The Unknown University (29 page)

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Authors: Roberto Bolaño

Tags: #Poetry, #General, #Caribbean & Latin American

BOOK: The Unknown University
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EL VAGABUNDO

Recuerdo una noche en la estación ferroviaria de Mérida.
Mi compañera
dormía dentro del saco y yo velaba con un cuchillo en el bolsillo de la chaqueta,
sin ganas de leer.
Bueno .
.
.
Aparecieron frases, quiero decir, en ningún momento
cerré los ojos ni me puse a pensar, sino que las frases literalmente aparecieron,
como anuncios luminosos en medio de la sala de espera vacía.
En el otro lado dormía
un vagabundo y junto a mí dormía mi compañera y yo era el único despierto en toda la
silenciosa y asquerosa estación.
Mi compañera respiraba tranquila bajo el saco de
dormir rojo y eso me hacía feliz.
El vagabundo a veces roncaba, hacía días que no se
afeitaba y usaba su chaqueta de almohada.
Con la mano izquierda se cubría el pecho.
Las frases aparecieron como noticias en un marcador electrónico.
Letras blancas, no
muy brillantes, en el medio de la sala de espera.
Los zapatos del vagabundo estaban
puestos a la altura de su cabeza.
Uno de los calcetines tenía la punta completamente
agujereada.
A veces mi compañera se removía.
La puerta que daba a la calle era
amarilla y la pintura presentaba, en algunos lugares, un aspecto desolador.
Quiero
decir, muy tenue y al mismo tiempo completamente desolado.
Pensé que el vagabundo
podía ser un tipo violento.
Frases.
Cogí el cuchillo sin llegar a sacarlo del
bolsillo y esperé la próxima frase.
A lo lejos escuché el silbato de un tren y el
sonido del reloj de la estación.
Estoy salvado, pensé.
Íbamos camino a Portugal y
eso sucedió hace tiempo.
Mi compañera respiró.
El vagabundo me ofreció un poco de
coñac de una botella que sacó de entre sus pertenencias.
Hablamos unos minutos y
luego callamos mientras llegaba el amanecer.

 

THE BUM

I remember one night at the Merida train station.
My girlfriend was
asleep in her sleeping bag and I was keeping watch with a knife in the pocket of my
jacket.
I didn’t feel like reading.
Anyway .
.
.
Phrases appeared, I mean, I never
closed my eyes or made an effort to think, the phrases just appeared, literally,
like glowing ads in the middle of the empty waiting room.
Across the room, slept a
bum, and next to me slept my girlfriend, and I was the only one awake in the whole
silent, repulsive train station.
My girlfriend breathed calmly in her red sleeping
bag and that made me happy.
The bum sometimes snored, he hadn’t shaved for days and
he was using his jacket as a pillow.
His left hand shielded his chest.
The phrases
appeared like news on an electronic ticker.
White letters, not very bright, in the
middle of the waiting room.
The bum’s shoes stood next to his head.
The toe of one
of his socks was full of holes.
Sometimes my girlfriend shifted.
The door to the
street was yellow and in some places the paint had a bleak look.
I mean, only
slightly, but at the same time absolutely bleak.
I wondered whether the bum was
dangerous.
Phrases.
I clutched the knife, still in my pocket, and waited for the
next phrase.
In the distance I heard the whistle of a train and the ticking of the
station clock.
I’m saved, I thought.
We were on our way to Portugal, and this
happened some time ago.
My girlfriend breathed.
The bum offered me cognac from a
bottle he had with the rest of his things.
We talked for a few minutes and then we
were quiet as morning arrived.

