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Authors: Irving Wallace

La isla de las tres sirenas (43 page)

BOOK: La isla de las tres sirenas
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"Sin embargo, son muchos los que consideran a Edward Tyler, un cuáquero inglés, como el creador de la verdadera etnología científica. En el curso de su larga vida efectuó numerosas expediciones, siendo una de las más notables la que realizó a México. Nos legó dos importantes doctrinas, a saber: la de la recurrencia, según la cual se encuentran las mismas o parecidas costumbres y leyendas desde el Canadá y el Perú hasta Egipto y Samoa, lo cual nos proporciona una clave para reconstruir la prehistoria, y la de la supervivencia, según la cual ciertas costumbres, al parecer sin objeto, que han sobrevivido de otras épocas, probablemente tuvieron una finalidad concreta en tiempos más antiguos. Estos precursores dieron su verdadera finalidad a la labor que en adelante desarrollarían las futuras expediciones científicas."

"Por las caras que algunos ponéis, veo que estáis temiendo que la vieja Maud se embarque en una larga conferencia. No tenéis por qué preocuparos. Este no es momento ni lugar para dar clases de etnología. Intento únicamente haceros comprender el impulso histórico que por encima de un gran océano os ha lanzado a este lugar remoto. Permitidme una o dos referencias históricas más y después os prometo que pasaremos a tratar de cuestiones prácticas. El primer equipo semejante al nuestro que realizó una expedición científica para estudiar otra cultura, fue organizado y dirigido por Alfred C. Haddon en 1898. Unos años antes, Haddon, había visitado la volcánica isla de Murray, situada frente a las costas de Nueva Guinea, donde convivió con los papúes. En su segunda visita iba acompañado por un equipo de expertos, entre los que se contaban dos psicólogos, un fotógrafo, un musicólogo, un lingüista, un médico y un antropólogo, personificado en este caso por él mismo. Los psicólogos efectuaron tests de dibujo y percepción sensorial con los indígenas (fueron los precursores de la tarea que llevarán a cabo Rachel y Orville) mientras Haddon y sus restantes compañeros, la isla había sido algo corrompida por los misioneros y funcionarios blancos, se esforzaban por resucitar los antiguos ritos y ceremonias, de cuando los papúes iban desnudos y sus mujeres llevaban sólo faldellines de hojas. El equipo trabajó ocho meses en la isla y al regresar a Cambridge con sus resultados, quedó demostrado el valor del trabajo de un equipo de expertos y quedó abierta al propio tiempo una nueva senda para los futuros etnólogos."

"Podría pasarme horas enteras hablando de los grandes etnólogos y exploradores, responsables indirectos de que todos nos encontremos aquí reunidos esta mañana. Desearía tener tiempo para hablaros de Franz Boas, el genial alemán que fue mi maestro y el maestro de Ruth Benedict, Margaret Mead y Alfred Firoeber, y que me hizo ver la importancia que tiene recoger incansablemente el mayor número de datos. ¿Sabéis, por ejemplo, que una vez Boas se interesó por el encanecimiento del cabello humano y empezó a recorrer las barberías de Nueva York, hasta recoger y clasificar más de un millón de clases de cabellos? Tengo la impresión de que no le gustaba la vida al aire libre, pero se hallaba determinado a comprobar todas las teorías, efectuando averiguaciones sobre el lugar. Por lo tanto, pasaba su vida viajando por tierras remotas y salvajes, desde su primera estancia entre los esquimales del Ártico, que tuvo lugar cuando tenía veinticinco años, hasta su última expedición entre los indios organizada a sus setenta años. Lo que podríais aprender de Boas y de los demás gigantes de la etnología como Durkheim, Crawley, Malinowski, Lowie, Benedict, Linton, Mead y mi llorado esposo, Adley Hayden, es incalculable, pero debe bastaros saber que nosotros somos sus herederos y que, gracias a lo que ellos nos enseñaron, nos hallamos hoy en disposición de estudiar la sociedad de Las Sirenas con ciertas garantías de probidad científica."

"Naturalmente, podéis poner en tela de juicio la validez de nuestros descubrimientos, considerados bajo el punto de vista científico. Desde luego, reconozco que la etnología paga los platos rotos de las interminables querellas entre ciencias y humanidades. A los hombres de ciencia les gusta afirmar que somos demasiado chapuceros en nuestros métodos de estudio y nos critican diciendo que tratamos de calibrar cualidades que no pueden someterse al análisis estadístico. Los humanistas, en cambio, nos echan en cara que nos entrometemos en los dominios de los poetas, al intentar reducir la infinita complejidad de la vida humana a insípidas categorías descriptivas. Yo siempre he afirmado que debemos recordar a todos, que sólo nosotros podemos ser el puente, que reúna ciencias y humanidades. Verdad es que muy raramente puede confiarse por entero en nuestros informadores nativos. También es verdad que, si bien podemos medir el diámetro de una choza o un índice cefálico, nos es imposible medir los más profundos sentimientos de un salvaje acerca del amor y el odio. Y si es cierto que intentamos comunicar nuestros hallazgos al prójimo y a veces conseguimos interesar y conmover a nuestro público, somos muy malos trovadores, porque estamos obligados a limitarnos a los hechos. Estas son nuestras limitaciones y sin embargo, a pesar de ellas, debemos continuar reuniendo datos con métodos científicos, traduciendo de una manera humanista nuestros descubrimientos al mundo expectante."

