Confirmación (14 page)

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Authors: Aurora Seldon e Isla Marín

Tags: #Erótico

BOOK: Confirmación
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—¿Salimos? Podemos buscar una habitación en alguna parte… Sólo quiero alejarme de aquí.

—Contigo voy al fin del mundo —replicó Tommy emulando a un conocido anuncio de televisión—. Vayamos a un buen hotel. Pago yo —añadió rotundamente sin dejarlo replicar.

Sasha asintió sin ánimos de discutir, y salieron deprisa. Tommy pasó por el colegio, diciendo como siempre, que iba a casa de Alex Andrew. El nombre de Alex siempre servía de pase mágico para Yeats, sobre todo desde que había pasado a formar parte de la Junta Directiva de Saint Michael.

7

Una par de horas después Tommy arrastraba a Sasha dentro de un lujoso hotel casi a la orilla del Támesis y con unas impresionantes vistas del Big Ben y del Parlamento. Sin hacer caso a sus protestas, pidió una habitación por todo lo que quedaba del fin de semana.

Un botones los acompañó a la habitación y tras recibir una propina, les guiñó un ojo y se fue con una sonrisa pícara. La falta de equipaje hacía obvias muchas cosas.

—¿Tienes hambre? Podemos pedir lo que queramos al servicio de habitaciones —preguntó Tommy, mientras volvía a abrazar a su amante y devorar su cuello.

—Hambre… tengo mucha hambre, pero no de comida —declaró Sasha y ambos cayeron a la cama, besándose furiosamente.

Permanecieron juntos durante todo el fin de semana, amándose en todos los rincones de la
suite
, besándose hasta perder el aliento, sintiendo que estaban más unidos que nunca y que no importaba lo que hiciera Randy. Seguirían así… eran los Príncipes del Universo, nadie podría contra ellos dos.

Sasha pensaba, con Tommy acurrucado sobre su pecho, que no importaba cuánto camino más tuvieran que recorrer. Estaban juntos. El asunto de Randy los había unido mucho y, después de su distanciamiento, había sido como un oasis en medio del desierto.

8

A fines de abril, fue evidente que Sasha había tenido razón. Con el pasar del tiempo, pudieron analizar mejor las cosas y trazar un plan para afrontar la reacción de Randy. Básicamente, harían lo que Tommy había dicho, y si las cosas se ponían difíciles, Sasha también revelaría la existencia del grupo, la revista clandestina y otras actividades que estaba seguro que Randy no deseaba que fueran conocidas por las autoridades universitarias.

También se retiró del grupo: no soportaba la presencia del irlandés. Había llegado a despreciarlo tanto que estar en la misma habitación con él le era insoportable. Su salida no fue bien vista por los demás, pero se escudó en la necesidad de estudiar y envió al demonio a todo el mundo. Y tampoco volvió a hablar con Randy, tan sólo lo mínimo necesario para no ser descortés.

Capítulo 8
1

Con mayo llegando a su fin, los muchachos tuvieron unos días libres de tareas y trabajos, como incentivo para prepararse a los exámenes finales. Sasha había prometido a Tommy acompañarlo todo el fin de semana, y lo había sacado del colegio con la eterna excusa de visitar a Alex, aunque sabían que su amigo estaría en Averbury con Angel y Ariel.

Sasha, que no estaba muy comunicativo desde el asunto de Randy, se animó a preguntar en el autobús:

—¿Adónde iremos hoy?

—Hum… no sé. ¿Te apetece ir al cine? —preguntó Tommy, pensativo—. Creo que aún sigue en cartelera
Willow
, me gustaría ir a verla.

—¿
Willow
? —exclamó Sasha—. ¿Es esa película infantil?

—No es infantil —respondió Tommy con el ceño fruncido y un infantil mohín en los labios.

Sasha sonrió. Allí estaba Tommy, todo enfurruñado, defendiendo su película y recordó lo mucho que se había divertido con
Laberinto
, a pesar de que el cine estuviera atestado de niños.

