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Authors: Jack Campbell

Tags: #Ciencia-Ficción

Impávido (21 page)

BOOK: Impávido
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—Capitán Tulev, elimine con sus naves esa base síndica cercana al octavo planeta mediante descargas cinéticas. No quiero darles tiempo para que esquiven ni un solo tiro.

La voz de Tulev tardó unos segundos en contestar.

—Descargando bombardeo sobre localizaciones armamentísticas ahora. ¿Qué hay del resto de la base?

Ahora no había tiempo para preocupaciones o reproches. Solo cabía actuar y reaccionar antes de que el enemigo le arrebatara las opciones de las manos.

—Elimínelo todo. No podemos dejar una amenaza como esa en la retaguardia.

La siguiente base más cercana parecía estar al lado del quinto planeta, a unas tres horas luz de distancia.

—Capitán Duellos, lance desde sus naves cargas cinéticas contra la base militar síndica que orbita el quinto planeta. No lo quiero de por medio cuando lleguemos allí.

—Duellos, sí, señor. Dos minutos para lanzar bombardeo.

Geary se tragó un vituperio al ver que la formación empezaba a romperse; luego se dio cuenta de que lo que estaba viendo era el destacamento especial Furiosa fingiendo un ataque indisciplinado, como estaba planeado. Ojalá engañara tan bien a los síndicos como a él mismo.
Antepasados, por favor, velen por la comandante Crésida para que se repliegue cuando la situación lo requiera.

—Flotilla de buques de guerra síndica avistada entre las órbitas del quinto y el sexto mundo, a una distancia de cinco punto ocho horas luz de la actual posición de la flota. Diez acorazados, seis cruceros de batalla, doce cruceros pesados, diez, corrección, once naves de caza asesinas. Mostrada posición actual retardada, localización estimada actual basada en los datos de trayectoria retardados, cinco punto seis horas luz de nuestra posición actual.

—Nada que no podemos manejar —advirtió Desjani con una sonrisa incómoda—. Ni siquiera hay bastantes escoltas ligeras para esas unidades de categoría.

—Suficientes para que no podamos hacernos con ellas fácilmente —le recordó Geary—. Creo que las naves grandes están en proceso de formación, tal vez con nuevas tripulaciones o tras un largo período en los astilleros, así que en realidad esa no es una formación lista para combatir, aunque probablemente los síndicos también le asignen tareas de protección del sistema.

Luego su mirada se centró en la puerta hipernética.

—Allí no hay nada. No hay naves custodiándola. —Entonces surgieron unos símbolos con un destello—. ¿Qué es eso?

Desjani frunció el entrecejo mientras estudiaba los datos.

—Unidades defensivas sigilosas en torno a la puerta hipernética. Maniobrabilidad limitada, pantallas defensivas considerables y potencia de fuego ofensiva regular.

—¿Pueden maniobrar algo?

Ella asintió para confirmar su respuesta.

—Eso significa que podemos enviar algunas rocas por delante para sacarlos de allí. Las verán llegar y las esquivarán.

Comprobó la distancia. Casi cinco horas luz hasta la puerta hipernética. Incluso si aceleraran hasta sobrepasar la velocidad de combate y volvieran a reducir cuando se aproximaran a la puerta, la flota estaba por lo menos a treinta y cinco horas de viaje de la puerta.
Una carrerita. Pero el destacamento especial Furiosa está «atacando» a una fuerza síndica que se encuentra aún más lejos y que no la verá llegar hasta dentro de casi seis horas. Se van a llevar un susto. Esperemos que el destacamento especial Furiosa centre la atención de los síndicos.

Pero no quiero ir directamente hacia la puerta si puedo evitarlo.
Probó varias opciones en el visualizador de maniobra describiendo trayectorias hacia otros objetivos síndicos, y doblándolas en dirección a la puerta a mitad de trayecto. Al trazar una curva en el sistema hacia las instalaciones mineras agrupadas alrededor del gigante gaseoso localizado a una hora luz de la estrella Sancere, y virando más tarde hacia la puerta, el desplazamiento duraría apenas cincuenta y tres horas a la velocidad de combate, una décima de la velocidad de la luz. Pero el objetivo aparente de la flota de la Alianza no se desviaría del gigante gaseoso a la puerta hasta que estuvieran a menos de dos horas luz de distancia, o tal vez algo más de dieciocho horas de viaje. No era ideal, pero dejaría poco tiempo para la reacción de los síndicos, si no habían desplegado ya refuerzos en la puerta.

—Mire —le dijo Geary a Desjani—. Vamos a seguir este rumbo, como si intentáramos eliminar las instalaciones mineras del gigante gaseoso y luego continuáramos en el sistema, arrasando otras cosas, pero en lugar de eso cambiaremos la trayectoria para enfilar hacia la puerta.

Ella asintió estudiando el plan de Geary.

