Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky Volumen II (61 page)

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Authors: Maurice Nicoll

Tags: #Autoayuda, #Esoterismo, #Psicología

BOOK: Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky Volumen II
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Ahora bien, ocupémonos de los grandes símbolos de sacrificio que han existido históricamente en el pasado, principalmente en la forma de símbolos religiosos, y pensemos en ellos en conexión con la idea del esfuerzo que disminuye el estado de entropía y provee una nueva fuerza, una nueva energía. Está antes que nada el símbolo de Cristo en la Cruz, que dio tremenda fuerza al mundo en aquella época. Hay también otro símbolo que pertenece al mismo período y que es más fácil de comprender, en primer lugar, el símbolo del mitraismo, religión que se extendió por toda Europa antes que el cristianismo la venciera. Es el símbolo que se ve sobre placas y en la estatuaria del Museo Británico. En otros lugares se veía al dios no en la Cruz, sino montado sobre un toro en el cual hundía un cuchillo y de cuya sangre brotaba el trigo y otras cosas útiles para la vida. Este es el símbolo del sacrificio del lado animal, y la idea subyacente es disminuir la entropía, transformar la energía desde un nivel inferior a un nivel superior porque si se satisfacen siempre los instintos como un animal no se puede esperar que la energía se transforme en algo perteneciente a un nivel más elevado. Ahora bien, en el Trabajo tenemos otro símbolo, que conocemos al principio, a saber, el Primer Choque Consciente. Veremos que esta es una transformación de energía producida por el choque o esfuerzo. El Trabajo no comienza con los instintos y apetitos sino con los pensamientos, sentimientos, formas de identificación, formas de imaginación, emociones negativas, consideración interna, etc. El Trabajo dice que estos son los primeros esfuerzos o sacrificios que es preciso hacer antes de lograr algo. El Segundo Choque Consciente está en un diferente lugar pero no nos referiremos a él porque debemos conocer primero qué es el Primer Choque Consciente y esto exige años y años de constantes experiencias nuevas, de nuevas introspecciones y de nuevas maneras de dárnoslo a nosotros mismos. El Trabajo no se inicia con el Toro de Mitra, con los instintos animales. Tiene más bien su punto de partida en el hombre psicológico que en el animal que está en él. Si el hombre psicológico cambia, entonces el animal empezará a cambiar, o más bien empezará a ver cómo debe cambiar el animal y convertirse no en un animal salvaje sino en una criatura útil con la cual puede vivir en juiciosa paz y sin sentir contradicciones. Por cierto ha de llegar el momento en que tendremos que conocer a nuestros animales y penetrar en ellos para descubrir lo que quieren decir. Pero esto pertenece a una etapa posterior y al presente examinaremos ese "otro lado", ese hombre o mujer psicológico, que no creemos ser, esa persona imaginaria que ha de ser dividida en partes.

Ahora bien, notarán que el Primer Choque Consciente acrecienta la energía —es decir disminuye la entropía— porque la energía llamada
H 48
se transforma en la energía llamada
H 24
que es 30.000 veces más poderosa, 30.000 veces más rápida, 30.000 veces más comprensible y sutil, y esto, a su vez, es transformado en
H 12
que es aún más elevado e infinitamente más sutil y pleno de significación, infinitamente más receptivo y comprensible, infinitamente más rico y más sensible. Así verán que la idea de decreciente entropía es presentada en el Trabajo en términos del Primer Choque Consciente, que acrecienta la energía en nosotros y así disminuye la entropía o saciedad o sueño.