—De acuerdo, no es infantil —aceptó filosóficamente. Era inútil discutir con Tommy sobre esas cosas. Siempre llevaba las de ganar.

—Bueno… entonces, ¿te apetece o no ir a verla?

—Eso depende —susurró Sasha en tono juguetón. No deseaba ver enfadado a Tommy y quería que su comentario fuera disculpado. Claro que jamás lo diría… más bien intentaría que volviera a estar de buen humor—. Si vamos… ¿me darás algo a cambio? —La verdad era que tenía una calentura enorme. Llevaba toda la semana sin follar y su cuerpo le pedía hacer algo al respecto.

Tommy entrecerró los ojos y lo miró con suspicacia. Tras pensar unos segundos, le preguntó aún mosqueado pero con tono juguetón.

—¿Algo como qué?

—Pues… algo como algo —repuso Sasha con gran elocuencia. Delante de ellos había una pareja y la chica estaba muy atenta a lo que ellos decían.

—Hum… —Tommy alzó la ceja, percatándose de su incomodidad y, sonriendo con total malicia, añadió—: Si no eres más específico no sabré a qué te puedes referir, Sasha.

—Ajá. —El ruso volvió a mirar a la pareja y la chica se hizo la disimulada. Era tal como Randy decía, la homosexualidad generaba una especie de curiosidad morbosa. Miró de reojo a Tommy, que sonreía, seguramente esperando que él no se atreviera a decir las cosas con claridad.

Detrás de ellos había dos señoras enfrascadas en una amena conversación, y frente a ellos, una nostálgica colegiala miraba el paisaje, totalmente ajena a lo que la rodeaba. Sólo la joven de adelante parecía prestarles atención.

A fin de cuentas… ¿qué tenía de malo? Además, si Randy se salía con la suya, pronto toda la universidad lo sabría. De todos modos, ambos eran mayores de edad y hacía mucho tiempo que en Inglaterra se dejaba de encerrar a las personas por ser homosexuales. Wilde habría deseado vivir en esta época.

—Pues de hecho, pensaba en algo como follar —dijo de pronto—. Llevo toda una semana de abstinencia y eso es suficiente para enloquecer a un pobre tipo como yo.

—Oich, pobrecito él —replicó Tommy entre risas—, tan sacrificado. Tranquilo, cariño, te voy a follar de tantas maneras que vas a estar saciado por lo que queda del mes.

—Se agradece —dijo Sasha, riendo a su vez. La chica había enrojecido y miraba hacia otro lado. En esos momentos se sentía libre y relajado, como una especie de superhéroe, orgulloso de ser lo que era. Y en ese momento estuvo más seguro que nunca de que pronto dejaría la discreción sobre su homosexualidad.

Tras unos minutos de amena charla y risas llegaron al West End. Después de consultar un periódico en un pub, se dirigieron hacia la sala de cine donde daban la película, se aprovisionaron de palomitas, coca-cola y una chocolatina que le había apetecido a Tommy, y se sentaron en la última fila, como le gustaba.

El cine estaba lleno de niños, pero Tommy no parecía preocuparse por ello. Se acomodó, pegándose a su compañero, y comenzó a comerse el chocolate con lentitud, saboreándolo de un modo que puso a Sasha a mil imaginando una serie de usos para esa lengua.

Después de los anuncios publicitarios de rigor, comenzaron los
trailers
. El primero fue el de Batman y luego siguió el de
¿Quién engañó a Roger Rabbit
? Tommy hizo una mueca.

—Ésa sí que no quiero verla —dijo—. Vale, que es un hito en la animación y bla bla bla… pero el conejo me da repelus.

—A mí me parece ingenioso —repuso Sasha—, sobre todo por Jessica. —Sonrió—. Si yo me volviera hetero algún día, me gustaría una chica como ella.

