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Authors: Carl Sagan

Tags: #Divulgación Cientifica, Ensayo

El mundo y sus demonios (35 page)

BOOK: El mundo y sus demonios
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Como describí antes, los bromistas británicos confesaron haber hecho «círculos en los campos de cultivo», figuras geométricas que aparecían en los sembrados. No eran artistas extraterrestres que trabajaban con el trigo como si fuera su medio, sino dos hombres con una tabla, una cuerda y cierta propensión a bromear. Sin embargo, ni siquiera cuando confesaron cómo lo habían hecho cambió la opinión de los creyentes. Argüían que podía ser que algunos círculos fueran un fraude, pero había demasiados, y algunos pictogramas eran demasiado complejos. Sólo los podían haber hecho los extraterrestres. Poco después, en Gran Bretaña, otros confesaron ser los autores. Pero, y los círculos en los campos de cultivo en el extranjero, en Hungría por ejemplo, ¿cómo puede explicarse
eso?
Entonces unos adolescentes húngaros confesaron haber copiado la idea. Pero, ¿y...?

Para comprobar la credulidad de un psiquiatra especialista en abducciones por extraterrestres, una mujer se presenta como abducida. El terapeuta está entusiasmado con las fantasías que va hilando. Pero, cuando ella le anuncia que todo es un fraude, ¿cuál es su respuesta? ¿Volver a examinar sus notas o su enfoque de esos casos? No. En días distintos sugiere: 1) que, aunque no sea consciente, en realidad fue abducida; o 2) que está loca: al fin y al cabo, fue al psiquiatra, ¿no?; o 3) que él era consciente de la broma desde el principio pero se había limitado a ir soltando cuerda hasta que ella se ahogase.

Si a veces es más fácil rechazar una prueba consistente que admitir que nos hemos equivocado, es una información sobre nosotros mismos que vale la pena tener.

U
N CIENTÍFICO PONE UN ANUNCIO
en un periódico de París ofreciendo un horóscopo gratis. Recibe unas ciento cincuenta respuestas en las que se detalla, como pedía, el lugar y fecha de nacimiento. Todos los participantes reciben a continuación un horóscopo idéntico, junto con un cuestionario donde se les pregunta sobre la precisión de las afirmaciones. El noventa y cuatro por ciento de los que contestan (y el noventa por ciento de sus familias y amigos) contestan que, cuando menos, podían reconocerse en el horóscopo. Sin embargo se trataba de un horóscopo redactado para un asesino en serie francés. Si un astrólogo puede llegar tan lejos sin conocer siquiera a sus pacientes, imaginemos adonde podría llegar alguien sensible a los matices humanos y no excesivamente escrupuloso.

¿Por qué es tan fácil que nos engañen adivinos, videntes psíquicos, quirománticos, lectores de hojas de té, del tarot y milenrama, y seres de esta índole? Desde luego, captan nuestra postura, nuestras expresiones faciales, la manera de vestir y las respuestas a preguntas aparentemente inocuas. Algunos de ellos lo hacen con brillantez, y ésas son cosas de las que muchos científicos no parecen ser conscientes. También hay una red informática a la que se suscriben los psíquicos «profesionales», con la que pueden disponer de los detalles de la vida de los pacientes de sus colegas en un instante. Una herramienta clave es la llamada «lectura fría», una declaración de predisposiciones opuestas con un equilibrio tan tenue que cualquiera podría reconocer algo de verdad en ella. Ahí va un ejemplo:

A veces eres extrovertido, afable, sociable, mientras otras veces eres introvertido, cauto y reservado. Has descubierto que es poco inteligente revelarte a los demás con demasiada honestidad. Prefieres un poco de cambio y variedad, y te produce insatisfacción verte rodeado de restricciones y limitaciones. Disciplinado y controlado por fuera, tiendes a ser aprensivo e inseguro por dentro. Aunque tu personalidad tiene puntos flacos, sueles ser capaz de compensarlos. Tienes muchas capacidades sin aprovechar, que no has convertido en ventajas para ti. Tienes tendencia a ser crítico contigo mismo. Tienes una gran necesidad de gustar a los demás y de sentirte admirado.

Casi todo el mundo encuentra reconocible esta caracterización y muchos consideran que los describe perfectamente. No es raro: todos somos humanos.

La lista de «pruebas» que algunos terapeutas creen que demuestran un abuso sexual en la infancia reprimido (por ejemplo, en
The Courage to Heal
de Ellen Bass y Laura Davis) es muy larga y prosaica: incluye trastornos del sueño, exceso de comida, anorexia y bulimia, disfunción sexual, vaga ansiedad e incluso una incapacidad de recordar el abuso sexual de la infancia. Otro libro, de la asistenta social W. Sue Blume, enumera entre otras señales que denotan un incesto olvidado: dolores de cabeza, sospecha o ausencia de sospecha, pasión sexual excesiva o ausencia de ella, y la adoración a los padres. Entre los puntos de diagnóstico para detectar familias «disfuncionales» enumerados por el doctor Charles Whitfield se encuentran «males y dolores», sentirse «más vivo» en una crisis, ansiar «figuras de autoridad» y haber «buscado asesoramiento o psicoterapia», sintiendo sin embargo «que hay algo erróneo o que falta». Como la lectura fría, si la lista es lo bastante larga y amplia, todo el mundo tendrá «síntomas».