Regresemos ahora a la idea de sacrificio, que había conectado con el esfuerzo. Como saben, el Trabajo dice que hay infinitas formas inútiles de sacrificio. Las gentes creen que tienen algo que sacrificar y hasta imaginan que se sacrifican a sí mismas en momentos en que no lo hacen en absoluto. Por esta razón el Trabajo habla muy duramente del sacrificio al comienzo. He oído mujeres sentimentales en los primeros grupos del Sr. Ouspensky que preguntaban qué debían sacrificar y obtuvieron esta respuesta: "¿Qué quiere decir por sacrificio? No tiene nada que sacrificar. Es toda imaginación". Por lo demás le he oído decir: "Hay una sola cosa que pueden sacrificar al presente y es su sufrimiento". Y me imagino que mucha gente al oír esta respuesta quedó como el joven rico de los Evangelios que estaba identificado con sus posesiones, sus méritos y su impecabilidad legal, y que, al preguntar a Cristo cómo podía ganar la vida eterna, recibió esta respuesta: "Anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme"
(Mateo, XIX, 21)
. Sí, aquí en verdad tenemos algo que sacrificar, y creo que todos estarán de acuerdo conmigo cuando les digo que lo primero que se debe hacer es sacrificar las imágenes de nosotros mismos, nuestro 'Yo' Imaginario y Falsa Personalidad, nuestras virtudes eminentes y méritos extraordinarios a los cuales tanto nos aferramos y con los que estamos tan identificados. Pero el Trabajo nos enseña aún más, si se reflexiona sobre ello. Basta reflexionar sobre la sorprendente frase, esa frase en que nos dice que debemos sacrificar nuestro sufrimiento. La autocompasión acrecienta la entropía muy rápidamente. ¿No lo ha notado? ¿Acaso tiene más energía para trabajar mediante la autocompasión? ¿No recuerda lo que dijo Cristo cuando sus discípulos le preguntaron: "Señor, auméntanos la fe". Les refirió la parábola de hacer simplemente lo que se debe hacer sin que por ello se sintiera un exagerado mérito, o sufrimiento o piedad de sí:

"¿Quién de vosotros, teniendo un siervo que ara o apacienta ganado, al volver él del campo, luego le dice: Pasa, siéntate a la mesa. ¿No le dice más bien: Prepárame la cena, cíñete, y sírveme hasta que haya comido y bebido. Después de esto, come y bebe tú?. ¿Acaso da gracias al siervo porque hizo lo que se le había mandado? Pienso que no. Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: "Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos."'

(Lucas, XVII, 7-10)

