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Authors: Gerald Reischl

Tags: #Ensayo

El engaño Google (14 page)

BOOK: El engaño Google
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Dictando al móvil

El reconocimiento automático del habla y el control por voz se están investigando desde hace más de una década. Todo empezó con el sistema ViaVoice de IBM y ha llegado hasta la selección de idioma en los distintos móviles, pero el proceso no ha acabado. Aquí es donde Google toma el relevo
con
la
intención
de revolucionar la forma de realizar búsquedas con la telefonía, «Hay motivos de peso que nos llevan a cambiar el sistema de búsqueda en los móviles», explica el director de investigación, Peter Norvig. «Nuestro objetivo es que, en un futuro, se puedan dictar las consultas en vez de tenerlas que teclear. Escribir una pregunta con el teclado pone muy nervioso.» La búsqueda en los móviles a través de Google funcionaría de la siguiente manera: marcamos un número o pulsamos una tecla,
dictamos la
pregunta al móvil y recibimos la respuesta vía SMS o incluso mediante un mensaje de voz.

Actualmente, Google está experimentando con el reconocimiento automático del habla en Estados Unidos mediante GOOG-411. Se trata un servicio telefónico en el que se puede solicitar una previsión meteorológica o reservar un billete de avión a través del reconocimiento de la voz con la ayuda de un asistente digital.

Según Norvig, «el reconocimiento del habla se ha convertido en un aspecto enormemente importante para los dispositivos móviles y por eso estamos trabajando en ello». Los resultados son mucho mejores en el laboratorio, tal como admite el propio investigador de Google: «No podía ser de otro modo, porque allí se dispone de buenos micrófonos y los ordenadores son muy potentes. Con los microprocesadores de los móviles o una mala conexión, el sistema falla. Estamos ante un verdadero reto».

La patente para el sistema de reconocimiento de voz de Google se denomina «Voice Interface for a Search Engine», está registrada en Estados Unidos con el número 7027987 desde el año 2001 y fue desarrollada por el fundador de Google, Sergey Brin, Monika Henzinger, Alexander Franz y Brian Christopher. En teoría, también es posible realizar una búsqueda mediante reconocimiento del habla desde casa, con un ordenador conectado a una red fija, pero el invento es especialmente adecuado para el entorno móvil. Con la búsqueda por voz, Google ha tomado una ventaja considerable con respecto a la competencia. Este buen augurio explicaría por qué Google necesita tener grandes centros de cálculo e impulsar la construcción de granjas de servidores, ya que tanto el reconocimiento de voz como los contenidos multimedia, que en los próximos años aumentarán todavía más, necesitan procesar muchos datos. En el caso del reconocimiento automático del habla, la capacidad de memoria y la velocidad de procesamiento son esenciales, porque los sistemas de Google tienen que trasladar la voz a texto (es decir, unos y ceros), transmitir a la central la información, buscar la respuesta adecuada y devolverla al móvil, ya sea de forma escrita u oral. La intención es que todo el proceso sea igual de rápido que la búsqueda tradicional con el teclado.

A
ojos
del analista estadounidense Stephen Arnold, el sistema Voice Search de Google supone toda una revolución; «Siempre que en una patente leemos los nombres de Brin o Page, podemos decir que se trata de una tecnología clave para el desarrollo de Google».

Sin embargo, el reconocimiento del habla todavía tiene que pasar por una etapa de maduración en el mercado, porque lo que en el laboratorio parece funcionar en condiciones ideales, falla todavía en la práctica. Quizás habrá que esperar a que salgan procesadores para móviles más rápidos y que la calidad de las redes sea suficientemente buena como para soportarla búsqueda por voz.

Si Google consigue realmente combinar el reconocimiento automático del habla y la síntesis de voz con una interfaz de usuario gráfica, transformará el sector para siempre.

8

CON LA MIRADA PUESTA EN EL
ESPIONAJE ESPACIAL

¿Cuántas veces hemos transformado una mentira que nos creemos en una verdad con la que vivimos? Google define la realidad. Para una gran parte de los internautas, la realidad que presenta Google se transforma en verdad. Desde hace mucho tiempo, los científicos de la comunicación observan el extraordinario poder de decisión que ejercen, sobre todo, los grandes consorcios mundiales de tecnologías de la información. Las empresas determinan qué es verdadero y lo que la gente o el cliente definen como tal. Muchas cosas que para un experto son un claro error o se pueden calificar de mentira son aceptadas como hechos por los legos en la materia.

La mayoría de las veces, los errores se descubren por casualidad, como se demostró en el caso de las fotos de satélite de Nueva Orleans en Google Earth.

