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Authors: Gerald Reischl

Tags: #Ensayo

El engaño Google (15 page)

BOOK: El engaño Google
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Cada vez más empresas utilizan Google Earth y Maps como
software
cliente, es decir, desarrollan servicios y muestran sus datos de posición geográfica a través de estas herramientas. Un ejemplo de ello es el servicio de posicionamiento GPSauge (GPSojo en español) de la firma alemana GPSoverlP,
[25]
que se instala en vehículos y permite a los responsables de una empresa de transportes, por ejemplo, controlar la situación de su flota. A través de Google Earth, el usuario puede determinar la ubicación de un camión, el ritmo de desplazamiento o las veces que el conductor ha realizado una pausa. Todo un método a lo «gran hermano» que cuenta cada vez con más imitadores. Como ya se ha mencionado, hay tantas empresas apoyan sus servicios en Google Earth o Google Maps que ni el propio director de Google Earth, John Hanke, es capaz de dar una cifra. Lo que sí constata Hanke es que los ficheros KML (Keyhole Markup Language), con los cuales se especifica una característica en Google Earth, no se envían a Google. Por consiguiente, la empresa no sabe dónde se encuentra el usuario A o la usuaria B cuando, por ejemplo, utilizan un sistema de navegación por móvil de un operador de telefonía.

La versión comercial de Google Earth es Google Earth Enterprise, que se vende por 300 euros a organizaciones y empresas. Se puede utilizar tanto para construir centros comerciales como para organizar labores de extinción de incendios, ya que permite delimitar la zona de intervención y coordinar las acciones. Google Earth también es especialmente popular en el sector inmobiliario. Los agentes pueden organizar las ventas, separar las zonas residenciales buenas de las malas y preparar operaciones especulativas diseñando planificaciones urbanísticas.

La compañía austríaca de telefonía Al ha hecho del móvil un arma de control gracias al globo virtual. El servicio Al Navi permite mostrar en Google Earth la localización geográfica de un móvil y, por si fuera poco, realizar un seguimiento del dispositivo gracias al rastro que éste va dejando. El usuario también puede enviar enlaces por correo electrónico a los amigos para que lo sigan en sus rutas.

En Alemania ya hay en funcionamiento servicios de localización privados, como
www.trackyourkid.de
o
www.picosweb.de
, y en Austria, a pesar de que todavía no están permitidos, pronto se presentará el servicio especial MyStella, de la empresa de seguridad Hellwacht, consistente en un pequeño móvil con GPS para la vigilancia de ancianos que hace sonar una alarma cuando la persona abandona una zona predefinida. El sistema se puede utilizar tanto en casos de emergencia como en la vida normal, y siempre con la ayuda de Google: los propietarios de móviles con GPS integrado pueden hacer que su posición se señale en Google Maps.

Mientras
Google
Earth
funcione como
sistema cliente (el usuario carga en su ordenador unos datos que sólo se pueden examinar desde ese mismo ordenador), no habrá ningún peligro. Por el contrario, la tendencia adopta un cariz más crítico con ofertas como la de Panoramio, que a primera vista parece un producto realmente innovador.

Panoramio es un servicio gratuito de
geotagging
fotográfico en la Red donde el usuario puede «compartir» (así de
bonito lo
explican) sus fotos con otros internautas. La persona que se registra asigna las coordenadas geográficas del lugar donde ha hecho sus fotografías y éstas aparecen como etiquetas en Google Earth.

Por ejemplo, cuando navegamos por la Tierra virtual de Google, cada vez
vemos más iconos que
representan una cámara de fotos. Al hacer clic sobre uno de ellos, aparece una imagen que ha sido tomada en ese punto por un usuario de Panoramio.

La adquisición de Panoramio por parte de Google a mediados de 2007 fue una operación muy hábil por dos motivos. Primero, porque la fotografía digital
está
viviendo un auge inaudito en el ámbito de las aplicaciones multimedia sólo comparable con el
boom
de los vídeos en YouTube. Segundo, porque con la compra de Panoramio Google obtiene, una vez más, una valiosa cantidad de datos de usuarios que puede integrar con astucia en su propio sistema. Como Panoramio es cada vez más popular y el número de clientes aumenta considerablemente, Google está en disposición de afinar todavía más sus perfiles de usuarios. No sólo es posible conocer costumbres, como destinos de viajes o lugares de vacaciones, de los clientes registrados en Panoramio, sino que, gracias a la dirección IP, también se puede averiguar lo mismo del resto de los usuarios del servicio. De esta manera, una vez más, los anuncios lanzados se pueden ajustar mejor al perfil de cada usuario.

Los derechos de la personalidad están garantizados en Panoramio. Debido a que las imágenes de personas pueden plantear problemas jurídicos, no está permitido mostrar «gente posando, retratos o personas como motivo principal», con la excepción de «fotografías donde la gente forma parte inevitable del lugar».