Es interesante, porque aquí cabe decir que la
fe
tiene el significado de algo que disminuye la entropía y libera energías que de otro modo nos ahogarían al inundar los canales del auto-mérito, de la compasión de sí, de los apetitos, de la pereza y de los estados negativos. Pero, si fuéramos a hacer uso de esta idea, la cuestión sería: "¿Señor, cómo se puede disminuir nuestra entropía?" ¿Acaso no derivamos gran parte de nuestra sensación ordinaria del "Yo" al esforzarnos en el sufrimiento? Luego, para el trabajo esta es una mala sensación de "Yo". Cuántas veces en verdad sentimos habernos preocupado y cuántas sentimos haber sufrido en silencio. Nunca logramos el reconocimiento que según nuestro sentir nos deben. Además nos cantamos muchas cantinelas. Todo esto acrecienta la entropía y todo ello constituye el terreno de sacrificio en el cual nos dicen de entrar y trabajarlo, en primer lugar, porque, como dije, el hombre psicológico es el que primero debe cambiar. Y es maravilloso cuando el hombre o la mujer psicológica empieza a cambiar en uno mismo. Es maravilloso porque se siente un aporte enteramente nuevo de energía. Se empieza a escapar de las limitaciones que uno inconscientemente había establecido. Se pasa más allá de las barreras que nuestras actitudes habían levantado, se escapa del estrecho rinconcito en el cual se vivía tan respetablemente. Se comienza a ver el otro lado, el lado tenebroso. Se permite que el rayo de luz penetre en la oscuridad interior. Se abren las habitaciones en la propia casa. Se mueve con mayor libertad dentro de uno mismo. Todo ello aumenta la energía y disminuye la entropía. Pero es preciso que ustedes hallen ejemplos en su propio trabajo y observaciones, y cada cual debe encontrar un claro ejemplo del cual esté convencido y cuyo resultado práctico se pueda ver sin argucias o argumentos. La desdicha es que las gentes entran en el Trabajo sin un claro ejemplo logrado por medio de la auto-observación de, digamos, un pensamiento negativo, y así viven ignorando todo sobre este particular. Por esta razón el Sr. Ouspensky acostumbraba a decir: "Quiero ejemplos, no charlas teóricas. Deme un buen ejemplo de observación de sí o un momento de trabajo sobre sí, un momento de verdadero esfuerzo conscientemente hecho". Esta es una posibilidad que está al alcance de cualquier persona. Y hacerlo es mucho mejor que escribir largos ensayos teóricos sobre lo que es la observación de sí o lo que debería ser o sobre el significado de las reacciones mecánicas o del sueño. Cuando se logra una buena memoria para el trabajo que se realiza sobre sí mismo y desde uno mismo, ya no se tienen dificultades para comprender que cada genuino esfuerzo de Trabajo acrecienta la energía y así disminuye la entropía. Quizá se comprenderá así por qué todas las grandes religiones que están respaldadas por una verdadera enseñanza esotérica siempre se propusieron determinada clase de esfuerzos que un hombre puede y debería hacer en su vida y sin los cuales un hombre no es hombre en un cabal sentido esotérico. Creo que la marmita caliente a que nos hemos referido, si pudiera darse a sí misma choques, llegaría a ser cada vez más caliente, es decir, a aumentar e irradiar su energía. Las marmitas no lo pueden hacer, pero el esoterismo dice que el Hombre sí lo puede hacer, dándose los choques correctos en el momento oportuno, y así alcanzar un nivel de energía por entero diferente, no el hombre mecánico que se gasta tempranamente en la vida y así se convierte en una persona muerta, sino al hombre que busca ser más consciente y al hombre que por una elección deliberada se interna en el camino del desarrollo interior, de la transformación interior, de acuerdo con una enseñanza que proviene de aquellos que ya han recorrido este camino.

Birdlip, 14 de abril, 1945
La idea de trabajo acerca del sí y el no

Se oyeron en el Trabajo muchas cosas que aún no fueron comprendidas. Algunas personas creen que basta haber oído una cosa para conocerla y comprenderla, confundiendo el conocer y el comprender, y cuando la oyen otra vez no le prestan atención o se impacientan. Dicen: "Oh, sí, ya lo hemos oído antes". Hemos oído repetidas veces que tenemos que observarnos a nosotros mismos. Hemos oído que tenemos que recordarnos a nosotros mismos. Ya estamos enterados de todo". Así cuando oyen esas palabras, esas frases, se aburren y no prestan atención a lo que se dice. Es como si les dijeran que si quieren andar en bicicleta deben saber conservar su equilibrio sobre ella. Se lo puede oír repetidas veces, pero no vaya a imaginarse que
comprende
como se anda en bicicleta tan sólo oyendo y sabiendo que es preciso saber mantenerse en equilibrio. Del mismo modo observarse a sí mismo en términos de lo que enseña el Trabajo exige mucho tiempo y una larga práctica. Y darse cuenta por la práctica de lo que significa "recordarse a sí mismo", exige aún más tiempo. El conocer está simplemente en la memoria externa, pero ser capaz de practicar y comprender lo que se conoce es una cosa muy diferente. Así empezar a comprender lo que es la observación de sí, y por qué es necesaria, es una cosa muy diferente de tan sólo oír y conocer que uno debería observarse a sí mismo.

