Read La pesadilla del lobo Online
Authors: Andrea Cremer
Tags: #Fantástico, Infantil y juvenil, Romántico
—Me da igual —gruñó Nev con cara de pocos amigos. El rostro de Logan se estaba volviendo azul.
Los miré fijamente, paralizada por la indecisión; no culpaba a Nev por tratar de estrangular al Guarda. Logan permanecía aprisionado contra el suelo, debatiéndose y tratando inútilmente de respirar. La ira crispaba el rostro de Nev y sus manos presionaban la garganta de Logan con fuerza cada vez mayor.
—¿Quién es? —Connor estaba junto a nosotros.
—Un Guarda —dije—. Es el hijo de Efron Bane.
—¿Qué demonios está haciendo aquí? —Connor parpadeó, incrédulo—. ¿Y cómo llegó?
—Ni idea —repuse.
Logan trataba de zafarse de las manos de Nev y miró a Connor.
—Salvarlos… a ellos. —Su voz era como el chillido de un ratón—. Tristan… no… muerto.
—¿Qué has dicho? —Connor lo sacudió del brazo.
—Dadme asilo. —Logan tosió—. Si me enviáis de vuelta me matarán.
—Nosotros nos encargaremos de ello —gruñó Nev, que seguía en cuclillas—. No hace falta que vayas a ninguna parte.
—¿Por qué habríamos de dar refugio a un Guarda? —pregunté, mirando a Logan fijamente. No confiaba en él. Él y su padre representaban todo lo que había salido mal en Vail. Ellos tenían la culpa de que Ren estuviera…
Entonces la idea de que había perdido a Ren para siempre me arrolló. Y lo que era aún peor: mi traición suponía que él nunca podría vivir otra vida que la dictaminada por los Guardas. Mis ojos se llenaron de lágrimas y retrocedí, tropezando. Lo único que quería era caer de rodillas y arrancarlo los ojos a Logan para así apagar el dolor que me corroía las tripas.
Shay apareció a mi lado, me abrazó; su abrazo sólo hizo que me sintiera aún más culpable.
—No me toques —dije, y me aparté.
Ethan contemplaba a Logan con mirada dura.
—Mátalo —dijo.
Connor asintió y desenvainó la espada.
Cuando Logan se echó a reír, Adne soltó un grito ahogado.
—¡Cuánta hipocresía! Se suponía que los Buscadores eran nobles. Tontos, pero sin embargo nobles.
—Cuánta cháchara, por ser hombre muerto —dijo Connor y apoyó la punta de la espada en la garganta de Logan.
Éste se puso tenso, pero no dejó de sonreír.
—Sólo me refería a que si no hubieses dado albergue a uno de mi especie, todas vuestras esperanzas ya se hubieran desvanecido, ¿verdad?
—¿De qué está hablando? —preguntó Bryn. Escuchaba atentamente sin despegarse de Ansel, que seguía escabulléndose. Pero ella lo siguió y trató de abrazarlo pese a la reticencia de mi hermano.
—De mi padre —dijo Shay en voz alta—. Está hablando de mi padre.
—Sabía que existía un motivo para que tú fueras El Elegido —dijo Logan—. Eres notablemente perspicaz.
—Tú no eres Tristan —dijo Ethan en tono brusco.
—Pero puedo ayudaros a salvarlo —repuso Logan.
—¿Qué? —Shay se lanzó hacia delante—. ¿Qué quieres decir?
—Lo que intento decir desde que viajé de polizón junto a vosotros —contestó Logan—. Tus padres están vivos.
—Mientes. —La espada que Shay sostenía empezó a agitarse.
—No cuando mi vida depende de ello —dijo Logan—. Tristan y Sarah Doran están vivos. Todavía puedes salvarlos.
—¿De qué diablos está hablando? —gritó Nev, caminando de un lado a otro junto a Connor—. Mata a ese cabrón. No lo puedo ni ver.
Mason dio un paso adelante con el pelaje erizado.
—¡No! —Fue Shay quien se interpuso entre Logan y el lobo—. ¿A qué te refieres con eso de que aún podemos salvarlos? ¿Dónde están?