"Y aquí estamos ahora y vosotros os preguntaréis qué vamos a hacer."

"Os lo voy a decir. Los investigadores que he citado nos han enseñado, y yo también lo sé por experiencia, que es mala política mostrar excesivo dinamismo o actividad durante una expedición. Por lo general resulta poco eficaz convocar a los indígenas a horas determinadas, sentarse con ellos durante tres o cuatro horas y tratar de exprimirles lo que saben. Tampoco es aconsejable tratar de intimidarlos. Quien tal hiciese, correría el riesgo de buscarse la alianza con la facción menos aconsejable del poblado, ganando la hostilidad de la mayoría, que rehuirían su contacto. El modo más juicioso de enfocar las cosas consiste en estudiar la estructura social de la comunidad y escoger con cuidado los informadores que merezcan más confianza. La mejor manera de establecer relaciones es no presionar a nadie. Hay que establecerse en el seno de la sociedad y esperar sin prisas, confiando en la curiosidad natural de los indígenas y en el propio instinto, para saber cuándo es oportuno actuar. El principal problema consiste siempre en encontrar al informador de más confianza, aquella única persona que une en sí el pasado y el presente, que sabe hablar, que es honrada, que desea hablar sin trabas de su mundo y siente curiosidad por saber cómo es el mundo del etnólogo."

"Por lo que se refiere a nuestras relaciones sociales, podemos darnos por muy afortunados. Nos han facilitado la entrada. A decir verdad, nos han invitado a venir. Anoche nos aceptaron como miembros de esta sociedad. Y para empezar, no sólo disponemos de un informador clave, sino de dos. Tenemos al jefe Paoti Wright, principal personaje del poblado y hombre sabio y juicioso, y tenemos, además, a Thomas Courtney, que ha vivido aquí mucho tiempo y conoce por igual sus costumbres y las nuestras."

"Yo deseo trabajar con Paoti, pues creo que nuestras relaciones personales llegarán a ser excelentes. En cuanto a Mr. Courtney, se ha mostrado dispuesto para atenderos a todos vosotros, guiándoos y ayudándoos en vuestros respectivos estudios."

"Se han adoptado algunas medidas para facilitaros el trabajo, pero por lo general tendréis que arreglaros por vuestra cuenta. Cuando surja un problema que no podáis resolver solos, os aconsejo que vengáis a sometérmelo o lo comentéis con Mr. Courtney. Dentro de media hora, Mr. Courtney estará aquí para que podamos empezar a trabajar. Os presentará a todas las personas del poblado, os mostrará los lugares dignos de verse, las actividades que deseéis observar o compartir, los informadores que, por conocer ya vuestra misión, puedan seros útiles. Una vez realizada esta labor preliminar, gozaréis de independencia y tendréis que progresar por vuestra cuenta."

"Voy a hablar ahora personalmente con cada uno de vosotros. Empezaré por ti, Harriet. No es obligatoria la participación de enfermeras en expediciones de esta naturaleza, pero en otras ocasiones han participado en ellas y a menudo su presencia ha resultado muy útil. Recuerdo que cuando Robert Redfield fue al Yucatán para estudiar la aldea maya de Chan Kom, llevó consigo una enfermera. Los mayas les hicieron un recibimiento muy poco amistoso pero la enfermera supo granjearse su amistad curando a varios enfermos miembros de la tribu e introduciendo la higiene moderna entre ellos. Esto causó gran impresión entre los salvajes, que a partir de entonces se desvivieron por atenderlos. Veréis que Las Sirenas poseen una clínica bastante primitiva pero muy espaciosa, en cuyo dispensario trabaja un joven llamado Vaiuri. Mr. Courtney os lo presentará luego. El jefe está de acuerdo en que tú, Harriet, le ayudes en su trabajo. Si bien una de tus misiones aquí consiste en cuidarnos, tu misión más importante será indagar lo que puedas acerca de las enfermedades locales y los remedios de que dispone el poblado, tomando abundantes notas sobre estos particulares. Al propio tiempo, si Vaiuri se muestra dócil, puede introducir nuevos métodos terapéuticos e higiénicos, mientras no vayan contra ninguna de sus queridas costumbres ni contravengan sus tabús."

