Tommy se dejó ir en medio de todo ese goce, totalmente sobrepasado. Simplemente se limitó a besarlos, tratando de expresar lo mucho que los amaba.
Richie se abandonó también en brazos de Tommy, sin dejar de decirle palabras de amor. Sasha tenía en esos momentos el control de sus cuerpos, pero la mente del pelirrojo estaba llena de su pequeño dragón. Hacía tiempo que se había dado cuenta de que lo amaba, pero también sabía que no eran sus palabras de amor las que Tommy deseaba escuchar. Su orgasmo llegó en medio de uno de los besos que sólo Tommy sabía dar, y eyaculó, estrechando fuertemente el esbelto cuerpo entre sus brazos.
—Te amo… te amo tanto… —gimió sin poderlo evitar.
—Yo también —contestó Tommy sin reprimir sus sentimientos, deseando en el fondo poderle expresar lo mismo a Sasha sin temor de ser rechazado—. Te amo. —Trató de resistir el orgasmo. Quería sentir a Sasha corriéndose en su interior para poder dejarse, pero no pudo. Su tibia descarga llenó el preservativo mientras Tommy se estremecía en pequeñas oleadas de placer.
Sasha se quedó paralizado al oír sus palabras. Era la segunda vez que lo oía expresarlas. La primera vez se las había dicho a él, y ahora se las decía a Richie. Intentó concentrarse de nuevo, pero tenía un nudo en la garganta. Tommy, su Tommy, amaba a Richie. Y entonces recordó la última conversación que había tenido con el pelirrojo.
Con los ojos fuertemente cerrados, siguió moviéndose, intentando olvidarse de todo, dejando que la naturaleza hiciera su trabajo y que finalmente, incentivado por la fricción del estrecho pasaje, pudiera terminar. Un gemido final marcó su orgasmo, lleno de sentimientos mezclados y de una espantosa confusión que luchaba por ocultar.
Tommy se recostó a un lado sujetando la cadera de Sasha para mantenerlo dentro. Adoraba tenerlo así.
—Y a ti también te amo. —Se giró para robarle un beso.
Sasha no dijo nada, sólo lo estrechó muy fuerte contra su pecho, deseando con toda su alma ser capaz de decirle que lo amaba, pero su miedo era demasiado grande. Cierto que Tommy lo quería… quizá lo amaba en realidad, pero también amaba a Richie y quizá a otros conocidos y por conocer. Y él no estaba dispuesto a confesar su amor y tener que resignarse a compartirlo. Por eso calló nuevamente, mientras le daba pequeños besos en el rostro, tratando de parecer completamente normal.
Los pequeños besos estaban bien, pero a Tommy le apetecía más, así que sujetándole el rostro, tomó posesión de sus labios y comenzó a besarlos con calma, lamiéndolos, jugando con ellos. ¡Le gustaba tanto besar!
Richie se unió a ellos, adivinando lo que el ruso necesitaba, y cambiando de posiciones, lo rodeó con sus brazos. Podría estar así con ellos para siempre, juntos. Los tres.
—Os amo —dijo sencillamente—. Siempre me sentiré feliz por haberos conocido.
Sasha lo miró, extrañado. Eso había sonado como una despedida y le hizo replantearse repentinamente las cosas. No estaba listo para eso, no podía separarse de Richie y moriría si se separaba de Tommy. No… su orgullo pedía un precio demasiado alto y decidió tragárselo por una vez.
—Yo también os amo —dijo muy despacito—. Os amo a los dos.
Tommy sonrió ampliamente y como pudo se unió al abrazo de los otros dos. Como una piña… juntos los tres. Suspiró de puro gusto. Momentos así eran maravillosos.
Cuando las respiraciones de los tres se calmaron, Richie se levantó a medias y miró el reloj. Luego volvió a la cama, abrazándose a sus queridos muchachos, para luego darle un beso en los labios a Tommy.
—¿Os apetece ir a bailar? Después del espectáculo de hace un rato, me muero por bailar junto a vosotros.
