La vida perra de Juanita Narboni (28 page)

BOOK: La vida perra de Juanita Narboni
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Riña Pichetto (Turín, 1911-Cannes, 1996), más conocida como Riña Ketty, fue una intérprete de grandes éxitos populares (tangos, pasodobles,
chansons de charme,
etc.) en los años treinta y cuarenta, en especial a partir de 1939, fecha en que canta sus célebres «J'Attendrai» y «Sombreros et Manti-lles». Durante la guerra y en zona libre se la llamó «la Madelón de 1940». La mención a la desaparición de Riña Ketty, producida para el gran público a partir de la década de los cincuenta, junto a otras referencias de Juanita Narboni a su presente más inmediato permiten situar esta unidad en los años cincuenta, lo que confirmarán igualmente las primeras unidades de la segunda parte. Agradezco la ayuda para la documentación de numerosas referencias musicales a Juan Olaya de Radio Barcelona y a Oliver Strunlc, colega y amigo.

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Riña Pichetto (Turín, 1911-Cannes, 1996), más conocida como Riña Ketty, fue una intérprete de grandes éxitos populares (tangos, pasodobles,
chansons de charme,
etc.) en los años treinta y cuarenta, en especial a partir de 1939, fecha en que canta sus célebres «J'Attendrai» y «Sombreros et Manti-lles». Durante la guerra y en zona libre se la llamó «la Madelón de 1940». La mención a la desaparición de Riña Ketty, producida para el gran público a partir de la década de los cincuenta, junto a otras referencias de Juanita Narboni a su presente más inmediato permiten situar esta unidad en los años cincuenta, lo que confirmarán igualmente las primeras unidades de la segunda parte. Agradezco la ayuda para la documentación de numerosas referencias musicales a Juan Olaya de Radio Barcelona y a Oliver Strunlc, colega y amigo.

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Expresión muy utilizada por los judíos de Tánger.

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Una de tantas publicaciones de prensa «femenina», es decir, dirigida a las mujeres, a la que Juanita es aficionada. Podría tratarse en este caso de la revista
Mujer: revista semanal ilustrada dedicada exclusivamente a la mujer,
Madrid, 1931 —o también de
Mujer: revista del mundo y de la moda,
de periodicidad semanal, Madrid, Saturnino Calleja, 1925. Al mismo tipo de prensa pertenece la francesa
Confidence
que Juanita cita más adelante (338).

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Se trata de un anuncio de la segunda parte de la novela en cuya unidad 1 —continuación, apenas transcurrida una hora de tiempo de la historia, de la unidad 1 de esta primera parte—, se confirma que la casa de Juanita está sin luz: «ya es hora de ir encendiendo las velas» (254). En la unidad 2 de la segunda parte —que se sucede al día siguiente de la 1—, el personaje vuelve a insistir en que «tengo que ir a la Electra» (255), lo que ocurrirá al día siguiente en la unidad 5 —«tengo que ir a la Compañía Electra, yo no me paso otra noche a la luz de las velas» (262)—, ya que la unidad 2 se sucede en «domingo» y la Compañía está cerrada (255). El anuncio, sin embargo, no se actualiza en ningún momento, lo que obliga al lector, por tanto, a deducir la visita de Juanita a la Compañía. Todas estas referencias permiten situar la unidad 1 de esta primera parte —igual que la de la segunda— en el preciso día de un sábado.

