El perro del hortelano (10 page)

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Authors: Lope de Vega

Tags: #Teatro

BOOK: El perro del hortelano
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caballero ya viejo, habrá veinte años

que enviaba a Malta un hijo de tu nombre,

que era sobrino de su gran maestre;

cautiváronle moros de Biserta

y nunca supo dél muerto ni vivo.
195

Este ha de ser tu padre y tú su hijo,

y yo lo he de trazar.

TEODORO

Tristán, advierte

que puedes levantar alguna cosa

que nos cueste a los dos la honra y vida.

TRISTÁN

A casa hemos llegado. A Dios te queda,
200

que tú serás marido de Dïana

antes que den las doce de mañana.

(Váyase TRISTÁN.)

TEODORO

Bien al contrario pienso yo dar medio

a tanto mal, pues el amor bien sabe

que no tiene enemigo que le acabe
205

con más facilidad que tierra en medio.

Tierra quiero poner, pues que remedio

con ausentarme, amor, rigor tan grave,

pues no hay rayo tan fuerte que se alabe

que entró en la tierra, de tu ardor remedio.
210

Todos los que llegaron a este punto,

poniendo tierra en medio te olvidaron,

que en tierra, al fin, le resolvieron junto.

Y la razón que de olvidar hallaron

es que amor se confiesa por difunto,
215

pues que con tierra en medio le enterraron.

(Sale la CONDESA.)

DIANA

¿Estás ya más mejorado

de tus tristezas, Teodoro?

TEODORO

Si en mis tristezas adoro,

sabré estimar mi cuidado.
220

No quiero yo mejorar

de la enfermedad que tengo,

pues solo a estar triste vengo

cuando imagino sanar.

¡Bien hayan males que son
225

tan dulces para sufrir,

que se vee un hombre morir,

y estima su perdición!

Solo me pesa que ya

esté mi mal en estado,
230

que he de alejar mi cuidado

de donde su dueño está.

DIANA

¿Ausentarte? Pues ¿por qué?

TEODORO

Quiérenme matar.

DIANA

Sí harán.

TEODORO

Envidia a mi mal tendrán,
235

que bien al principio fue.

Con esta ocasión te pido

licencia para irme a España.

DIANA

Será generosa hazaña

de un hombre tan entendido,
240

que con eso quitarás

la ocasión de tus enojos

y, aunque des agua a mis ojos,

honra a mi casa darás,

que desde aquel bofetón
245

Federico me
[17]
ha tratado

como celoso, y me ha dado

para dejarte ocasión.

Vete a España, que yo haré

que te den seis mil escudos.
250

TEODORO

Haré tus contrarios mudos

con mi ausencia. Dame el pie.

DIANA

Anda, Teodoro, no más.

Déjame, que soy mujer.

TEODORO

Llora, mas ¿qué puedo hacer?
255

DIANA

En fin, Teodoro, ¿te vas?

TEODORO

Sí, señora.

DIANA

Espera... Vete...

Oye...

TEODORO

¿Qué mandas?

DIANA

No, nada.

Vete.

TEODORO

Voyme.

DIANA

Estoy turbada.

¿Hay tormento que inquïete
260

como una pasión de amor?

¿No eres ido?

TEODORO

Ya, señora,

me voy.

DIANA

¡Buena quedo agora!

(Vase TEODORO.)

¡Maldígate Dios, honor!

Temeraria invención fuiste,
265

tan opuesta al propio gusto.

¿Quién te inventó? Mas fue justo,

pues que tu freno resiste

tantas cosas tan mal hechas.

(Sale TEODORO.)

TEODORO

Vuelvo a saber si hoy podré
270

partirme.

DIANA

Ni yo lo sé

ni tú, Teodoro, sospechas

que me pesa de mirarte,

pues que te vuelves aquí.

TEODORO

Señora, vuelvo por mí,
275

que no estoy en otra parte,

y como me he de llevar,

vengo para que me des

a mí mismo.

DIANA

Si después

te has de volver a buscar,
280

no me pidas que te dé.

Pero vete, que el amor

lucha con mi noble honor

y vienes tú a ser traspié.

Vete, Teodoro, de aquí,
285

no te pidas, aunque puedas,

que yo sé que si te quedas

allá me llevas a mí.

TEODORO

Quede vuestra señoría

con Dios.