—Hum, no sé —ronroneó Tommy estirándose como un gato satisfecho—. ¿A ti qué te apetece? —le preguntó a Sasha, moviéndose sinuosamente entre las sábanas.
—Me apeteces tú —respondió el ruso—. Pero la idea de Richie me gusta. ¿Te atreves? —Lo desafió, jugueteando con su cabello. Habían ido antes a alguna discoteca, pero se habían limitado a mirar o a bailar discretamente porque Tommy era menor de edad y podrían meterse en muchos problemas si alguien los descubría allí.
—Valeeee… mientras no queráis que vaya con el camisón ese —dijo Tommy sacando la lengua—. Pero antes… —Se levantó de un salto—. ¡Primero en la ducha! —Y salió disparado hacia el baño.
Richie se echó a reír, siguiéndolo y Sasha se les unió al cabo de un rato. Sus risas se oyeron por todo el apartamento mientras se secaban y se terminaban de vestir.
Llegaron al Heaven hacia las doce. La discoteca estaba llena y se abrieron paso hacia la zona del bar sin dejar de admirar los cuidados cuerpos que los rodeaban. Un hombre negro muy atractivo sonrió a Sasha, haciéndole señas, pero él negó suavemente con la cabeza, y arrastró a Tommy hacia la barra.
—Esto arde —dijo Richie, radiante y completamente en su elemento—. Aquí nadie se anda con chiquitas.
Pidió dos cervezas y un vodka para Sasha, y rodeó la cintura de Tommy con un brazo, mientras bebía.
—A nuestra salud —dijo, risueño.
—¡Guau! —exclamó Tommy—. Nunca me habíais traído aquí… es genial. —Embobado, miró alrededor. Cientos de cuerpos sudorosos se movían como una marea humana al ritmo de la música. Chorros de humo inundaban la pista a ratos y los focos y los láser creaban una atmósfera irreal. Se bebió media cerveza de un trago y soltándose se dirigió a la pista—. ¡Vamos a bailar! —gritó por encima de la música, ya moviéndose al ritmo.
Richie lo siguió antes de que se perdiera entre la multitud. No se le escaparon las miradas que atrajo Tommy mientras movía cadenciosamente las caderas y se apresuró a unirse a él, bailando al ritmo de
Notorius
, de Duran Duran. Buscó a Sasha con la mirada, pero no había ido con ellos.
El ruso se quedó, saboreando su vodka. No le apetecía beberlo deprisa, y desde donde se hallaba no podía ver bien la pista de baile, así que subió las escaleras del segundo nivel y se apoyó en la barandilla, para gozar del espectáculo que sus dos amigos estaban dando.
Tommy tardó en localizar a Sasha en la barandilla, pero en cuanto lo vio le hizo gestos con sus manos para que se uniera a ellos.
El ruso comenzó a avanzar pero en el camino se encontró con alguien que lo detuvo.
—¡Sasha! —Randy, con Leslie colgado del brazo, le sonrió—. No sabía que vendrías…
—Ni yo —repuso—, pero aquí estoy.
—¿Estás solo? —Los ojos de Randy buscaron ansiosamente a Tommy y se alegró de no verlo, pero la mirada de Sasha se dirigió hacia la pista de baile y el irlandés hizo una mueca cuando divisó a Tommy bailando
With or without you
abrazado de Richie, hablando y riendo, moviéndose cadenciosamente totalmente ignorantes de su mirada—. Bailemos —propuso tomando el brazo de Sasha, que lanzó otra mirada a Tommy y Richie y avanzó junto a él, entregándole su bebida a Leslie.
Llegaron a la pista y Sasha se abrió paso buscando a sus amigos, con Randy pegado a su cuerpo. Cuando los encontró, sonrió a Tommy con aire de circunstancias y comenzó a bailar.
Tommy entrecerró los ojos.
—Irlandés deslucido, se cuelga de Sasha como si fuera una percha. ¡No soporto a ese tío…! —gruñó al oído de Richie.