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Forma de yaquetía que Juanita emplea para referirse a los demás en el sentido de «maldito». La propia Juanita ofrece la significación del término, como en otras muchas ocasiones, en sus próximas palabras: «prenda maldita». La expresión correcta, sostiene Alberto Pimienta, era «negro todo» o «negra toda». Para Renée Fauveau tendría el mismo significado que «preto» o «preta» (140), también muy utilizado por Juanita, que podría ser una deformación del castellano «prieto» o «prieta» (Renée Fauveau,
-La vida perra de Juanita Narboni:
le miroir ou la recherche d'une identité»,
Les langues-neolatines,
277-278, 1991, pág. 59) o un término tomado directamente del portugués «preto» (N. Sagnes Alem,
Images et représentations du Maroc hispanophone: Ángel Vázquez, romancier (1929-1980),
Collection Espagne Contemporaine, Université Paul Valéry, Montpellier III, 1999, pág. 280). La identificación de «negro» y «preto» se observa en algunas expresiones de yaquetía en las que aparecen juntos ambos términos, contribuyendo de ese modo a una semántica redundante de la que también se hace eco Juanita cuando dice, por ejemplo, «un gato negro y preto como la noche» (302).

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Alusión a la presencia italiana en Tánger durante la segunda guerra mundial.

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Pietro Badoglio (1871-1956), mariscal y político italiano. En 1935 ocupó Addis-Abeba (Etiopía) y en 1943, y tras la detención de Mussolini, se puso al frente del ejército e inició negociaciones con los aliados para firmar el armisticio y declarar la guerra a Alemania.

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«Uñas de gato» se refiere a un tipo de planta característica de la Península Ibérica y ciertas zonas del norte de África. Crece a ras de tierra y sobre arena, y de sus hojas rojizas o verdes nace una flor de color morado. En Andalucía recibe también el nombre de «uñas de león».

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Célebre canción fascista italiana que se divulgó sobre todo con motivo de la guerra de Abisinia.

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Célebre villa tangerina habitada por Walter Harris, el corresponsal de
The Times
y autor de
Marocco that was.
Fue una de tantas mansiones de Tánger «consagradas al arte», junto a la de Barbara Hutton o el palacio de MuIai Hafid (véase Angel Flores,
Tánger
, Madrid, Publicaciones Españolas, 1954, pág. 8). El Gran Bailo di Primavera se celebraba muchas veces en el Palacio de Mulai Hafid en la época de la Italia fascista, aunque aquí Juanita mencione Villa Harris.

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Juanita no puede saber en este momento a qué lugar ha huido su hermana Elena, ya que es en la unidad 11 de la segunda parte, próxima ya la independencia de Marruecos, cuando se lo comunica su amiga Esther (271). La mención por parte de Juanita a Casablanca debe entenderse, bien como algo que el personaje imagina sin evidencia alguna, bien como un error cronológico del mismo de Vázquez. Hay otros momentos en la novela en que el personaje menciona acontecimientos que contradicen la lógica temporal del relato. En la unidad 3, situada en 1934, Juanita menciona el poco dinero del retiro del padre (150); sin embargo, éste se jubila mucho tiempo después, tras la muerte de la madre en 1940 (198). En la misma unidad 3, revolviendo una caja llena de papeles, Juanita encuentra el «derecho de propiedad para toda la vida —a perpetuidad— de la sepultura de nuestra familia» (153), pero en la segunda parte de la novela se encuentra con el problema de que, como les dice a sus padres ya muertos, «¿sabéis que el plazo para que vuestros nichos pasen a perpetuidad o vuestros restos sean trasladados a la fosa común vence dentro de un mes y que si queréis quedaros donde estáis tendré que pagar mil quinientas pesetas?» (265). Otra imprecisión del relato es la que se produce con el nombre de Bella Pinto, que aparece por vez primera en el entierro de la madre (174) y que en la unidad 8 de la segunda parte (267) y en momentos posteriores se cita como Berta. Por último, también debe mencionarse la inverosimilitud de que al inicio de la novela en la unidad 1 Juanita sostenga que nunca podrá «salir a esas calles sin medias» (127) y pocos días después, aunque en la unidad 13 de la segunda parte, diga: «no, mamá, no llevo medias, no las lleva nadie, por lo menos en verano» (250). Nathalie Sagnes Alem ha destacado algunas de estas imprecisiones aunque también las ha justificado apelando al carácter «subjectif et irrationnel de tout monologue intérieur» que, al materializarse, crea lapsus de memoria, interpretaciones contradictorias de la realidad o fisuras entre la palabra y el verdadero sentir del personaje (Nathalie Sagnes Alem, ob. cit., págs. 140-141).