—Pero… ¡Si es amorfa! —Tommy lo miró, sorprendido—. ¿Tú has visto a alguien con esas caderas y ese pecho y luego esa cintura? Si parece que se va a partir… y las piernas… Iggg… Cielo, no me extraña que seas gay, tu gusto en mujeres es pésimo.

—No es amorfa, desafía la ley de la gravedad. —Se defendió Sasha—. Aunque siempre preferiré una buena polla, me parece un trabajo genial lo que han hecho con Jessica.

—Ya, ya… Me gustaría saber qué dibujaría el autor de Jessica si tuviera que dibujar a un chico bajo sus cánones. —Iba a decir algo más pero empezó la película.

—Una polla que desafiara la ley de la gravedad —susurró Sasha y luego lo miró—. Cielos… ¡eres tú!

—Muy gracioso —gruñó Tommy y se concentró en la película ignorando a su compañero. Poco a poco, se metió en el argumento: la niña de la profecía, el heroico y pequeño Willow y el antihéroe Madmartigan. Una historia típica pero muy divertida.

Al ver que Tommy no le hacía caso, Sasha comenzó a mirar la película. No estaba mal, era entretenida pero sus manos no podían estarse quietas y varias veces se posaron sobre Tommy, para luego retirarse con pesar: no deseaba dar un espectáculo delante de los niños.

Cuando apareció el amigo rubio de Madmartigan, Sasha le susurró al oído a Tommy:

—A mí me gusta él. Y también Madmartigan.

—Es egoísta. Aunque al final haga lo correcto, le cuesta desear hacerlo —replicó en susurros Tommy completamente sintonizado con la historia—. Willow tampoco quería todas las responsabilidades que le han caído encima, pero las enfrenta con valor y entereza… A Madmartigan parece más bien que lo arrastra la marea.

—Ya. Nadie es perfecto —replicó Sasha—. Por más que lo deseemos, nadie lo es. —Su mano volvió a posarse en una de las piernas de Tommy, donde presionó ligeramente. Él querría tanto que su amigo fuera
perfecto
: que no deseara a nadie más que a él, que no pensara en nadie más. Pero no tenía caso, Tommy era... Tommy. Y se había resignado a eso.

—Shhh. —Tommy apartó disimuladamente la mano—. Esto está lleno de niños, no seas maligno. Con adultos no me importa jugar a provocar pero esto no es correcto.

El ruso suspiró dramáticamente y volvió a concentrarse en las aventuras de Willow. Ninguno de los dos volvió a hablar hasta el momento en el que Madmartigan usó los polvos de amor.

—Quiero conseguir unos cuantos —dijo Sasha sin poder contenerse.

—¿Para qué? —El corazón se le encogió a Tommy. Durante un instante miles de preguntas pasaron por su cabeza: ¿Sasha estaba enamorado? ¿Se habría enamorado de alguien que no le correspondía? Y sobre todo, ¿lo dejaría ahora que había encontrado el amor? Armándose de valor decidió preguntar—: ¿Has conocido a alguien especial por ahí y no me lo has contado? —Trató de preguntarlo en tono animoso, pero estaba seguro de que no le había salido muy bien.

—¿Eh? —Sasha lo miró de reojo. Había hablado sin pensar y ahora Tommy lo estaba interrogando. «Sí, idiota... eres tú», quiso decir pero se contuvo. No era el momento ni el lugar para una declaración romántica. No se sentía romántico con tanto niño alrededor—. No… nadie en especial. Sólo me parece una idea interesante, en el caso de que algún día quiera formalizar con alguien… Soy muy celoso, ¿sabes? Y no soportaría que me engañaran.

—Ah —dijo automáticamente Tommy. «No hay nadie. ¡No hay nadie! —repitió con una sonrisa mental, como si fuera un mantra—. Pero un día lo habrá». Tras la declaración de Sasha comprendió que el día en que se enamorara, lo abandonaría definitivamente.

