La cultura popular en la Edad Media y el Renacimiento (76 page)

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3)

Véanse los interesantísimos análisis de los sosias cómicos y las reflexiones que éstos suscitan en la obra de E. Meletinski,
El origen de la
epopeya heroica, Moscú, 1963 (en ruso).

4)

Una situación análoga se observaba en la Roma antigua, donde los atrevimientos de las saturnales se transmitían a la literatura cómica.

5)

Los diálogos de Salomón y Marcoul, degradantes y pedestres, son muy similares a los diálogos sostenidos entre Don Quijote y Sancho Panza.

6)

Ver a este respecto H. Reich:
Der Mimus. Ein literarentwicklungsgeschichtlicher Versuch,
Berlín, 1903. El autor los analiza en forma superficial, desde un punto de vista naturalista.

7)

En la obra vastísima de E. Male,
El arte religioso del siglo
XII
,
XIII
y de fines de la Edad Media en Francia,
se puede encontrar una amplia y preciosa documentación sobre los motivos grotescos en el arte medieval, tomo I, 1902; tomo II, 1908; tomo III, 1922.

8)

No la Antigüedad en general: en la antigua comedia dórica, en el drama satírico, en la comedia siciliana, en Aristófanes, en los mimos y atelanas (piezas bufonescas romanas) encontramos una concepción análoga, así como también en Hipócrates Galeno, Plinio, en la literatura de los «dichos de sobremesa», en Atenea, Plutarco Macrobio y muchas otras obras de la Antigüedad no clásica.

9)

El libro de A. Dieterich:
Pullcinella. Ponpeyaniscbe Wandbilder und römische Satyrspiele,
Leipzig, 1897
(Pulcinella, pintura mural pompeyana y dramas satíricos romanos),
contiene una documentación muy importante y observaciones preciosas sobre el grotesco de la Antigüedad, y también parcialmente de la Edad Media y el Renacimiento. Sin embargo, el autor no emplea el término «grotesco». Este libro conserva aún su actualidad.

10)

Citemos también la notable definición del grotesco que da L. Pinski: «En el grotesco, la vida pasa por todos los estadios; desde los inferiores inertes y primitivos a los superiores más móviles y espiritualizados, en una guirnalda de formas diversas pero unitarias. Al aproximar lo que está alejado, al unir las cosas que se excluyen entre sí y al violar las nociones habituales, el grotesco artístico se parece la paradoja lógica. A primera vista, el grotesco parece sólo ingenioso y divertido, pero en realidad posee otras grandes posibilidades» (L. Pinski:
El realismo en la época renacentista,
Ediciones literarias del Estado, Moscú, 1961, págs. 119-120, en ruso.

11)

El libro de Flögel fue reeditado en 1862, un poco retocado y ampliado en Fr. W. Ebeling:
La historia de lo cómico-grotesco de Flögel,
Leipzig, 1862. Este texto fue reeditado cinco veces. Las citas que aparecen en nuestro estudio son extraídas de la primera edición de Flögel a cargo de Max Brauer.

12)

Nachlwachen,
1804. (Ver edición R. Steinert:
Nachtwachen des Bonawentun
Leipzig, 1917.)

13)

Nos referimos aquí a las máscaras y a su significación en la cultura popular de la Antigüedad y la Edad Media, sin examinar su sentido en los cultos antiguos.

14)

Rabelais:
Obras Completas,
Pléiade, pág. 296; Livre de Poche, t. 1, pág. 393.

15)

Para ser precisos, el grotesco popular refleja el instante en que la luz
sucede
a la oscuridad, la mañana a la noche y la primavera al invierno.

16)

Se encuentran, en las obras literarias de Jean-Paul, numerosas imágenes representativas del grotesco romántico, sobre todo en sus «sueños» y «visiones». (Va la selección editada por R. Benz:
Jeart Paul Träume und Visionen,
1954). Este libro contiene muestras notables del grotesco nocturno y sepulcral.

17)

Víctor Hugo,
Cromwell,
París, A. Lemerre, 1876, pág. 18.

18)

Esta obra ha sido reeditada postumamente en 1960-1961, en la colección «Rowohlts deutsche Enzyklopädie». Nuestras citas se basan en esta edición.