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Célebre película de Eusebio Fernández Ardavín de 1935 con argumento de la novela de José M.
a
Carretero
(El Caballero Audaz)
del mismo título, protagonizada por Lina Yegros, Antonio Portago, José M.
a
Linares Rivas y José Isbert. Más adelante en el relato, cuando Juanita mencione sus lecturas, dirá que lee «hasta a El Caballero Audaz» (292). José M.
a
Carretero (Córdoba, 1888-Madrid, 1951) fue un autor de gran éxito con novelas de tramas inverosímiles donde se mezclaba lo erótico, lo sentimental y lo folletinesco, entre ellas
La Virgen desnuda
(1910) o
La bien pagada
(1920). En
Frente rojo contra España
(1946) defendió con pasión la causa franquista. Por lo que respecta a Lina Yegros, muchas de las películas que Juanita ve a lo largo de su vida estarán protagonizadas por esta actriz (Madrid, 1913-1978). Su primer papel en la pantalla lo tuvo precisamente en
La bien pagada
y un año después obtiene un enorme éxito con
Sor Angélica,
película que ve Juanita (294) al igual que
El octavo mandamiento
de 1935 (269) o
La millona
de 1936 (261). Fue una de las mayores estrellas cinematográficas de la España republicana en la línea del melodrama lacrimoso hasta el punto de ser conocida durante la época como «Lina Yegros, la llorona». La mención de Juanita a Elisabeth tiene un referente documentable en Elisabeth Hinnen, una amiga de la madre de Vázquez a la que éste no tuvo nunca en mucha estima. Salió en el film de Ardavín, en efecto, en una breve escena desarrollada en una sala de juegos y diciendo apenas dos palabras. La adinerada tía de Elisabeth alquiló todo el cine para ver en pantalla a su sobrina.

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Esta unidad 2 junto a la 3 sitúa el relato muchos años antes a la unidad 1. Juanita asiste al cine con su hermana y las amigas de ésta. La mención a
La cucaracha
no deja lugar a dudas acerca del tiempo histórico en el que se desarrollan estas dos unidades. Se trata de un cortometraje musical de 1934, del norteamericano Lloyd Corrigan, interpretado por Don Alvarado y Steffi Duna que, en efecto, se rodó en technicolor. En ese mismo año ganó el Oscar al mejor cortometraje humorístico.

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Diario tangerino en castellano muy leído en la ciudad que se dejó de publicar en 1936. Fue un diario de signo republicano que en los primeros momentos de la guerra española se hizo eco de la consigna «no pasarán».

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Juanita se refiere a la versión cinematográfica de Benito Perojo (1935) del célebre sainete lírico de Tomás Bretón y Ricardo de la Vega (1894) que, junto a
Nobleza baturra
y
Morena clara,
películas que conoce Juanita (222,252), constituyen el llamado «gran trío republicano» (Caparros Lera,
Arte y política en el cine de la República,
Barcelona Editorial, Ediciones Universidad de Barcelona, 1981, pág. 149). Protagonizaban el film de Perojo, Raquel Rodrigo, Roberto Rey, Charito Leonís y Miguel Ligero. La propia novela confirma que se trata de esta versión cuando más adelante Juanita vuelva a aludir a ella, mencionando la ambientación de Pedro de Répide (330).

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Se confirma el tiempo histórico en que se sitúan las unidades 2 y 3, ya que la noticia que en 1935 está viendo Juanita en la pantalla del cine remite a la inminente invasión de Etiopía por la Italia de Mussolini bajo las órdenes de Badoglio.

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Como sucede en otras muchas ocasiones, Juanita asimila la persona que está a su lado, un pescador, a un título literario, en este caso,
Le pecheur d'Islande
(1886) del escritor francés Julien Viaud, más conocido como Pierre Loti (Rochefort, 1850-Hendaya, 1923). Años más tarde la misma Juanita lamentará no haberse «dejado tocar por aquel pescador» (234).

