Read Historia del Antiguo Egipto Online
Authors: Ian Shaw & Stan Hendrickx & Pierre Vermeersch & Beatrix Midant-Reynes & Kathryn Bard & Jaromir Malek & Stephen Seidlmayer & Gae Callender & Janine Bourriau & Betsy Brian & Jacobus Van Dijk & John Taylor & Alan Lloyd & David Peacock
Tags: #Historia
En el
caché
de Deir el Bahari se encontraron varias princesas, algunas de las cuales también fueron «esposas reales». Eran vástagos de soberanos de finales de la XVII Dinastía o comienzos de la XVIII Dinastía y sus nombres a menudo también se conocen gracias a las capillas de las tumbas privadas de finales del Reino Nuevo donde se veneraba a la familia real de comienzos de la XVIII Dinastía. Los títulos ostentados por estas mujeres y la ausencia de otros maridos que no sean los reyes demuestran las limitaciones experimentadas por las mujeres nacidas de los soberanos egipcios. Ciertamente, el éxito de la línea dinástica de comienzos de la XVIII Dinastía es atribuible, en parte, a la decisión de limitar el acceso a la familia real. En términos económicos, esto significaba que las ganancias conseguidas en las guerras no eran compartidas con las familias cuyos hijos se casaban con una princesa. Por lo tanto, los reyes eran libres de enriquecer a sus seguidores militares a voluntad y, de este modo, consiguieron nuevos apoyos. Ahmose, hijo de Ibana, y Ahmose Pennekhbet son dos ejemplos de estos nuevos miembros de la élite; pero más avanzado el Reino Nuevo contamos con documentos legales que nos informan de la existencia de otros hombres cuya fortuna procedía de concesiones de Ahmose.
En términos políticos y religiosos, aparentemente la cerrada familia real se remonta al Reino Medio (y antes al Reino Antiguo), cuando con frecuencia las princesas se casaban con reyes o quedaban asociadas de por vida a sus padres en el trono. No obstante, parece que para asegurar la exclusividad del linaje, la familia de Seqenenra y Ahmose estableció la prohibición adicional de que las hijas reales sólo podían casarse con un rey. Éste no fue el caso durante el Reino Antiguo ni durante el Reino Medio, al menos no siempre, pues conocemos ejemplos de altos funcionarios que se casaron con hijas del rey; pero, una vez que la costumbre quedó establecida a finales de la XVII Dinastía, persistió durante toda la XVIII Dinastía. Sólo en el reinado de Ramsés II volvemos a tener pruebas definitivas de princesas casadas con personas que no eran reyes.
Esta práctica no supuso un debilitamiento del linaje real, puesto que no significaba que los reyes sólo pudieran casarse con princesas. De hecho, lo más habitual a lo largo de toda la XVIII Dinastía fue que los faraones hubieran nacido del matrimonio de sus padres con reinas secundarias de origen no real, como Tetisheri. Si estamos comprendiendo bien la documentación, Tetisheri dio a luz tanto al padre como a la madre del rey Ahmose. Su madre, Ahhotep, lo engendró con su hermano (de sangre o hermanastro), probablemente Seqenenra; pero también es posible que lo tuviera con Kamose. Ahhotep también tuvo varias hijas, pero Seqenenra las tuvo asimismo, con al menos dos y posiblemente tres mujeres diferentes. Ahmose se casó con su hermana, Ahmose-Nefertari, con la que tuvo al menos dos hijos, Ahmose-ankh y Amenhotep. No obstante, es posible que también tuviera hijos con otras mujeres. Al menos dos princesas, Satkamose y (Ahmose-) Merytamon ostentaron los títulos de «hija del rey», «hermana del rey», «gran esposa real» y «esposa del dios». La primera aparece mencionada en una estela posterior como hermana de Amenhotep I, mientras que la segunda es identificada a menudo con una hija de Ahmose-Nefertari, que también se casó con su hermano, Amenhotep I, si bien no existe ningún documento que lo afirme de forma explícita.
A pesar de las restricciones matrimoniales para las hijas del rey, hubo varias princesas convertidas en reinas importantes (Ahhotep, Ahmose-Nefertari, Hatshepsut) que se mostraron extremadamente activas durante los reinados de sus esposos y herederos. Atendiendo a los títulos que aparecen en su gran ataúd exterior, encontrado en el
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de Deir el Bahari, la madre de Ahmose, la reina Ahhotep, fue «hija del rey», «hermana del rey», «gran esposa real» y «madre del rey». En la estela del año 18 de Karnak, Ahmose honra a Ahhotep con unos títulos que implican que gobernó de facto. Si bien desconocemos la edad que tenía Ahmose cuando se sentó en el trono, es posible que durante una parte de su reinado fuera sólo un niño. Resulta muy significativo que la reina madre fuera honrada posteriormente por su hijo por haber pacificado el Alto Egipto y haber expulsado a los rebeldes. Por lo que parece, Ahhotep llevó a cabo el combate sin oposición interna en la región; si bien esto implica que durante este período la famiha que ocupaba el trono fue puesta a prueba. Claude Vandersleyen ha sugerido que las batallas de Ahmose contra Aata y Tetian fueron contra enemigos del Alto Egipto, el segundo de los cuales quizá fuera el representante de un linaje familiar contra el que también tuvieron que luchar los soberanos tebanos de la XVII Dinastía Nubkheperra Intef VI y Kamose (lo cual casaría bien con la imagen encontradaen Edfu de Ahhotep honrando a Sobekemsaf, la viuda de Nubkheperra Intef VI). En cualquier caso, parece que Ahhotep se ganó el respeto de las tropas y gerifaltes locales, pudiendo así conservar el joven linaje dinástico; de hecho, continuó actuando como reina madre hasta bien entrado el reinado de Amenhotep I.
