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Authors: Isaac Asimov

Tags: #Divulgación científica

El Sol brilla luminoso (23 page)

BOOK: El Sol brilla luminoso
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¿Por qué? Se puede defender la explosión de Alamogordo. A fin de cuentas, el trabajo y la inversión habían sido lo suficientemente importantes, que existía una abrumadora curiosidad para ver cómo funcionaba aquella bomba.

¿Pero, por qué emplearla contra un agonizante enemigo? Las razones que se dieron después del acontecimiento, fueron que los acérrimos y fanáticos japoneses no se rendirían a menos que los norteamericanos llegasen a invadir las propias islas, y que los japoneses lucharían con increíble ferocidad, causando la muerte, por lo menos, de 100.000 norteamericanos y, por ejemplo, unos 500.000 japoneses. El bombardear en vez de ello dos ciudades representaría un ahorro neto de centenares de millares de vidas norteamericanas y japonesas, 10 cual constituiría un gran acto humanitario.

En aquella época yo no creí en ello, y puedo afirmar que tampoco lo creo ahora.

Sin embargo, los japoneses no eran el auténtico enemigo en aquel momento. El auténtico enemigo era nuestro aliado, la Unión Soviética.

En la conferencia de Yalta, que se celebró en febrero de 1945, la Unión Soviética había prometido declarar la guerra al Japón tres meses después de la rendición de los nazis, puesto que necesitaban muchísimo tiempo para trasladar suministros y hombres a través de ocho mil kilómetros, desde las fronteras occidentales de la Unión Soviética hasta las orientales. Se acordó hacerlo así.

A pesar de la fácil conversación acerca de que uno no puede fiarse de la Unión Soviética, el hecho es que la Unión Soviética, por lo general, ha mantenido al pie de la letra los acuerdos específicos. (Puede violar el espíritu, pero eso es otra cosa.) Si habían dicho tres meses, aquello quería decir tres meses, y tres meses, a partir del 8 de mayo de 1945, era el 8 de agosto de 1945. Y aquel día, en realidad, la Unión Soviética declaró la guerra al Japón.

Sin embargo, Estados Unidos había estado luchando contra los japoneses durante tres años y medio. Había sido una amarga lucha y teníamos la humillación de Pearl Harbor que vengar. Deseábamos aseguramos el conseguir todo el crédito de la victoria. Si el Japón se rendía algún tiempo después de que el Ejército soviético comenzase a avanzar por Manchuria, podría parecer como si aquél fuese el golpe definitivo, con lo que perderíamos nuestro crédito. Por lo tanto, nos apresuramos como unos locos para conseguir, por lo menos, que una bomba nuclear estuviese preparada para dejarla caer encima de una ciudad japonesa
antes
de que llegasen los soviéticos, y lo conseguimos por sólo dos días. A fin de cuentas, la entrada en la guerra de los soviéticos había sido sólo un detalle, y todo el mundo sabía quién había derrotado a los japoneses. Lo había hecho Estados Unidos.

Y lo que es más, sabíamos muy bien que íbamos a entrar en competición con la Unión Soviética, respecto de la influencia en Europa y en el mundo, una vez que la guerra hubiese terminado, y decidimos que resultaba necesario que la Unión Soviética supiese que teníamos aquella arma terrible. Y más aún, debíamos hacer algo más que hablar al respecto, o llevar a cabo demostraciones en el vacío del desierto o en el mar. Tenía que usarse en una
ciudad,
para que la muerte y destrucción que causaba se viesen de un modo palpable. y debíamos hacerlo de prisa, antes de que los japoneses se rindiesen y nos privasen de un enemigo con quien realizarlo. Hiroschima y Nagasaki constituyeron demostraciones, hechas a sangre fría, pero teniendo como auténtico objetivo a la Unión Soviética. Por lo menos, así es la forma como considero todo el asunto.

Es posible discutir con relación a que esto sólo impedía una guerra soviético-norteamericana en los años siguientes a la Segunda Guerra Mundial. Incluso al prevenir esto, se han salvado millones de vidas, y el bombardeo nuclear de las ciudades japoneses puede aún ser considerado como un acto humanitario. Incluso es posible seguir discutiendo el que el conseguir la bomba a tiempo, y emplearla antes de que tuviese lugar la rendición japonesa y lo hiciese imposible, constituye otro ejemplo del dedo de Dios.

Por otra parte, ¿no sería imposible contraatacar diciendo que, el estrecho margen que nos permitió desarrollar y emplear la bomba nuclear al final de la Segunda Guerra Mundial, imbuyó a Estados Unidos de una sensación de súper-confianza, que le impidió el intentar conseguir la conciliación con la Unión Soviética, en un momento en que la Unión Soviética era lo suficientemente débil, tras combatir a los alemanes y que hubiesen dado por bien venida tal conciliación?

