Read Fragmentos de una enseñanza desconocida Online
Authors: P. D. Ouspensky
Tags: #Autoayuda, #Esoterismo, #Psicología
"El primero es el camino del faquir, el camino de los hombres Nº 1, los hombres del cuerpo físico, entre los cuales predominan los instintos, los sentidos y los impulsos motores, hombres sin mucho corazón ni mente.
"El segundo es el camino del monje, el camino religioso, el camino de los hombres Nº 2, es decir el de los hombres de sentimiento. Ni su mente ni su cuerpo deben ser demasiado fuertes.
"El tercero es el camino del yogui. Es el camino de la mente, el camino de los hombres Nº 3. Aquí, el corazón y el cuerpo no deben ser particularmente fuertes, de lo contrario podrían ser un impedimento para este camino.
"Pero fuera de estos tres caminos, que no podrían convenir a todos, hay un cuarto.
"La diferencia fundamental entre los tres caminos del faquir, del monje, del yogui, y el cuarto, es que los tres primeros están ligados a formas permanentes que han subsistido casi sin cambio en el curso de largos períodos históricos. Su base común es la religión. Exteriormente, las escuelas de yoguis difieren poco de las escuelas religiosas, y asimismo de las diversas órdenes o cofradías de faquires que han existido a través de la historia y existen todavía en diferentes países. Estos tres caminos tradicionales son caminos
permanentes,
dentro de los límites de nuestros tiempos históricos.
"Aún existían otros caminos hace dos o tres mil años, pero han desaparecido. En cuanto a los que han subsistido hasta nuestros días, eran en ese tiempo mucho menos divergentes.
"El cuarto camino difiere de los antiguos y de los nuevos porque nunca es permanente. No tiene forma determinada y no hay instituciones sujetas a él. Aparece y desaparece, según las leyes que le son propias.
"El cuarto camino nunca existe sin cierto
trabajo
de un sentido bien definido, implica siempre una cierta
empresa,
que de por si fundamenta y justifica su existencia. Cuando este trabajo ha terminado, es decir, cuando se ha alcanzado la meta que se proponía, el cuarto camino desaparece; entendámonos, desaparece de tal o cual lugar, se despoja de tal o cual forma, para reaparecer tal vez en otro lugar y bajo otra forma. La razón de ser de las escuelas del cuarto camino es el trabajo que ejecutan para la empresa que quieren llevar a cabo. Jamás existen por sí mismas como escuelas, con una meta de educación o de instrucción.
"Ningún trabajo del cuarto camino requiere ayuda mecánica. En todas las empresas del cuarto camino sólo puede ser útil un trabajo consciente. El hombre mecánico no puede proveer trabajo consciente, de manera que la primera labor de los hombres que emprenden un trabajo semejante es asegurarse asistentes conscientes.
"El trabajo mismo de las escuelas del cuarto camino puede tomar formas muy variadas y tener sentidos muy diferentes. En las condiciones ordinarias de la vida, la única ocasión de encontrar un camino está en la posibilidad de encontrar un trabajo de este tipo, a su comienzo. Pero la probabilidad de encontrar un trabajo de esta clase, así como la posibilidad de aprovechar esta ocasión, dependen mucho de las circunstancias y de las condiciones.
"Cuanto más rápido comprende un hombre la meta del trabajo a ejecutarse, tanto más rápido podrá devenirle útil, tanto más rápido le sacará provecho.
"Pero cualquiera que sea la meta fundamental del trabajo, las escuelas sólo existen mientras dura este trabajo. Cuando ha sido llevado a cabo, las escuelas cierran. Las personas que originaron este trabajo abandonan la escena. Las que han aprendido cuanto les era posible y han alcanzado la posibilidad de continuar este camino de una manera independiente emprenden entonces, bajo una u otra forma, un trabajo personal.
"Pero cuando la escuela cierra, a veces queda cierto número de personas que al haber gravitado
alrededor
del trabajo, han visto el aspecto exterior y
lo han tomado por la totalidad
del trabajo. Al no tener ninguna duda ni sobre sí mismos, ni sobre la justeza de sus conclusiones y de su comprensión, deciden continuar. Con este propósito abren nuevas escuelas, enseñan a otros lo que han aprendido, y les hacen las mismas promesas que ellos han recibido. Naturalmente, todo esto no puede ser sino una imitación exterior. Pero cuando miramos hacia atrás en la historia, nos es casi imposible distinguir dónde termina lo verdadero y dónde comienza la imitación. En todo caso, casi todo lo que conocemos de las diversas escuelas ocultas, masónicas y alquimistas, se relaciona a tales imitaciones. No conocemos prácticamente nada de las verdaderas escuelas, salvo el resultado de su trabajo, y aún más, tan sólo en la medida en que somos capaces de distinguirlo de falsificaciones e imitaciones.
