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Authors: George R. R. Martin

Tags: #Ciencia ficción

Una canción para Lya (29 page)

BOOK: Una canción para Lya
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Hill no estaba seguro de lo que los Brish'diri esperarían en el saque. Pero fuera lo que fuera, no lo consiguieron. Con los alienígenas aún desconcertados, el Blastoff fue a por el balón otra vez.

Esta vez la carrera fue completa. Inmediatamente de la apertura, el veloz recibidor humano recogió la pelota limpiamente y recorrió el terreno que le faltaba hasta la línea de gol. Los Brish'diri no pudieron tocarlo siquiera una vez.

La multitud estaba sentada en un silencio contenido mientras el pase era recogido por el humano. Luego, cuando quedó suficientemente claro de que no había manera de que los Brish'diri evitasen el gol, la ovación comenzó, y fue creciendo hasta convertirse en un fabuloso rugido. El Estadio entero se puso de pie gritando salvajemente.

Por vez primera desde el comienzo de la temporada, el Kosg-Anjhem iba perdiendo. Un espléndido disparo por encima de los palos puso el resultado 7-0 a favor del Blastoff Inn.

Tomkins seguía de pie, gritando con fuerza. Hill, que había permanecido sentado, lo miró obstinadamente.

—Siéntese —le dijo—. El partido aún no ha terminado.

Los Brish'diri en seguida subrayaron la afirmación. Apenas cogieron el balón, comenzaron su feroz ataque campo arriba irrumpiendo en la línea humana una y otra vez.

Los humanos ensayaron doce tipos distintos de formaciones defensivas. Ninguna de ellas parecía surtir efecto. La aplanadora Brish'diri avanzaba inexorablemente.

El touchdown fue el anticlímax. Afortunadamente, de todas formas, el ensayo para el punto extra falló. Tuhgayh-dei perdió gran cantidad de balones, pero aún no había desarrollado una forma correcta de chutar colocando sus tiros entre los palos.

Los atacantes del Blastoff volvieron a tomar la iniciativa. Se los veía determinados. La primera jugada luego de la melée fue un pase corto hacia el centro, avanzando quince yardas. Seguidamente, un pase doble. Y se completaron otras doce yardas.

En la jugada siguiente, el fullback del Blastoff intentó llegar al medio del campo. Lo sancionaron con una pérdida de cinco yardas.

—Si detienen nuestros pases, estamos muertos —dijo Hill a Tomkins sin quitar los ojos del campo de juego.

Afortunadamente, el quarterback del Blastoff se hizo a la idea de establecer un juego de carreras. Un propicio retorno al juego aéreo dio a los humanos nuevas posibilidades.

Tres jugadas más tarde, anotaron un nuevo tanto. Una vez más la multitud rugió.

Perdiendo ahora por 14-6, los Brish'diri comenzaron nuevamente a pujar hacia delante.

Pero los humanos, estimulados por la diferencia de goles a favor, jugaban ahora mejor y con mayor rudeza. Prestando muchísima atención a los atacantes Brish'diri, los defensores comenzaron a placar fácilmente a los corredores alienígenas.

El Kosg-Anjhem jugaba lentamente, y se detenía. Fueron forzados a dejar la pelota cerca de las 50 yardas.

Tomkins comenzó a palmear a Hill en la espalda.

—Usted lo hizo posible —le dijo—. Los estamos parando también en ataque. Vamos a ganar.

—Tranquilícese —le contestó Hill—. Ha sido una casualidad. Algunos de nuestros hombres se encontraban justamente en el sitio adecuado en el momento preciso. Ya ha pasado otras veces. Nadie ha dicho nunca que los Brish'diri anotaran tantos cada vez que cogieran el balón. Aunque así suceda la mayoría de las veces.

Mientras tanto, en el campo de juego, el ataque del Blastoff seguía en pleno desarrollo.

Unos cuantos lanzamientos precisos colocaron a los humanos en las treinta yardas del Kosg-Anjhem.

Fue entonces cuando los extranjeros cambiaron sus posiciones. Cogieron varios hombres del ataque y los colocaron en la defensa. Comenzaron con marcaje doble a los recibidores del Blastoff. Excepto que no era un mareaje doble normal. El segundo defensa estaba jugando bastante más lejos de la línea de la melée. En el momento en que un humano lograra deshacerse del primer Brish'diri, el segundo estaría ya encima suyo.

—Me temía algo por el estilo —dijo Hill—. No somos los únicos con capacidad de reaccionar frente a las circunstancias.

El quarterback del Blastoff ignoró los cambios defensivos de los alienígenas y mantuvo su plan de juego aéreo. Pero su primer pase desde las treinta fue rechazado por un defensor Brish'diri que estaba precisamente al final de la jugada.

Lo mismo ocurrió en el intento siguiente. Esto puso al Blastoff a la defensiva. Los humanos solicitaron un minuto. Hubo una apresurada conferencia en el lateral.

Cuando se reanudó la acción, la línea de ataque del Blastoff había abandonado su formación de escopeta. Sin el impresionante ataque por sorpresa de los Brish'diri como preocupación principal, el quarterback se hallaba relativamente seguro en su posición usual.

