Read Bridget Jones: Sobreviviré Online

Authors: Helen Fielding

Tags: #Novela

Bridget Jones: Sobreviviré (30 page)

BOOK: Bridget Jones: Sobreviviré
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53,2 Kg. (ya no es posible pesarse, así que puedo decidir el peso de acuerdo con el estado de ánimo en que me encuentre: excelente ventaja de viajar), O calorías, 12 minutos fuera del lavabo (eso parece).

2
a.m. Hora local. Bangkok. Shazzer y yo estamos intentando dormir en el peor sitio en que he estado en mi vida. Creo que me voy a asfixiar y a dejar de respirar. Cuando sobrevolamos Bangkok había un nubarrón gris y estaba lloviendo a cántaros. La Casa de Huéspedes Sin Sane (Sin Sae) no tiene lavabos, sólo horribles agujeros apestosos en el suelo de unos cubículos. La ventana abierta y el ventilador no cambian nada porque el aire es lo más parecido que se pueda imaginar a agua caliente sin serlo realmente. Hay una disco debajo (del hotel, no del lavabo) y entre pausas se oye a toda la gente de la calle quejándose y también sin poder dormir. Me siento como una cosa grande y blanca temblequeante. Primero el pelo se me ha convertido en guedejas y después se me ha pegado a la cara. Lo peor de todo es que Sharon no deja de parlotear acerca del desconocido a lo Harrison Ford del avión.

— ... Ha viajado tanto... ¡Estaba en la Sudan Airways cuando el piloto y el copiloto decidieron estrechar la mano de todos los pasajeros y la puerta de la cabina se cerró tras ellos! Tuvieron que echarla abajo con un hacha. De lo más gracioso. Se hospeda en el Oriental... me dijo que nos pasásemos.

—Pensaba que no queríamos tener nada que ver con hombres —dije malhumorada.

—No, no, a mí sólo me parecía que, estando en un sitio desconocido, sería útil hablar con alguien que realmente ha viajado tanto.

6 a.m. Al final cogí el sueño a las 4.30, para ser despertada a las 5.45 por Sharon dando saltos en la cama y diciendo que deberíamos ir a un templo a ver la salida del sol (¿a través de cien metros de nubes?). No puedo seguir. ¡ Aaah! Algo verdaderamente horrible parece estar sucediendo en mi estómago. No dejo de tener pequeños eructos con olor a huevo.

11 a.m. Sharon y yo llevamos cinco horas despiertas, cuatro y media de las cuales las hemos pasado haciendo turnos para ir al «lavabo». Sharon dice que el sufrimiento y la vida sencilla forman parte de la epifanía espiritual. El confort físico no sólo es innecesario sino también un impedimento para la espiritualidad. Vamos a meditar.

Mediodía. ¡Hurra! ¡Nos hemos registrado en el hotel Oriental! Me doy cuenta de que una noche aquí nos costará más que una semana en Corfú, pero es una emergencia y, ¿para qué están las tarjetas de crédito? (la de Shazzer todavía funciona y me ha dicho que se lo puedo pagar cuando volvamos. Me pregunto: ¿estará bien tener una epifanía espiritual con la tarjeta de crédito de otra persona?).

Ambas hemos estado de acuerdo en que el hotel era maravilloso y nos hemos cambiado al instante, poniéndonos los albornoces azul pastel y hemos jugueteado en un baño de burbujas, etc. Shazzer también dice que no es necesario vivir sin comodidades todo el tiempo para ser un buen viajero, porque el contraste entre los mundos y los estilos de vida es lo que hace que uno tenga una epifanía espiritual. Yo no podría estar más de acuerdo. Aprecio muchísimo, por ejemplo, a la vista del actual estado de mi estómago, la presencia simultánea de lavabo y bidet.