 

AGUA CLARA DEL CAMINO

Lo que vendrá.
El viento entre los árboles.
Todo es proyección de un
muchacho desamparado.
¿Está lloviendo?
«Sí, querida.» ¿Y él camina solo por una
carretera de provincia?
La boca se mueve.
Vi un grupo de gente que abría la boca sin
poder hablar.
La lluvia a 45 km.
por hora se cuela entre las agujas de los pinos.
Corre solitario por el bosque.
(En esta escena aparece el autor con las manos en las
caderas observando algo que queda fuera de la pantalla.) El viento entre los
árboles, como una cortina demencial, justo en el único sitio donde es factor de
cambio.
Similar a un pijama en una playa desierta: el viento mueve, levanta el
pijama, lo aleja por la arena hasta hacerlo desaparecer como un largo bostezo.
Todo
nos proyecta a un muchacho que no sabe qué hacer salvo mirar despegar los aviones y
andar entre los matorrales.
¿En los últimos días de su vida?
«Supongo que sí» .
.
.
«Como un cohete abierto en canal» .
.
.
«El modo poético de decir que ya no amas más
los callejones iluminados por coches patrullas» .
.
.
«La melódica voz del sargento
hablando con acento gallego» .
.
.
«Chicos de tu edad que se conformarían con tan
poco» .
.
.
«Una especie de danza que se convierte en labios que se abren
silenciosamente» .
.
.
Pozos de agua clara en el camino.
Viste a un tipo tirado
entre los árboles y seguiste corriendo.
Las primeras moras silvestres de la
temporada.
Como los ojitos de la emoción que salía a tu encuentro.

 

CLEAR WATER ALONG THE WAY

What’s yet to come.
The wind in the trees.
Everything is the projection
of a forlorn kid.
Is it raining?
“Yes, dear.”
And he’s walking alone along a country
road?
His mouth moves.
I saw a group of people opening their mouths, unable to
speak.
The rain filters through the pine needles at 30 miles an hour.
He’s running
alone through the woods.
(In this scene the author appears with his hands on his
hips watching something off screen.) The wind through the trees, like an insane
curtain, in the exact spot where it can cause things to change.
Like pajamas on a
deserted beach: the wind blows, lifts the pajamas, pushes them across the sand until
they disappear like a long yawn.
It all projects a kid who doesn’t know what to do
besides watching planes take off and walking through bushes.
On the last days of his
life?
“I guess so” .
.
.
“Like a rocket sliced open” .
.
.
“The poetic way of saying
that you no longer love back streets lit up by patrol cars” .
.
.
“The melodic voice
of the sergeant speaking with a Galician accent” .
.
.
“Boys your age who’d settle
for so little” .
.
.
“A kind of dance that turns into silently opening lips” .
.
.
Wells of clear water along the way.
You saw a man on the ground under the trees and
you kept running.
The first wild blackberries of the season.
Like the screwed-up
eyes of the excitement that rushed to meet you.

 

COMO UN VALS

En el vagón una muchacha solitaria.
Mira por la ventanilla.
Afuera todo
se desdobla: campos arados, bosques, casas blancas, pueblos, suburbios, basureros,
fábricas, perros y niños que levantan la mano y dicen adiós.
Apareció Lola Muriel.
Agosto 1980.
Como las arañas del camping, se desplaza tejiendo una red sobre mi
rostro.
(Sueño rostros que abren la boca y no pueden hablar.
Camino por el pasillo
de un hotel.
Despierto.) Lola Muriel, ojos azules, andaluza, en la piscina lee los
cuentos de Poe.
Deja estelas sueños de pirámides entrevistas desde la selva.
Me
atemoriza, me hace feliz.
(Sueño que veo llover en los barrios más distantes.
Camino
por una galería solitaria.
Despierto transpirando.) ¿Agosto 1980?, ¿una andaluza de
18 años?, ¿el vigilante nocturno, loco de amor?