Las imágenes de la ciudad estadounidense fueron sustituidas en el globo virtual de Google por unas tomadas antes del paso del huracán
Katrina
. Los políticos estadounidenses criticaron duramente el procedimiento y lo calificaron de afrenta a las víctimas de la catástrofe. El descubrimiento puso una vez más en evidencia el poder que tiene el gran consorcio Google y cómo lo utiliza.

Las imágenes de satélite de Google Earth no son ni mucho menos el único servicio de geodatos de Google. El negocio de mapas y sistemas de navegación se ha convertido en un nuevo pilar de la empresa de Mountain View. Aparte de Google Earth, el consorcio también ofrece el servicio Google Maps, un mapa de todo el mundo por el que el usuario puede navegar, buscar firmas comerciales o trazar rutas.

Pero volvamos a la pregunta inicial: ¿Qué hay de real en la Red? ¿Qué información es verdadera? ¿Qué imágenes son fieles reproducciones de la realidad? ¿Hasta qué punto los expertos en informática han intervenido y han contribuido con reprogramaciones?

Google manipula la realidad y, por consiguiente, manipula también a las personas. Todo el mundo lo sabe. ¿Por qué sigue apareciendo en Google Earth el Imperio austrohúngaro, cuando la monarquía del Danubio dejó de existir en el año 1919?
[17]
¿Por qué el monte Heiglkopf de 1.205 metros de altura y situado en Baviera se llamó Hitler-Berg (montaña de Hitler) en Google Earth hasta marzo de 2007? ¿Quizás porque éste era su nombre durante la segunda guerra mundial? ¿Por qué Taiwán era en Google Maps una isla claramente perteneciente a la China continental? Si el usuario tecleaba «Taiwán and China», Google Maps ofrecía una lista de resultados donde se podía leer «Taiwán, Province of China». ¿Se trataba de una concesión de Google en su dinámica de postración incondicional ante el gobierno chino?

El censo global

El maquillaje antes mencionado de las fotografías que Google Earth mostró de Nueva Orleans tiene una justificación muy banal por parte de la compañía: «Teníamos buenas imágenes aéreas de antes del
Katrina
y malas fotografías de satélite de después del
Katrina
», afirma el director de Google Earth, John Hanke. «En aquel momento, nos decidimos por las mejores tomas», justifica. Ahora ya se han sustituido por otras fotografías de buena calidad.

La operación de falsificación en Nueva Orleans no es un caso aislado. Hay imágenes de prácticamente todas las regiones donde no se ve lo que hay. En el caso de las zonas militares, es lógico que no se puedan reconocer para evitar posibles actos de espionaje. Google tiene en casi todos los países donde está establecida los ya mencionados
policy counsels
, que ejercen la labor de intermediarios entre la empresa y el gobierno correspondiente. «Hay negociaciones con todos los gobiernos del mundo porque mostramos imágenes que pueden ser material sensible», confirma Hanke, En cualquier caso, Google «modifica» fotografías, y que cada cual lo entienda como quiera si de lo que se trata es de no entrar en conflicto con los gobiernos.

Así, según Hanke, hay algunas modificaciones en áreas de Europa
occidental, como los
Países Bajos, donde aparecen algunas zonas desvanecidas en Ámsterdam. El director de Google Earth no quiso revelar la frecuencia con que este servicio sufría manipulaciones porque Google acata las intervenciones políticas.

En cualquier caso, en las imágenes aéreas de determinadas zonas siempre aparecen manchas grises o negras que provocan profundas discusiones en distintos foros acerca de posibles actos de censura. El 29 de agosto de 2007, el portal alemán Googlewatchblog
[18]
planteó la siguiente pregunta: «¿La censura ha llegado ahora al espacio?». En Google Earth Sky se podía ver un mapa astronómico que tenía una superficie rectangular negra. Como aquel vacío no podía tratarse en ningún caso de un agujero negro, algunos internautas comenzaron a barajar la posibilidad de la censura. Los expertos en satélites ponen en duda este tipo de suposiciones y únicamente ven un problema de representación o un error en la imagen. A no ser que se quiera ocultar la existencia de algún ovni. Sutilezas al margen, en el ya mencionado «plan maestro» de Google, aquella pizarra en el cuartel general de Mountain View donde los empleados garabatean sus ideas y visiones, se pueden leer conceptos como
«space station», «space construction», «teleportation»
y
«space elevator»
[19]
Podemos creer a Google capaz de muchas cosas, pero hasta los críticos más acérrimos debemos mantener los pies en el suelo.

