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Authors: James A. Daron | Robinson Acemoglu

Por qué fracasan los países (40 page)

BOOK: Por qué fracasan los países
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En el período romano, los esclavos procedían de los pueblos eslavos de la zona del mar Muerto, de Oriente Próximo y del norte de Europa. Sin embargo, en el año 1400, los europeos habían dejado de esclavizarse entre sí. Pero, como vimos en el capítulo 6, África no realizó la transición de la esclavitud a la servidumbre como la Europa medieval. Antes del inicio del período moderno, hubo un activo tráfico de esclavos en el este de África y un gran número de esclavos eran transportados a través del Sáhara hasta la península Arábiga. Además, grandes Estados medievales del África occidental, como Mali, Ghana y Songhai, utilizaron intensivamente esclavos en el gobierno, el ejército y la agricultura, adoptando modelos organizativos de los Estados norteafricanos musulmanes con los que comerciaban.

Fue el desarrollo de las colonias de plantaciones de azúcar del Caribe a partir del siglo
XVII
lo que condujo a una intensificación espectacular del tráfico internacional de esclavos y a un aumento sin precedentes de la importancia de la esclavitud en la propia África. En el siglo
XVI
, se traficó probablemente con alrededor de 300.000 esclavos en el Atlántico. La mayoría procedían del África central, con una fuerte implicación del Congo y de los portugueses ubicados más al sur, en Luanda, capital actual de Angola. Por aquel entonces, el tráfico de esclavos a través del Sáhara todavía era importante, probablemente unos 550.000 africanos eran trasladados al norte como esclavos. En el siglo
XVII
, la situación cambió. Alrededor de 1.350.000 africanos fueron vendidos como esclavos en el comercio atlántico, la mayoría de los cuales eran enviados a América. Las cifras del comercio a través del Sáhara prácticamente no cambiaron. En el siglo
XVIII
, se produjo otro aumento espectacular, alrededor de 6.000.000 de esclavos fueron enviados a través del Atlántico y unos 700.000 a través del Sáhara. Si sumamos las cifras de todos los períodos y todos los lugares de África, más de 10.000.000 de africanos fueron enviados fuera del continente como esclavos.

El mapa 15 da una idea de la escala del tráfico de esclavos. Utilizando las fronteras modernas de países, muestra estimaciones del alcance creciente de la esclavitud entre 1400 y 1900 como porcentaje de la población en 1400. Los colores más oscuros señalan los lugares en los que la esclavitud era más intensa. Por ejemplo, en Angola, Benín, Ghana y Togo, la exportación de esclavos acumulada total sumaba más que toda la población del país en 1400.

 

 

La aparición repentina de europeos por toda la costa del África central y occidental dispuestos a comprar esclavos tuvo necesariamente un impacto transformador en las sociedades africanas. La mayoría de los esclavos que se enviaron a América eran prisioneros de guerra que posteriormente fueron transportados a la costa. El aumento de la guerra fue impulsado por enormes importaciones de armas y munición que los europeos intercambiaban por esclavos. En la década de 1730, alrededor de 180.000 armas de fuego se importaban cada año sólo en la costa occidental africana, y entre 1750 y principios del siglo
XIX
, solamente los británicos vendieron entre 283.000 y 394.000 armas al año. Entre 1750 y 1807, los británicos vendieron la increíble cifra de 22.000 toneladas de pólvora, es decir, una media de unos 384.000 kg al año, junto con 91.000 kg de plomo anuales. Más al sur, el comercio era igual de activo. En la costa de Loango, al norte del reino del Congo, los europeos vendían unas 50.000 armas de fuego al año.

Estas guerras y conflictos no solamente causaban un enorme sufrimiento y la pérdida de vidas humanas, sino que, además, ponían en marcha un camino concreto de desarrollo institucional en África. Antes de la era moderna inicial, las sociedades africanas estaban menos centralizadas políticamente que las de Eurasia. La mayor parte de los Estados eran pequeños, con jefes tribales y quizá reyes que controlaban la tierra y los recursos. Muchos, como en el caso de Somalia, no tenían ninguna estructura jerárquica de autoridad política en absoluto. El tráfico de esclavos inició dos procesos políticos adversos. Primero, muchos Estados inicialmente se hicieron más absolutistas, organizados alrededor de un único objetivo: vender esclavos a los europeos. Segundo, como consecuencia del primer proceso, pero, paradójicamente, en oposición a éste, la guerra y la esclavitud finalmente destruyeron cualquier orden y autoridad estatal legítima que hubiera existido en el África subsahariana. Los esclavos eran prisioneros de guerra, pero también procedían de secuestros y capturas de asaltos a pequeña escala. La ley también se convirtió en una herramienta de la esclavitud. Independientemente del delito que se cometiera, la pena era la esclavitud. El comerciante inglés Francis Moore observó las consecuencias de esto en la costa de Senegambia del África occidental a partir de 1730:

