—Hum… —Tommy frunció el ceño—. Si es el director Yeats te juro que me vuelvo hetero antes de hacerlo con él —bromeó—. A ver, no puede ser tan malo…
—No, no… no es el director. —Sasha sonrió—. Tampoco es mal parecido. Pero no creo que te guste, así que mejor lo olvidamos
—¡Ah, no! Me has puesto los dientes largos, no puedes ahora dejar el tema —dijo Tommy encarándolo—. ¿Quién es él? —Sabía que estaba mordiendo el anzuelo, pero la curiosidad pudo más.
—Era sólo una idea, cielo. No tenemos que hacerlo, ¿lo olvidamos? —Sasha fingió indiferencia, aunque estaba atento a cada r
eacción de su compañero.
—¿Quién es? —insistió Tommy—. ¿Por qué crees que no podría hacerlo? Puedo follar con quien sea. Si no me dio un patatús de la emoción cuando estuvimos con Rock, puedes estar seguro que puedo con cualquiera.
—¿También con Randy?
Tommy se quedó mudo. No se lo esperaba. Habían pasado mil opciones por su cabeza pero nunca ésa.
—Nunca creí que llegaría el día en que tendría que oír algo así —dijo finalmente—. ¿Él quiere acostarse conmigo? Si me odia y me desprecia, ¿tú de verdad quieres estar con los dos a la vez?
—Él no te odia ni te desprecia —dijo Sasha—. Puede que te tenga un poco de antipatía, pero eso se puede arreglar, ¿no crees? Tú dices que el sexo une a las personas. TODAS las personas. Pero si no deseas hacerlo, olvidémoslo.
—Es increíble lo ciego que puedes ser a veces con lo listo que eres. —Tommy suspiró—. Si lo deseas lo haré, sabes que no te puedo negar nada.
Sasha negó con la cabeza.
—No, olvídalo. No se trata de lo que yo desee, sino de lo que tú quieras hacer. —Se levantó, fastidiado. Todo le había salido mal y encima Tommy lo llamaba ciego. Había sido una mala idea y comenzó a pensar en una excusa que darle a Randy o en otro compañero de trío.
—Yo quiero hacer lo que tú deseas. —Tommy le sujetó el brazo—. Es lo que me hace feliz, complacerte —confesó—. Si de verdad quieres hacerlo, lo haré.
—No quiero hacerlo —repuso Sasha—. Olvídalo.
—Sasha. —Tommy lo abrazó por la espalda—. Sasha —repitió con un suspiro y hundió el rostro en su cuello—. Entiendo por qué quieres hacerlo, es para que nos llevemos bien y por eso quiero hacerlo, porque buscas el bien mayor. —Volvió a suspirar—. No te enfades conmigo y cuéntame qué habías pensado.
—No es buena idea —dijo Sasha, pero no se levantó—. Yo creí que vosotros dos podríais llegar a entenderos gracias a tus ideas de que el sexo crea lazos especiales. Y pensé que si no llegábais a ser amigos, al menos podríais toleraros mejor. Creo que Randy está celoso por lo de Alan y Patrick y ha estado pinchándome, así que quise demostrarle que él también podría estar con nosotros.
—¿Por qué dices que no es buena idea? A lo mejor si me conoce un poco deja de tenerme manía —razonó Tommy—. Es cierto lo que pienso, el sexo une a la gente. La cuestión es si él viene de buen grado o busca una manera de humillarme —añadió—. No puedes condenarme por ser desconfiado. —Apretó el abrazo—. No se ha portado precisamente bien conmigo.
—Es cierto —reconoció Sasha—, pero con intentarlo no se pierde nada. Es un buen polvo y gratis. ¿Entonces, lo hacemos?
—De acuerdo, cuéntame qué has planeado, anda —inquirió Tommy buscando la manera de ir haciéndose a la idea. Ni en sus más locas fantasías se había imaginado follando con el irlandés deslucido.
—Nada especial… ir al Heaven el sábado, luego a un hotel, follar. Vamos, lo clásico. Quizá algunos tragos para entrar en ambiente.