19)

Estos son los versos:

Geburt und Grab,

Ein ewiges Meer,

Ein wechselnd Weben,

Ein glühend Leben

(El nacimiento y la tumba,

Un mar eterno,

Un movimiento sucesivo,

Una vida ardiente)

Aquí la vida y la muerte no son opuestas; el nacimiento y la tumba están superpuestos, ligados al seno procreador y absorbente de la tierra y el cuerpo, forman simétricamente parte de la vida, como fases necesarias del conjunto vital en perpetuo cambio y renovación. Esto es muy típico de la concepción de Goethe. Hay dos concepciones completamente diferentes del mundo: en una la vida y la muerte se oponen, en la otra, el nacimiento y la tumba se confunden entre sí. A esta última concepción pertenece la cultura popular y es en gran parte también la concepción del poeta.

20)

Entre las obras soviéticas se destaca la de O. Freidenberg,
La poética él tema y del estilo
(Goslitizdat, 1936), obra que reúne una inmensa documentación folklórica relativa al tema (para la Antigüedad sobre todo). Sin embargo, estos documentos son tratados principalmente desde el punto de vista de las teorías del pensamiento pre-lógico. Además el problema de la cultura cómica popular no se plantea.

21)

La historia póstuma de Rabelais, es decir la historia de su comprensión, de su interpretación y de su influencia a través de los siglos, ha sido estudiada con efectividad. Además de una larga serie de publicaciones valiosas aparecidas en la
Revista de estudios rabelesianos
(1903-1913) y la
Revista del siglo
XVI
, hay dos obras especializadas, como
Rabelais a través de las edades,
de Jacques Boulanger, París, Le diván, 1923; y
La influencia y la reputación de Rabelais (intérpretes, lectores e imitadores),
de Lazare Sainéan, París, J. Gamber, 1930, que contiene opiniones de contemporáneos sobre Rabelais.

22)

Las cartas de Estienne Pasquier,
Jean Veyrat, Lyon, 1547, pág. 17.

23)

Reeditada por Ed. Frank, Oppeln, 1884, conforme a la edición original de 1594.

24)

Título completo: Béroalde de Verville.
Cómo medrar, explicación de lo que fue y lo que será.
Edición crítica con variaciones y léxico, Charles Royer, París, 1876, dos tomos pequeños.

25)

Obra en nuestro poder una curiosa descripción de las festividades grotescas (de tipo carnavalesco) que se desarrollaron ea Rouen en 1541. Al frente de una procesión que parodiaba un funeral, había un estandarte con el anagrama de Rabelais; después, durante el festín, uno de los invitados vestido de monje leyó desde una cátedra la
Crónica de Gargantúa
en lugar de la Biblia. (Obra citada, J. Bouknger, pág. 17, y L. Sainéan, pág. 20.)

26)

Dedekind:
Grobianus et Grobiana Libri tres
(primera edición 1594, segunda 1652). Traducida al alemán por Scheidt, maestro y pariente de Fischart.

27)

Subrayamos, «en cierta medida» porque mientras realizaba su traducción, Fischart no era un grobianista completo. Un juicio cortante pero justo sobre la literatura grobianista del siglo
XVI
aparece en
La crítica moralizadora y la moral crítica
de K. Marx (ver las
Obras
de Marx y Engels, t. IV, edición rusa, págs. 291-295)

28)

He aquí por ejemplo el título de uno de los libros más notables del siglo
XVI
, de Bonaventure des Périers:
Nuevas recreaciones y alegre divisa.

29)

En el siglo
XVI
el epíteto de
divertido
era conferido a las obras literarias en conjunto, cualquiera fuese su género. La obra del pasado más respetada e influyente del siglo
XVI
fue el
Román de la Rose.
En 1527, Clément Marot publicó una edición ligeramente modernizada (desde el punto de vista lingüístico) de esa obra maestra mundial y escribía en el prefacio a modo de recomendación:
«La novela de la rosa
es un libro agradable...».

30)

Sobre todo en el tomo VI de su
Epidémicos,
que Rabelais cita en sus prólogos.

31)

Aristóteles,
Sobre el alma (De partibus animalium),
t. III, cap. X.

32)

Obras,
Pléiade, décima
A los lectores,
pág. 2, Livre de Poche, t. II, pág. 23.

33)

Luciano de Samosata,
Obras completas,
París, Garnier, 1896,
Diálogos de ios Muertos
(Diógenes y Póllux), diálogo I, pág. 32.