"Pero estos sistemas seudoesotéricos también tienen su papel en el trabajo y en las actividades de los círculos esotéricos. En realidad sirven de intermediarios entre la humanidad, completamente sumergida en la vida material, y las escuelas que se interesan en la educación de cierto número de personas, tanto por el interés de su propia existencia como por el trabajo de carácter
cósmico
que puedan tener que ejecutar. La idea misma de esoterismo, la idea de iniciación, en la mayoría de los casos llegan a la gente por medio de las escuelas y los sistemas seudo-esotéricos; y si estas escuelas seudoesotéricas no existieran, la mayoría de los hombres jamás habría oído hablar de algo más grande que su vida, porque la verdad en su forma pura es inaccesible. A causa de las numerosas características del ser del hombre, y particularmente del ser contemporáneo, la verdad no puede llegar a los hombres sino
bajo la forma de mentira
. Sólo bajo esta forma son capaces de digerirla y de asimilarla. La verdad sin desnaturalizar sería para ellos un alimento indigesto.
"Además, un grano de verdad subsiste algunas veces en forma inalterada en los movimientos seudoesotéricos, en las religiones de iglesia, en las escuelas de ocultismo y de teosofía. Puede conservarse en sus escritos, en sus rituales, en sus tradiciones, en sus jerarquías, en sus dogmas y en sus reglas.
"Las escuelas esotéricas —ya no hablo de las escuelas
seudoesotericas—
que existen tal vez en ciertos países del Oriente son difíciles de encontrar, porque generalmente allá se resguardan en monasterios o en templos. Los monasterios tibetanos tienen habitualmente la forma de cuatro círculos concéntricos, o de cuatro patios separados por altas murallas. Los templos hindúes, sobre todo los del Sur, se edifican sobre el mismo plan, pero en forma de cuadrados contenidos unos dentro de otros. Los fieles tienen acceso al primer patio exterior, y algunas veces, por excepción, los adeptos de otras religiones y los europeos. Al segundo patio sólo tienen acceso ciertas castas y ciertos privilegiados. Al tercer patio no tienen acceso sino los que pertenecen al templo; y, al cuarto, sólo los sacerdotes y los brahmanes. Organizaciones análogas, con algunos detalles parecidos, existen en todas partes, y permiten que las escuelas esotéricas existan sin ser reconocidas. Entre docenas de monasterios, no hay más que una escuela. Pero, ¿cómo reconocerla? Si ustedes entran, no serán admitidos sino al interior del primer patio; solamente los alumnos tienen acceso al segundo patio. Pero ustedes no saben esto, les dicen que pertenecen a una casta especial. En cuanto al tercero y cuarto patios, no pueden ni siquiera sospechar su existencia. En principio, podrían constatar un tal orden en todos los templos; sin embargo, no tienen ninguna posibilidad de distinguir un templo o un monasterio esotérico de un templo o monasterio ordinario, si no se lo dicen.
"Cuando llega a nosotros la idea de iniciación, a través de sistemas seudoesotéricos, se nos transmite bajo una forma completamente errónea. Las leyendas relativas a los ritos exteriores de la iniciación han sido creadas sobre fragmentos de informaciones concernientes a los antiguos Misterios. Los Misterios constituían, por así decirlo, un camino en el cual, paralelamente a una larga y difícil serie de estudios, se daban representaciones teatrales de un tipo particular que, bajo forma alegórica, representaban el proceso entero de la evolución del hombre y del universo.
"El paso de un nivel de ser a otro estaba señalado por ceremonias de presentación de naturaleza especial: las iniciaciones. Pero ningún rito puede acarrear un cambio de ser. Los ritos no pueden señalar sino un paso franqueado, una realización. Y no es sino en los sistemas seudoesotéricos, que no poseen nada más que estos ritos, donde se les atribuye una significación independiente. Se supone que un rito, al transformarse en sacramento, transmite o comunica ciertas fuerzas al iniciado. De nuevo, esto surge de la psicología de un camino de imitación. No hay y no puede haber iniciación exterior. En realidad, cada uno debe iniciarse a sí mismo. Los sistemas y las escuelas pueden indicar los métodos y los caminos, pero ningún sistema, ninguna escuela, puede hacer por un hombre el trabajo que él mismo debe hacer. El crecimiento interior, un cambio de ser, depende enteramente del trabajo que hay que hacer sobre sí."