El examen escéptico no es sólo un equipo de herramientas para desarraigar las tonterías y crueldades que buscan sus víctimas entre las personas menos capaces de protegerse a sí mismas y con mayor necesidad de nuestra compasión, gente a la que se ofrece poca esperanza. También es un recordatorio oportuno de que los mítines masivos, la radio y la televisión, los medios de comunicación impresos, el marketing electrónico y la tecnología de la venta por correo permiten que se inyecte otro tipo de mentiras en el cuerpo social para aprovecharse de los incautos, frustrados e indefensos en una sociedad plagada de males políticos que se afrontan con ineficacia, si es que se afrontan.

Los camelos, engaños, ideas poco precisas, tonterías y deseos disfrazados de hechos no están restringidos al salón de magia y al consejo ambiguo en asuntos del corazón. Lamentablemente, abundan en la vida política, social, religiosa y económica de todas las naciones.

Capítulo
14
A
NTICIENCIA

No existe algo llamado verdad objetiva. Nosotros mismos hacemos nuestra propia verdad. No existe una realidad objetiva. Nosotros hacemos nuestra propia realidad. Hay caminos de conocimiento espiritual, místico o interior que son superiores a nuestros caminos de conocimiento ordinarios. Si una experiencia parece real, lo es. Si una idea parece correcta, lo es. Somos incapaces de adquirir conocimiento de la verdadera naturaleza de la realidad. La propia ciencia es irracional o mística. No es más que otra fe o sistema de creencia o mito, sin más justificación que cualquier otra. No importa que las creencias sean ciertas o no, siempre que sean significativas para uno.

Un resumen de creencias de la Nueva Era, de T
HEODORE
S
HICK
, Jr., y L
EWIS
V
AUGHN
,
How to Think About Weird Things: Critical Thinking for a New Age
(Mountain View, CA; Mayfield Publishing Company, 1995)

S
i el marco de trabajo establecido de la ciencia es plausiblemente erróneo (o arbitrario, irrelevante, poco patriótico, impío o sirve principalmente los intereses de los poderosos), entonces quizá nos podemos ahorrar el problema de entender lo que tanta gente considera un cuerpo de conocimiento complejo, difícil, altamente matemático y anti-intuitivo. Así los científicos tendrían su merecido. Se podría superar la envidia de la ciencia. Los que han recorrido otros caminos hacia el conocimiento, los que secretamente han abrigado creencias que la ciencia ha desdeñado, podrían tener ahora su lugar bajo el sol.

El ritmo acelerado de cambios en la ciencia es responsable en parte del ardor que provoca. Justo cuando empezamos a entender algo de lo que hablan los científicos, nos dicen que ha dejado de ser verdad. Y, aunque lo sea, las cosas que sostienen haber descubierto recientemente —cosas que nunca hemos oído, difíciles de creer, con implicaciones inquietantes— han tomado ya un nuevo giro. Se puede percibir a los científicos como si se dedicaran a jugar con nosotros, a ponerlo todo patas arriba, como si fueran socialmente peligrosos.

Edward U. Condon era un distinguido físico estadounidense, pionero de la mecánica cuántica, que participó en el desarrollo del radar y las armas nucleares en la segunda guerra mundial, director de investigación de Corning Glass, director del Comité Nacional de Estándares y presidente de la Sociedad Física Americana (además a. de profesor de física en la Universidad de Colorado en los últimos tiempos, donde dirigió un controvertido estudio científico sobre los ovnis patrocinado por las Fuerzas Aéreas). Fue uno de los físicos cuya lealtad a Estados Unidos fue denunciada por miembros del Congreso —incluyendo el congresista Richard M. Nixon, que pidió la revocación de su acreditación de seguridad— a finales de la década de los cuarenta y principios de los cincuenta. El superpatriótico presidente del Comité de Actividades Antiamericanas, el diputado J. Parnell Thomas, dijo que el físico «doctor Condon» era el «eslabón más débil» en la seguridad americana y —en cierto momento— el «eslabón perdido». Su punto de vista sobre las garantías constitucionales puede espigarse en la siguiente respuesta al abogado de un testigo: «Los derechos que usted tiene son los que le concede este comité. Determinaremos qué derechos tiene y qué derechos no tiene ante el comité.»

