Confirmación (2 page)

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Authors: Aurora Seldon e Isla Marín

Tags: #Erótico

BOOK: Confirmación
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Joseph echó a andar hacia la casa, apoyándose en su bastón con una mano y en el brazo de Tommy con la otra, se dirigieron a uno de los saloncitos, ordenaron un poco de té y pastas y se sentaron juntos en un cómodo sofá.

—Y dime, muchacho, ¿qué tal el colegio? —preguntó, palmeándole la rodilla.

—Bien… tuve buenas calificaciones en los A-Level y el próximo año estudiaré Literatura. —Un poco de tristeza nubló los ojos de Tommy por un instante—. No será Filosofía como yo quería, pero la carrera también me gusta.

El anciano asintió. Se había enterado de la discusión que Tommy había tenido con sus padres tratando de convencerlos de dejarlo estudiar la carrera que él deseaba, y cómo al final lo habían obligado a estudiar Literatura con amenazas. La situación del muchacho había llegado a algo casi surrealista. Joseph nunca había comprendido esa obsesión de clonar a Sebastian en Tommy. ¡Como si fuera necesario! Para él, Tommy era un muchacho excelente, inteligente, sensible, con una amabilidad innata y sincera que no abundaba mucho en la familia, siendo francos. Le dolía ver cómo lo trataban sus padres, obligándolo a ser otro, cuando como él mismo era maravilloso.

—Bah, no te preocupes —dijo tras un momento de silencio—. Piensa en que pronto serás adulto e independiente y podrás hacer lo que desees. —Sonrió—. Incluso estudiar tu carrera. Nunca es tarde para volver a estudiar.

—Sí, ya lo he pensado. —Tommy se inclinó sonriendo como un niño que comparte un secreto o una travesura—. Cuando termine Literatura buscaré trabajo y comenzaré Filosofía. —Una sonrisa juguetona le adornó el rostro.

—Buen plan. —Joseph volvió a palmearle la rodilla. La conversación se vio interrumpida cuando un criado y una doncella entraron y sirvieron el té. Tommy los despidió con un gesto de mano en cuanto todo estuvo en su lugar, deseando volver a estar a solas con su pariente predilecto.

—Y, ¿qué tal tus amigos? Alex y… ¿Sasha? —El anciano hizo un pequeño esfuerzo en recordar el nombre del mejor amigo de su sobrino favorito.

—Oh, genial. Alex esta absolutamente feliz, Ariel es un niño adorable. Alex y Angel se desviven por él. —Otra sombra de tristeza nubló sus ojos y su tío adivinó que era por la diferencia entre esa familia y la propia—. A Sasha le va también genial. Me escribe siempre y dice que le gusta mucho su trabajo en el laboratorio. ¡Es tan listo! Es el mejor de su clase —añadió con orgullo.

—Quieres mucho a tus amigos, ¿verdad? —preguntó el anciano sin segundas intenciones.

—Sí —confesó Tommy—, son mi familia. —Se sonrojó—. Tú también eres mi familia, eres mi tío preferido, pero ellos… me quieren como soy y yo los quiero también. Soy feliz cuando estoy con ellos y no me importa nada más.

—La familia es algo que te viene dado y tienes que cargar con ella, sea buena o no. Los amigos los eliges y ellos te eligen. Me alegra que tengas gente que te quiere y que te hace feliz. —Tío Joseph sonrió y pasaron el resto de la tarde hablando de los preparativos de celebración.

Durante la conversación, sospechó que la amistad entre Tommy y Sasha era especial, pero no le molestó. Él también había sido joven y había probado todo. Sonrió interiormente: si hubiera tenido un hijo, habría deseado que fuera como Tommy.

3

Durante las vacaciones, Alex y Angel viajaron a Italia con Ariel y llevaron a Frances, buscando animarla. Habían planificado también pasear por Francia, España, Alemania y terminar el viaje en Grecia.