"En cuanto a ti, Rachel, tengo que decirte que sudé tinta tratando de explicar a Paoti y Hutia lo que es el psicoanálisis. Para ellos es una idea que no tiene pies ni cabeza. La consideraron infantil. Pero creo que llegué a convencerles de que es una clase especial de magia que obra maravillas en las personas afectadas por preocupaciones. De todos modos, si bien no parece haber auténticos psicópatas en la isla, hay en ella una pequeña minoría de personas desdichadas o mal ajustadas al medio. Hutia encabeza un grupo de cinco ancianos de ambos sexos llamado La Jerarquía Matrimonial, que examina todas las quejas que los hombres y mujeres casados presentan, junto con las solicitudes de divorcio. Eso quiere decir que es ella quien posee las historias clínicas que se fallan todos los meses. Está de acuerdo en dejarte seleccionar tres pacientes entre media docena o más de casos corrientes, para que trates de curarlos utilizando tus propios métodos. Hoy te reunirás con Hutia para interrogar a algunos de los casos, elegir los que, creas conveniente y empezar el trabajo. Mr. Courtney dispondrá una choza aislada para que sirva de consultorio… estará disponible a partir de esta tarde."

"En cuanto a ti, Lisa, les dije que deseabas estudiar las danzas primitivas. Paoti se mostró encantado y dijo que no podías haber venido en momento más oportuno, pues ahora van a empezar los ensayos de su festival anual. Como la danza es el plato fuerte de estas festividades, tendrás ocasión de presenciar lo mejor que pueden ofrecerte en este terreno, e incluso de participar en las danzas. La encargada de la parte coreográfica es una mujer llamada Oviri, que hace las veces de profesora de danza. La conocerás muy pronto y verás lo que puedes hacer."

—Orville, tu situación aquí es esencialmente distinta, pues tu especialidad, la sexología, está relacionada con nuestras respectivas disciplinas. Me imagino que harás más o menos lo que hizo Cora DuBois en la isla de Alor en 1937… aplicar las técnicas psicodinámicas a estos indígenas. Sé que DuBois empleó con éxito la Rorschach y supongo que contigo suceder lo mismo. Hemos hablado de tu posible horario de trabajo y hemos resuelto que durante el primer día recibirás una orientación general sobre las costumbres sexuales de la comunidad, creo que hoy mismo te enseñarán la cabaña de Auxilio Social, y te presentarán una serie de indígenas de ambos sexos. Después puedes intentar establecer unas relaciones y escoger los informadores más idóneos para interrogarlos o hacerles tests, según te parezca.

"Pasemos ahora a la familia Karpowicz. Sería una perogrullada, Sam, que yo tratara de aconsejar a un gato viejo como tú. Mr. Courtney dice que tendrás una cámara oscura, instalada detrás de tu cabaña, a partir de pasado mañana. Puedes hacer películas y fotografías en el poblado y por los alrededores del mismo según te plazca, sin restricción alguna. Pero si desearas ir más lejos (recuerda el incidente de la playa) deberán acompañarte Mr. Courtney, Moreturi o una persona por ellos designada. En cuanto a tus estudios botánicos, puedes ir donde se te antoje."

"No he preparado nada concreto para ti, Estelle. Supongo que como siempre, querrás ayudar a Sam. Si deseas hacer otras cosas, los quehaceres domésticos de las mujeres indígenas, la limpieza, la cocina, la colada, coser, todas esas cosas, resultar muy útil para mí. Creo que será mejor que hablemos de eso a solas luego, para ver lo que puedes hacer. En cuanto a la sugerencia que tú y Sam me hicisteis acerca de vuestra hija, aceptada y adelante… No pongas esa cara de aprensión, Mary. Es algo muy interesante, que te dará un gran tema de conversación cuando regreses a Alburquerque."

"En la parte más alejada del poblado hay una escuela bastante primitiva, formada por una serie de chozas, a la que asisten un grupo de alumnos comprendidos entre los catorce y los dieciséis años. Si te parece, puedes asistir a estas clases, en las que no se utilizan lápices, libros ni pizarras, ni se dan deberes para casa, pues todo se limita a las explicaciones y demostraciones que hace un inteligente maestro, Mr. Manao. Me parece que te gustará conocer a los jóvenes de tu edad de Las Sirenas y estudiar durante seis semanas lo que ellos estudian. El maestro espera que vayas hoy a verlos y, por supuesto, me gustará que hagas un completo informe de cuanto hayas visto y oído. Prometo citarte en mi obra… y hacerte un buen regalo en Navidad."

"Y con esto pasemos a mi propia familia. Marc, quiero que te consagres principalmente a un solo informador, como es mi propósito hacer."

"Paoti, el jefe, te espera esta mañana para ofrecerte algunas sugerencias. Podrías empezar con una persona de su familia o una de las personas secundarias del poblado. En cuanto a ti, Claire, confío en que me ayudarás, a decir verdad, casi cuento con ello, y también en que actuarás como una especie de enlace entre el jefe Paoti, Mr. Courtney y yo."

"Como ya he dicho a todos, vuestra participación no estará limitada y gozará de completa libertad, dentro de los límites impuestos por algunos tabús muy arraigados. Por mi conversación con el jefe Paoti, colegí que la cabaña de Auxilio Social y la Choza Sagrada son tabús, y sólo es posible entrar en ellas con autorización expresa del propio Paoti. También la visita a los dos atolones próximos es tabú, ya que se consideran habitados por los antiguos dioses, aún adorados por los elementos más conservadores. Pero el tabú no reza para los que van acompañados de un miembro de la aldea."

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