¡Maldita sea! Tenía que ser él quien rodeara el cuello de Sasha con sus brazos, el que moviera la cadera al compás… El que… ¡Maldito cabrón...! Le acababa de lamer el cuello.
Tommy se estaba cabreando. Ése era su día. Habían ido a la discoteca por él y no por Randy.
—Tranquilo, cielo —dijo Richie en su oído, tratando de animarlo.
Cuando empezó a sonar
I just died in your arms tonight
de Cutting Crew, Richie besó a Tommy, para luego volverse hacia Sasha y cambiar de parejas.
El movimiento fue tan rápido que pilló a Randy desprevenido, y Richie lo rodeó con sus brazos, impidiéndole moverse.
—Hacía mucho que quería bailar contigo —susurró sensualmente, y no mentía. Quería mostrarle a ese mocoso presumido que él valía tanto o más que sus estirados amigos.
Sasha se encontró de pronto frente a Tommy y sonrió sin saber qué hacer. El muchacho, en camiseta y con el cuerpo húmedo de sudor, era un delicioso trofeo que conquistar. Las codiciosas miradas de varios hombres sobre su amigo lo decidieron a actuar. Tommy era por completo inconsciente de su propia sensualidad.
—¿Bailas conmigo? —susurró, rozando con su boca la de Tommy, pero sin besarlo.
Él asintió, sonrojándose de repente sin saber por qué. Tal vez por la canción o por la sonrisa de Sasha.
Se acercaron y comenzaron a bailar muy pegados al ritmo de la música.
Tommy sentía como si estuvieran solos, aún estando rodeados de docenas de personas bailando. Se olvidó de todos y de todo, concentrado en los ojos grises de su amante.
Sasha posó las manos atrevidamente en las caderas de Tommy, pegándolo más a su cuerpo. Aún pensaba en las palabras que le había dicho a Richie y en lo que significaban ambos en su vida. Los quería… los quería muchísimo a los dos, pero amaba a Tommy. Lo amaba lo suficiente como para callar su amor y compartirlo si eso era lo que él quería. Lo amaba lo suficiente para vivir cada momento como la más intensa experiencia, porque sólo la presencia de Tommy lo hacía mágico.
Con los ojos cerrados, le buscó los labios y lo envolvió en un posesivo beso. Sus manos, mucho más audaces, se metieron bajo la camiseta, acariciando la deliciosa piel dorada.
Tommy gimió dentro del beso al sentir esas manos acariciando su ardiente piel. Se le abrazó aún más, rodeándole el cuello con los brazos y pegando más sus caderas. Su creciente erección se clavó contra la pelvis de Sasha y el beso se volvió totalmente apasionado. El abrazo era tan intenso que parecía que se querían fundir el uno con el otro: era una manera de decirse sin palabras cuánto se amaban.
Estaban allí, besándose y tocándose delante de todo el mundo y aunque nadie parecía preocuparse especialmente por ellos, Sasha captó muchas miradas lascivas. Richie había arrastrado a Randy hacia un lado de la pista y estaban prácticamente rodeados por desconocidos… Era muy excitante, podían ser todo lo anónimos que quisieran en medio de esa multitud, podían acariciarse sin importarles nada ni nadie, podían amarse…
Sasha se aferró al cuerpo de Tommy y comenzó a besarle la piel de los hombros; lo enloquecía esa piel dorada en contraste con la camiseta negra y con su propia palidez. La piel de Tommy proclamaba pasión, deseo irrefrenable, amor… Le alzó la camiseta, levantándola hasta su torso, aferrándole el cuerpo más, deseando sentir esa piel desnuda junto a la suya. Un suave gemido de Tommy provocó que Sasha se quitara su propia camiseta, quedándose con el torso desnudo. Le aferró la espalda con una mano y las nalgas con la otra, y lo pegó a su cuerpo, sin dejar de bailar.
Estaban amándose… realmente estaban amándose.