Albert Einstein pidió públicamente a todos los convocados ante el comité que se negaran a cooperar. En 1948, el presidente Harry Truman —en el encuentro anual de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia, y con Condon sentado a su lado— denunció al diputado Thomas y al Comité de Actividades Antiamericanas porque «mediante la creación de un ambiente en el que nadie se siente seguro contra la publicación de rumores infundados, cotilleos y denigraciones» puede hacerse imposible la investigación científica vital. Calificó las actividades del comité de «lo más antiamericano a lo que debemos enfrentarnos hoy en día. Es el clima de un país totalitario.»
[28]

El dramaturgo Arthur Miller escribió
El crisol
sobre los juicios de las brujas de Salem en este período. Cuando la obra se estrenó en Europa, el Departamento de Estado le negó el pasaporte con la razón de que su viaje al extranjero no era en el mejor interés de Estados Unidos. La noche del estreno en Bruselas, la obra fue recibida con un aplauso tumultuoso ante el que el embajador de Estados Unidos se levantó e hizo una reverencia. Miller fue convocado por el Comité de Actividades Antiamericanas y amonestado por su sugerencia de que las investigaciones del Congreso podían tener algo en común con las cazas de brujas; él contestó: «La comparación es inevitable, señor.» Thomas fue encarcelado poco después por fraude.

Durante un verano fui alumno de Condon en la universidad. Recuerdo vívidamente su relato de la convocatoria ante el comité para evaluar su lealtad:

«Doctor Condon, aquí dice que usted ha estado a la cabeza de un movimiento revolucionario en física llamado —y aquí el inquisidor leyó las palabras lenta y cuidadosamente— mecánica cuántica. Este comité opina que si usted pudo ponerse al frente de un movimiento revolucionario... también podría estar al frente de otro.»

Condón, levantándose de inmediato, replicó que la acusación no era cierta. Él no era un revolucionario en física. Levantó la mano derecha: «Creo en el principio de Arquímedes, que se formuló en el siglo II antes de Cristo, y creo en las leyes del movimiento planetario de Kepler descubiertas en el siglo XVII. Creo en las leyes de Newton...» Y así siguió, invocando los nombres ilustres de Bernoulli, Fourier, Ampére, Boitzmann y Maxwell. Este catecismo del físico no le ayudó mucho. El tribunal no era capaz de valorar el humor en un asunto tan serio. Pero lo máximo que pudieron achacarle a Condon, por lo que recuerdo, era que de joven había repartido periódicos socialistas de puerta en puerta con su bicicleta.

I
MAGINE QUE USTED QUIERE SABER
seriamente de qué va la mecánica cuántica. Primero tiene que adquirir una base matemática, en la que el dominio de cada disciplina matemática le lleva al umbral de la siguiente. A su vez, debe aprender aritmética, geometría euclidiana, álgebra superior, cálculo diferencial e integral, ecuaciones diferenciales ordinarias y parciales, cálculo vectorial, ciertas funciones especiales de física matemática, álgebra matricial y teoría de grupos. A la mayoría de los estudiantes de física, eso les podría ocupar por ejemplo desde el tercer grado hasta los primeros años de universidad... unos quince años aproximadamente. Con todo este programa de estudio no se consigue aprender realmente la mecánica cuántica, sino sólo establecer el marco matemático que se requiere para hacer una aproximación en profundidad.

La tarea del divulgador científico para intentar transmitir una idea de mecánica cuántica a un público general que no ha pasado por esos ritos de iniciación es intimidatoria. Ciertamente, en mi opinión, ninguna popularización de la mecánica cuántica ha tenido éxito nunca, en parte por esta razón. Estas complejidades matemáticas se ven agravadas por el hecho de tratarse de una teoría tan resueltamente anti-intuitiva. El sentido común es casi inútil para aproximarse a ella. No sirve preguntarse por qué
es
así, dijo en una ocasión Richard Feynman. Nadie sabe por qué es así. Es como es.

Ahora supongamos que quisiéramos aproximarnos con escepticismo a alguna religión oscura, doctrina de la Nueva Era o sistema chamanista de creencias. Tenemos la mente abierta, entendemos que aquí hay algo interesante, nos presentamos al practicante y le pedimos un resumen inteligible. En lugar de eso, nos dice que es demasiado difícil intrínsecamente para explicarlo con sencillez, que está lleno de «misterios», pero si estamos dispuestos a convertirnos en acólitos durante quince años, al final de este tiempo podríamos empezar a estar preparados para abordar el tema seriamente. Creo que la mayoría de nosotros diríamos que no tenemos tiempo, y muchos sospecharían que dedicar quince años para llegar sólo al umbral de una comprensión es prueba de que todo el asunto es puro camelo: si es demasiado difícil para que lo entendamos, ¿no se deriva de ello que también lo es para que lo critiquemos con conocimiento? Entonces el camelo tiene vía libre.

O sea, ¿en qué se diferencia la doctrina chamanista o teológica de la Nueva Era de la mecánica cuántica? La respuesta es que, aunque no podamos entenderla, podemos verificar que la mecánica cuántica funciona. Podemos comparar las predicciones cuantitativas de la teoría cuántica con las longitudes de onda de líneas espectrales de los elementos químicos, el comportamiento de los semiconductores y el helio líquido, los microprocesadores, qué tipos de molécula se forman a partir de sus átomos constituyentes, la existencia y propiedades de estrellas enanas blancas, qué pasa con los máseres y los rayos láser y qué materiales son susceptibles de qué tipos de magnetismo. No tenemos que ser físicos consumados para ver lo que revelan los experimentos. En cada uno de esos casos —como en muchos otros— las predicciones de la mecánica cuántica son asombrosas y se confirman con gran precisión.

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