, mono en sabiduría, en belleza y en todo lo demás.»
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«Clamar al cielo» es expresión bíblica. Véase Génesis, 4, 10: «La voz de la sangre de tu hermano está clamando a mí desde la tierra» (palabras de Yahvé a Caín). Como hace casi siempre con estas «citas» bíblicas, Zaratustra confiere a ésta un sentido antitético del que tiene en el original.
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Véase lo dicho en la nota 5.
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Paráfrasis del Evangelio de Lucas, 17, 33: «Quien busca conservar su alma la perderá; y quien la perdiere, la conservará.»
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Cita literal, invirtiendo su sentido, de Hebreos, 12, 6: «Porque el Señor, a quien ama, lo castiga.» Véase también, en la cuarta parte, El despertar.
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Reminiscencia del Evangelio de Mateo,13,13: «Por esto les hablo en parábolas, porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender.»
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Sobre el concepto de «cultura» puede verse, en la segunda parte, Del país de la cultura.
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El «último» hombre significa sobre todo el «último» en la escala humana. En Ecce homo dice Nietzsche: «En este sentido Zaratustra llama a los buenos unas veces “los últimos hombres” y otras el “comienzo del final”; sobre todo, los considera como la especie más nociva del hombre, porque imponen su existencia tanto a costa de la verdad como a costa del futuro».
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Paráfrasis, modificando su sentido, del Evangelio de Juan, 10, 16: «Habrá un solo rebaño y un solo pastor.»
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Mediante el juego de palabras en alemán entre erste Rede (primer discurso) y Vorrede (prólogo o, también, discurso preliminar), Nietzsche quiere indicar que en realidad este su primer hablar o discursear (reden) a los hombres no ha sido más que un hablar preliminar, pero que su verdadero hablar va a comenzar ahora. Por eso la verdadera primera parte de esta obra se titulará precisamente «Los discursos (Reden) de Zaratustra».
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Eco de la escena evangélica (Evangelio de Lucas, 23, 17) en que la muchedumbre rechaza a Jesús y reclama a Barrabás: «Pero ellos vociferaron a una: ¡Fuera ése! Suéltanos a Barrabás!»
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Un desarrollo de esta idea puede verse en esta primera parte, De los despreciadores del cuerpo, y, en la tercera parte, El convaleciente: «Las almas son tan mortales como los cuerpos.»
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La expresión «pescador de hombres» es evangélica. Véase el Evangelio de Mateo, 4, 19, «Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres» (Jesús a Pedro y a Andrés). Véase también, en la cuarta parte, La ofrenda de la miel.
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Cita ligeramente modificada de Proverbios, 4,19: «Oscuros son los caminos del ateo» (traducción de Lutero). Lutero emplea el término gottlos (literalmente: sin-dios), expresión que luego va a ser epíteto constante de Zaratustra. Pero son los «buenos y justos» los que se lo aplican; véase, en la tercera parte, De la virtud empequeñecedora. Pero luego Zaratustra se apropiará con orgullo de esa calificación. Los buenos y justos son también los que llaman a Zaratustra «el aniquilador de la moral»; véase, más adelante, De la picadura de la víbora.
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La pareja verbal «los buenos y justos», que aquí aparece por primera vez, se repetirá numerosísimas veces en toda esta obra. Probablemente es imitación de otra pareja verbal, «los hipócritas y fariseos», que también aparece con mucha frecuencia en los Evangelios, y tiene el mismo significado que ella. Véase, por ejemplo, en la tercera parte, De tablas viejas y nuevas: «¡Oh hermanos míos! ¿En quién reside el mayor peligro para todo futuro de los hombres? ¿No es en los buenos y justos, que dicen y sienten en su corazón: “nosotros sabemos ya lo que es bueno y justo, y hasta lo tenemos”».
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Cita del Salmo 146, 5-7: «Bienaventurado aquel... que da de comer a los hambrientos.»
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Sobre esta costumbre de Zaratustra de «mirar a la cara a todas las cosas que duermen» véase también, en esta misma parte, Del amigo; y en la cuarta parte, La sombra.
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En la cuarta parte, Del hombre superior, Zaratustra recordará esta «verdad nueva».
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Juego de palabras en alemán entre Brecher (destructor, rompedor, quebrantador) y Verbrecher (infractor, criminal). También Moisés rompe las tablas; véase Éxodo, 32,19: «Al acercarse al campamento y ver el becerro y las danzas, Moisés, enfurecido, tiró las tablas y las rompió al pie del monte». En esta obra Zaratustra utiliza numerosas veces esta contraposición.
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Reminiscencia del Evangelio de Mateo, 9,37: «La mies es abundante y los braceros, pocos.»
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Juego de palabras en alemán entre Einsiedler (eremitas) y Zweisiedler (término este último creado por Nietzsche y que hace referencia al matrimonio, esto es, a la «soledad de dos en compañía»).
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Los amplios círculos que traza el águila y el enroscamiento de la serpiente en torno al cuello del águila son ya aquí una premonición del «eterno retorno», que es una de las doctrinas capitales de esta obra.
