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Authors: Ian Shaw & Stan Hendrickx & Pierre Vermeersch & Beatrix Midant-Reynes & Kathryn Bard & Jaromir Malek & Stephen Seidlmayer & Gae Callender & Janine Bourriau & Betsy Brian & Jacobus Van Dijk & John Taylor & Alan Lloyd & David Peacock

Tags: #Historia

Historia del Antiguo Egipto (38 page)

BOOK: Historia del Antiguo Egipto
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Durante la década de 1980, como parte de una prospección del vasto campo de ruinas de Menfis realizada por la Egypt Exploration Society, se excavó una pequeña parte de la ciudad, encontrándose estratos del Segundo Período Intermedio. La cultura de esta comunidad, revelada por la cerámica, la arquitectura doméstica, los tapones de barro con impresiones de escarabeos, objetos metálicos y cuentas, es por completo egipcia (sobre todo si la comparamos con la de Tell el Daba) y muestra una evolución cultural ininterrumpida desde la XIII Dinastía. Las similitudes de la cerámica egipcia permiten relacionar los estratos de Menfis con los de Tell el Daba, lo que ha puesto de manifiesto en ambos yacimientos una importante interrupción de los mismos tras el último estrato hykso, el D/2 de Tell el Daba. A esto le sigue en Menfis una secuencia de depósitos de arena en los que no se construyeron estructuras permanentes y donde los estratos contienen una cantidad cada vez mayor de tipos cerámicos del Alto Egipto, fechados muy al comienzo de la XVIII Dinastía. La fase siguiente muestra edificios alineados de formas muy diferentes y cerámicas de un pronunciado estilo de comienzos de la XVIII Dinastía. Se piensa que estos depósitos de arena coinciden con el período de las guerras hykso-tebanas.

Lo que falta en Menfis es la presencia de rasgos del Bronce Medio, como los que se aprecian en Tell el Daba a partir de finales de la XII Dinastía. En ambos yacimientos hay cerámica palestina importada y copiada por los egipcios; pero en Menfis supone menos del 2 por ciento del repertorio y en Tell el Daba entre el 20 y el 40 por ciento del mismo. En Menfis no se aprecia interrupción cultural desde los estratos excavados más antiguos, que son de mediados de la XIII Dinastía, hasta el final del Segundo Período Intermedio. ¿Es posible identificar este mismo patrón en algún otro de los centros importantes de la región?

En Sakkara, la necrópolis más cercana a Menfis, a finales del Reino Medio el centro de actividad era el templo mortuorio del rey Teti (2345-2323 a.C.). Hay tumbas privadas y pruebas de que el culto del rey se celebró de forma continuada hasta la primera mitad de la XIII Dinastía. Por lo que respecta al final de la XIII Dinastía y el Segundo Período Intermedio, hasta el momento sólo se ha encontrado una tumba intacta aislada, con un hombre dentro de un ataúd rectangular. Su nombre, Abdu, sugiere que era asiático y fue enterrado con una daga inscrita con el nombre de Nahman, seguidor del rey Apepi. Como la daga es hasta el momento la única parte del hallazgo que se ha publicado, no sabemos si el enterramiento es comparable a los de fecha similar de Tell el Daba, pero el ataúd rectangular sugiere que no lo es. Tampoco sabemos si la daga es contemporánea al enterramiento o se trata de una reliquia familiar. Además de este ambiguo hallazgo, en la zona existen pruebas claras de la existencia de un extenso cementerio de ricas tumbas superficiales perteneciente a los reinados de los primeros soberanos de la XVIII Dinastía, Ahmose y Amenhotep I.

En Dashur, donde se encuentran los complejos mortuorios de dos grandes reyes de la XII Dinastía, Senusret III y Amenemhat III, la actividad ritual continuó al menos hasta comienzos de la XIII Dinastía, pues en esa época fue enterrado allí el rey Awibra Hor. En una fecha ligeramente posterior se construyeron grandes silos para grano dentro del complejo mortuorio de Amenemhat III. Cuando los silos fueron abandonados, se utilizaron como basureros para la cerámica desechada de un pequeño asentamiento cercano. Cerámica similar se encuentra en Menfis por debajo de los estratos de arena y en Tell el Daba a partir del estrato G/4. Su carácter es enfáticamente egipcio y del Reino Medio. Parece que en el espacio sagrado de Dashur se erigieron edificios poco tiempo después del comienzo de la XIII Dinastía; estas estructuras estaban asociadas a un asentamiento que continuó en uso, aunque no está claro durante cuánto tiempo, excepto en términos relativos. Después no hay pruebas de actividad hasta Época Ramésida. La cerámica del «silo» de Dashur también se encuentra en Lahun, en el asentamiento que creció cerca del complejo mortuorio de Senusret II. Después, en Lahun se aprecia una interrupción hasta que aparece cerámica de mediados de la XVIII Dinastía.