¿No sería posible seguir discutiendo acerca de que ese exceso de confianza en sí mismos, ha conducido a Estados Unidos a una serie de errores en política exterior, por los cuales estamos pagando ahora?

¿El dedo de Dios? ¿La pezuña del diablo?

O tal vez debiéramos dejar de buscar causas sobrenaturales y mirar más de cerca la auténtica locura humana. No creo que necesitemos nada más aparte de esto.

LA CÉLULA
XIII. CLON, CLON DE Mí MISMO

El 12 de diciembre de 1968 di una charla en una reunión de médicos y abogados en San José, California.
[27]
Naturalmente, me pidieron que hablase acerca de algún tema que interesase a ambos grupos. Algún instinto me dijo que el mal ejercicio de la Medicina se avendría al interés de ambos grupos; pero, sin embargo, no hubiera sido un tópico útil. Hablé sobre ingeniería genética más bien, y hacia el final discutí el asunto de la clonación.

En el auditorio se encontraba un buen amigo de tres décadas, el muy conocido escritor de ciencia ficción,
bon vivant
e ingenioso Randall Garrett. Con el rabillo del ojo me percaté de un trozo del papel situado en el podio mientras hablaba de la clonación. Eché un vistazo al papel, sin detener por ello mi discurso (no es fácil, pero puede hacerse, dada la experiencia de tres décadas de hablar en público), y vi al instante dos cosas. En primer lugar, que se trataba de una de las superlativas piezas de versos satíricos de Randall y, en segundo lugar, que se veía claro que iba ser cantado con la tonada de
Home on the Range.

Para comprender el verso hay que fijarse en el factor de que, genéticamente, la distinción entre el ser humano masculino y femenino radica en que cada célula masculina tiene un cromosoma X y otro Y, Y que cada célula femenina tiene dos cromosomas X.
[28]
Por lo tanto, si, en el momento de la concepción, o bien poco después, un cromosoma Y puede cambiarse en un cromosoma X, un macho se convertirá
ipso facto
en una hembra.

He aquí, pues, la Canción de Randall, a la que me he tomado la libertad de añadir cuatro versos propios:

(primer verso)

Oh, dame un clon,

de mi propia carne y huesos,

con su cromosoma Y mudado en X,' y cuando crezca

entonces mi propio cloncito

será el sexo opuesto.

(coro)

Clon, clon de mí mismo,

con su cromosoma Y mudado en X;

y cuando estoy solo

con mi propio cloncito

ambos no pensaremos más que en sexo.

(segundo verso)

Oh, dadme un clon,

oíd a mi melancólica luna,

sólo un clon que sea del todo yo mismo;

y si es un X,

del sexo femenino,

oh, qué divertido cuando estemos pro nos.

(tercer verso)

Mi corazón no es de piedra, como frecuentemente mostré

a solas con mi querido pequeño X,' y después de haber cenado,

estoy seguro de que encontraremos mejor incesto que Edipo Rey.

(cuarto verso)

¿Por qué el sexo debe preocupar, perturbar o dejar perplejo

o inducir a un tono desesperanzado?

A fin de cuentas, no podéis ver,

dado que ambos somos yo,

que cuando hacemos el amor estoy solo.

(quinto verso)

y después de haberlo hecho,

ella aún tiene su diversión,

pues me clonaré a mí mismo dos veces antes de que muera.

y esta vez, sin el menor fracaso,

ambos de ellos serán machos,

y cada uno la encantará a su vez.

Cuando acabé con mi charla y con la sesión de preguntas y respuestas, canté la Canción de Randall con mi voz resonante de barítono y, de forma total, eché la casa abajo.

Tres semanas y media después, la canté de nuevo en el banquete anual de los «Baker Street Irregulars», ese fino grupo de fanáticos de Sherlock Holmes, ajustándola levemente a su nuevo cometido
(Oh, dame algunos clones
/
del gran Sherlock Holmes
/
con sus cromosomas Y…),
de nuevo eché la casa abajo.

Sin embargo, ahora deberá usted estar preguntándose: «¿Qué es un clon?»

Es algo de lo que últimamente se ha hablado mucho, pero reconocer una voz, y saber lo que representa, pueden ser dos cosas muy diferentes. Por lo tanto, entremos en materia…

La voz «clon» es griega, exactamente como está aquí, siempre y cuando la deletree en letras griegas, y significa «rama».

Un clon es cualquier organismo, o grupo de organismos, que sale de una célula o grupo de células por medios distintos a los de la reproducción sexual. Explicado de otro modo, es un organismo que constituye el producto de una reproducción asexual. Dicho de otro modo, es un organismo con un solo padre, mientras que un organismo que surge de una reproducción sexual (excepto cuando la auto-fertilización sea posible) tiene dos padres.