Sasha estaba seguro de que si Alistair viviera, no habría aprobado que su hijo de alejara tanto tiempo del trabajo, especialmente con McAllister a cargo de todo; pero como nadie pidió su opinión, se la guardó para él.

Su trabajo en esos días fue supervisar el cumplimiento de los programas de producción y el control de calidad, manteniendo informado a Alex. Además, tomó contacto por primera vez con uno de los centros de investigación y lo encontró fascinante.

Pero no todo era fácil. Se había ganado la ojeriza de McAllister, que no veía con buenos ojos la confianza que Alex depositaba en él.

En ese tiempo, todo lo que Nick, el viejo conserje, le había enseñado sobre relaciones humanas le sirvió de mucho para evitar situaciones tensas con el Director de Producción que veía amenazado su trabajo.

Andrew Lloyd, el Director General, a quien reportaba en ausencia de Alex, tampoco le hacía la vida fácil. Solía pedirle extensos informes y proyecciones, aunque Sasha estaba seguro de que ni siquiera los leía.

Se lo estaba contando Richie una noche en que buscaba desahogarse.

—Calma, Tigre. Has ascendido demasiado rápido, tienes que entender que a muchos no les gusta.

—Y un cuerno. He pasado tres días haciendo un estudio urgente y ¿sabes lo que hizo? ¡Lo puso a un lado y dijo que se lo daría a Trump para que lo revisara! ¡A Trump, a ese inútil!

—Lo hacen adrede. Quieren que hagas algo estúpido.

—Lo sé, pero no sabes cómo lo detesto. Me dan ganas de mandarlo todo al carajo.

—No puedes hacer eso. No te conviene perder el trabajo y tampoco quedar mal con Alex.

—Ya. —Sasha trató de calmarse. Sabía que lo humillaban adrede, quizá esperando que corriera a contárselo a Alex, pero no les daría el gusto.

—Ya sabes lo que se dice: «El camino al éxito está rodeado de envidia y mezquindad».

—¿Quién dice eso?

—Yo.

Sasha se echó a reír y se dejó mimar un poco. Al cabo de un rato, su enojo se había disipado en las expertas manos de Richie.

4

Tommy llegó a Glasgow un viernes por la noche. Por fin había terminado el infierno de Edimburgo, con sus primos siguiéndolo a todos lados como si lo espiasen.

No veía la hora de poder hablar con sus amigos sin nadie fisgando. Incluso hubo días en que salió a telefonear a la calle pero no había podido hablar a sus anchas y además les había mentido diciendo que sus vacaciones estaban bien.

Cuando Stephen anunció que irían a una cena, el mundo casi se le cayó encima pensando que no lo dejarían nunca en paz, pero lo siguiente que dijo su padre lo llenó de alegría:

—Hemos pensado que, como no habrá nadie de tu edad, seguramente te aburrirás. Es mejor que te quedes en casa y aproveches para hacer algo productivo.

—Descuida, me quedaré.

Apenas se fueron sus padres, Tommy se encerró en su habitación, se recostó en la cama y tomó el teléfono para llamar a Richie, sabiendo que seguramente Sasha estaría allí.

El teléfono sonó varias veces, e iba a colgar cuando una voz algo agitada respondió:

—¿Hola?

—¡Hola, Richie! ¿Llamo en mal momento? —preguntó con retintín, sospechando lo que ocurría allí.

—¡Tommy! ¡Qué va! Sasha está conmigo.

—Me lo imaginaba. Yo llevo apenas unas horas en casa y ya me estoy volviendo loco. Claro que no ha ayudado mucho el mes que he tenido que aguantar al resto de mi familia en la mansión Stoker. Y vosotros, ¿qué tal?

—Disipando tensiones. —Richie rió—. Estoy ayudando a Sasha a combatir el estrés. —Se oyó una protesta de Sasha—. También te echamos de menos. Sobre todo Sasha... —Oyó de nuevo la voz del ruso y una lucha por tener el teléfono.