 

LIKE A WALTZ

In the railroad car a girl on her own.
She looks out the window.
Outside
everything splits in two: tilled fields, woods, white houses, towns, suburbs, dumps,
factories, dogs, and children waving goodbye.
Lola Muriel appears.
August 1980.
Like
the campground spiders, she moves about, weaving a web over my face.
(I dream of
faces that open their mouths and can’t speak.
I walk along the corridor of a hotel.
I wake up.) Lola Muriel, blue eyes, Andalusian, reads Poe stories by the pool.
She
leaves behind trailing dreams of pyramids glimpsed in the jungle.
She terrifies me,
she makes me happy.
(I dream that I’m watching it rain in the most far off
neighborhoods.
I walk along an empty passageway.
I wake up sweating.) August 1980?
a
girl, 18, from Andalusia?
the night watchman, madly in love?

 

NUNCA MÁS SOLO

El silencio ronda en los patios sin dejar papeles escritos, aquello que
después llamaremos
obra
.
El silencio lee cartas sentado en un balcón.
Pájaros como ronquera, como mujer de voz grave.
Ya no pido toda la soledad del amor
ni la paz del amor ni los espejos.
El silencio esplende en los pasillos vacíos, en
las radios que ya nadie escucha.
El silencio es el amor así como tu voz ronca es un
pájaro.
Y no existe obra que justifique la lentitud de movimientos y la ternura.
Escribí «una muchacha desconocida», vi una radio y vi una muchacha sentada en una
silla y un tren.
La muchacha estaba atada y el tren en movimiento.
Repliegue de
alas.
Todo es repliegue de alas y silencio, así en la muchacha gorda que no se
atreve a entrar en la piscina como en el jorobadito.
La mano de ella apagó la radio
.
.
.
«He sido testigo de numerosos matrimonios, el silencio construye una especie
de victoria para dos, vidrios empañados y nombres escritos con el dedo» .
.
.
«Tal
vez fechas y no nombres» .
.
.
«En el invierno» .
.
.
Escena de policías entrando en
un edificio gris, ruido de balas, radios encendidas a todo volumen.
Fundido en
negro.
La ternura y su capa de silencio plateado.
Y ya no pido toda la soledad del
mundo.
Ellos disparan.
Frases como «he perdido hasta el humor», «tantas noches
solo», etc., me devuelven el sentido del repliegue.
No hay nada escrito.
El
extranjero, inmóvil, supone que eso es la muerte.
Tiembla el jorobadito en la
piscina.
He encontrado un puente en el bosque.
Relámpago de ojos azules y pelo rubio
.
.
.
«Hasta dentro de un tiempo, nunca más solo» .
.
.

 

NEVER ALONE AGAIN

Silence hovers in the yards, leaving no pages with writing on them, that
thing we’ll later call
the work
.
Silence reads letters sitting on a
balcony.
Raspy sounding birds like throatiness, like women with deep voices.
I no
longer ask for all the loneliness of love or the tranquility of love or for the
mirrors.
Silence glimmers in the empty hallways, on the radios no one listens to
anymore.
Silence is love just as your throaty voice is a bird.
And no work could
justify the slowness of movements and tenderness.
I wrote “a nameless girl,” I saw
the radio and I saw a girl sitting on a chair and in a train.
The girl was tied up
and the train was in motion.
The folding of wings.
Everything is a folding of wings
and silence, from the fat girl afraid to get in the pool to the hunchback.
Her hand
turned off the radio .
.
.
“I’ve witnessed many marriages — the silence builds a
kind of double victory — foggy windowpanes and names written with a finger” .
.
.
“Maybe dates, not names” .
.
.
“In the winter” .
.
.
Scene of policemen entering a
gray building, sound of bullets, radios turned all the way up.
Fade to black.
Tenderness and her cloak of silvery silence.
And I no longer ask for all the
solitude in the world.
They shoot.
Phrases like “I’ve lost even my sense of humor,”
“so many nights alone,” etc., remind me of the meaning of retreat, a folding inward.
Nothing’s written.
The foreigner, motionless, imagines that this is death.
The
hunchback trembles in the pool.
I’ve found a bridge in the woods.
Lightning flash of
blue eyes and blond hair .
.
.
“For a while, never alone again” .
.
.

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