Hubo una rápida jugada, y el quarterback se deshizo del balón igualmente de rápido, un instante antes que el Brish'diri que cargaba lo tumbara al suelo. El halfback que recogió el balón corrió hacia la izquierda. Los defensas Brish'diri se encaminaron hacia él en masa con la intención de cerrar el camino a la línea lateral. Pero justo en el momento de llegar a la línea lateral, todavía detrás de la línea de melée, el halfback del Blastoff devolvió el balón a un compañero de equipo que corría por el lado derecho.

Una sonrisa amplia se esparció por la cara de Hill. ¡Un cambio de frente!

Los Brish'diri eran dolorosamente lentos para cambiar de dirección. El humano se dirigió derecho hacia la zona final con ridícula facilidad y corrió hacia adelante, rodeado de bloqueadores. Los Brish'diri que aún estaban en la jugada se cerraron. Uno o dos fueron cogidos por los bloqueadores humanos. El resto encontraron imposible poner sus manos sobre el pequeño y veloz corredor humano. De esta manera, pudo atravesar las líneas alienígenas y penetrar en la zona final.

Una vez más el estadio todo se puso de pie. Esta vez, también Hill se levantó de su asiento.

Tomkins estaba eufórico otra vez.

—¡Ah! —dijo—. Creo que era usted quien afirmaba que sería imposible que un corredor nuestro atravesara sus líneas.

—Normalmente es imposible —replicó el director—. No hay manera de correr a través de ellos, por ello las escapadas en el centro están descartadas. Las escapadas en el sector final son mejores, pero si se encuentran en la posición normal, también entonces las perspectivas son malas. No hay manera de que un corredor humano atraviese la muralla de Brish'diri en situación de cargar.

—De todas formas, cuando se dispersan tal cual acaban de hacerlo, nos proporcionan un campo descubierto para poder aprovecharlo. No podemos atacar a través de ellos, no, pero seguramente podemos ir entre ellos cuando están dispersos por todo el campo. Y el Blastoff Inn cuenta con varios excelentes corredores de campo abierto.

La multitud lo interrumpió con un rugido que anunciaba la conversión del punto extra. El encuentro se ponía 21-6.

De todas maneras el partido estaba aún muy lejos del final. La defensa humana no estuvo tan acertada en la siguiente serie de ataques. En lugar de depender exclusivamente del juego de escapadas, Marhdaln-nei mantuvo a sus oponentes ocupados con algunos de sus pases evidentemente cortos, pero potentes.

Para llevar adelante un ataque más efectivo, la defensa del Blastoff se desparramó en amplios intervalos. La línea de ataque por lo tanto se abrió, y algunos humanos se las arreglaron para engañar a los lentos bloqueadores Brish'diri, atravesar sus líneas y llegar al quarterback. Marhdaln incluso llegó a ser derribado en una oportunidad.

Pero el éxito del Blastoff tuvo corta vida. Marhdaln encontró la solución rápidamente. La defensa humana desparramada a todo lo ancho, de gran efectividad contra los pases, era un fracaso absoluto contra las escapadas. Los humanos estaban demasiado alejados para intentar el placaje. Y no había forma alguna, salvo un asalto en masa, de detener a un Brish'dir en plena carrera.

A partir de entonces no hubo forma de parar al Kosg-Anjhem, debido a que Marhdaln alternaba entre el pase o la escapada, de acuerdo con la formación que adoptara la línea defensiva humana. Los alienígenas avanzaron rápidamente hacia su segundo tanto.

Esta vez incluso consiguieron el tanto extra de conversión. Los tantos anotados por los Brish'diri aplacaron la euforia de la multitud, pero el Blastoff Inn no parecía descorazonado cuando tomaron el campo otra vez. Con los alienígenas nuevamente en su formación defensiva tan original, el quarterback humano optó por la formación tipo escopeta otra vez.

Su primer pase fue demasiado largo, pero los tres siguientes fueron efectivos y llevaron al Blastoff sobre las catorce yardas del Kosg-Anjhem. Una jugada con escapada, insertada para romper con la monotonía, terminó a las seis yardas en el suelo. Luego hubo otro pase incompleto. El envío fue perfecto, pero el recibidor perdió la pelota.

Esto puso el juego en terreno del Blastoff, y un estremecimiento de aprehensión caló entre la multitud. Casi todo el mundo en el estadio se daba cuenta que los humanos debían seguir anotando tantos para sostener sus aspiraciones de triunfo.

El tiro desde el centro fue limpio y rápido. El quarterback del Blastoff recogió el balón, dio unos cuantos pasos sin apuro hacia atrás para mantener una distancia prudencial de los corredores Brish'diri, y trató de pasar la pelota a algún recibidor. Echó un vistazo cuidadoso por todo el campo. Luego retrocedió otro poco y sacó un buen bombazo.

Parecía un nuevo avance. Los humanos tenían a sus defensores alienígenas batidos por unas buenas cinco yardas y seguían ganando terreno. El pase fue hermoso.