8 p.m. Shazzer estaba durmiendo (o muerta a causa de la disentería), así que decidí salir a dar un paseo por la terraza del hotel. Era preciosa. Permanecí de pie en la negra oscuridad, con una suave brisa cálida levantándome las guedejas aplastadas de la cara, observando el río Chao Phraya... y todas las luces y a lo lejos los botes de estilo oriental. Volar es algo maravilloso —hace sólo 24 horas estaba sentada en la cama de mi casa rodeada de ropa recién lavada—, ahora todo es increíblemente exótico y romántico. Estaba a punto de encender un cigarrillo cuando de repente apareció debajo de mi nariz un elegante encendedor de oro. Miré el rostro a la luz del encendedor y emití un extraño sonido. ¡Era el Harrison Ford de las líneas aéreas! El camarero nos trajo unos gin-tonics que parecían bastante cargaditos. Harrison Ford, o «Jed», explicó que era muy importante tomar quinina en las zonas tropicales. Comprendí bastante bien por qué Shaz no dejaba de hablar de él. Me preguntó cuáles eran nuestros planes. Le expliqué que habíamos decidido ir a la isla hippie de Koh Samui para quedarnos en una choza y tener una epifanía espiritual. Me dijo que a lo mejor él también vendría. Le dije que eso a Sharon le gustaría (porque obviamente él era suyo, aunque eso no se lo dije a Harrison Ford), y que quizá debería ir a despertarla. Para entonces yo ya me sentía bastante mareada con toda la quinina y me entró el pánico cuando él me pasó suavemente un dedo por la mejilla y se inclinó hacia mí.

—Bridget —siseó una voz—, y tú dices llamarte una jodida amiga...

Oh no, oh no. Era Shazzer.

jueves 7 de agosto

53 Kg., ¿o quizá 51,5?, 10 cigarrillos, O apariciones del sol.

Isla Koh Samui, Tailandia. (Mmm: no rima, pero tiene ritmo, como un
rap
o algo así.)

Hemos llegado a una playa hippie muy idílica, aparte de la lluvia torrencial: encantadora media luna de arena y pequeñas chozas sobre pilares y restaurantes flanqueándola. Las chozas están hechas de bambú, con balcones que dan al mar. Las cosas están bastante gélidas entre Shaz y yo, y ella ha desarrollado una aversión irracional a los «Chicos-Que-Tienen-Chozas-Cerca-De-Mí», con el resultado de que, aun cuando todavía no llevamos ni dieciocho horas aquí, hemos tenido que cambiar de choza tres veces, bajo la lluvia. La primera vez era bastante comprensible porque a los tres minutos los chicos vinieron e intentaron vendernos algo que era o heroína, u opio, o dulce de azúcar. Entonces nos trasladamos a una nueva choza-hotel en la que los chicos de la choza de al lado parecían muy elegantes, con aspecto de bioquímicos o algo así. Sin embargo, por desgracia, los bioquímicos vinieron y nos dijeron que alguien se había ahorcado en nuestra choza tres días antes, con lo cual Shazzer insistió en que nos fuésemos. Para entonces ya estaba todo negro como boca de lobo. Los bioquímicos se habían ofrecido a ayudarnos con el equipaje, pero Shaz no aceptó y tuvimos que pasarnos una eternidad andando penosamente por la playa cargadas con las mochilas. Resultó que al final, tras haber recorrido cerca de 30.000 kilómetros para poder despertarnos junto al mar, acabamos en una choza que daba a la parte trasera de un restaurante y a una zanja. Así que ahora tenemos que recorrer la playa de arriba abajo en busca de otra choza que dé al mar pero no tenga ese tipo de chicos al lado, o el karma de un recién ahorcado. Maldita Shazzer.

11.30 p.m. ¡Joer, de futa madre en el restauerante de hachís!, Shaz es jodidamente fantástica. Mi mezjuor aumiga.

viernes 8 de agosto

50,7 kilos (maravilloso efecto secundario de la explosión del estómago), O unidades de alcohol, O cigarrillos (muy bien), 12 setas alucinógenas (mmmmm uauuu fiuuu).

