Bridget Jones: Sobreviviré (42 page)

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Authors: Helen Fielding

Tags: #Novela

BOOK: Bridget Jones: Sobreviviré
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Estupendo, estupendo. Ha llegado el árbol de Navidad. ¿Ves? Realmente las mejores Navidades. ¡Mark vendrá a casa mañana y se encontrará la
Casbah
navideña!

8 p.m. Cuando vi subir a los hombres que llevaban el árbol gruñendo y jadeando, temí haber infravalorado el tamaño del árbol, sobre todo cuando ocupó toda la puerta de entrada y luego lo introdujeron en el piso, las ramas agitándose como la invasión de Macduff en los bosques de Dunsinane. Un reguero de tierra en el suelo y dos jóvenes aparecieron después diciendo:

—Es jodidamente grande, ¿dónde lo quieres?

—Junto al fuego —dije. Sin embargo, por desgracia, allí el árbol no cabía de ninguna manera, algunas ramas empezaron a arder, otras se clavaron contra el sofá, y el resto se extendieron en medio de la habitación mientras la copa del árbol se doblaba formando un extraño ángulo contra el techo.

—¿Podéis probar allí? —dije—. Por cierto, ¿qué es ese olor?

Alegando que se trataba de alguna clase de invención finlandesa para evitar que las agujas se cayesen, en lugar de decir que estaba claro que el árbol se había muerto, los chicos se esforzaron por colocarlo entre la puerta del dormitorio y la del cuarto de baño, con lo que las ramas se extendieron totalmente y bloquearon ambas entradas.

—¿Probamos en medio de la habitación? —dije con una dignidad tremenda.

Los chicos se miraron y rieron y movieron el monstruoso árbol hasta el centro de la habitación. Entonces no podía ver a ninguno de los dos.

—Así está bien, gracias —dije con tono agudo y ahogado, y se fueron riendo escaleras abajo.

8.05 p.m. Mmm.

8.10 p.m. Bueno, no hay problema. Simplemente me desvincularé del asunto del árbol y escribiré las felicitaciones.

8.20 p.m. Mmm. Este vino está delicioso... La cuestión es, ¿importa si no envías felicitaciones de Navidad? Seguro que hay gente de la que nunca he recibido una felicitación de Navidad. ¿Eso es de mala educación? Por ejemplo, siempre me ha parecido un poco ridículo enviarles a Jude o a Shazzer una felicitación de Navidad cuando las veo cada dos días. Pero, entonces ¿cómo puede esperar uno que le envíen felicitaciones? Exceptuando que, claro está, enviar felicitaciones nunca da frutos hasta el año siguiente, a no ser que envíes las felicitaciones la primera semana de diciembre, pero eso sería un impensable comportamiento de Casada Aburrida. Mmm. Quizá debería hacer una lista de los pros y los contras de enviar las felicitaciones.

8.25 p.m. Creo que antes voy a echar un vistazo al
Vogue
especial Navidad.

8.40 p.m. Atraída aunque al mismo tiempo muy minada por el mundo de Navidad de
Vogue.
Me doy cuenta de que tanto mi moda como mis ideas para hacer regalos están inexorablemente anticuadas y que debería estar yendo en bicicleta, vestida con una combinación de enaguas de Dosa con edredón en la parte de arriba y un perrito en bandolera, posando en fiestas con mi hija modelo prepúber y planeando comprar para mis amigos fundas para bolsas de agua caliente
pashmina,
fragancias para poner en la colada en lugar del típico hedor del jabón de lavado, linternas eléctricas de Asprey... con las luces del árbol de Navidad reflejándose en mis dientes.

No voy a hacer el menor caso. Es muy poco espiritual. Imaginemos que un volcán tipo Pompeya entrase en erupción al sur de Slough, y todo el mundo quedase conservado en piedra yendo en bicicleta con perritos, edredones y sus correspondientes hijos; las generaciones futuras vendrían a visitarlo y se reirían de la falta de espiritualidad de aquello. También rechazo los lujosos e inútiles regalos, que dicen más del lucimiento del que regala que de haberlo pensado para el que recibe el regalo.

9 p.m. Sin embargo, me gustaría bastante una bolsa de agua caliente
pashmina
para mí.

9.15 p.m. Lista de regalos de Navidad: Mamá: una funda para bolsa de agua caliente
pashmina.

Papá: una funda para bolsa de agua caliente
pashmina.