Continuaron viendo la película, cada uno sumido en sus pensamientos, hasta llegar al final. Sasha sonrió con nostalgia. Todo debería ser como en esa clase de películas, en las que uno sabía que a pesar de las penurias de los protagonistas, el final siempre sería feliz, destilando amor, amistad, pájaros y florecitas rosa por todos lados. ¿Por qué la vida no podía ser igual? Nadie sabía qué habría al final del camino...

—Me ha gustado mucho —dijo Tommy rompiendo sus cavilaciones—. Un final redondo, todos felices —añadió como leyendo la mente de Sasha, pero sin realmente haberlo pensado. Miró su reloj—. Es pronto... ¿Qué te apetece más? ¿Ir a comer algo por ahí o comprar algo y cocinar en casa de Richie?

—Me apetece lo segundo… —Sasha comenzó a levantarse antes de que la marea de chiquillos les bloqueara la salida—. Compremos algo nutritivo, y de postre… tomaré helado de Tommy.

—Vale —dijo entre risas—. Hum… algo nutritivo... algo nutritivo… ¿qué tal espagueti con albóndigas y salsa de tomate? Comprando la carne picada y con algunas especias y ajo quedarán como las auténticas italianas.

—Confío en ti, tú eres el chef —dijo Sasha, ya sin poderse contener de meterle mano. Estaban afuera del cine y aprovechó para arrastrarlo hacia la acera menos transitada de enfrente—. Vamos, que me estoy muriendo de hambre.

—Me da que no es hambre de comida la que tú tienes —replicó Tommy dejándose arrastrar—. Yo fantaseando con un momento tierno y suculento y tú pensando sólo en follar. —Sasha lo miró sin comprender—. Hombre, por Dios… los espagueti con albóndigas de
La Dama y el Vagabundo
. —Sasha lo siguió mirando sin comprender—. Arfs, déjalo… Allí hay un supermercado vamos a comprar lo que necesito. —Se adelantó a rápidas zancadas.

Sasha lo siguió a pasos rápidos, tomando nota mental de preguntarle a Richie qué era eso de
La Dama y el Vagabundo
y qué tenía que ver con el espagueti.

2

Tras las compras se dirigieron al pequeño apartamento del pelirrojo. Le habían dicho que irían pero sin especificar hora así que no los esperaba tan pronto.

—Espero que no te moleste que hayamos llegado así —dijo Tommy, dándole un suave beso en los labios—. Hemos pensado que era mejor una cena casera a comer cualquier cosa por ahí… —Tomó la bolsa que llevaba Sasha y se dirigió hacia la cocina—. Espero que no hayas cenado… hemos comprado para un regimiento —gritó desde allí.

—Claro… adelante, la casa es vuestra —dijo Richie encogiéndose de hombros—. Además, prefiero mil veces la cocina de Tommy —le dijo a Sasha en tono confidencial.

El ruso sonrió y formuló la pregunta que lo estaba intrigando. Richie alzó las cejas y se echó a reír. Esos dos no tenían remedio.

—Es una película… espera, creo que la tengo por aquí, es mejor que lo veas por ti mismo. —Dejando a Sasha sentado en el sofá, se puso a examinar su enorme colección de películas—. ¡Aquí está! —dijo con voz triunfal.

—¿Dibujos animados?

—Es un clásico… ¡Hereje! —Richie puso la película en el reproductor de video y comenzó a adelantarla, sin poder evitar reírse—. ¡Tachán! —exclamó, dejando la escena del espagueti en cuestión, con el volumen bajo para que Tommy no se diera cuenta.

—¿Son dos PERROS?

—Shhh, mira la escena. —Richie le dio un golpe con el cojín—. Es una belleza…

Sasha se acercó más para escuchar la canción y su rostro se relajó. ¿Esa era la idea de romance de Tommy? No estaba mal… aunque si Tommy fuera un perro, sería un gran danés como Scooby Doo. Una brillante sonrisa iluminó su rostro.

—Lo he entendido. Quítala antes de que nos descubra.

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