11.30 a.m. Cuando me he despertado, lo admito, bastante tarde, estaba sola. No he encontrado a Shaz por ninguna parte de la choza, así que he salido al balcón y he echado un vistazo. Preocupante: las espantosas chicas suecas de al lado parecen haber sido reemplazadas por un Chico-Que-Tiene-Choza-Cerca-De Mí pero está claro que eso no es culpa mía porque siempre hay viajeros yendo y viniendo. Me puse las gafas de sol de farmacia porque todavía no tenía las lentes definitivas y, al fijarme más, el Chico-Nuevo-Que-Tiene-Choza-Cerca-De-Mí ha resultado ser el de las líneas aéreas que-se-parece-al-Harrison-Ford-besucón-del-hotel-Oriental. Mientras yo le miraba él se ha dado la vuelta y ha sonreído a algo que salía de su choza. Era Shazzer, revelando que toda la filosofía de «ten cuidado cuando viajas, evita a los Chicos-Que-Tienen-Choza-Cerca-De-Ti» contiene una gigantesca excepción tipo «a no ser que sean realmente atractivos».

1 p.m. ¡Jed nos llevará a un café a tomar una tortilla de setas alucinógenas! Al principio dudamos porque

estamos estrictamente en contra de las sustancias ilegales, pero Jed nos explicó que los champiñones mágicos no son droga sino algo natural y nos proporcionarán una puerta de entrada para nuestra epifanía espiritual. Muy emocionada.

2 p.m. Soy hermosa en una forma impresionante y exótica, hermosa y parte de todos los colores y de la vida con sus leyes. Cuando me echo en la arena y miro al cielo a través de mi sombrero del ejército brillan alfileres de luz, y es la cosa más hermosa, hermosa, preciosa en imágenes. Shazzer es hermosa. Llevaré mi sombrero hasta el mar para que la belleza del mar se combine con los preciosos alfileres de luz como joyas.

5 p.m. Sola en el restaurante de marihuana. Shazzer no me habla. Al principio, después de la tortilla de setas alucinógenas, no pasó nada, pero de repente, de regreso a nuestra choza, todo empezó a parecer muy divertido y por desgracia empecé a reír sin parar. Sin embargo Shaz no pareció unirse a la broma. Al llegar a nuestra última choza decidí poner mi hamaca fuera, usando una cuerdecita que se rompió, y acabé en la arena. En aquel momento aquello me pareció tan divertido que quise volver a hacerlo inmediatamente y, según pretende Shaz, repetí durante cuarenta y cinco minutos la divertida caída de la hamaca, encontrando que la diversión no disminuía con la repetición. Jed había estado en la choza con Shaz pero se había ido a dar un baño, así que decidí entrar a buscarla. Estaba echada en la cama gimiendo: «Soy fea, fea, fea, fea.» Alarmada por la aversión a sí misma, en claro contraste con mi estado, corrí hacia ella para animarla. Sin embargo, en el camino, me vi en el espejo y nunca había visto una criatura más hermosa o cautivadora en toda mi vida.

Shaz alega que durante los siguientes cuarenta minutos no dejé de intentar levantarle el ánimo pero me vi repetidamente distraída por mi imagen en el espejo, haciendo poses y suplicándole a Shaz que me admirase. Shaz, mientras tanto, estaba sufriendo un trauma absoluto, creyendo que toda su cara y su cuerpo estaban gravemente deformados. Salí a buscarle un poco de comida y regresé riendo con un plátano y un
Bloody Mary,
diciéndole que la camarera del restaurante llevaba una pantalla de lámpara en la cabeza, y entonces regresé atontada a mi puesto ante el espejo. Y después de eso, Shaz pretende que me quedé estirada en la playa durante dos horas y media observando el sombrero del ejército y agitando los dedos grácilmente en el aire, mientras ella se planteaba el suicidio.

Todo lo que puedo recordar es estar en medio del momento más feliz de mi vida, segura de haber comprendido las profundas y permanentes leyes de la vida y de que todo lo necesario era entrar en un estado más profundo de Flujo Espiritual —como está claramente descrito en
Inteligencia emocional
—, y por consiguiente seguir las leyes según una pauta zen, y entonces fue como si un interruptor se hubiese apagado. Regresé a la choza y, en lugar de la radiante encarnación femenina Buda/Yasmin Le Bon del espejo, sólo era yo, muy roja y con el rostro sudoroso, una parte del pelo aplastada contra la cabeza y la otra llena de remolinos y cuernos, y Shaz en la cama mirándome con la expresión de un asesino armado con un hacha. Muy triste y avergonzada por mi comportamiento, pero no era yo, eran las setas.