Quizá no mucho después del año 18 del reinado de Ahmose, Ahhotep le cedió su privilegiada posición a la princesa Ahmose-Nefertari, que tal vez fuera su hija. La Estela de la Donación de Ahmose en Karnak (ya mencionada) es el primer monumento conocido en el que encontramos mencionada a Ahmose-Nefertari; en la estela se la describe como «hija del rey», «hermana del rey», «gran esposa real», «esposa del dios Amón» y, al igual que Ahhotep, «señora del Alto y el Bajo Egipto». Ahmose y Ahmose-Nefertari aparecen representados junto a su hijo, el príncipe Ahmose-ankh. Pocos años después de que se grabara esta inscripción, en el año 22, Ahmose-Nefertari reivindicó el título de «madre del rey», si bien no sabemos si se refiere a Ahmose-ankh o Amenhotep I. En cualquier caso, la reina sobrevivió a su esposo Ahmose e incluso a su hijo Amenhotep I, manteniendo el cargo de «esposa del dios Amón» durante el reinado de Tutmosis I (1504-1492 a.C.)
Ahmose-Nefertari utilizó el título de «esposa del dios» con más frecuencia que el de «gran esposa real». También actuó con independencia de su marido y su hijo por lo que respecta a la construcción de monumentos y a sus cargos cultuales. Cuando murió, una estela de un coetáneo ajeno a la familia real dejó constancia de que «la esposa del dios […] había volado al cielo». El énfasis que ponía en su cargo de sacerdotisa quizá se debiera a la independencia económica y el poder religioso concedido a la «esposa del dios» por Ahmose. La Estela de la Donación recoge la creación por parte de Ahhotep de una fundación relacionada con el cargo de «segundo sacerdote de Amón», cuyos beneficios fueron concedidos a perpetuidad a la «esposa del dios», para que los transmitiera, sin intromisiones, a quien ella decidiera. La institución de la «divina adoratriz», un cargo diferente al de «esposa del dios», pero asimismo ostentado por Ahmose-Nefertari, también aparece mencionada en la Estela de la Donación. Aparentemente, las propiedades de la institución de la sacerdotisa continuaron creciendo, de tal modo que cien años después de la muerte de Ahmose y tras una reorganización en la transmisión de los cargos, el producto de la «casa de la adoratriz» era un asiento importante en los papiros contables.
Ahmose-Nefertari actuó como «gran esposa real» y sobre todo «esposa del dios Amón» durante todo el reinado de su hijo. No se conoce con seguridad para Amenhotep I esposa alguna de su misma generación, si bien a menudo se supone que la «hija del rey, esposa del dios, gran esposa real, unida a la corona blanca, señora de las Dos Tierras» (Ahmose) Merytamon, cuyo ataúd se encontró en una tumba de Deir el Bahari, fue su hermana y consorte. No obstante, conviene mencionar que la única conexión existente entre ambos es el hecho de que su ataúd data estilísticamente (como los de Ahhotep y Ahmose-Nefertari) del reinado de Amenhotep I. No hay documentos de esta época que mencionen a (Ahmose-)Merytamon, aparte de una posible referencia a ella en un monumento de Nubia. En su estela del año 8, la figura de Amenhotep I aparece seguida de la «madre del rey» Ahmose-Nefertari y de una «segunda esposa del dios, hija del dios, hermana y esposa del rey» (no «gran esposa») cuyo nombre fue restaurado posteriormente como Ahmose-Nefertari, delante del Horus de Miam (Aniba). Es posible que en principio se tratara de Merytamon, elevada al cargo de reina, pero fallecida antes que Ahmose-Nefertari. De la XVIII Dinastía se conocen varios monumentos que muestran la presencia de miembros femeninos de la familia real en las regiones fronterizas, quizá como resultado de una tradición anterior, iay representaciones de este tipo en el Sinaí, en los afloramientos roe sos de Asuán y en Nubia, desde la primera hasta la cuarta catarata, tanco del Reino Medio como del Nuevo. Quizá su intención fuera la de relacionar a las reinas y princesas con Hathor, diosa de las tierras extranjeras, cuyo papel como hija del dios sol era proteger a su padre.