Logan sonrió lentamente.
—Si quieres saberlo, habéis de garantizarme que no me haréis daño.
—Miente —siseó Nev—. Hazlo callar. Arráncale la lengua.
—Un momento. —Las palabras se me atragantaban, pero sabía que Shay tenía razón, al menos en parte—. Si sabe algo sobre los padres de Shay, al menos debemos averiguar qué es.
—¿Y si te cortara la lengua si no me lo dices? —dijo Connor, envainando la espada cuando Ethan le arrojó un puñal.
—Eres un bárbaro —dijo Logan. Su sonrisa se había borrado.
—Lo considero un cumplido —dijo Connor—. ¿Hablarás?
—¡Basta! —Silas avanzó renqueando, aún estaba ligeramente chamuscado—. Si tiene información, lo someteremos a un interrogatorio oficial.
—No recuerdo haberte pedido tu opinión —dijo Connor.
—Es el protocolo —dijo Silas—. Anika se enfadará si no lo respetas. Si es verdad que éste es el hijo de Efron Bane, no sólo es un informador valioso: podría ser un rehén inestimable.
—Cerebrito tiene razón —dijo Ethan.
Adne se lanzó hacían delante alzando uno de los estiletes.
—¡Me importa una mierda el protocolo! Mi padre e Isaac están muertos a causa de los Guardas. ¡Quiero su sangre!
Connor le apartó el brazo en el último segundo y la puñalada pasó a milímetros de la mejilla de Logan.
—¡Suéltame! —chilló Adne, sollozando.
Logan temblaba; observaba a Adne con ojos desorbitados al ver cómo blandía sus estiletes.
—Juro que poseo la información que necesitáis. Además, si quisiera haceros daño, ¿no habría convocado ya a un espectro?
Nadie le contestó. Que algo de lo que decía Logan tuviera sentido me llenaba de furia.
Connor levantó el pie, Logan se apoyó en el codo y Connor alzó el puñal, apuntando al cuello de Logan.
—Si os doy información —preguntó—, ¿me lleváis con vuestra Flecha?
—Depende del valor que le adjudiquemos —farfulló Connor, mirando a Adne—. Hoy tu gente nos ha quitado muchas cosas. Sin contar los demás días.
—Hay un traidor entre vosotros. Os lo entregaré en señal de buena fe. —El temblor de Logan dio paso a una sonrisa irónica que me puso la carne de gallina.
—¿Qué traidor? —preguntó Connor y deslizó el borde del puñal por el cuello de Logan.
—¿Cómo creéis que os descubrimos? —dijo Logan—. Os hemos estado buscando durante años. ¿Acaso crees que hoy estuvimos de suerte?
—Alguien os condujo hasta el puesto de avanzada de Denver —dijo Connor.
—Alguien en quien confiabais —contestó Logan—. Alguien a quien le devolvisteis la vida.
—No —gruñó Shay—. Estás mintiendo. —Se colocó delante de mí para protegerme de algo que aún no había aprendido a temer. ¿De qué estaba hablando?
—Puede que tengas poderes, Vástago. —Logan sonrió—. Pero ni siquiera tú puedes protegerla de esto.
—Eres un cabrón desalmado —dijo Shay—. Cállate o te…
—¿O qué? —exclamó Logan—. ¿Me matarás para ocultar la verdad? ¿Es que mis palabras suponen un delito cuando protegen a tus aliados?
—¿De qué hablas, Guarda? —Connor se inclinó y apretó el puñal contra el cuello de Logan—. Estoy perdiendo la paciencia contigo.
—De su hermano. —La presión del puñal ahogaba sus palabras—. El hermano de Cala. Él hizo un trato con mi padre y con Lumine.
—No —susurré.
Mason soltó un gruñido y rascó el suelo con la pata.
—Es verdad —dijo Logan, mirándome—. Te traicionó.
Busqué a Ansel con la mirada; estaba acurrucado detrás de Bryn, que se había convertido en lobo; ya estaba gruñendo, como si lo protegiera de un ataque inminente. Mason se apresuró a situarse junto a ella.