—Vale, pero que el hotel sea bueno y que lo pague él, es lo menos que puede hacer —replicó Tommy. «Si voy a sacrificarme, que sea en un buen altar.»
—De acuerdo, se lo diré. —Sasha sonrió por primera vez y luego de finiquitar los planes se apresuró para ir al laboratorio.
El sábado 9 de abril fue el día escogido para el encuentro con Randy. Primero fueron al Heaven, lleno de gente, como todos los sábados. Miles de cuerpos sudorosos bailaban al ritmo de
Desire
de U2, y deseo era exactamente lo que Sasha sentía mientras se movía, pegado a Tommy.
Randy estaba en el pasillo con la chaqueta en la mano y claros deseos de salir de la disco. Le hizo una seña. Habían estado bailando más de dos horas, turnándose con Alan y Patrick y alguno de los otros chicos del grupo, pero Randy mantenía su distancia respecto a Tommy y el ruso comenzaba a tener dudas.
Con el cambio de ritmo, hacia
Faith
de George Michael, Sasha tomó del brazo a Tommy.
—¿Vamos ya? —preguntó a su oído.
—Ajá. Cuanto antes mejor —respondió Tommy. La tensión había sido insoportable durante toda la tarde, lo mejor era acabar con eso de una maldita vez.
Se reunieron con Randy en la puerta. El irlandés había encendido un cigarrillo para ocultar su nerviosismo y juntos abordaron un taxi que los llevó a un discreto motel.
La habitación era cómoda, estaba alfombrada y había espejos en el techo y frente a la cama. Apenas Sasha cerró la puerta, la tensión entre ellos se hizo palpable.
—¡Juas! —exclamó de repente Tommy—. Hay un espejo encima de la cama, qué fuerte. —Miró a Randy y decidió picarlo un poco—. Yo me había hecho a la idea de un hotel con un poquito más de clase. ¡Ejem! En una ocasión tan excepcional como ésta…
—Es un hotel para follar, Stoker. ¿Qué querías? ¿La
suite
de cinco estrellas del Ritz?
—Tanto como eso no, pero una
junior suite
en el Hilton o una habitación normal en el Savoy no habrían estado mal —bromeó, disfrutando totalmente al exasperarlo.
—Mis medios económicos no me lo permiten. Lamentablemente yo no pido dinero a mis padres. Pero a Sasha no le importa, ¿verdad? —replicó Randy con total mala intención.
El ruso decidió intervenir por la paz.
—No, no me importa y tampoco a Tommy, sólo bromea —dijo, enlazando la cintura de este último—. Pero no hemos venido a hablar, ¿cierto? ¿Hay algo para beber? —Mientras Randy se asomaba por el bar, Sasha dio un pellizco de advertencia a Tommy—. ¿Qué quieres beber?
—Whisky con hielo —dijo Tommy y añadió en un susurro—: Me va a hacer falta.
—¿Hay vodka? —preguntó el ruso y Randy asintió.
—Lo pedí para ti.
El irlandés sirvió las bebidas y se acomodó en la cama.
—A tu salud, Stoker —dijo, alzando su vaso.
—A la de todos —respondió Tommy y se bebió el vaso de un trago, para después levantarse y servirse otro.
Sasha se bebió su vodka y se acercó, insinuante, hacia Tommy, comenzando a acariciarle el cabello. Sus ojos le preguntaban si estaba seguro. Randy se había recostado y los miraba con los ojos entrecerrados.
Tommy asintió y tras apurar el vaso lo dejó en la mesa, se giró y comenzó a besar a Sasha mientras sus manos lo acariciaban y comenzaban a desabotonarle la camisa.
—¿Es cierto lo que cuentan sobre tu polla, Stoker? —preguntó Randy.
Tommy se apartó de Sasha sonriendo de medio lado. Sin decir nada, clavó los ojos en Randy, se quitó la camiseta, quedando desnudo de cintura para arriba, y comenzó a soltar su pantalón. Sin siquiera bajarlo, metió la mano y sacó su miembro que aún sin estar en erección de por sí impresionaba.