En Lisht, la necrópolis más cercana a Itjtawy (la residencia real de los reyes de la XII y la XIII Dinastías), las circunstancias son más complejas. En torno a la pirámide de Amenemhat I surgió un gran cementerio de particulares que finalmente terminó metiéndose dentro del propio complejo funerario. Entre estas últimas tumbas hay algunos enterramientos bastante ricos que albergan recipientes de cerámica de tipo Tell el Yahudiya, presentes tanto en este asentamiento como en Tell el Daba, en tumbas de los estratos D/3 y D/2 (es decir, los estratos fechados hacia el final del Período Hykso). Estos últimos enterramientos en Lisht son de carácter completamente egipcio. Durante la XIII Dinastía, en esta misma zona existió un asentamiento de trabajadores relacionado con la necrópolis y, tanto durante como después de su ocupación, dentro de las casas se excavaron algunos pozos funerarios. Este tipo de enterramiento no egipcio tiene paralelos en Tell el Daba; pero no hay más pruebas que sugieran que sus habitantes no fueran egipcios. En los escombros superficiales de la excavación de las casas y tumbas se encontraron dos escarabeos con el nombre de Swadjenra Nebererau I (c. 1615-1595 a.C.), soberano de la XVI Dinastía. Sus fechas de gobierno, por más que sean aproximadas, caen dentro de las asignadas por Bietak al D/3. Hasta el reinado de Tutmosis III no existen en Lisht pruebas de la XVIII Dinastía.

No obstante, ni siquiera estas pruebas del uso de la necrópolis de Lisht y de la continuidad aquí de la cultura del Reino Medio hasta bien avanzado el Segundo Período Intermedio responden a la cuestión de cuándo el rey y su corte se trasladaron desde Ijtawy hasta Tebas. El último rey de la XIII Dinastía que sabemos que construyó monumentos en la zona es Merneferra Ay (c. 1695-1685 a.C.). Contamos también con el testimonio de un funcionario llamado Horemkhauef, un «inspector jefe de sacerdotes» que fue enviado a Lisht para recoger las estatuas de Horus de Nekhen (la deidad local de Elkab) y de la diosa Isis. Su estela funeraria, encontrada en el patio de su tumba en Elkab, describe una visita a Itjtawy en el transcurso de su misión:

Horus, vengador de su padre, me encargó una misión en la Residencia, coger (de allí) a Horus de Nekhen junto a su madre Isis.[…] Me nombró comandante de un barco y de una tripulación, porque sabía que era un funcionario competente de su templo, vigilante respecto a sus encargos. Entonces marché río abajo con rapidez y traje a Horus de Nekhen en (mis) manos junto a su madre, esta diosa, del buen oficio de Itjtawy ante la presencia del propio rey.

Es de suponer que las imágenes divinas recogidas por Horemkhauef eran estatuillas recién esculpidas o restauradas que quizá habían sido utilizadas en una fiesta relacionada con la realeza. Por lo tanto, resulta significativo que en esta época la Residencia aparezca como el único lugar donde había artesanos, escribas y sacerdotes lectores capaces de realizar semejantes imágenes. Esto explica la necesidad de Horemkhauef de realizar un largo viaje y su orgullo por el éxito conseguido. Desgraciadamente para nosotros, nunca se menciona al rey que lo envió. La fabricación de estas estatuas era uno de los actos más significativos de un soberano egipcio, pues le permitía dar validez a su propia categoría divina. En todos los anales reales que se han conservado se encuentran referencias, desde el comienzo del Reino Antiguo, a la creación de estas imágenes por parte de los reyes. Evidentemente, esta tradición de artesanía sacra, de la cual el rey era el custodio, se rompió cuando la Residencia se abandonó y se cortaron los lazos con Menfis.

Una consecuencia de la pérdida de esta tradición artística es una interrupción en lo que se ha descrito como la «tradición jeroglífica». La escritura de las fórmulas utilizadas en las inscripciones funerarias cambió porque se estaban realizando bajo la influencia de escribas entrenados en la escritura cursiva hierática (utilizada en los documentos administrativos), mientras que antes las inscripciones habían sido creadas por escribas específicamente entrenados en el grabado de inscripciones jeroglíficas en los monumentos de piedra. Este cambio en la escritura de la fórmula funeraria se puede utilizar para fechar inscripciones en el período anterior o posterior al Reino Medio. La escritura de la estela de Horemkhauef es del tipo posterior al Reino Medio, lo que quizá suponga que la fragmentación política puede haber tenido lugar durante su vida. A partir de la genealogía de los funcionarios de Elkab recogida en inscripciones se ha deducido una cronología y, basándose en ella, se ha sugerido que la tumba de Horemkhauef se preparó entre 1650 y 1630 a.C. Si su visita a la Residencia tuvo lugar al comienzo de sus veinte años en el cargo, puede fecharse entre 1670 y 1650 a.C., al menos quince años después del reinado de Merneferra Ay, en 1685 a.C.

Tres pequeños cementerios situados en la entrada al oasis de Fayum (Maiyana, Abusir el Melek y Gurob) datan del período de guerras entre hyksos y tebanos, que por lo demás sólo encontramos representado en Menfis. Estos enterramientos de Fayum son de carácter egipcio, con los cuerpos extendidos dentro de ataúdes rectangulares. En Gurob, dos enterramientos contienen cerámica de tipo Kerma, lo que indica que pueden pertenecer a nubios Kerma al servicio del ejército egipcio (véase más adelante). Un enterramiento intacto de Abusir contenía un escarabeo del soberano hykso Khyan, el cual nos proporciona un
terminus post quem
para el mismo.