Dios mío.
—Él supone una amenaza mayor que yo —siseó Logan.
Connor alzó el puñal y me lanzó una mirada.
—¿Cala?
Se me cerró la garganta. Me di la vuelta y corrí hacia Ansel. Bryn me mostró los dientes, pero cogí a Ansel de los hombros y lo sacudí.
—Por favor, Ansel. Has de decirme la verdad. ¡Dime que no lo has hecho!
Logan tenía que estar mintiendo.
Ansel estaba lívido y me lanzó una mirada suplicante.
—Dijeron que volverían a convertirme en lobo.
Bryn soltó un gemido. Mason ladró y dio vueltas alrededor de Ansel, lanzándome una mirada nerviosa.
Retrocedí, temblando. Ojalá pudiera echar a correr, escapar de esta horrenda verdad. Pero no tenía adónde ir.
Connor sacudió la cabeza.
—Será mejor que resolvamos este asunto con Anika.
—De acuerdo —dijo Ethan. Me miró a los ojos y acomodó el cuerpo de Sabine en sus brazos; yo no sabía si estaba enfadado o decepcionado.
Del espeso laberinto de plantas de maíz que nos rodeaba surgió un silbido agudo, seguido de varios más. Uno por uno, Arietes armados hasta los dientes surgieron del campo de maíz y nos rodearon.
Mis compañeros de manada se enfrentaron a los Buscadores, gruñendo.
—¡Esperad! —grité, y me interpuse entre los lobos y los guerreros que se aproximaban.
Me sorprendí al comprobar que Ethan se ponía a mi lado; aún cargaba a Sabine en brazos.
—Atrás. —Anika apareció entre los guerreros.
Nev, Bryn y Mason retrocedieron lentamente, observando a los Buscadores con el pelaje todavía erizado, esperando para ver qué sucedería. Ansel se escurrió detrás de nosotros en silencio, procurando pasar lo más desapercibido posible.
—Gracias —dijo Anika. Le echó un vistazo a Ethan con Sabine en brazos y arqueó una ceja. Ethan se limitó a abrazar a la muchacha inconsciente con más fuerza.
Cuando la mirada de Anika se posó en Shay y comprobó que no estaba herido, pareció relajarse un poco. Luego se volvió hacia Connor y dijo en tono cortante:
—¿Qué significa este lanzamiento no programado? ¿Y con un Guarda a la zaga? Tenéis suerte de que no os atacamos en cuanto os vimos.
—No pudimos evitarlo —contestó Connor con voz firme.
—Espero un informe completo. —Anika chasqueó la lengua—. ¿Dónde está Monroe?
—Está muerto —dijo Adne—. Y los Guardas han atacado Denver.
—¿Cómo? ¿Qué pasó? —Anika soltó un grito ahogado.
Connor me miró, pero no le contestó.
—El hermano del alfa la traicionó —dijo Logan, procurando incorporarse. Connor lo volvió a derribar.
—¿Quién eres? —Anika se acercó a ambos.
—Me llamo Logan Bane —dijo, lanzándole una mirada furibunda a Connor—. Y estoy aquí para ofreceros mi ayuda, si tus matones no acaban conmigo antes.
—¿Bane? —dijo Anika—. ¿Un Guarda?
—Sí, soy un Guarda —dijo Logan—. Pero he abandonado a mi padre y al resto de mi especie. Ya no formo parte de ellos. Formo parte de vosotros.
—Ni hablar —gruñó Connor.
—Si rechazas mi propuesta eres un tonto —dijo Logan en tono brusco—. Os entregaré a los padres del Vástago.
—¿A Tristan y a Sarah? —Anika se arrodilló junto a Logan—. Por tu bien, espero que estés diciendo la verdad.
—Lo estoy.
—No le hagas caso. —Adne apartó a Connor cuando él trató de agarrarla—. Es un Guarda. ¡Mi padre está muerto, Anika!