Pero entonces, cuando el balón comenzó su espiral de caída, el defensa Brish'diri frenó de repente en mitad de su carrera. Renunciando a su persecución sin esperanzas, giró la cabeza en círculo para ver dónde estaba el balón, lo vio, se puso tenso… y saltó.

Los músculos de las piernas Brish'diri, desarrollados por la pesada gravedad de Brishun, eran mucho más potentes que los de sus adversarios humanos. A pesar de sus cuerpos pesados, los Brish'diri podían fácilmente superar a los humanos en cualquier salto. Pero solamente se habían aprovechado de este hecho para cazar en el aire los pases de Marhdaln.

Pero ahora, mientras Hill parpadeaba sin poderlo creer, el defensa del Kosg-Anjhem saltó por lo menos cinco pies en el aire para recoger el balón mientras descendía y tirarlo fuera de un manotazo.

El estadio gimió.

Forzados por la situación, el Blastoff Inn súbitamente pareció debilitarse. El jugador humano alejó el balón cuando intentó recogerlo. El Brish'dir que recogió el balón perdido recorrió veinte yardas antes que pudieran voltearlo.

La defensa humana puso esta vez tan sólo una simbólica resistencia, mientras Marhdaln conducía a su equipo hacía delante con una serie de pases cortos y escapadas devastadoras.

Le llevó a los Brish'diri exactamente seis jugadas para estrechar la diferencia a 21-19.

Por suerte, Tuhgayh desperdició otro punto extra.

Se produjo una larga ovación cuando el Blastoff Inn tomó otra vez el campo con su delantera. Pero desde la primera jugada del puntapié de salida, era evidente que algo extraño les pasaba.

El quarterback de los humanos, que hasta entonces estaba jugando brillantemente, súbitamente se volvió errático. Para hacer mayores sus problemas, los Brish'diri de repente saltaban por todo el campo.

El pase estilo canguro de los alienígenas tenía ciertas limitaciones. Exigía una precisa coordinación y excelentes reflejos de parte de los saltadores, condiciones que no eran propias en los Brish'diri. Pero era una táctica desconcertante que el quarterback del Blastoff no podía nunca evitar. No sabía cómo hacerlo.

Los humanos jugaban en sus propias catorce yardas, y fueron forzados a jugar la pelota. El Kosg-Anjhem se movió prontamente con el balón en dirección contraria y se anotaron un nuevo tanto. Por primera vez en el partido, estaban ganando.

La siguiente jugada del Blastoff fue más exitosa, y así pudieron llegar hasta las veinte yardas de los Brish'diri antes de verse obligados a detenerse. Los humanos salvaron la situación con un buen gol.

El Kosg-Anjhem aumentó su tanteo, unos segundos antes que finalizara el primer tiempo.

El resultado estaba en 31-24 a favor de los Brish'diri.

Y no era ningún secreto acerca de la manera cómo se desenvolverían los acontecimientos.

Esta idea había crecido silenciosamente en las gradas.

Tomkins, mostrando una expresión preocupada, se volvió de golpe hacia Hill.

—Bueno, puede que podamos dar vuelta al resultado en la segunda parte. Solamente nos aventajan por siete puntos. No está tan mal.

—Puede ser —dijo Hill dudando—. Pero no lo creo así. Tuvieron ya su oportunidad.

Odio decirlo, pero pienso que nos van a borrar del estadio en el segundo tiempo.

Tomkins frunció el ceño.

—Espero que no suceda de esa forma. Odio imaginarme lo que la facción militarista Brish'diri podría hacer con un resultado que les fuera favorable. Porque, ellos… —Se detuvo, dándose cuenta de repente que Hill no le prestaba la más mínima atención. Los ojos del director estaban otra vez fijos en el campo de juego.

—Mire —dijo Hill señalando—. Por el portón de entrada. ¿Está usted viendo lo mismo que yo?

—Parece un automóvil de la misión comercial —dijo el agente del E.T. tratando de entender qué pasaba.

—¿Y quién está saliendo de él?

Tomkins dudaba.

—Remjhard-nei —dijo finalmente.

El Brish'diri descendió torpemente del vehículo, caminó una corta distancia a través del campo y se introdujo por una puerta que conducía a los vestuarios.

—¿Qué está haciendo aquí? —preguntó Hill—. ¿No se suponía que debía mantenerse alejado de los partidos?

Tomkins sacudió su cabeza dificultosamente.

—Bueno. Eso es lo que le avisamos. En especial al principio de la Liga, cuando las hostilidades estaban en su peor momento. Pero no es un prisionero, como usted bien sabrá. No hay forma de obligarlo a mantenerse lejos de los partidos si desea estar presente.

Hill fruncía su ceño.

—¿Por qué les hizo caso durante toda la temporada y de repente hoy no lo hace?.

Tomkins se encogió de hombros.

—Puede que quiera ver a su hijo ganar un campeonato de Liga.

—Es posible. Pero no lo creo. Algo extraño está ocurriendo ahí dentro.

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