Los ojos del irlandés se abrieron, sorprendidos. Había escuchado comentar a Alan y Patrick sobre las dimensiones de Tommy, pero honestamente creyó que había una buena dosis de exageración. Ahora tenía ante sus ojos un miembro digno de una película pornográfica.
Tragó saliva.
—Veo que sí —dijo con naturalidad algo forzada.
—Ya lo creo que sí —exclamó Sasha con calor—. Tommy tiene muchos secretos ocultos y este es sólo una muestra. Vamos a presentaros… —dijo en tono juguetón y se desnudó con rápidos movimientos, para acercarse a Randy y sin mayor ceremonia quitarle el pantalón revelando una plena erección.
Tommy sonrió más ampliamente al ver cómo se había excitado el revolucionario. Randy podría seguirlo despreciando, pero jamás le sería indiferente. Se desnudó y caminó con su sensualidad innata hacia la cama donde lo esperaban.
—Ven —lo animó Sasha, tendiéndose sobre la cama junto a Randy. Sus manos comenzaron a trabajar hábilmente el cuerpo del excitado irlandés y sus labios se unieron por un momento. Los gemidos brotaron de la garganta de Randy, completamente sobrepasado por la situación.
—Déjame a mí —dijo Tommy, apartando a Sasha—. Esto se me da mejor a mí. —Se acercó al rostro de Randy, que por un momento lo miró con cierto gesto de susto. Obviando el gesto, Tommy comenzó a besarlo como sólo él sabía besar.
La tensión del momento comenzó a disolverse dentro del beso y Randy se relajó. El condenado Stoker besaba como los dioses y se decidió a sacar el mayor provecho de la experiencia. Sus manos vagaron por el cuerpo de su rival, palpándolo. Era delgado, pero bien proporcionado, como un modelo. Se detuvo un momento en sus caderas y luego decididamente se apoderó de su erección.
Tommy jadeó por la sorpresa y sonrió para luego retomar la placentera tarea de besar. Cuando la falta de aire los hizo separarse, le susurró a Randy:
—¿Te gusta lo que te hago? ¿Te gusta mi cuerpo? ¿Te gusta mi polla?
—Tienes allí una pieza interesante —dijo Randy, con un ligerísimo tono desafiante—. ¿Qué más puedes hacer con ella, Stoker?
—Todo lo que puedas imaginar e incluso cosas que ni tan siquiera pasan por tu mente —respondió Tommy con voz sensualmente ronca.
—No estés tan seguro —murmuró Randy y presionó más la enorme erección entre sus manos.
Sasha los miraba expectante. Era como una especie de duelo en el que cada contrincante buscaba impresionar al otro... y en el fondo, sabía que era por él, al menos por parte de Randy. Estaba muy excitado con sólo mirarlos, ansiaba intervenir, pero optó por reservarse y disfrutar del espectáculo por unos momentos.
—Ah, te conozco… te conozco bien, no te gustan las cosas raras, vas de revolucionario pero en el fondo eres un clásico. Incluso follando —dijo Tommy con una sonrisa. No pretendía ofenderlo, pero era lo que creía.
Randy presionó con firmeza la erección de Tommy y sin decir palabra, comenzó a masturbarlo con los ojos encendidos de rabiosa pasión. Deseaba doblegarlo, hacerlo gemir su nombre, mostrarle a Sasha que él podía hacer todo eso y más, pero sobre todo, deseaba saber qué era lo que el ruso veía en Tommy.
—Yo puedo enseñarte algunas cosas raras, Stoker —dijo con la voz ronca, sin dejar de mirar fijamente a Sasha—. Estoy seguro de que van a gustarte.
—Y yo estoy deseando que me muestres lo que sabes —respondió Tommy sonriente mientras ondulaba en la cama como un cordero ante el sacrificio, aunque se sentía más bien como un lobo disfrazado de cordero—. Muéstrame qué sabes hacer.