Oh Dios. Ya no puedo soportar la peste del árbol por más tiempo: es fuerte y me recuerda repulsivamente a una plantilla
de
calzado con olor a pino que ha sido llevada durante varios meses, penetrando en las paredes y en la puerta de madera maciza. Maldito árbol. Ahora la única forma de atravesar la habitación sería pasar por debajo como un jabalí. Creo que volveré a leer la felicitación de Navidad de Gary. Es genial. La felicitación estaba enrollada en forma de bala y tenía escrito «¡Perdón!». En el interior decía:

Querida Bridget:

Perdona por lo de la bala. No sé lo que me pasó por la cabeza pero las cosas no me han ido bien con el dinero y el incidente de pesca. Bridget, entre nosotros había algo especial. Era algo importante de verdad. Yo pensaba acabar el cuarto nuevo cuando llegase el dinero. Cuando me llegó la carta del abogado fue de puta pena y me destrozó por dentro y perdí los estribos.

Luego había un ejemplar del
Correo del pescador
abierto por la página 10. Al otro lado de una página titulada «El mundo de la carpa», con un artículo sobre «Los mejores cebos» había seis fotos de pescadores, todos ellos sosteniendo enormes y viscosos peces grises, incluyendo una de Gary con un tampón cruzado que decía «Descalificado», y una columna debajo titulada:

LOCO DE REMATE

Gary Wilshaw, el tres veces campeón de East Hendon, ha sido suspendido del club de pesca de East Hendon después de un incidente de cambio de pez. Wilshaw, de 37 años, de West Elm Drive, obtuvo el primer puesto con una carpa de 12 kilos y 120 gramos supuestamente con un anzuelo del 4.

Más tarde resultó que, gracias a un chivatazo, supimos que la carpa era un pez de criadero de East Sheen, probablemente enganchado al 4 durante la noche.

Un portavoz del club de pesca de East Hendon dijo «Este tipo de prácticas hacen que todo el deporte de pesca en embalse de agua dulce se vea desprestigiado y el club de pesca de East Hendon no puede tolerar tal comportamiento».

9.25 p.m. ¿Ves?, se sentía impotente como Daniel. El pobre Gary con su pez. Humillado. Le encantan los peces. ¡Pobre Daniel! Hombres en peligro.

9.30 p.m. Mmm. El vino está delicioso. Me estoy montando una fiesta yo sola. Pienso en todas las perzonas encantadouras que han estado en mi vida ejte año, incluso las que hicieron cosas malas. No ciento más que amor y perdón. Agarrarse al resentimiento sólo perjuidica a uno.

9.45 p.m. Agora voy a scribir las felicitaciones. Voig a hacer ouna lista.

11.20 p.m. Hecho. Ahora voy al buizuón.

11.30 p.m. De regrueso al pijso. Maldito árbol. Ya sé. Voy a cuoger las tiejeras.

Medianoche. Yaij. Mejuorr. Uuf. Tengo sueio. Uups. Me he caído.

martes 16 de diciembre

63 Kg., 6 unidades de alcohol, 45 cigarrillos, 5.732 calorías, 132 decoraciones de chocolate del árbol de Navidad, felicitaciones enviadas... Oh Dios, diablos, Belcebú y todos sus subpoltergeists.

8.30 a.m. Un poco confundida. Acabo de tardar una hora
y
siete minutos en vestirme y todavía no estoy vestida, porque me acabo de dar cuenta de que hay una mancha en la parte delantera de la falda.

8.45 a.m. Ahora me he quitado la falda. Me voy a poner la gris pero ¿dónde cono está? Uuf. Me duele la cabeza. Vale, no voy a volver a beber en... Oh, quizá la falda esté en el salón.

9 a.m. Ahora estoy en el salón, pero todo está desordenado. Creo que me voy a tomar unas tostadas. Los cigarrillos son un veneno maligno.

9.15 a.m. ¡Aaah! Acabo de ver el árbol.

9.30 a.m. ¡Aaah! ¡Aaah! Acabo de encontrar la felicitación que había perdido. Esto es lo que pone:

Feliz Navidad para mi queridísimo, queridísimo Ken. He apreciado tanto tu amabilidad este año... Eres una persona maravillosa, maravillosa, fuerte y profesional con las cifras. A pesar de que hemos tenido nuestros altibajos, es muy importante no aferrarse al resentimiento si se quiere crecer. Ahora me siento muy cercana a ti, como profesional y como hombre.