—Podemos lanzar un bombardeo cuando alcancemos el punto más cercano al gigante gaseoso y eliminar de todos modos una buena parte de esas instalaciones.

—¿Las vamos a necesitar para algo? —preguntó Geary—. Puedo averiguarlo antes de que lleguemos al punto de fuego. Tengo mucho tiempo para preguntárselo a la capitana Tyrosian, de la
Hechicera
.

Los ingenieros al mando de las naves auxiliares de la flota, la
Titánica
, la
Hechicera
, la
Trasgo
y la
Genio
, sabrían qué materias primas hacían falta para manufacturar los instrumentos que necesitaría la flota para seguir adelante. Volvió a consultar el visualizador para tratar de decidir si debería modificar ya la formación; entonces decidió que no. Todavía era demasiado pronto para saber cómo iba a reaccionar la flotilla de buques de guerra síndica, y esa formación le vendría bien para efectuar un ataque contra los astilleros y demás objetivos del sistema.

Geary se tomó un instante para recrearse la vista con los cascos de los acorazados y de los cruceros de batalla en construcción. Una amenaza muy peligrosa cuando estuvieran terminados y tripulados, junto con otros buques de guerra síndicos; ahora solo eran objetivos fáciles que la Alianza podría destruir sin problemas. Aunque siempre cabía la posibilidad de que los síndicos intentaran poner en marcha algunos que estuvieran casi terminados para poder huir. Además de los cascos montados, ahora se habían detectado componentes de otros acorazados y cruceros de batalla. Todos ellos podían ser destruidos fácilmente, así como las instalaciones de los astilleros que los estaban construyendo.

—Es tan raro —observó la copresidenta Rione. Atrapada en aquella situación incierta, su voz había perdido dureza—. Aquí estamos , en guerra, eligiendo nuestros objetivos. Y, sin embargo, prácticamente ninguna instalación, nave o individuo de los Mundos Síndicos sabe siquiera que hemos llegado.

—Lo sabrán —respondió la capitana Desjani con una oscura sonrisa—. Cuando la luz de nuestra llegada les alcance, muchos de los síndicos se van a poner a rezarle a sus antepasados.

Geary tenía que admitir que era interesante imaginar la reacción de los líderes y los ciudadanos de los Mundos Síndicos que habitaban el sistema ante la llegada de la flota de la Alianza. En su visualizador del sistema, la flota irradiaba una burbuja que indicaba el movimiento de luz en la escala del sistema solar Sancere. Vio cómo la burbuja se expandía y cómo su frente cubría ahora el gigante gaseoso más exterior, y que avanzaba hacia los planetas más interiores. A medida que les llegara la luz de la entrada de la flota, los síndicos que se encontraban en las naves mineras y en las instalaciones orbitales irían reaccionando a las repentinas alertas de sus equipos de alarma. Mirarían sin dar crédito a la información que estuvieran recibiendo. Harían una segunda comprobación y ampliarían las imágenes de luz. Con suerte, muchos no darían crédito y enviarían mensajes que tardarían horas en llegar a su destino. Otros se lo creerían y también enviarían mensajes, en este caso para pedir instrucciones.

Todos los mensajes llegarían a las oficinas de los principales líderes síndicos de este sistema estelar casi al mismo tiempo que las imágenes de luz que anuncian la llegada de la flota, contribuyendo así a crear más confusión. Y mientras todo el mundo estuviera lanzando mensajes desesperados a todo el mundo, la red de comunicaciones síndica empezaría a colapsarse bajo la presión de todo ese tráfico de recados, ralentizando la capacidad de comprensión y de reacción por parte de los síndicos.

Tal vez fuera suficiente para compensar la ventaja que tenían los síndicos a la hora de defender su propio sistema.

—A todas las unidades —ordenó Geary—, mantengan los ojos bien abiertos ante posibles proyectiles cinéticos y campos de minas en movimiento.

Hizo una pausa por un instante para evaluar de nuevo la situación; después decidió finalmente variar el rumbo para fingir un ataque de aproximación contra el gigante gaseoso más cercano al sol de Sancere.

—A todas las unidades del cuerpo principal, les habla el capitán Geary. Modifiquen rumbo tres tres nueve, cuatro grados a estribor en sentido descendente a las cinco punto uno.

Las representaciones de las naves de la flota desplegadas en el visualizador de Geary emitieron brillantes ondas verdes que se dispersaban desde el
Intrépido
a medida que estas recibían y acusaban la orden. Eran tan distintos a la pandilla que había tenido que comandar en Corvus que Geary se sorprendió a sí mismo sonriendo.

Un mensaje entró con un pitido atrayendo su atención.

—Aquí la
Furiosa.
Procediendo con el ataque. El siguiente objetivo será un ataque de aproximación al quinto planeta.

Geary asintió distraído; entonces notó que Rione lo observaba con una mirada de sospecha.