—¡Hola! —dijo Sasha—. ¿Cómo va todo?

Oírlo lo hizo sonreír. ¡Había añorado tanto hablar con Sasha, decirle tantas cosas! Sólo quería estar a su lado.

—Mal —confesó—. Salvo una semana que estuvo el tío Joseph, el resto de las vacaciones ha sido un asco con mis primos todo el tiempo detrás de mí.

—Vaya… ¿no podías escaparte?

—Sí, pero no todo el día. Me dediqué a salir de excursión a caballo solo. Me preparaba una mochila con comida, bebida y alguna que otra cosa y me iba a una zona montañosa que hay cerca de la mansión. —Tommy sonrió levemente—. Hay un lago precioso, tirando a pequeño, pero profundo y de aguas oscuras y misteriosas. Nadé algunos días y me acorde de ti, de cuando te enseñé a nadar.

Sasha sonrió al recordar sus accidentadas clases de natación y las noches que habían pasado en la intimidad de la piscina de Saint Michael, aprendiendo a conocerse.

—Estábamos pensando en ti, justo antes de que llamaras.

Richie lo abrazó por la cintura, acercándose al teléfono.

—Sasha se preguntaba si habías añadido prendas a tu colección.

—¡Ya me habría gustado! —exclamó Tommy—. No tengo interés en las prendas de Colin. No sé cómo pude fijarme en él de pequeño.

Sasha rió y preguntó, temeroso de que Tommy supiera que había hablado con Stephen y Christine:

—¿Y tus padres? ¿Insisten con Literatura?

—Sí. Traté de hablar con ellos otra vez, pero ni siquiera me quisieron escuchar. Además, Colin me estuvo refrotando que él dirigirá la empresa porque yo soy un inútil que no sirve para nada.

—Sabes que no es cierto. —Sasha, aliviado al saber que Tommy no estaba al tanto de su intento, hizo señas a Richie para que se acercara y pudiera oír lo que decía—. Quizá no se te dé bien dirigir una casa editorial, pero podrías llevar las relaciones públicas. O poner tu propio negocio y que les den.

—Ya, pero al ser el hijo del hermano mayor me tocaba a mí dirigir la editorial. Es la comidilla entre la familia que se haya designado a Colin por encima de mí y él mismo se ha encargado de recordármelo todos los días… Varias veces. No es que yo quisiera la empresa, pero parece que siempre encuentran modos de rebajarme. No paran de hacer escarnio de mí en la familia.

—No les hagas caso, cielo —dijo Richie—. Piensa que pronto estarás aquí y que te haremos olvidar todos los malos momentos.

—Alex llamó hace dos días y le pidió a mi padre que me dejara pasar la última semana con ellos, pero no quiso. Dijo que tenía que pasar algún tiempo con la familia ya que paso el resto del año en el internado… Sí, hombre, sí, como que no es obvio que lo ha hecho para fastidiarme. Parece que no quiere que esté con gente que me aprecia. En fin… no puedo escaquearme. Ojalá pudiera estar con vosotros.

—Falta sólo un mes —dijo Sasha, para quien el tiempo pasaba rapidísimo en el laboratorio—. No puede ser tan malo…

—Bueno, me encerraré en la biblioteca a leer, me servirá para la carrera y de paso para no fraternizar con mi familia. Os llamaré siempre que pueda. Y ahora seguir con lo que estábais haciendo y a echar uno a mi salud —añadió con una risilla.

—Vale, Dragón. Cuídate mucho —dijo Richie.

—Adiós.

Tommy se quedó mirando el teléfono. Habría dado todo lo que tenía por estar allí con ellos, en el pequeño apartamento de Richie y poder quedarse para el resto del verano. Pero no podía ser y no quería deprimirse.

Con un suspiro se dirigió a la biblioteca y después de trastear entre los libros tomó el Frankenstein de Mary Shelley. Le gustaba mucho, aunque le daba pena el monstruo… A veces se sentía un poco como él.

