Authors: Morton Rhue
¿Se pudo controlar a sí mismo todo el tiempo o a veces se vio superado por su papel?
Ésta es una buena pregunta. Es cierto que hacia el final del experimento hubo momentos en que me sentía como un dictador y ya no como un profesor o un esposo; seguramente ya se me había escapado de las manos. Una vez que uno se mete en un papel es normal vivirlo. En consecuencia, me comporté como un dictador y no como una persona normal.
¿La figura de Robert ha existido realmente?
Sí, pero la historia del guardaespaldas sucedió en realidad de otra manera a como se explica en el libro. Un buen día empezó a seguirme a todas partes, y cuando entré en la Sala de Profesores y un compañero mío le dijo que allí no estaba permitida la entrada a los alumnos, entonces Robert contestó: «Yo no soy un alumno, ¡soy su guardaespaldas!». En ese momento me entró bastante miedo, al preguntarme hasta dónde habrían llegado ya los otros alumnos.
¿Pero cuál es el motivo principal de que se decidiese a crear La Ola?
Quería que los alumnos experimentaran lo que sucedió por aquel entonces en Alemania. Pero no se trataba sólo de que leyesen algo sobre eso, sino de que vivieran en su propia piel lo que significa, por ejemplo, levantarse todos a la vez de un salto y gritar algo, o estar sentados de una manera muy disciplinada, o ser dependientes de una persona que todo el rato te dice lo que tienes que hacer.
¿Qué es lo que pasó con los participantes al acabar el experimento? Eso no es algo que se pueda parar, sin más, en un solo día.
Eso es cierto. Me encontré ante un gran dilema. Podría haber acabado el experimento de manera abrupta, lo que habría dejado completamente descolocado a todos, o podría haber proseguido con él. Pero cuando observaba a Robert, sabía que no lo podía hacer. Así que me comporté como un entrenador de baloncesto y desarrollé algo así como una nueva estrategia de juego. Cuando se juega contra un equipo muy superior, se tiene que cambiar de manera drástica el estilo propio de juego. Así que intenté cambiarlo todo en La Ola diciendo simplemente: «Hey, gente, todo esto es realidad». Eso abría toda una nueva dimensión de posibilidades de comportamiento. Para acabar les dije toda la verdad y me pasé mucho tiempo hablando con ellos; resultó muy duro. Así que es cierto, resultó muy, muy complicado ponerle fin a esto.
¿Está usted seguro de que los alumnos aprendieron lo que se proponía?
Sí, ya lo creo. Pero a veces me cruzo con alguno de ellos y me lanza un saludo de la ola acompañado de una sonrisa; en ocasiones no sé muy bien cómo interpretar esa sonrisa. ¿Significa: «hey, deberíamos repetirlo algún día» o «Sí, señor Jones, he aprendido mucho, gracias»? Un programa de la televisión alemana entrevistó una vez a antiguos miembros de la Ola. Sus puntos de vista eran muy diferentes: desde «Me dejé arrastrar totalmente» hasta «Sólo fue un juego y yo me limité a participar» y «Eso no lo olvidaré nunca»; es decir, que hubo una gran diversidad de impresiones.
¿Qué sucedió con Robert?
Le pasó como a todas las personas «invisibles» que, un buen día, se hacen muy «visibles» y poderosas, y que luego se ven desposeídas de repente de su poder. Tuve que pasar mucho tiempo hablando con él sobre su valor como ser humano. Insistí repetidamente en el hecho de que hay muchas maneras de potenciar la autoestima y ser una buena persona; y el instituto no es la única posibilidad. El caso es que acabó por verse que Robert tenía una gran habilidad para el trabajo manual, y pronto empezó a ocuparse del mantenimiento de las máquinas de escribir de la clase. Hoy en día es mecánico de aviones, y creo que está bastante contento con ello. [...]
Einstein dijo una vez: «El mundo no se ve amenazado por la gente que es mala, sino por aquellas que permiten el mal». Pienso que, en el mismo momento en que empecé con La Ola, alguien tendría que haberse levantado y decir: «Sr. Jones, yo no pienso seguirle, permita que le diga que está mal lo que está haciendo». Entonces podríamos haber empezado a discutir sobre eso. Pero durante todo el experimento no hubo nadie que se opusiera, ni un alumno, ni un profesor, ni siquiera un padre o una madre, ni ningún representante religioso; y esto es lo que me da miedo.
MORTON RHUE (o Todd Strasser, como es mucho más conocido en el mundo) escribe sus libros basándose en su propia experiencia y teniendo siempre en mente a sus lectores. Procura observar a los jóvenes siempre que tiene ocasión, y cuando no puede, escucha a escondidas sus conversaciones allá donde se encuentren. Una de las cosas que le gusta hacer es visitar escuelas e institutos donde habla de lo que significa ser escritor. «Entonces, después de hablar», dice, «escucho a la audiencia. Puedo aprender tanto de ellos como ellos de mí».
Todd nació en 1950 en la ciudad de Nueva York. No fue muy brillante en la escuela y cuando acabó la secundaria empezó a estudiar en la universidad, pero lo dejó enseguida y decidió no volver hasta que supiese qué quería hacer de verdad. Los años de su primera juventud coincidieron con la revolución social de los años sesenta. Viajó haciendo autoestop por Europa y América, vivió un tiempo en una comuna en Virginia y un tiempo en Europa haciendo de músico de calle. Durante este tiempo escribió canciones y poemas, un diario personal y muchas cartas a sus amigos de los Estados Unidos. Cuando volvió a casa estudió literatura y escritura creativa en la Universidad.
Trabajó como periodista en diferentes diarios locales de Nueva York. En 1978 vendió su primera novela y con lo que ganó montó una empresa de galletas de la suerte. En los doce años siguientes Todd vendió muchas más galletas que libros.
Todd es autor de más de 120 libros para adolescentes y jóvenes, y ha recibido muchos premios por sus novelas. Muchos de sus libros han sido adaptados para la televisión y dos de ellos han sido llevados al cine: Drive Me Crazy, 1999 (traducida como La chica de al lado) y Die Welle, 2008 (La Ola). Le gustan los temas controvertidos como el nazismo, los sin techo, el bullying y la violencia en las aulas, y la sexualidad. Sus libros han sido traducidos a muchas lenguas y también ha escrito para la televisión y en diferentes periódicos y revistas. Actualmente divide su tiempo entre escribir libros y hablar en escuelas y en conferencias.
Muchas de sus primeros libros eran para jóvenes, y aún le gusta escribir para adolescentes. Pero más recientemente se ha embarcado en una nueva dirección más humorística para lectores de ciclos medio y superior de primaria.«Mi objetivo con estos libros es hacer ver a los niños que leer puede ser divertido e incluso hacerles reír bien alto». Todd cree que «la mayoría de los niños quieren libros con personajes que les hagan reír, no que les sermoneen. Intento hacer mis libros divertidos, pero no frívolos». Cree que la gente joven se encuentra con los mismos dilemas, independientemente de la generación que les haya tocado vivir. «El tipo de música o la manera de vestir puede cambiar, pero enfrentarse al tema de la popularidad, los amigos del otro sexo, cuestiones de moralidad y decencia… estas cosas no cambian realmente».
Su obra más conocida es La Ola, recreación novelada de un experimento social que tuvo lugar en California en 1969 y que se convirtió en telefilm en 1981. Este libro ha sido traducido a más de doce lenguas y se lee en las escuelas de todo el mundo. En el año 2009 fue llevado a la gran pantalla por el director alemán Dennis Gansel.