La fuerza del pensamiento dio alas al deseo de Sasha. La canción terminó, pero no se separaron. Cuando comenzó a sonar
Devil inside
, de INXS, esbozó una sonrisa depredadora y volvió a aferrar con fuerza a su presa, sintiendo el deseo fluir a raudales. Quería a Tommy. Lo quería aquí y ahora y no le importaba que los estuvieran mirando, como de hecho estaba ocurriendo en ese momento. Varias miradas curiosas seguían cada uno de sus movimientos y lo alentaban aún más.
Deslizó la mano dentro del pantalón de Tommy, buscando desesperadamente palpar su erección, que aferró con fuerza, sin dejar de frotarse contra su cuerpo.
Cuando Tommy sintió la audaz mano no pudo evitar jadear, arqueando el cuerpo hacia atrás y apretando la cadera contra Sasha. En su mente sabía que estaba rodeado de extraños y que lo más seguro era que estuviesen dando un espectáculo, pero no le importaba... sólo le importa Sasha y lo que le estaba haciendo.
«¿Qué importa arder en el infierno cuando se tiene una criatura como Tommy?». Sasha lo besó con abandono, moviendo la mano rítmicamente, masturbándolo y masturbándose con el roce en la cadera de su amante. Sin percatarse de que los otros les habían hecho espacio, siguió tocándolo, completamente perdido en su mundo de placer.
Pero Tommy sí era consciente de las miradas de los extraños que estaban a su alrededor. No los miraban mal, sino todo lo contrario: los miraban demasiado bien y eso no dejaba de incomodarlo.
—Ven, vamos al baño. Necesito más de ti —dijo con voz ronca y tomando de la mano al ruso corrió al baño más próximo y se encerraron en uno de los cubículos.
Sasha prácticamente le arrancó la ropa en su necesidad de poseerlo. Bajó los ajustados pantalones de Tommy hasta las rodillas y lo apoyó en la pared de metal, mientras ambos no dejaban de gemir. Luego le puso los dedos en la boca, invitándolo a que los lamiese.
—Quiero follarte ahora… te deseo tanto…
—Me tocaba a mí ahora —bromeó entre risas Tommy—. Pero no me importa, sólo me importa estar contigo. Sentirte… haciéndome el amor. —«Amándome», pensó pero no se atrevió a decirlo.
—Yo también quiero sentirte, quiero amarte —susurró el ruso, muy bajito, y ya no quiso perder el tiempo con palabras. Su cuerpo le reclamaba a Tommy con tanta fuerza que aceleró la preparación, se puso el condón y lo penetró. Un profundo gemido escapó de sus labios. Se sentía tan bien así… Siempre era perfecto con Tommy, aunque no estuvieran en sábanas de seda y pétalos de rosa, sino de pie dentro del estrecho cubículo del baño de una discoteca. Se sentía tan bien porque era Tommy y él sabía que por su vida podría pasar mucha gente, pero nadie sería como su amor.
Tommy se inclinó para facilitar la penetración, sujetándose a la cisterna del WC y separando las piernas todo lo que sus pantalones en las rodillas le permitían
—Hazlo fuerte… duro… fóllame duro y rápido…
Sasha comenzó a moverse rápidamente, masturbándolo a su vez. Una sucesión de imágenes pasó por su mente: Tommy bailando con un diminuto camisón rosa, Tommy desnudo, bailando sensualmente, con la luz acariciando su piel dorada, Tommy recostado en la cama, invitándolo a amarlo, Tommy riendo, Tommy gimiendo de placer… Su mundo estaba lleno de Tommy.
Terminó con un grito, casi perdiendo el equilibrio al aferrarle el cuerpo, y Tommy lo siguió casi al instante: los acelerados movimientos hicieron que se corriera con un ronco grito en uno de los polvos mas rápidos que había tenido en su vida.
Sasha le besó la espalda, acariciándolo con ternura, ahora consciente de que estaban medio desnudos.