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Reminiscencia, modificando su sentido, del Evangelio de Mateo, 4, 1. En el evangelio es el Tentador el que sube a la montaña para in ducir a Jesús a pecar.
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Véase el Evangelio de Mateo, 5, 44: «Amad a vuestros enemigos.»
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La expresión «La Vaca Multicolor» (die bunte Kuh) es traducción literal del nombre de la ciudad Kalmasadalmyra (en pali: Kamma suddaman), visitada por Buda en sus peregrinaciones.
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La alabanza del «sueño del justo» es tema que aparece con fre cuencia en los libros sapienciales de la Biblia; contra esa alabanza va principalmente dirigido este capítulo.
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Véase Éxodo, 20, 16: «No dirás falso testimonio»; Éxodo, 20, 14: «No cometerás adulterio»; Éxodo, 20, 17: «No desearás... la sierva de tu prójimo.» Zaratustra cita textualmente estos tres preceptos bíblicos.
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En los libros sapienciales de la Biblia la «paz con Dios» figura en tre los requisitos del «sueño del justo».
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Sobre la obediencia a la autoridad véase Romanos, 13, 1: «Todos debéis estar sometidos a la autoridad.»
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Cita del Salmo 23,1-2: «Mi pastor... me pone en verdes pastos y me lleva a frescas aguas.»
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Parodia del Evangelio de Mateo, 5, 3: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.»
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Alusión a Proverbios, 3, 24: «Te acostarás y dormirás dulce sueño. No tendrás temor de repentinos temores...» También de Buda se dice que «dormía sin soñar, como un niño o un gran sabio».
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Hinterweltler. Término forjado por Nietzsche y que ya había empleado una vez en Humano, demasiado humano, II, «Opiniones y sentencias varias». Aquí se traduce literalmente por «trasmundanos», pues parecen innecesarias y artificiales las traducciones que ordinariamente se han dado: «De los creyentes en ultramundos», «De los alucinados de un mundo pretérito», «De los visionarios del más allá», etc. Nietzsche formó esta palabra por analogía con Hinterwäldler, de uso corriente, que significa: el que habita en el Hinterwald (la parte de detrás del bosque), pero también: «troglodita», «provinciano», «hombre inculto». El «trasmundano» es, evidentemente, el «metafísico».
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Zaratustra describe aquí las ideas de Nietzsche en su primera época (véase sobre todo El nacimiento de la tragedia), que estuvo muy influida por Schopenhauer y Wagner.
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Véase antes el Prólogo de Zaratustra, y la nota 8.
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Mit dem Kopf durch die Wand (gehen) es una frase hecha alemana que significa literalmente «(querer atravesar) la pared con la cabeza», pero que alude a las personas muy tercas, «cabezotas» (tanto, que se empeñan en algo imposible, a saber: «atravesar la pared con la cabeza»). Al variar ligeramente la frase, mediante la adición del adjetivo letzte («últimas» paredes, es decir, los límites de este mundo), Nietzsche ironiza sobre los trasmundanos.
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La «sangre redentora» es expresión bíblica. Véase 1 Pedro, 1, 19. En La genealogía de la moral Nietzsche reprocha a Wagner el que se dejase seducir por la «sangre redentora». Véase la nota 72 de La genealogía de la moral.
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Alusión al cáliz y a la Ultima Cena. Véase el Evangelio de Mateo, 26, 27: «Bebed de él todos, que ésta es mi sangre.»
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La «cosa en sí» es término procedente de Kant y contra el polemiza Nietzsche en numerosas ocasiones. De él se deriva la expresión propia del idealismo alemán «en sí y para sí» (an sich und für sich). Más adelante, en la cuarta parte, La ofrenda de la miel, Zaratustra se burlará de esta última expresión, hablando de «en mí y para mí».
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El poeta griego Simónides dice en uno de sus «trenos» (el 542 en la numeración de D. L. Page): «Es difícil llegar a ser un hombre excelente, cuadrado de manos, de pies, de inteligencia, terminado sin reproche...» Tanto Platón en el Protágoras (339 b) como Aristóteles en su Retórica (1411 b 26) citan esta metáfora de Simónides. De cualquiera de ellos pudo tomar Nietzsche esta imagen, que también repite más tarde; véase, en esta primera parte, Del hijo y del matrimonio, y en la cuarta parte, El saludo.
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Véase la nota 23.
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Selbst. Se traduce aquí, no por yo, como a veces se hace, sino por sí-mismo. Nietzsche contrapone Ich (yo) y Selbst (sí-mismo), como puede verse en el párrafo siguiente y, en general, en todo este capítulo.
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Véase Más allá del bien y del mal 78: «Quien así mismo se desprecia continúa apreciándose, sin embargo, a sí mismo en cuanto despreciador».
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Von den Freudenschaften und Leidenschaften. Por analogía con Leidenschaft (pasión), Nietzsche crea aquí la palabra Freudenschaft, derivándola de Freude (alegría). Con ello subraya el elemento Leiden (sufrimiento) del término Leidenschaft. «Pasión» implica aquí, pues, simultáneamente dos significados: pasión (como movimiento afectivo) y padecimiento.