Con verdadero amor,

BRIDGET.

¿Quién es Ken? ¡Aaah! Ken es el contable. Sólo le he visto una vez y tuvimos una bronca porque yo había enviado mi IVA tarde. Oh Dios mío. Tengo que encontrar la lista.

¡Aaah! La lista incluye, además de a Jude, Shazzer, Magda, Tom, los siguientes:

El ayudante del cónsul británico, Bangkok.

El embajador británico en Tailandia.

El muy honorable sir Hugo Boynton.

Almirante Darcy.

Inspector Kirby.

Colin Firth.

Richard Finch.

El secretario de Asuntos Exteriores.

Jed.

Michael, del
Independent.

Grant D. Pike.

Tony Blair.

Las felicitaciones están esparcidas por el mundo y no sé lo que he escrito en ellas.

miércoles 17 de diciembre

Ninguna respuesta a las felicitaciones. Quizá las otras estaban bien y la de Ken era causa de enajenación mental transitoria.

jueves 18 de diciembre

9.30 a.m. Estaba a punto de salir cuando sonó el teléfono.

—Bridget, ¡soy Gary!

—¡Oh, hola! —gorjeé histérica—. ¿Dónde estás?

—En chirona, ¿sabes? Gracias por la felicitación. Ha sido dulce. Dulce. Lo significa todo para mí.

—Oh, jajajajá —reí nerviosamente.

—¿Así que me vas a venir a ver hoy?

—¿Qué?

—Ya sabes... La felicitación.

—¿Mmm? —dije con un tono agudo y ahogado—. No puedo recordar lo que escribí. ¿Puedes...?

—Te la voy a leer, ¿vale? —dijo vergonzosamente. Entonces empezó a leer pronunciando torpemente las frases.

Queridísimo Gary:

Sé que tu trabajo como albañil es muy diferente del mío. Pero eso es algo que respeto totalmente, porque es un arte de verdad. Haces cosas con las manos y te levantas muy pronto por la mañana y juntos —aunque la nueva habitación no está acabada— hemos construido algo grande y hermoso, como un equipo. Dos personas diferentes y, a pesar de que el agujero de la pared sigue ahí —¡después de casi ocho meses!— puedo ver cómo ha crecido el proyecto. Lo que es maravilloso. Sé que estás en la cárcel cumpliendo tu condena, pero pronto tu tiempo ahí finalizará. Gracias por tu felicitación con aquello de la bala y de la pesca y te perdono, de verdad, de verdad.

Ahora me siento muy cerca de ti, como artesano y como hombre. Y si alguien se merece la felicidad y un aumento de su vena creativa este año que viene —incluso en la cárcel— ése eres tú.

Con amor,

BRIDGET.

«Vena creativa», dijo con voz ronca. Conseguí zafarme diciéndole que llegaba tarde al trabajo pero... Oh Dios. ¿A quién se las he enviado?

7 p.m. De regreso a casa. Fui a la primera reunión de asesoría del despacho y la verdad es que estuvo bastante bien —sobre todo teniendo en cuenta que el Horrible Harold ha sido degradado a verificador de los hechos por ser aburrido—, hasta que Patchouli gritó que había recibido una llamada de Richard Finch en el Priorato, la pasó por los altavoces y todo el mundo pudo escucharlo.

—¡Hola equipo! —dijo—. Sólo llamo para divulgar un poco de espíritu festivo porque es la única clase que se me permite divulgar. Me gustaría leeros algo —se aclaró la garganta—: «Unas felicísimas Navidades, queridísimo Richard». ¿No es bonito? —hubo una risa forzada—. «Sé que nuestra relación ha tenido sus altibajos. Pero ahora que es Navidad me doy cuenta de que es muy fuerte, estimulante, vigorosa, honesta y verdadera. Eres un hombre fascinante, fascinante, lleno de vigor y contradicción. Me siento muy cerca de ti ahora que es Navidad, como productor y como hombre. Con amor, Bridget».

Oh, oh, ha sido... ¡Aaah! El timbre.

11 p.m. Era Mark. Con una expresión muy extraña en el rostro. Entró en el piso y paseó la mirada consternado.

—¿Qué es ese olor tan raro? Joder, ¿qué demonios es eso?