La reproducción asexual es cosa normal entre los organismos unicelulares (aunque la reproducción sexual puede tener lugar), y es muy común en el mundo de las plantas.

Una rama puede hincarse en el suelo, donde echará raíces y crecerá, produciendo un organismo completo de la clase del que fue sólo una ramita. Ahora bien, la rama puede ser injertada en la rama de otro árbol (incluso de una variedad diferente), donde crecerá y florecerá. En cualquiera de ambos casos, se trata de un organismo de un solo padre y sexo, que no tiene nada que ver con su producción. A causa de que los seres humanos averiguaron esta forma asexual de reproducción en conexión con los árboles frutales, probablemente un organismo semejante de un solo padre de origen no sexual se llama «vástago», es decir «clon».

¿Y qué son animales multicelulares?

La reproducción asexual puede tener lugar también entre ellos. Cuanto más primitivo sea el animal, es decir, cuanto menos diversificadas y especializadas sean las células, más probable es que tenga lugar esa reproducción asexual.

Una esponja, o una hidra de agua dulce, o un platelminto, o una estrella de mar, cualquiera de ellos, puede ser partido en trozos, yesos trozos, si se conservan en su medio ambiente, crecerán hasta dar origen a un organismo completo. Los nuevos organismos son clones.

Incluso organismos tan complejos como los insectos pueden, en algunos casos, dar a luz crías partenogenéticamente y, en el caso de los áfidos, por ejemplo, constituye algo normal. En esos supuestos, una célula ovular, que contiene una sola media parte de cromosomas, no requiere unión con una célula espermática para que suministre la otra mitad de la dotación. En vez de ello, la célula del huevo con su media dotación meramente se duplica a sí mismo, produciendo una dotación genética completa, toda del padre femenino y el huevo procede luego a dividirse y se convierte en un organismo independiente, de nuevo un tipo de clon.

No obstante, en general, los animales complejos y, en particular, los vertebrados, no clonan sino que se decantan, exclusivamente, por una reproducción sexual.

¿Por qué? Por dos razones.

En primer lugar, a medida que un organismo se hace más complejo y especializado, sus órganos, tejidos y células se hacen más y más complejos y especializados también. Las células se hallan tan bien adaptadas a llevar a cabo sus altamente especializadas funciones, que ya no pueden dividirse y diferenciarse como lo hacían las células del huevo.
[29]

Esto parece una terrible desventaja. Los organismos que clonan, pueden reproducirse a sí mismos asexualmente, y salir adelante mejor que los otros organismos, que tienen que pasar por el trastorno de encontrar a unos compañeros y luego enzarzarse en todo el complejo fenómeno, tanto físico como químico, implicado en la reproducción sexual. Cabe pensar en todos los seres humanos que, por un leve defecto u otro, no pueden tener hijos, un problema que sería desconocido si nos arrancásemos un dedo de un pie, y éste creciese luego hasta convertirse en otro individuo, mientras a nosotros nos saliese un nuevo dedo en el mismo pie.

Aquí viene, pues, la segunda razón. Existe una ventaja evolucionada hacia la reproducción sexual, que supera todos los inconvenientes.
[30]
En la clonación, el contenido gen ético de un nuevo organismo sigue siendo idéntico respecto del organismo original, excepto ocasionales mutaciones. Si el organismo se halla muy eficientemente adaptado a lo que le rodea, esto es útil, pero se trata de un mecanismo en extremo conservador que reduce las posibilidades de cambio. Cualquier alteración en el medio ambiente puede llevar, con suma rapidez, a la extinción de una especie.

En el caso de la reproducción sexual, cada nuevo organismo tiene una combinación nueva de genes, la mitad de un padre y la mitad del otro. El cambio es inevitable, y cierta la variación de un individuo a otro. Una especie en donde la reproducción sexual sea la norma, posee la capacidad de reaccionar con rapidez a la más leve alteración de lo que lo rodea, puesto que algunas de sus variantes son favorecidas por encima de las otras. Incluso una especie puede, a través de la reproducción sexual, dividirse con relativa facilidad en dos o tres especies más, que tomarán ventaja de los nichos en cierto diferentes de su medio ambiente.

En resumen, una especie que se reproduzca sexualmente evoluciona con mucha mayor rapidez que una especie que clone, y con mucha dificultad para hacer evolucionar especializaciones, como la inteligencia, que no es muy probable que surja en toda la existencia de un planeta habitable, sin apelar a la reproducción sexual.

Sin embargo, una forma especializada de clonar puede tener lugar incluso en los animales más evolucionados, hasta en el ser humano.

Consideremos una célula ovular humana fertilizada por una célula espermática humana. Tenemos ahora una célula ovular fertilizada, que contiene una mitad de equipamiento de genes de su madre y otra mitad procedente de su padre.

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