Una mirada desde el espacio

Las fotografías aéreas y de satélite no proceden de la propia Google, sino de terceras empresas que confeccionan las imágenes y las maquillan o desfiguran según los deseos de los gobiernos. Google obtiene fotografías del propio gobierno de Estados Unidos, pero la mayoría de las tomas de satélite provienen de dos empresas privadas especializadas en este campo, la americana DigitalGlobe
[20]
y la francesa Spot Image,
[21]
que con sus satélites pueden fotografiar prácticamente cualquier punto de la Tierra para después vender las imágenes. En la página de la NASA también se pueden descargar fotografías, incluso gratuitamente.
[22]
Las imágenes de satélite se pueden adquirir por muchas vías, no sólo a sus autores (las empresas propietarias de los satélites), sino también a muchos intermediarios, como Landsat.
[23]
Sin embargo, el verdadero problema no es cómo conseguir las imágenes, sino los elevados precios que se llegan a pagar por los derechos de uso de las mismas. Cuanto más antiguos son los datos, más barato resulta obtenerlos y, por consiguiente, menos cuestan sus derechos. Éste es un motivo más por el que Google Earth no siempre está actualizado.

Las tomas aéreas y las fotos de satélite se sustituyen a intervalos de entre uno y cinco años. En lo que respecta a la resolución (el nivel de detalle de la imagen), se puede llegar a una definición de hasta 10 por 15 centímetros en algunas ciudades, lo que significa que incluso las personas son reconocibles, si bien estas imágenes de alta resolución se ciñen a las vistas aéreas.

Hanke considera improbable un servicio de satélite en directo como el que se describe en la película
Enemigo público
: «La superficie de la Tierra ocupa 122 millones de kilómetros cuadrados, y para ello se necesitarían miles de satélites». Un único satélite sólo puede fotografiar una parte relativamente pequeña de la Tierra, porque la cobertura que alcanza es la misma que se obtiene, por ejemplo, mirando una pelota de fútbol a través de una pajita. Actualmente hay pocos satélites (civiles) que consigan resoluciones tan elevadas y estén disponibles. Desde 2008 está operativo el WorldView-1, lanzado en septiembre de 2007 por el operador DigitalGlobe, que ofrece un detalle de 50 centímetros e incorpora una tecnología similar a la del telescopio espacial Hubble.

A pesar de todo, Hanke considera la posibilidad de un servicio Google Earth en vivo, pero en una variante muy limitada, como la que está desarrollando actualmente la NASA: unos globos y naves espaciales impulsados por energía solar orbitarían alrededor de la Tierra y enviarían a la base una información de vídeo que, a su vez, se transmitiría vía Google Earth. Las aplicaciones de este servicio en directo serían muy diversas, como el control del tráfico o la búsqueda de desaparecidos. De hecho, en septiembre de 2007 se utilizó Google Earth para seguir el rastro del aventurero Steve Fosset, que se había estrellado con su avioneta en el desierto de Nevada. Para ello se tuvieron que actualizar los datos de satélite de la zona e incorporar fotografías nuevas realizadas después del 3 de septiembre, día del accidente.

Por otro lado, la esfera terráquea virtual también suele utilizarse para planificar viajes de exploración o realizar labores de investigación, como las que emprenden los indagadores aficionados, que no sólo descubren formas geométricas en el desierto, escarabajos gigantes o zonas desconocidas en el océano, sino también enclaves controvertidos. Un ejemplo que causó sensación es el del edificio de la marina estadounidense en Coroñado, San Diego, cuando en 2007 se supo que su planta tenía forma de cruz gamada.
[24]

El globo virtual Google Earth se ha convertido en uno de los servicios más populares y su versión comercial se vende a empresas y militares. A este respecto, corre el rumor insistente, no confirmado ni desmentido por Hanke, de que se está confeccionando una variante en 3D para el ejército de Estados Unidos con la que se podría entrenar a soldados. «En cualquier caso, hacer maniobras en un mundo digital no es mala idea.»

El modelo virtual militar también incorporaría elementos del mundo paralelo
Second life
, creado por la empresa californiana Linden Labs. Su presidente, Philip Rosedale, también se ha hecho eco de estos rumores, pero asegura no haber visto todavía ningún «Second Earth»: «Nosotros sólo ofrecemos la plataforma y la mayoría de las veces no sabemos lo que hacen los desarrolladores con ella», me dijo el inventor de la segunda vida.

La dependencia del globo virtual

Google Earth es una herramienta muy práctica porque permite volar como un pájaro sobre la Tierra, observar la cúpula celeste (Google Sky) o explorar la Luna (Google Moon). Combinado con Google Maps, donde también se puede pasear por una ciudad tridimensional, el globo terrestre virtual hace incluso la competencia a cualquier planificador de rutas. ¿Cuántos servicios han integrado en su sistema la esfera virtual de Google? La respuesta no la sabe ni la propia Google.

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