Hay que admitir que Google Earth y Google Maps son unas herramientas muy prácticas, ya sea para planificar rutas o hacer una visita virtual al lugar donde queremos comprar una casa o irnos de vacaciones. El programa Street View, por ejemplo, me fue de mucha utilidad durante el proceso de creación de este libro, ya que
con
él pude dar un paseo virtual por la zona donde iría a pasar las vacaciones que destiné a la investigación y posterior redacción de estas páginas.

Pero también es un hecho que la búsqueda multimedia, que en un futuro completará los resultados de búsqueda de Google, es una enorme fuente de información. Aparte de las fotos de Panoramio, en Google Earth aparecen incrustados mediante
geotagging
vídeos de YouTube que también pueden ser reveladores y ofrecer más indicaciones sobre una zona residencial que las que puedan dar las instantáneas de los usuarios o las imágenes de Street View.

El Google
hack

¿Cuan preciso es Google Earth? ¿Qué nivel de detalle alcanza y qué resoluciones admite? En 2007 se dio a conocer el
Google Zoom Hack
, un método con el que se puede mejorar en Google Earth la resolución de las imágenes de satélite en algunos lugares de la Tierra. En la Red han aparecido varias páginas que ofrecen algunas muestras del
Zootn Hack
. Si tecleamos «Bondi Beach NSW» en Google Earth, volaremos hasta la playa más famosa de Sydney. Las imágenes son tan detalladas que se puede ver a los bañistas tumbados en sus toallas. La función de
zoom
viene configurada por defecto, pero a veces se puede regular a voluntad o
hackear
, como se acostumbra a llamar en foros y blogs a estas acciones de pirateo.

Si introducimos las coordenadas «15.298683 19.429651» en el cuadro de búsqueda de Google Earth, volaremos hasta una imagen del Chad en la que no sólo veremos camellos y beduinos, sino incluso huellas de pisadas y de ruedasSi nos fijamos un poco, también podremos reconocer a varios hombres alzando la vista al cielo para avistar el avión desde el que se ha tomado la fotografía.
Hackear
es sencillo. Por ejemplo, si copiamos una URL de Google Maps, la pegamos en el cuadro de direcciones y cambiamos el parámetro «z» (al final de la dirección) con los valores 20,21, 22 o 23, podremos ver imágenes más detalladas. A menudo sólo aparece una superficie gris indicando que no se dispone de datos más precisos, pero a veces se pueden observar fotografías más detalladas.

Volviendo al ejemplo de la imagen del Chad, no es posible saber si la fotografía se ha tomado realmente allí ni si el terreno divisado pertenece al país africano. La toma la podría haber hecho el fotógrafo Michael Fay, que realizó un reportaje aéreo por encargo de la National Geographic Society o del
National Geographic Magazine
Si hacemos clic sobre los iconos de aviones que aparecen en el mapa del Chad, podremos ver manadas de elefantes y rebaños de camellos, pero en este caso no sería obra de hackers sino las pruebas que hace Google para
incluir
imágenes de mayor definición.

Con Street View, Google ha integrado un servicio en Google Maps no exento de controversia. Esta herramienta amplía el mapa digital con vistas de calles, casas y personas. Unos coches con cámaras de 360 grados instaladas en el techo recorren todas las calles de una ciudad fotografiando constantemente a su alrededor. El resultado es una instantánea urbana que se incrusta en Google Maps y, pulsando la opción «Street View», permite ver imágenes detalladas de las calles de Nueva York o San Francisco. Demasiado detalladas, critican los defensores de la privacidad, ya que, en ocasiones, las fotografías permiten distinguir a personas o leer las matrículas de los coches. Poco después de la presentación de Street View, los blogs se llenaron de descubrimientos de gente «cazada» en las fotos: hombres entrando en casas (¿ajenas?) por la ventana, conductores aparcando mal, parejas de enamorados disfrutando de los parques, clientes entrando en
sex-shops
o peatones orinando en las aceras. «Hemos bloqueado o suprimido algunas fotografías», confirmó el director de Google Earth, John Hanke. Los coches de Google también documentaron un arresto con sus cámaras panorámicas y la foto testimonial todavía se podía ver al principio en Street View.

En 2008, estos vehículos han salido de gira europea y mundial para fotografiar, también en las grandes ciudades de fuera del territorio estadounidense, todo lo que ocurra delante de sus cámaras. Sin embargo, como Europa tiene un concepto de la privacidad distinto de Estados Unidos, Google quiere evitar problemas desde un principio. «En Europa nos atenemos a las leyes y estamos investigando lo que podemos y no podemos hacer», explica Hanke. Para eludir posibles protestas, en las fotos del Street View europeo deberán difuminarse los rostros y las matrículas de los vehículos, tal como ocurre en Australia desde el verano de 2007, cuando los defensores de la privacidad hicieron valer su indignación.

Son muchos los que no están precisamente entusiasmados con la «mirada panóptica y penetrante de Google», como definió acertadamente Florian Rotzer en
Telepolis.de
. Street View ofrece imágenes de personas y cosas que más de uno no desea ver y que de
vez
en cuando aparecen en la Red. «Actualmente estamos desarrollando un programa que desfigura automáticamente las caras en las fotografías», dijo Hanke. Y es que Street View también ha levantado las quejas de los defensores de la privacidad en Estados Unidos.