Seguí su mirada. En realidad el árbol de Navidad no tenía el buen aspecto que yo recordaba. Yo había cortado la corona y había intentado recortar el resto intentando darle la tradicional forma triangular pero ahora, en medio de la habitación, había una cosa alta y delgada parecida a un mocho, con cantos despuntados como un árbol artificial muy malo y barato de una tienda de saldos.

—Era un poco... —empecé a explicar.

—¿Un poco qué? —dijo con una mezcla de diversión e incredulidad.

—Grande —dije sin convicción.

—Grande, ¿eh? Ya veo. Bueno, eso ahora da igual. ¿Puedo leerte algo? —dijo sacando una felicitación del bolsillo.

—Vale —dije resignada, hundiéndome en el sofá. Mark se aclaró la garganta.

—«Mi querido, querido Nigel» —empezó—. Bridget, te acuerdas de Nigel, mi colega, ¿verdad? Socio principal de la compañía. ¿El gordo que no es Giles? —Se aclaró de nuevo la garganta—. «Mi querido, querido Nigel. Sé que sólo nos hemos visto una vez, en casa de Rebecca, cuando la sacaste del lago. Pero ahora me doy cuenta de que es Navidad y que, siendo el colega más unido a Mark, también en cierto modo has estado unido a mí durante todo el año. Ahora me siento...» —Mark se detuvo y me miró— «... muy cerca de ti. Eres un hombre maravilloso: en forma, atractivo», te recuerdo que es del Gordo Nigel de quien estamos hablando, «vigoroso» —se detuvo y levantó las cejas—, «creativamente brillante, porque de hecho ser abogado es un trabajo muy creativo, yo siempre pensaré en ti con cariño, brillando» —ahora se estaba riendo— «brillando... brillando
valientemente
a la luz del sol y en el agua. Feliz Navidad para mi querido, querido Nigel. Bridget.» Me dejé caer pesadamente en el sofá.

—Venga ya —dijo Mark riendo—. Todo el mundo sabrá que estabas colocada. Es divertido.

—Voy a tener que irme —dije apesadumbrada—. Voy a tener que irme del país.

—Bueno, de hecho —dijo arrodillándose frente a mí y cogiéndome las manos—, es interesante que hayas dicho eso. Me han pedido que vaya a Los Ángeles cinco meses. Para trabajar en el caso del mejicano Calabreras.

—¿Qué? —las cosas iban de mal en peor.

—No te lo tomes tan a la tremenda. Iba a preguntarte... ¿Quieres venir conmigo?

Pensé mucho. Pensé en Jude y en Shazzer, y en el Agnés B de Westbourne Grove, y en los
cappuccinos
del Coins, y en Oxford Street.

—¿Bridget? —dijo él con ternura—. Allí hace mucho calor y mucho sol y tienen piscinas.

—Oh —dije, los ojos de un lado para otro.

—Yo fregaré los platos —me prometió. Pensé en balas y pescado, y en traficantes de drogas y en Richard Finch y en mi mamá y en el agujero de la pared y en las felicitaciones de Navidad.

—Podrás fumar en la casa.

Le miré, tan serio y solemne y dulce, y pensé que, fuese donde fuese, yo no quería estar sin él.

—Sí —dije feliz, me encantará ir.

viernes 19 de diciembre

11 a.m. ¡Hurra! Me voy a América a volver a empezar, como los primeros colonizadores. La tierra de la libertad. Anoche fue realmente muy divertido. Mark y yo volvimos a coger las tijeras y transformamos el árbol en una pequeña sorpresa navideña. También hemos hecho una lista y mañana nos vamos a ir de compras. Me encanta la Navidad. La celebración de la buena vida. ¡Hurra! Será fantástico en California, con el sol y millones de libros de autoayuda —aunque voy a renunciar a todos los libros sobre las citas— y zen y
sushi
y todas las cosas saludables como los verdes... ¡Ohh estupendo, el teléfono!

—Ejem, Bridget. Soy Mark —su voz no sonaba demasiado bien—. Ha habido un ligero cambio de planes. El caso de Calabreras ha sido pospuesto hasta junio. Pero hay otro trabajo del que también me apetece bastante hacerme cargo y, ejem, me estaba preguntando...

—¿Sí? —dije con recelo.

—¿Qué te parecería...?

—¿Qué?

—¿Tailandia?

Creo que voy a tomarme una copita de vino y a fumarme un cigarrillo.

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