Randy vaciló un instante, pero luego se acercó, e inclinándose un poco, tomó entre sus labios la enorme erección de Tommy. La sujetó con ambas manos mientras su boca se preparaba para recibirla, casi con reverencia. Sasha había comenzado a tocarse, sentado en un extremo de la cama y con la mirada, lo animó a seguir.
El irlandés se acomodó de rodillas y se dedicó a la placentera tarea de lamer toda la extensión a su alcance, introduciéndola en su boca y volviéndola a sacar ya que le era imposible algo más.
—No está mal para empezar, pero no deja de ser algo normal… deberías ver a Sasha en tu lugar. —Lo desafió Tommy—. Es capaz de tomármela toda entera en su garganta. —Sonrió con malicia—. Y sin perder resuello.
Sasha le dedicó una brillante sonrisa y siguió con lo suyo, sin apartar la vista de Randy, que picado en su amor propio, volvió a lanzarse, esta vez con más éxito. Tomó cuanto pudo en la boca y comenzó a succionar, aprovechando para manosear a Tommy por todo el cuerpo y detenerse en los hinchados testículos. Allí presionó, jugando con ellos, y pegó un respingo cuando sintió algo duro detrás: Sasha no había podido resistir más tiempo y aunque moría por tocar a Tommy, era con Randy con quien había decidido empezar. Se puso un condón y se pegó a Randy, instándolo a seguir en lo que estaba haciendo y cuando él volvió a tomar a Tommy en la boca, lo penetró.
Tommy observó con cierta envidia cómo el ruso se follaba a su hasta ahora único Némesis. Le habría gustado ser follado primero pero habría tiempo para todo. Se incorporó y se apoderó de los labios de Sasha. No tendría su polla, pero su boca sería toda suya.
Al sentir la húmeda boca de Tommy, Sasha se detuvo un momento y saboreó los amados labios. Ningún beso podía compararse con los de Tommy y por un momento olvidó a Randy.
El irlandés se movió un poco. Desde su posición podía verlos besarse y eso lo enardeció al mismo tiempo que alimentó sus deseos de venganza. El lubricante que había usado Sasha estaba sobre la cama y lo usó para pringarse los dedos, que se apresuró a introducir en Tommy.
—Espera —dijo él, dejando de besar a Sasha y tomando la mano de Randy—. ¿Te das cuenta que si tú me tomas ahora… luego te tomaré yo? ¿Estás preparado para ello? —preguntó. Tras una intensa mirada le soltó la mano y volvió a besar a Sasha con pasión, pero sin ansias descontroladas.
Randy se quedó inmóvil, asimilando en medio de su excitación las palabras de Tommy. Le habría gustado decirle que lo olvidara, que primero muerto a dejarse penetrar por él, que además de las obvias dificultades físicas, lo odiaba. Quería penetrar a Tommy y que Sasha a su vez lo penetrase a él. Pero antes de que pudiera abrir la boca, el ruso lo sujetó de las caderas y se enterró más dentro de su cuerpo.
—Sasha —gimió el irlandés, todo deseo, alzando las caderas para no perder el contacto, pero el rubio se retiró rápidamente y le habló a Tommy al oído.
—Dime rápido qué tienes pensado, no puedo más.
—Tengo pensado todo y más —susurró Tommy—. Si ahora quiere follarme, que lo haga, pero luego me lo follaré yo.
Quid pro quo
[7]
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Sasha asintió y volvió sobre Randy como un cazador sobre su presa. Estaba bastante habituado a compartir a Tommy con Richie, incluso sus encuentros con Patrick y Alan habían sido bastante espontáneos porque tenían mucha familiaridad; sin embargo percibía el antagonismo de Randy y el deseo travieso de Tommy de divertirse. Se dijo que debía ir con cuidado o las cosas podrían descontrolarse.
Volvió a deslizarse con facilidad dentro del irlandés y Tommy se recostó de nuevo sobre la cama. El espejo en el techo le ofrecía una imagen de ellos tres en otra perspectiva y excitaba más sus sentidos.