5

Con el regreso de Alex la tensión desapareció un poco pero la cantidad de trabajo aumentó, y Sasha agradeció el inicio de clases para poder volver a su empleo de tiempo parcial. Empezaría su último año de carrera y comenzaba a preguntarse cómo sería su vida una vez que dejara la universidad. Ese lugar representaba muchas cosas, amigos, conocimientos, metas logradas…

Pero sobre todo, representaba a Tommy.

No acertaba a imaginar su vida lejos de Tommy. Bastante había tenido con ese largo verano en el que unas pocas llamadas y varias cartas habían sido su único nexo.

Miró por la ventana y vio a Patrick y Alan llegar juntos.

«Esos dos… quién lo hubiera pensado —se dijo al verlos tomarse de la mano. Habría querido poder hacer lo mismo con Tommy, como pareja—. Tonto. No podría hacerlo, no duraría y terminaríamos odiándonos.»

Pero eso no le impedía esperarlo con impaciencia.

6

Tommy no veía la hora de volver al colegio. Ese año haría su segundo
Sixth Form
[1]
y postularía a la universidad. La perspectiva lo asustaba un poco, pero el deseo de estar lejos de sus padres y con su verdadera familia era muy fuerte y apenas puso los pies en Saint Michael, dejó las maletas y enfiló hacia el Steiner College en busca de Sasha.

Encontró a Randy en las escaleras y él lo saludó con su habitual frialdad.

—¿Se te perdió algo, Stoker?

—No, ¿y a ti? ¿El
glamour
tal vez? —respondió sin detenerse.

—Sasha está en su habitación. Acabo de dejarlo allí —informó Randy a sus espaldas.

—Gracias por la información, pero realmente no hacía falta. Sé que está allí, esperándome como siempre. —lo saludó con la mano sin volverse siquiera. No pensaba concederle algo así.

Cuando llegó al final del pasillo, llamó a la puerta con impaciencia y ésta se abrió al instante.

—¡Hola! —dijo Sasha y lo abrazó con fuerza—. No has crecido más —observó aliviado—, temía que siguieras estirándote.

—Apenas un par de centímetros. Me estaré haciendo viejo —bromeó Tommy devolviendo el abrazo y entró.

La habitación de Sasha lucía tan ordenada como siempre y su mesita de noche estaba llena de fotografías. También había un pequeño televisor y una cafetera eléctrica.

—¡Guau, trajiste tu tele! Yo he desistido de tratar de ver algo que no sea deportes en la tele comunitaria de la sala de recreo. Siempre hay alguien que si no está viendo fútbol, está viendo rugby o cualquier otra cosa. No hay manera de ver una película.

—No la compré para ver películas, sino para ver noticias —aclaró Sasha—, pero puedes usarla cuando quieras. Ya sabes, lo mío es tuyo.

—Te tomo la palabra. Hay alguna serie de la BBC y alguna película que me gustarían ver. —Se sentó en la cama y palmeó al lado suyo—. Cuéntame qué tal las vacaciones.

—¿Qué vacaciones? ¿Las de Alex? —Sasha se sentó, tomándole la mano—. Me hicieron la vida difícil, para variar. Pero sobreviví. —Sonrió, aliviado de que Tommy estuviera a su lado. Hacía todo más fácil de llevar.

—Bueno, tú al menos tenías a Richie, yo me he sentido muy solo. —Sacudió la mano tratando de restarle importancia—. Pero bueno, he leído un montón y ya se ha terminado. No tendré que volver a ver a mis padres en mucho tiempo.

Al tocar el punto de sus padres, se hizo un incómodo silencio. Sasha finalmente preguntó:

—¿Las cosas han mejorado en casa?

—No —respondió Tommy con pesadumbre—. Como te conté, he tenido que soportar no sólo los desprecios de mis padres, sino los del resto de la familia. Además, vi al tío Joseph bastante achacoso. Ha dado un bajón tremendo, estoy preocupado por él.

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