 

Desde que se utiliza el tráfico de esclavos, todos los castigos se han cambiado por la esclavitud; hay una ventaja en estas condenas, abusan de esa condena para delitos muy fuertes, para conseguir el beneficio que obtienen al vender al delincuente. No solamente el asesinato, el robo y el adulterio son castigados vendiendo al delincuente como esclavo, sino que cualquier caso sin importancia recibe el mismo castigo.

 

Las instituciones, incluso las religiosas, se pervirtieron por el deseo de capturar y vender esclavos. Un ejemplo es el famoso oráculo de Arochukwa, en el este de Nigeria. Se creía que el oráculo hablaba en nombre de un importante dios de la región respetado por los grandes grupos étnicos locales, los ijaws, los ibibios y los igbos. El oráculo servía para zanjar disputas y arbitrar en desacuerdos. Los querellantes que viajaban a Arochukwa para enfrentarse al oráculo tenían que descender desde la ciudad hasta un desfiladero del río Cruz donde se encontraba el oráculo en una gran cueva, cuya parte delantera estaba cubierta con calaveras humanas. Los sacerdotes del oráculo, en complot con los esclavistas y comerciantes de Aro, ofrecerían la decisión del oráculo. A menudo, esto implicaba que la gente fuera «tragada» por el oráculo, lo que significaba, de hecho, que una vez que habían atravesado la cueva, se los conducía por el río Cruz a los barcos de los europeos que los estaban esperando. Este proceso, en el que todas las leyes y costumbres se distorsionaban y se rompían para capturar cada vez más esclavos, tuvo efectos devastadores en la centralización política, aunque, en algunos lugares, condujo a la creación de Estados poderosos cuya principal razón de ser eran las redadas y la esclavitud. El propio reino del Congo probablemente fue el primer Estado africano que experimentó una metamorfosis y llegó a convertirse en Estado esclavista antes de ser destruido por la guerra civil. Otros Estados esclavistas que surgieron sobre todo en el África occidental fueron Oyo en Nigeria, Dahomey en Benín y, posteriormente, Asante en Ghana.

La expansión del Estado de Oyo a mediados del siglo
XVII
, por ejemplo, está directamente relacionada con el aumento de la exportación de esclavos en la costa. El poder del Estado era el resultado de una revolución militar que implicó la importación de caballos del norte y la formación de una caballería potente que podía diezmar los ejércitos enemigos. Cuando Oyo se expandió al sur hacia la costa, aplastó a los Estados que venció y vendió a muchos de sus habitantes como esclavos. En el período entre 1690 y 1740, Oyo estableció su monopolio en el interior de lo que se llegó a conocer como la costa de los esclavos. Se estima que del 80 al 90 por ciento de los esclavos vendidos en la costa fueron el resultado de estas conquistas. Una conexión espectacular similar entre la guerra y la oferta de esclavos tuvo lugar más hacia el oeste en el siglo
XVIII
, en la costa del oro, la Ghana actual. Después de 1700, el Estado de Asante se expandió desde el interior, de una forma muy parecida a la experimentada anteriormente por Oyo. Durante la primera mitad del siglo
XVIII
, esta expansión desencadenó las denominadas guerras akanas, mientras Asante derrotaba a un Estado independiente tras otro. El último, Gyaman, fue conquistado en 1747. La mayoría de los 375.000 esclavos exportados desde la costa de oro entre 1700 y 1750 eran prisioneros que se habían capturado en aquellas guerras.

Probablemente, el impacto más obvio de aquella extracción masiva de seres humanos fuera demográfico. Es difícil saber con seguridad cuál era la población de África antes de la época moderna, pero los expertos han hecho varias estimaciones plausibles del impacto del tráfico de esclavos en la población. El historiador Patrick Manning estima que la población de estas áreas del África occidental y central-occidental que proporcionaban esclavos para la exportación era de entre 22 y 25 millones a principios del siglo
XVIII
. En el supuesto conservador de que durante el siglo
XVIII
y principios del
XIX
estas áreas hubieran experimentado un ritmo de crecimiento de la población de alrededor de la mitad de ese porcentaje al año sin el tráfico de esclavos, Manning estimó que la población de esta región en 1850 debía de haber sido, como mínimo, de 46 a 53 millones. De hecho, fue de alrededor de la mitad.