¿Existe un uso terrorista?

En Estados Unidos también se discute sobre si los terroristas podrían utilizar servicios como Google Earth o Street View para planificar atentados y actuar en determinados lugares.

El debate sobre esta temática es profundo en los distintos blogs sobre Google, Hanke no niega que existan discusiones, pero también asegura que todavía no ha recibido ninguna petición formal para dejar de mostrar determinadas zonas. «Se han realizado dos estudios que demuestran que Google Earth no representa ningún peligro en este sentido.» Uno de ellos procede de la empresa francesa Fleximage, filial de la corporación europea EADS, dedicada al sector aeroespacial. En el informe, titulado G
oogle Earth Study: impacts and uses for defence and security
, los expertos concluyen que los datos no son lo suficientemente actuales como para que los terroristas los puedan aprovechar.

Sin embargo, los estudios se publicaron en 2005 y, desde entonces, las imágenes de Google Earth no sólo se han actualizado, sino que son más nítidas y tienen mayor resolución. Además, la herramienta Street View de Google Maps es una variante con la que no se contaba en el momento de elaborar esos informes y aporta una nueva visión de las cosas. La vista de calles Street View anula la «falta de exactitud» que los expertos atribuyeron al servicio de Google y permite conocer perfectamente las calles de una ciudad.

9

GOOGLE Y LA SOCIEDAD DEL
«COPIA Y PEGA»

En un tiempo pasado, hacer fuego, cazar» recolectar e, incluso, pelear eran técnicas culturales determinantes. Actualmente lo son leer, escribir y calcular. ¿Qué técnicas serán decisivas en el futuro? ¿Cómo será él graduado escolar dentro de diez años? ¿Se incluirá en las calificaciones que los colegios otorgan cada trimestre a los alumnos la asignatura «Prácticas de Google»?

Googlear
, buscar información en la Red o utilizar un motor de búsqueda es, desde hace tiempo, una técnica cultural. Solicitar conocimientos en cualquier momento y lugar, acceder a bases de datos de todo el mundo y encontrar fuentes de saber en los lugares más remotos (como permite Google con su algoritmo de búsqueda) no sólo provoca efectos positivos. Buscar en vez de aprender es, para muchos, la divisa principal. La información se reúne, se reordena y se procesa, pero ya no se elabora ni se adquiere. Los maestros y profesores de universidad llevan tiempo denunciando una tendencia a copiar de la Red. Efectivamente, el botón derecho del ratón y un par de combinaciones de teclado están acabando con los derechos de autor. Las fotografías de las páginas web se pueden almacenar en un ordenador con un sencillo «Guardar imagen como…», y combinando las teclas «Control+C» y «Control* V» (o «manzana» y «C/V») el famoso «copia y pega», podemos insertar todo tipo de información en nuestros textos y presentaciones. Se trata de una técnica habitual, tanto en redacciones escolares como en tesinas universitarias.

«¿Qué hay de malo en conseguir información de Internet?», pregunta Esther Dyson, quien considera que buscando y encontrando también se aprende: «La información de Internet también se tiene que interpretar antes de utilizarla». El síndrome del copia y pega no es nuevo, porque también en el pasado se tomaban extractos de libros, pero Internet ha facilitado enormemente esta tarea, sobre todo gracias a Google y a la Wikipedia.

Google es la mayor fotocopiadora de contenidos del mundo, critican los comunicólogos. Las violaciones de
copyright
por parte de los usuarios están a la orden del día. Se copian y reutilizan textos, fotografías y presentaciones, y en la plataforma YouTube se cuelgan montones de vídeos con derechos de autor vigentes. A pesar de que sería posible impedir o detectar el plagio, Google no hace prácticamente nada para controlar este fenómeno.

El comunicólogo Stefan Weber, famoso sobre todo por su labor de «cazador de plagios», creó el término
«Google-CopyPaste-Syndrom»
para designar el acto de copiar de la Red. Naturalmente, también se copian textos desde Yahoo!, AltaVista o MSN, «pero yo he intentado introducir un término que expresara con exactitud una nueva técnica cultural», explica Weber. «También habría podido hablar de un
"Search-Copy-Paste-Syndrom"
, pero habría quedado más difuso.» Es decir, que
search
también habría incluido la búsqueda en el propio disco duro. Además, el verbo
to google
en inglés, o
googeln
en alemán, ya es una palabra acuñada para designar la búsqueda general en Internet. ¿O es que los usuarios de Yahoo! o AltaVista nunca han
googleado
? Por cierto, Google ha hecho algo que sólo han conseguido marcas como Tampax o Cello, a saber, convertirse en sinónimos del producto genérico que anuncian (en este caso, tampones y cinta adhesiva). Con
to google
sucedería lo mismo. «Lo divertido sería que el verbo
google
se propagase y subsistiera gracias las leyes de la memética, incluso si Google deja de ser el motor de búsqueda más importante», opina Weber.

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