Los acontecimientos históricos del invierno de 1916-1917. La enseñanza de G. nos permite orientarnos en el laberinto de las contradicciones. Un "Arca de Noé". La conciencia de la materia. Sus grados de inteligencia. Máquinas de uno, dos y tres pisos. El hombre está compuesto de un hombre, una oveja y un gusano. Clasificación de todas las criaturas en base a tres rasgos cósmicos: lo que comen, lo que respiran y el medio en que viven. El hombre tiene posibilidad de cambiar su nutrición. El "diagrama de todas las cosas vivientes". G. parte definitivamente de San Petersburgo. Un episodio interesante —¿"transfiguración" o "plástica"? Impresiones de un periodista sobre G. La caída de Nicolás II. "El fin de la historia de Rusia". Planes de partir al extranjero. Un mensaje de G. Continuación del trabajo en Moscú. Nuevos estudios de los diagramas y de la idea de los cosmos. Desarrollo de la idea de que "el tiempo es respiración". Relación de esta idea al hombre, a la tierra, al sol, a las grandes y pequeñas células. Construcción de una "Tabla de Tiempos en los Diferentes Cosmos". Tres cosmos tomados en conjunto comprenden cu ellos mismos todas las leyes del Universo. Aplicación de la idea de los cosmos a los procesos interiores del organismo humano. La vida de las moléculas y de los electrones. Dimensiones temporales de los diferentes cosmos. Aplicación de la fórmula de Minkovski. Relación de los diferentes tiempos a los centros del cuerpo humano. Relación a los centros superiores. "Cálculos cósmicos del tiempo" en las escrituras Gnósticos y de la India. "Si quiere descansar, venga acá a reunirse conmigo". Reencuentro a G. en Alexandropol. Las relaciones de G. con su familia. Conversación sobre la imposibilidad de hacer cualquier cosa en medio de la locura colectiva. "De ninguna manera están los acontecimientos en contra de nosotros". ¿Cómo reforzar la sensación del "Yo"? Breve retorno a San Petersburgo y Moscú. Un mensaje a los grupos de las dos ciudades. Regreso a Piatigorsk. Una docena de nosotros nos reunimos en Essentuki.
Noviembre 1916. La situación en Rusia se ponía cada vez más y más inquietante. Milagrosamente, hasta ese día, la mayoría de nosotros habíamos logrado mantenernos apartados de los "acontecimientos". Pero ahora los "acontecimientos" se acercaban cada vez más, nos alcanzaban personalmente a uno tras otro, y se había hecho imposible dejar de tomarlos en cuenta.
De ninguna manera es mi intención describirlos o analizarlos. Sin embargo, este periodo fue tan excepcional que no puedo ignorarlo totalmente, a no ser que admitiera que había estado sordo y ciego a la vez. Por otra parte, nada como la observación de los acontecimientos de entonces hubiera podido proporcionar datos tan interesantes para el estudio de la mecanicidad, es decir de la perfecta ausencia en la historia de todo elemento voluntario. Algunas cosas parecían, o hubieran podido parecer, depender de la voluntad de algunos hombres, pero esto era una ilusión: nunca había sido más claro que todo
sucede
y que nadie
hace
nada.
En primer lugar, se había tornado imposible dejar de ver que la guerra tocaba a su fin por sí misma: un profundo cansancio había hecho presa de todos, ligado a una comprensión aún oscura, pero sólidamente arraigada, de lo absurdo de todo este horror. Ya nadie podía creer en palabras, y ninguna tentativa para galvanizar la guerra hubiera podido tener resultado. Sin embargo, no era menos imposible detenerla, y todas estas habladurías a favor o en contra de la guerra mostraban simplemente la impotencia misma de la mente humana para darse cuenta de su propia impotencia. En segundo lugar, era claro que la catástrofe se aproximaba. De ninguna manera hubiera podido ser desviada. Los acontecimientos seguían su curso y no podían seguir ningún otro. Durante este período estuve también muy fuertemente impresionado por la actitud de políticos profesionales de izquierda hasta entonces pasivos, que ahora se disponían a desempeñar un papel activo. De hecho se mostraban los menos preparados, los más ciegos, los más incapaces de comprender lo que hacían, adonde iban y lo que preparaban, sobre todo para si mismos.
Me acuerdo muy bien de San Petersburgo durante el último invierno de su vida. ¿Quién hubiera podido prever entonces, aun suponiendo lo peor, que ese sería su último invierno? Pero demasiada gente odiaba a esta ciudad y demasiada gente la temía. Sus días estaban contados.
Nuestras reuniones continuaban. Durante los últimos meses de 1916, G. no volvió más a San Petersburgo, pero algunos de los nuestros iban a Moscú, de donde traían nuevos diagramas y notas tomadas por sus alumnos.
Nuestros grupos aumentaban mucho, y aunque era evidente que todo se precipitaba hacia un fin desconocido pero fatal, la enseñanza de G. nos daba a todos un sentimiento de confianza y de seguridad. En ese entonces hablábamos a menudo de lo que hubiéramos experimentado en ese caos si no hubiésemos tenido la enseñanza, que cada vez se tornaba más nuestra. Ahora no podíamos imaginarnos cómo sin ella hubiéramos podido vivir y encontrar nuestro camino en el laberinto de todas las contradicciones de esa época.
De este período datan nuestras primeras conversaciones sobre el arca de Noé. Siempre había considerado este mito como una alegoría de la idea general del esoterismo. Pero todos comenzamos a ver que tenía otro alcance más preciso; era a la vez el plan de todo trabajo esotérico, incluso el nuestro. La enseñanza misma era un "arca", gracias a la cual podíamos esperar salvarnos en el momento del diluvio.