Otro miembro femenino de la familia real de comienzos de la XVIII Dinastía es la hija de Amenhotep I, «hermana del rey» y «esposa del dios», Satamon, conocida gracias a su ataúd en el
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real y a dos estatuas en la zona central y meridional de Karnak. Atestiguada a partir del reinado de Ahmose, nunca se convirtió en reina, si bien parece haber sido honrada por Amenhotep I, junto a Ahmose-Nefertari, por su papel sacerdotal como esposa de Amón. Todavía en el Período Ramésida, tanto Satamon como Merytamon fueron veneradas como miembros de la farnilia de Ahmose-Nefertari e incluidas en escenas que representan a la familia real deificada. La cronología precisa del comienzo de la XVIII Dinastía y la genealogía específica de la familia real parece haber sido tan oscura para los tebanos de finales de la XVIII Dinastía como lo es actualmente para nosotros, de modo que no podemos confiar en estas referencias votivas para conseguir un parentesco seguro.
Es interesante mencionar que, a pesar de la aparente capacidad del rey para casarse con tantas mujeres como deseara, todavía no se ha identificado con certeza a ningún vástago de Amenhotep I, no obstante su reinado de veinte años. Un «hijo del rey» llamado Ramose, y conocido por una estatua actualmente en Liverpool, puede haber pertenecido a la familia ahmósida, pero no se menciona su parentesco concreto. Pese a todo, quizá gracias a la estabilidad proporcionada por el reinado de Amenhotep, la sucesión pasó sin problemas a Tutmosis I, del que no se sabe si perteneció a la familia ahmósida.
La primera sucesión en el trono de la XVIII Dinastía que no tuvo lugar de padre a hijo no resultó en un reinado largo. En 1987, Luc Gabolde publicó un estudio sobre la cronología de los reinados de Tutmosis I y Tutmosis II en el cual calcula que el primero había reinado once años y el segundo tres. La corta duración del reinado de Tutmosis I es inversamente proporcional a su impacto en la realeza de la XVIII Dinastía Puede que el interés de Tutmosis I por explotar Nubia militar y económícamente se debiera a los esfuerzos anteriores de Amenhotep I; pero su expedición a Siria abrió nuevos horizontes que terminarían llevando al relevante papel desempeñado por Egipto en el comercio y la diplomacia de Oriente Próximo del Bronce Final. En general, hoy día el efecto de los esfuerzos de Tutmosis en cuestiones culturales es más visible en Tebas y Nubia; pero la importancia de Menfis y las regiones más al norte también es evidente.
Se desconoce quién fue el padre de Tutmosis I, pero su madre se llamaba Seniseneb, un nombre bastante habitual durante el Segundo Período Intermedio y el comienzo de la XVIII Dinastía. Las familias, tanto de Ineni como de Hapuseneheb («gran sacerdote de Amón» durante el reinado de Hatshepsut»), cuentan con miembros femeninos con este nombre. En la copia de Wadi Halfa de la estela de coronación del primer año del reinado de Tutmosis I, Seniseneb aparece detrás del rey y delante de Ahmose-Nefertari. Los padres de Seniseneb también son desconocidos, pero durante el reinado de su hijo no tuvo otro título que el de «madre del rey». La esposa principal de Tutmosis fue Ahmose, que poseía los títulos de «hermana del rey, gran esposa real». ClaudeVanderselyen considera que se trata de la propia hermana de Tutmosis, sobre todo porque carece del título «hija del rey». De este modo, el rey habría intentado recrear la situación de los dos reinos anteriores, con un hermano y una hermana ejerciendo de soberanos. No obstante, su nombre puede sugerir que Ahmose era miembro de la familia de Amenhotep I, quizá por parte del príncipe Ahmose-ankh y, si es así, se trataba de una importante conexión con la familia ahmósida que facilitó el ascenso de Tutmosis al trono. En la actualidad no podemos explicar mejor ni los orígenes de Ahmose ni el ascenso al trono de Tutmosis.
Fue con Ahmose con quien Tutmosis I tuvo a la futura reina Hatshepsut y probablemente también a una princesa llamada Nefrubity, a juzgar por su aparición junto a ellos en escenas del templo de Hatshepsut en Deir el Bahari. La «esposa del dios Amón» Ahmose-Nefertari murió durante el reinado de Tutmosis I y fue reemplazada por Hatshepsut. Con una esposa de sangre no real, Mutnefret, el rey tuvo al futuro soberano Tutmosis II (1492-1479 a.C.); el parentesco femenino de sus otros dos hijos, Amenmose y Wadjmose, es incierto; pero el segundo de ellos fue honrado junto a Tutmosis I en una estatua de Mutnefret dedicada por Tutmosis II en la capilla en el lado sur del Rameseo. De hecho, se ha sugerido que esta capilla era el templo funerario de la familia; más concretamente, se habría tratado de un templo familiar para los herederos que Tutmosis I tuvo con Mutnefret.