34)

Ibíd.,
Caronte, Menipo y otros muertos...
(diálogo X), pág. 149.

35)

Ibíd.,
Caronte, Menipo y Mercurio
(diálogo XXII), pág. 171. 1.

36)

Reich reunió una amplia documentación sobre la antigua y tradicional libertad de ridiculizar, en especial la libertad en la risa de los mimos. Cita pasajes de las
Tristes,
de Ovidio, donde el autor trata de justificar sus versos frívolos invocando la libertad tradicional del mimo y su indecencia autorizada.

Cita también a Marcial, quien en sus epigramas justifica sus osadías diciendo que en las fiestas triunfales está permitido ridiculizar a los emperadores y a los jefes militares. Reich analiza una interesante apología del mimo hecha por el retórico Kloricio, que contiene numerosos lazos en común con la apología de la risa del Renacimiento. Al defender a los mimos, el autor asume también la defensa de la risa. Considera la acusación lanzada por los cristianos, según la cual la risa provocada por el mimo sería de inspiración diabólica. Declara que el hombre se diferencia del animal por su capacidad de hablar y reír. Los dioses homéricos reían, Afrodita tenía una «suave sonrisa». La risa es un regalo de los dioses. Kloricio cita un caso de
curación de un enfermo
por obra de un mimo,
por la risa que le provocó.
Esta apología recuerda mucho a la defensa de la risa del siglo
XVI
, sobre todo a través de Rabelais. Destacamos además el carácter universalista de la concepción de la risa: la risa distingue al hombre del animal, su origen es divino y se relaciona con el tratamiento médico y la cura de los enfermos. (Ver Reich:
El mimo,
págs. 52-55 y 207.)

37)

La idea de la fuerza creadora de la risa pertenecía también a las primeras épocas de la Antigüedad. En un papiro alquímico conservado en Leyden y que data del siglo ni de nuestra era, se lee un relato donde la creación y el nacimiento del mundo son atribuidos a la risa divina: «Al reír Dios, nacieron los siete dioses que gobiernan el mundo (...) Cuando la risa estalló, apareció la luz (...)... cuando volvió a reír por segunda vez, brotó el agua (...) la séptima vez que rió apareció el alma» (V. S. Reinach: «La risa ritual», en
Cultos, mitos y religiones,
París, 1908, t. IV, Pág. 112).

38)

Ver Reich,
Der Mimus,
pág. 116.

39)

Es importante estudiar la historia de los «tropos»; su tono alegre y feliz ha permitido desarrollar a partir de ellos elementos del drama religioso (Ver León Gautier,
Historia de la poesía litúrgica,
I [«Los Tropos»], París, 1886, y también Y. P. Jacobsen,
Ensayo sobre los orígenes de la comedia en Francia en la Edad Media,
París, 1910).

40)

Sobre la fiesta de los locos, ver F. Bouquelot,
El oficio de la fiesta de los locos,
Sens, 1856; H. Velletard,
Oficio de Pedro de Corbeil,
París, 1907; del mismo autor:
Observaciones sobre la fiesta de los locos,
París, 1911.

41)

Esta apología figura en una circular de la facultad de Teología de París del 12 de marzo de 1444, que condena la fiesta de los locos y refuta los argumentos expuestos por los defensores.

42)

En el siglo
XVI
, esta sociedad publicó dos selecciones de documentos.

43)

Encontramos en la literatura rusa alusiones a la vitalidad del asno en el sentido que mencionamos. Es el «rebuzno del asno» lo que
vuelve a la vida
al príncipe Muichkine en Suiza, después de lo cual consigue adaptarse al país extranjero y a la vida misma (
El idiota,
de Dostoievsky). El asno y el «grito del asno» son temas esenciales del poema de Blok
El jardín de los ruiseñores.

44)

Con respecto a la «risa pascual», véase J. P. Schmid,
De risu paschalis
(Rostock, 1847), y S. Reinach,
Risa pascual (Rire pascal)
en un anexo del artículo mencionado más arriba, titulado
La risa ritual,
págs. 127-129. La risa pascual y la navideña están asociadas a las tradiciones de las saturnales romana.

45)

No se trata aquí de la glotonería y la embriaguez
corrientes;
recibían en este caso una significación simbólica más amplia,
utópica,
de «banquete universal» en honor de la abundancia, del crecimiento y la renovación.

46)

Ver Flögel, obra citada, pág. 254.

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