Esta diferencia enorme no solamente se debió a los 8 millones de personas que se exportaron como esclavos desde esta región entre 1700 y 1850, sino a los millones que probablemente fueron asesinadas por las guerras internas continuas destinadas a capturar esclavos. La esclavitud y el tráfico de esclavos en África trastornaron las estructuras familiares y de matrimonio y puede que también redujeran la fertilidad.

A partir de finales del siglo
XVIII
, un fuerte movimiento para abolir el tráfico de esclavos empezó a cobrar impulso en Gran Bretaña, dirigido por la figura carismática de William Wilberforce. Tras varios intentos fallidos, en 1807, los abolicionistas convencieron al Parlamento para que aprobara un proyecto de ley que declaraba ilegal el tráfico de esclavos. Un año más tarde, Estados Unidos tomó una medida similar. Sin embargo, el gobierno británico fue más allá: procuró implantar activamente esta medida desplegando escuadrones navales en el Atlántico para intentar erradicar el tráfico de esclavos. Aunque pasó algún tiempo hasta que estas medidas fueron realmente efectivas, y hubo que esperar hasta 1834 para que la esclavitud en sí fuera abolida en el Imperio británico, el tráfico de esclavos en el Atlántico, que constituía, con mucho, la mayor parte del tráfico, tenía los días contados.

El fin del tráfico de esclavos después de 1807 realmente redujo la demanda externa de esclavos de África, pero este cambio no significó que el impacto de la esclavitud en las sociedades e instituciones africanas fuera a desaparecer como por arte de magia. Muchos Estados africanos se habían organizado alrededor de la esclavitud y, aunque los británicos hubieran puesto fin al tráfico, esta organización se mantuvo. Además, la esclavitud se había extendido mucho hacia el interior de África. Estos factores, finalmente, marcarían el camino del desarrollo en el continente no solamente antes de 1807, sino también después.

En lugar de la esclavitud, llegó el «comercio legítimo», el nombre que se dio a la exportación desde África de productos nuevos que no guardaban relación con el tráfico de esclavos. Estos productos incluían aceite de palma y almendras, cacahuetes, ébano, goma y goma arábiga. A medida que las rentas europeas y norteamericanas crecían con la expansión de la revolución industrial, la demanda de muchos de aquellos productos tropicales aumentó notablemente. Las sociedades africanas que se habían aprovechado intensamente de las oportunidades económicas presentadas por el tráfico de esclavos hicieron lo mismo con el comercio legítimo. Sin embargo, lo hicieron en un contexto peculiar en el que la esclavitud era una forma de vida pero la demanda externa de esclavos de repente se había agotado. ¿Qué iban a hacer todos aquellos esclavos si ya no podían ser vendidos a los europeos? La respuesta era sencilla. Se podían poner a trabajar rentablemente, bajo coacción, en África, produciendo los nuevos productos del comercio legítimo.

Uno de los ejemplos mejor documentados ocurrió en Asante, la Ghana moderna. Antes de 1807, el imperio asante había participado intensamente en la captura y exportación de esclavos, llevándolos a la costa para ser vendidos a los grandes castillos de esclavos de la Costa del Cabo y Elmina. Después de 1807, cuando aquella opción dejó de existir, la élite política de Asante reorganizó su economía. No obstante, la esclavitud no acabó. Los esclavos eran enviados a grandes plantaciones, inicialmente alrededor de la capital, Kumasi, pero, más tarde, a lo largo de todo el Imperio (correspondiente a la mayor parte del interior de Ghana). Fueron empleados en la producción de oro y nuez de cola para exportar, pero también para cultivar grandes cantidades de comida, y fueron utilizados intensamente como porteadores, ya que en Asante no se utilizaba el transporte con ruedas. Más al este, se llevaron a cabo adaptaciones similares. Por ejemplo, en Dahomey, el rey tenía grandes plantaciones de palmeras de aceite cerca de los puertos costeros de Whydah y Porto Novo, todas trabajadas por esclavos.

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