Quizá si regreso a la choza y hablo de epifanías espirituales ella no estará tan malhumorada.

viernes 15 de agosto

51,3 Kg. (hoy en un estado de ánimo ligeramente más redondo), 5 unidades de alcohol, 25 cigarrillos, O epifanías espirituales, 1 desastre.

9 a.m. Hemos pasado unas vacaciones fantásticas, aunque no una epifanía espiritual. Me he sentido un poco excluida porque Shaz estaba a menudo con Jed, pero el sol hizo algunas apariciones y me he bañado y he tomado el sol cuando ellos estaban follando, y por la noche los tres cenábamos juntos. Shaz tiene el corazón partido porque anoche Jed se fue hacia alguna otra isla. Vamos a tomar un desayuno revitalizante (aunque sin setas alucinógenas), y entonces volveremos a estar las dos solas y lo pasaremos en grande. ¡Hurra!

11.30 a.m. Oh, Dios maldito, joder. Sharon y yo acabamos de volver a nuestra choza y nos hemos encontrado con que nuestro candado estaba abierto y nuestras mochilas habían desaparecido. Estoy segura de que lo dejé cerrado, pero deben de haberlo forzado. Afortunadamente teníamos los pasaportes y no todas nuestras cosas estaban en las bolsas, pero los billetes de avión y los cheques de viaje ya no están. La tarjeta de Shazzer ya no funciona después de Bangkok y todas las compras, etc. Sólo tenemos 38 dólares entre las dos y el vuelo a Londres desde Bangkok es el martes y estamos a cientos de kilómetros de distancia, en una isla. Sharon está llorando y yo sigo intentando animarla sin demasiados resultados.

Toda la situación recuerda a
Thelma y Louise,
cuando Thelma se acuesta con Brad Pitt, que le roba todo su dinero, y Geena Davis está diciendo que todo va bien y Susan Sarandon está llorando y diciendo «Nada va bien. Thelma, definitivamente, nada va bien».

Incluso viajar hasta Bangkok a tiempo para coger el avión nos costará 100 dólares por cabeza, y luego quién sabe si en el aeropuerto de Bangkok se van a creer lo de los billetes perdidos o si podremos... Oh Dios. Tengo que mantenerme animada y tranquila. Acabo de sugerirle a Shazzer que volvamos al restaurante de marihuana y nos tomemos un par de
Bloody Marys
y que lo consultemos con la almohada, y ella se ha vuelto loca.

El problema es que una parte de mí está frenéticamente furiosa y la otra cree que es genial tener una crisis y una aventura y que eso supone un cambio enorme en mi preocupación por la circunferencia de mis muslos. Creo que me voy a escapar a por los
Bloody Marys,
Quizá eso nos levante el ánimo. De todas formas no se puede hacer nada al respecto hasta el lunes porque todo está cerrado, salvo que nos vayamos a un bar y ganemos algo de dinero con bailes exóticos en los que hagamos salir de nosotras pelotas de ping pong, pero, de alguna manera, creo que no podríamos hacer nada frente a la competencia.

1 p.m. ¡Hurra! Shazza ei yo varmos a fivir en Koh-Samui como hippies, comiendo plátanos y vendiendo conchas en la plaayia. Ss'como una epifanía spiritual. Juodidiamente briliante. Nadie más que nuosotras en quien gonfiar. Spiritual.

5 p.m. Mmm. Shaz sigue durmiendo, algo de lo que me alegro porque parece estar tomándose las cosas más bien mal. Creo que ésta es una oportunidad para comprobar nuestra independencia. Ya sé. Voy a ir al gran hotel y a preguntar en recepción de qué servicios disponen para afrontar una crisis. Por ejemplo, podría llamar a la compañía de los cheques de viaje. Pero entonces nunca obtendré el reembolso a tiempo. No, no. Mantente positiva.

BOOK: Bridget Jones: Sobreviviré
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