Hoy hablaré sobre algo que el Trabajo enseña y que tal vez muchos de los presentes han oído antes, es decir, que muchos lo conocen en la memoria, pero sólo en la memoria. Recuerden que lo que se tiene tan sólo en la memoria no es una parte de uno mismo, de nuestro ser. Se puede tener cantidad de cosas en la memoria pero es completamente externo a lo que se es. Es meramente como una libreta de apuntes con palabras escritas, pero que no son vivientes. Tomemos la idea de Trabajo acerca del Si y el No y recordemos lo que se dijo sobre este particular. El Trabajo dice que el Centro Formatorio, esto es, la parte mecánica del Centro Intelectual que acostumbramos a usar y llamamos
pensamiento
sólo trabaja, en términos de Sí o de No. Por usar constantemente esta parte inferior del centro del pensamiento todo está dividido en Sí o No. Es sabido cómo la gente discute desde el Sí o el No. Un hombre dice que una cosa es así y otro hombre dice que no es así. Un hombre dice que una cosa es cierta y otro hombre dice que no es cierta, y así sucesivamente. Todo el mundo está dividido de este modo. Basta prestar atención a las formas más comunes de conversación para darse cuenta que se fundan en la división del Si y del No. El Trabajo dice que en los Centros Superiores esta contradicción del Si y del No, no existe porque en la conciencia perteneciente a los Centros Superiores no hay contradicciones, es decir, no hay Si ni No, sino una unión de los dos a la que el Trabajo llama Si y No. Obviamente nuestro pensamiento y lenguaje ordinarios no llegan a discernirlo. No pueden comprender o describir ese estado de conciencia y comprensión que pertenece a los Centros Superiores. Pero si no podemos entenderlo convendrán conmigo que nuestro lenguaje ordinario se funda en una marcada división de Sí o No, y nuestro pensamiento ordinario es similar. Esto significa que siempre excluimos un lado de un problema en favor del otro lado. Por eso debemos ser siempre parciales, y si no lo hacemos así nos consideran débiles. Así nos dividimos en campos opuestos tal como lo hace todo el mundo, y nos hipnotizamos continuamente a nosotros mismos diciendo que una cosa debe ser meramente cierta o no cierta o que una persona es o buena o mala. Todo ello deriva del trabajo de la parte formatoria del Centro Intelectual que sólo puede pensar por medio de los opuestos —esto es, por comparación— y no se le ocurre unir los opuestos y encontrar una
tercera
solución que no es ni Sí ni No sino Sí y No.

Todo radica en esta tercera solución. Se ha dicho a veces que este Trabajo imita el trabajo de los Centros Superiores. Ahora bien, ya que todos los opuestos están unidos y en armonía en los Centros Superiores y allí no hay contradicciones, es claro que pensando únicamente con ayuda del instrumento inferior de pensamiento, el Centro Formatorio, no imitaremos, por cierto a los Centros Superiores. ¿Cuál es la tercera solución? No está compuesta ni de Sí
ni
de No sino de una combinación de Si y de No. Nos han dicho que este "Sí y No" constituye el lenguaje de los Centros Superiores y esto quiere decir en cierto modo que Sí y No están unidos en una tercera cosa, una tercera solución que desconocemos, que no es ni Sí ni No, sino una armonía o unión de los opuestos, de modo que cada opuesto desaparece o pierde su identidad y una nueva cosa aparece que no podemos entender.

Llamemos a esto la cosa X. Entonces Sí + No = X. Nuestras soluciones ordinarias de los problemas sólo tienen en cuenta Sí o No. No conocemos X. A veces pienso que el Hombre Ladino conoce X y la forma de alcanzarlo correctamente. Pero tengamos la seguridad de que si por accidente damos con esta tercera solución en algún problema lograremos probablemente una súbita fuerza de los Centros Superiores, que sólo tratan con la X. Pero si solucionamos nuestro problema sea por un riguroso Sí, sea por un riguroso No, no cabe duda de que no tendremos ninguna ayuda por no ser suficientemente sagaces. Recuerden cuantas veces se menciona en los Evangelios a las personas
prudentes
. Las cinco vírgenes prudentes y el hombre prudente que edificó su casa en la roca, entre otras, aunque tal calificativo haya sido mal traducido por "sabio". Si, estoy seguro que hay soluciones hábiles y correctas que escapan a la cojera de nuestro pensamiento formatorio. Y, puesto que hemos mencionado los Evangelios, basta pensar en las parábolas. ¿Están expuestas en términos de Sí o de No? ¿No están acaso expuestas en otro lenguaje, de hecho, en el lenguaje de los Centros Superiores? Sin embargo, las gentes se impacientan con su significado y exclaman: "¿Por qué no pueden decir exactamente lo que quieren decir en un lenguaje llano, razonable, directo, esto es, que sea Sí o No? ¿Pero tenemos acaso la seguridad de que ese lenguaje llano, razonable, directo sea tan llano o tan "razonable" como suponemos? ¿Expresa acaso todos los lados, o el pleno significado, o la plena verdad, o es parcial y es inevitablemente así? En todo caso, entendemos que el lenguaje y las conexiones de ideas en los Centros Superiores son muy diferentes de nuestras formas ordinarias de hablar y de asociaciones, e infinitamente más comprensivas e inclusivas. Damos un