—En realidad, no —le explicó Geary—. Van a fintar hacia el quinto planeta y luego se alejarán.
—Espero.

La capitana Desjani habló; su voz transmitía inseguridad.

—Las unidades ligeras que tenemos protegiendo el flanco de babor de la formación no pasarán muy lejos de las naves mineras que hay en el gigante gaseoso más exterior.

—Sí.
—De acuerdo, esta vez tienes razón. Esas naves constituyen objetivos legítimos e importantes activos industriales para este sistema—.
Cuarta división de cruceros, sexto y séptimo escuadrón de destructores, al pasar junto al planeta más exterior, entren en combate con tráfico de marina mercante a su alcance. Maniobren como estimen preciso para combatir los objetivos. Informen a las tripulaciones de que deben evacuar esas naves ahora.

Eso tenía en consideración tanto las necesidades militares como las obligaciones humanitarias.

El visualizador del sistema, que seguía buscando y evaluando nueva información, destacó los medios defensivos síndicos de varias lunas y lo que eran simples cuarteles generales y centros de coordinación en planetas y en localizaciones orbitales. Geary echó un vistazo a los numerosos objetivos, tanto a los que contaban con órbitas fijas como aquellos que se encontraban sobre centros con órbitas fijas. El concepto «rico en objetivos» se quedaba corto. También señaló los acorazados y los cruceros de batalla síndicos que estaban en construcción en los astilleros y luego solicitó al sistema de combate que propusiera un plan de ataque para todo aquello que fueran instalaciones militares o que estuviera relacionado con ellas. Pasados unos instantes, apareció; a lo ancho de toda la flota había naves marcadas para lanzar proyectiles cinéticos a los objetivos más favorables para sus cargas y su geometría. Geary repasó rápidamente la lista y no vio nada raro; entonces pulsó «aprobar», seguido de «ejecutar».

Las naves de la flota de la Alianza empezaron a lanzar muchos más proyectiles, una lluvia de metal sólido cayendo en el corazón de las defensas síndicas, una lluvia que ningún escudo podía repeler. Las autoridades síndicas al mando, que en pocas horas sufrirían el impacto de conocer la noticia de la llegada de la flota de la Alianza, no tardarían mucho más tiempo en ver acercarse aquel bombardeo. En cierto modo era una lástima que las armas tardaran mucho más tiempo en alcanzar sus objetivos que las luces que advertían su llegada, pero ya que los objetivos no podrían evitar ni bloquear los proyectiles, la imagen de una oleada de devastación acercándose tendría bastante tiempo para sembrar el pánico.

Los sistemas de combate resultaron muy útiles al dar el aviso de que habría que advertir a la
Hechicera,
la
Trasgo,
la
Genio
y la
Titánica
de que priorizaran la fabricación de proyectiles de bombardeo cinético de repuesto. Geary tecleó en el panel de control para que se le transmitiera la orden a la capitana Tyrosian, de la
Hechicera.
Todo parecía funcionar de manera fluida y sencilla allí fuera, en los límites del sistema. Sabía que a medida que la flota avanzara hacia el interior, adentrándose entre los síndicos, donde los tiempos de reacción se medían en segundos y en minutos en lugar de horas, las cosas empezarían a causar una impresión mucho menos sosegada. Y a medida que esos proyectiles cinéticos fueran impactando en sus objetivos, una oleada de destrucción se iría extendiendo a lo largo y ancho de los mundos y de los artefactos humanos que orbitaban alrededor de la estrella Sancere. Al recordar la gran cantidad de naves de la Alianza que los síndicos habían destruido en la emboscada tendida en su sistema interior antes de que él asumiera el mando, Geary sintió una lúgubre satisfacción pensando en cómo reaccionarían los líderes síndicos cuando por fin recibieran la noticia del ataque de Sancere.
Pensabais que estábamos asustados, que íbamos a correr tan desesperadamente por salvar nuestras vidas que no podríamos contraatacar. Ahora os dais cuenta de lo equivocados que estabais.

Había que hacer algo más. Geary se puso firme en su silla para adoptar su pose más profesional y se dispuso a emitir un comunicado dirigido a todo el sistema estelar.

—Gentes del sistema estelar Sancere, al habla el capitán Geary, oficial al mando de la flota de la Alianza. Estamos atacando todos los objetivos militares de este sistema. Se recomienda al resto del personal, naves, ciudadanos, colonias, instalaciones extraplanetarias y planetas que se rindan de inmediato. Aquellos que se rindan serán tratados de forma humanitaria conforme al derecho de la guerra. Los que no lo hagan se exponen al riesgo de convertirse en objetivo en la eliminación de instalaciones militares y de recursos. Cualquier ataque o tentativa de ataque contra las naves de la flota de la Alianza será neutralizado con toda la potencia que tenemos a nuestra disposición.

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