—¿Podemos arreglar este asunto más tarde? —Silas se acercó, renqueando—. No sé de cuánto tiempo disponemos.
Anika notó su aspecto despeinado y frunció el ceño.
—¿Qué quieres decir?
—El puesto de avanzada de Denver está en peligro —dijo Silas—. Por eso nos hemos presentado sin ser invitados. Si lograron hacerse con la inteligencia almacenada allí antes de que las llamas destruyeran el edificio sabrán dónde se encuentra la Academia.
—No —dijo Anika, palideciendo.
—Sí —dijo Silas—. Hemos de trasladar la Academia. Ahora mismo.
Los Buscadores nos obligaron a avanzar a paso ligero. Logan estaba maniatado y los cuatro Arietes que lo escoltaban a la Academia vigilaban cada uno de sus movimientos. El trato severo acordado al Guarda habría supuesto un alivio… si Ansel no hubiera recibido exactamente el mismo.
La sonrisa irónica de Logan no se borró, pero mi hermano tropezaba entre Arietes armados con la cabeza gacha.
—Hemos de impedirlo —le susurré a Shay.
—Lo sé —dijo—. Una vez que lleguemos a la Academia hablaré con Anika. No creo que entretanto le hagan daño.
—No se merece esto —dije, enfadada—. Has visto que está destrozado. No comprendió…
—Lo sé, Cala. —Shay me cogió del bazo y su mirada me indicó que bajara la voz—. Lo sé. Estoy de tu parte, pero antes de que pueda convencerlos de que Ansel no supone una amenaza, debemos descubrir qué ocurrió.
Me aparté y corrí hasta alcanzar a Connor y a Adne.
—¿No puedes hacer algo, Connor? —siseé—. Ansel no tiene la culpa de esto.
—Ahora no —contestó—. Y aunque pudiera hacer algo, ahora no tenemos tiempo de solucionar este asunto.
La expresión de Adne era pétrea.
—Adne —dije—. Por favor…
—Connor tiene razón. —Adne no me miró—. No tenemos tiempo. Hemos de solucionar aquello.
Señaló la enorme estructura que se elevaba por encima de los campos de maíz. El exterior de la Academia era aún más impresionante que su interior. La inmensa estructura se curvaba en dirección opuesta a nosotros y, cuando el sol se abría paso entre las nubes, su brillante superficie de mármol resplandecía. Cuatro delgadas torres se elevaban al cielo e interrumpían la suave curva del edificio en intervalos iguales. Las ventanas de las cuatro plantas del edificio hacían que el interior pareciera muy luminoso.
Contemplé la impresionante estructura que aumentaba de tamaño a medida que nos acercábamos a ella. Parecía imposible que lograran trasladarla a otro lugar.
En la entrada del edificio nos aguardaban más Buscadores. La planta baja daba a un pasillo que rodeaba el patio central, pero aquí las puertas que bordeaban las paredes estaban mucho más separadas.
—¿El equipo Haldis? —preguntó una mujer, a quien reconocí como una de las otras Guías, dirigiéndose a Anika.
Ella asintió con expresión lúgubre.
—Aún no sabemos con exactitud qué ocurrió. Pero hemos perdido a Monroe y la sede de Denver ha sido infiltrada. Declara un traslado de emergencia.
—No hablarás en serio, ¿verdad? —La otra mujer soltó un grito ahogado.
—Sí —repuso Anika—. Hazlo ahora.
—Pero aún no han acabado los Vínculos de Eydis…
—Ahora.
La Guía echó a correr hacia la Academia.
Anika empezó a dar órdenes.
—¡Alertad a las alas de Pyralis y Tordis! El traslado empieza dentro de quince minutos. ¡Todos a sus puestos correspondientes!
Los Buscadores echaron a correr en diversas direcciones.
Anika se giró hacia los Arietes que escoltaban a Logan y Ansel.
—Llevadlos al recinto cercado. Después nos ocuparemos de ellos.
—¡No! —Cuando cogí a Anika del brazo varios Arietes alzaron las armas. Cuando ella sacudió la cabeza, retrocedieron.