dogmático o un
No
dogmático, pero la experiencia nos muestra que esta solución parcial es siempre inútil, siempre equivocada. Por lo tanto es preciso ser más cuidadoso —o más prudente— al encarar algún problema interior o exterior. No es una negativa franca o una afirmación franca las que nos ayudarán, porque perderemos las muchas gradaciones intermedias que están entre estos dos violentos extremos, todas las octavas interiores de significados cada vez más finos de las que intentamos ser más conscientes en nuestra vida ordinaria, todas esas fuentes de nuevos significados. Iba a decir nuevos y nunca soñados significados. Pero me imagino que esos significados más finos, esas soluciones más bellas, son aquellas que soñamos sin darnos cuenta de ello, sin comprender su maravilloso lenguaje tan similar al de las parábolas. Así, muchas cosas plenas de significado nos atraviesan sin que nos demos cuenta de ellas. Se debe a que las actividades de los Centros Superiores nos atraviesan continuamente, aunque no podamos oírlas, ni ponernos en contacto con ellas —al no tener un lado receptivo bastante sutil—. El Centro Emocional, purificado de las emociones negativas, puede oírlas. Pero no se puede oírlas cuando estamos identificados y somos negativos. Esta es una buena razón para que trabajemos contra nuestros estados de negatividad y de identificación. A propósito, basta pensar en las soluciones que se dan a los problemas cuando se es negativo. No son nada inteligentes, ¿no es cierto? Además, ocurre lo mismo cuando nos dejamos llevar por el entusiasmo. En ambos casos se intenta resolver un problema apelando a uno o al otro de los opuestos —por medio de No-Si— con arreglo a las oscilaciones del péndulo. Tenga la seguridad de que tales soluciones no son válidas y de hecho no son en absoluto, soluciones. Pero todos nosotros tenemos muchos "Yoes" que creen ser, y esos "Yoes" nos tientan a tomar decisiones violentas e imposibles que no podemos cumplir y que sólo sirven para atormentarnos. No, sólo cuando el péndulo está a un lado o al otro del punto medio podemos ver dónde está la solución, y no cuando el péndulo ha llegado al extremo de su recorrido, sea en una dirección o la otra. En verdad no somos conscientes por lo general, salvo en los extremos del péndulo que es el lugar donde más nos identificamos. Mas por medio de la observación de sí llegamos lentamente a ser más conscientes en la zona media de la oscilación del péndulo, y aquí es a veces posible hacer algo. Aquí tenemos, por así decirlo, que crear un péndulo consciente, con un movimiento restringido, que sólo oscila un poco en una dirección y luego otro poco en la otra, y esto se logra por un esfuerzo de la mente, por una tensión de la voluntad. Esta restricción es sólo posible cuando no se cree momentáneamente en las oscilaciones extremadamente violentas del péndulo mecánico —esto es, cuando se rechaza absolutamente toda clase de decisiones violentas y excitadas—. No se debe prestar atención a los "Yoes" que estén en los extremos del péndulo. Sobre este punto todos estaremos probablemente de acuerdo gracias a nuestro trabajo personal sobre si. ¿Pero qué significa este movimiento de vaivén de nuestro restringido péndulo? Tiene que ver con el Sí y el No.

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