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Uno de los barrios más pobres de Tánger.

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Referencia al incendio en una subasta benéfica en París en 1897 en el que murió Sophie, la hermana de la última emperatriz austro-húngara, Elisabeth, princesa de Baviera, más conocida como Sisí. La segunda referencia remite al incendio del teatro madrileño Novedades el 23 de septiembre de 1928.

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Se trata del vocablo de yaquetía «woh» utilizado por Juanita con mucha frecuencia. Los diferentes usos de este vocablo son indicativos de la imposibilidad de definir de un modo preciso esta modalidad del castellano. De esos usos se hace eco Alegría Bendelac en su imprescindible obra,
Los Nuestros. Sejiná, Letuarios, )aquetíay Fraja. Un retrato de los sefardíes del norte de Marruecos a través de sus recuerdos y de su lengua (1860-1984),
Peter Lang Publishingh, Inc. Nueva York, 1987, págs. 88-93. El vocablo podría provenir del «woe» del inglés arcaico con el sentido de «desafortunado», «desgraciado», «maldito», etc., o del «woe» como interjección antigua de lamento de origen indoeuropeo que se encuentra en varias lenguas (ob. cit., pág. 89). Sea como sea, el término está connotado siempre en Juanita de modo negativo de acuerdo a las distintas acepciones que tiene también en la yaquetía: «woh» de lamentación pura, imprecatorio, de despecho y resignación, adjetival y apositivo, según Bendelac. Así, aparece en el texto como «guós por ti se haga» (257) en el sentido de «maldito sea, que el diablo te lleve», «¿qué guós será esto?» (273) en el sentido de «¿qué demonios será esto?», «¿qué guós me entró a mí esta mañana?» (225) en el sentido de «¿qué diablo me entró?». También aparece la fórmula negativa «no haya un guós» (296), variante de «no haya un mal», utilizadas para ahuyentar la mala suerte (véase también Renée Fauveau, art. cit., pág. 60).

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Versión cinematográfica de Benito Perojo de 1934 de la novela del mismo título de Alberto Insúa (1922). Protagonizan el film Antoñita Colomé, Marino Barreto, José M.
a
Linares Rivas y Angelillo. Una versión anterior, muda, también de Perojo, fue la de 1927 con Raymundo de Sarka, Valentín Parera y Conchita Piquer. En la página 141, Juanita menciona la canción «Me voy a París con el negro» de la misma película que recordará de nuevo más tarde (296). Alberto Galt y Escobar, conocido como Alberto Insúa, fue un periodista y escritor español (La Habana, 1883-Madrid, 1963) cuya novela
El negro que
tenía el alma blanca
puede inscribirse dentro de un naturalismo follestines-co y popularista que en muchos momentos trata con crudeza temas de carácter erótico, lo que permite entender que, más adelante en la novela, Juanita sitúe al escritor entre sus lecturas «fuertes» (292).

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José de Jesús Mojica (San Gabriel, Guadalajara, 1896-Perú, Lima, 1974) fue un famoso tenor y actor de cine cuyo porte distinguido y afeminado le convirtió en todo un ídolo entre el público femenino de los años treinta que vio en él la encarnación de un mundo de color rosa,
glamouroso
y cursi al mismo tiempo. Con el tiempo su fama se vio acrecentada porque en el año 1947 acabó ordenándose sacerdote en Lima y adoptando el nombre de José Francisco de Guadalupe. Más adelante en la novela, al final de la unidad 9 de la segunda parte, Juanita confundirá a un cura con el actor de
La cruz y la espada
—película de 1937 de Frank Strayer en la que Mojica representaba el papel de monje— en la iglesia de San Antonio, lo que dará lugar a uno de los delirios más alucinantes del personaje. En esa misma escena recordará la fotografía de la que habla ahora: «en mala hora se le ocurrió a Magda enseñarme aquella fotografía» (269).

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