La cerámica de Maiyana (un pequeño cementerio de hombres, mujeres y niños situado cerca de Sedment el Gebel) incluye jarritas Tell el Yahudiya con decoración de peine, como la encontrada en el estrato D/2 de Tell el Daba, así como jarritas chipriotas I de base en anillo, como las que aparecen en los estratos de la XVIII Dinastía tanto en Tell el Daba como en Menfis. No hay armas excepto un bastón arrojadizo, pero el uso de pieles de oveja y el adorno del difunto con hojas y flores no son rasgos típicamente egipcios. Este pequeño cementerio parece recoger la existencia, de corta vida, de una comunidad extranjera diferente a la que florecía en Avaris.

Un pequeño grupo de tumbas en los grandes cementerios del Reino Nuevo de el Haraga y el Riqqa proporciona paralelos al corpus cerámico de Maiyana-Gurob-Abusir el Melek-Menfis y confirma la existencia de una fase arqueológica característica de escasa duración que marca en esta región la transición entre la fase final del Segundo Período Intermedio y el comienzo de la XVIII Dinastía. Aproximadamente unos 130 años antes de esta fase de transición, el rey trasladó la Residencia desde Itjtawy hasta Tebas. Antes incluso de que este acontecimiento decisivo tuviera lugar, al dejarse de celebrar el culto a los antepasados regios, los espacios sagrados de los complejos mortuorios de los reyes de la XII Dinastía comenzaron a ser invadidos. No obstante, en Lisht el cementerio (y posiblemente también el asentamiento) continuó en uso hasta el final del Segundo Período Intermedio. Si la vida de la necrópolis discurrió en paralelo a la de la Residencia, también ésta continuó existiendo de algún modo.

Cusae: el límite entre el Nilo egipcio y el asiático

El soberano tebano Kamose recibió la siguiente información de sus consejeros: «El país medio está con nosotros hasta Cusae» y los textos del reinado de Kamose son nuestra mejor fuente escrita para estudiar la historia del Egipto Medio durante el Segundo Período Intermedio. Una inscripción de la reina Hatshepsut (1473-1458 a.C.) en el Speos Artemidos, cien kilómetros al norte de Cusae (El Qusiya), recoge una intensiva restauración y reconsagración de los templos de la zona: «He levantado lo que fue desmembrado por primera vez cuando los asiáticos estaban en Avaris en la Tierra del Norte (con) hordas errantes en medio de ellos deshaciendo lo que había sido hecho. […] El templo de la Señora de Cusae […] había caído en disolución, la tierra se había tragado su noble santuario y los niños bailaban sobre su tejado». Este fragmento de propaganda real estaba destinado a mostrar a Hatshepsut representando el papel tradicional del rey como restaurador del orden tras el caos. Su escriba lo redactó más de ochenta años después de las guerras hykso-tebanas y hay tantas probabilidades de que las «hordas errantes» fueran las de Tebas como que fueran las de Avaris. Resulta interesante que, tanto tiempo después de los acontecimientos, los soberanos de Egipto siguieran alardeando de la expulsión de los hyksos.

Cusae se encuentra a unos cuarenta kilómetros al sur de Hermópolis (El Ashmunein), que fue el centro de la administración de la zona durante el Reino Medio. Cuando Horemkhauef visitó la residencia en Lisht, posiblemente entre 1670 y 1650 a.C., el río todavía estaba abierto, pero poco después Cusae pasó a señalar el límite a partir del cual cualquier viajero del sur tenía que pagar un impuesto al soberano de Avaris si deseaba continuar el viaje.

A juzgar por el relato de Kamose sobre la detención de un mensajero con una carta del rey Apepi para el rey de Kush, parece que los hyksos controlaban la ruta desde Sako (probablemente la moderna El Qes) a través de los oasis del Desierto Occidental hasta la ciudad kushita de Turnas, a medio camino entre la primera y la segunda catarata del Nilo. Esta ruta le daba al rey de Avaris acceso a aliados —los feroces reyes de Kush— y al oro, Al menos tres de los fuertes de las cataratas (Buhen, Mirgissa y Uronarti) seguían funcionando, si bien existe cierta controversia respecto a si estaban sometidos a control egipcio o kushita; no obstante, todavía existía la organización necesaria para controlar la ruta de los oasis (desde su extremo meridional) y para enviar expediciones a las minas de oro. A pesar del kniite de Cusae, el intercambio de bienes entre el Bajo Egipto y Nubia continuó de forma regular a través de la ruta de los oasis, algo que dejan claro los hallazgos de cerámica y sellos de barro, tanto en los fuertes de las cataratas como en la capital kushita, Kerma. Además, al menos en Buhen, este contacto parece haber continuado sin interrupción desde la XIII Dinastía hasta el comienzo de la XV Dinastía, hyksa (véase más adelante).

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