DIANA

¡Maldita ella sea,
290

pues me quita que yo sea

de quien el alma quería!

(Váyase [TEODORO].)

¡Buena quedo ya sin quien

era luz de aquestos ojos!

Pero sientan sus enojos:
295

quien mira mal, llore bien.

Ojos, pues os habéis puesto

en cosa tan desigual,

pagad el mirar tan mal,

que no soy la culpa desto;
300

mas no lloren, que también

tiempla el mal llorar los ojos,

pero sientan sus enojos:

quien mira mal, llore bien.

Aunque tendrán ya pensada
305

la disculpa para todo,

que el sol los pone en el lodo

y no se le pega nada,

luego bien es que no den

en llorar; cesad, mis ojos,
310

pero sientan sus enojos:

quien mira mal, llore bien.

(Sale MARCELA.)

MARCELA

Si puede la confïanza

de los años de servirte

humildemente pedirte
315

lo que justamente alcanza,

a la mano te ha venido

la ocasión de mi remedio

y, poniendo tierra en medio,

no verme si te he ofendido.
320

DIANA

¿De tu remedio, Marcela?

¿Cuál ocasión? Que aquí estoy.

MARCELA

Dicen que se parte hoy,

por peligros que recela,

Teodoro a España, y con él
325

puedes, casada, enviarme,

pues no verme es remediarme.

DIANA

¿Sabes tú que querrá él?

MARCELA

Pues ¿pidiérate yo a ti

sin tener satisfación
330

remedio en esta ocasión?

DIANA

¿Hasle hablado?

MARCELA

Y él a mí,

pidiéndome lo que digo.

DIANA

 [Aparte.] 

¡Qué a propósito me viene

esta desdicha!

MARCELA

Ya tiene
335

tratado aquesto conmigo

y el modo con que podemos

ir con más comodidad.

DIANA

 [Aparte.] 

¡Ay, necio honor!, perdonad,

que amor quiere hacer estremos.
340

Pero no será razón,

pues que podéis remediar

fácilmente este pesar.

MARCELA

¿No tomas resolución?

DIANA

No podré vivir sin ti,
345

Marcela, y haces agravio

a mi amor, y aun al de Fabio,

que sé yo que adora en ti.

Yo te casaré con él;

deja partir a Teodoro.
350

MARCELA

A Fabio aborrezco; adoro

a Teodoro.

DIANA

 ([Aparte.] 

¡Qué crüel

ocasión de declararme!

Mas teneos, loco amor.)

Fabio te estará mejor.
355

MARCELA

Señora...

DIANA

No hay replicarme.

(Váyase.)
[18]

MARCELA

¿Qué intentan imposibles mis sentidos

contra tanto poder determinados?

Que celos poderosos declarados

harán un desatino resistidos.
360

Volved, volved atrás, pasos perdidos,

que corréis a mi fin precipitados.

Árboles son amores desdichados

a quien el yelo marchitó floridos.

Alegraron el alma las colores
365

que el tirano dolor cubrió de luto,

que yela ajeno amor muchos amores,

y cuando de esperar daba tributo,

¿qué importa la hermosura de las flores,

si se perdieron esperando el fruto?
370

(Sale[n] el CONDE LUDOVICO, viejo, y CAMILO.)

CAMILO

Para tener sucesión

no te queda otro remedio.

LUDOVICO

Hay muchos años en medio

que mis enemigos son,

y aunque tiene esa disculpa
375

el casarse en la vejez,

quiere el temor ser jüez

y ha de averiguar la culpa.

Y podría suceder

que sucesión no alcanzase
380

y casado me quedase;

y en un viejo una mujer

es en un olmo una yedra,

que aunque con tan varios lazos

la cubre de sus abrazos,
385

él se seca y ella medra.

Y tratarme casamientos

es traerme a la memoria,

Camilo, mi antigua historia

y renovar mis tormentos.
390

Esperando cada día

con engaños a Teodoro,

veinte años ha que le lloro.

(Sale un PAJE.)

PAJE

Aquí a vuestra señoría

busca un griego mercader.
395

(Sale[n] TRISTÁN, vestido de armenio con un turbante, graciosamente, y FURIO con otro.)

LUDOVICO

Di que entre.

TRISTÁN

Dadme esas manos

y los cielos soberanos,

con su divino poder,

os den el mayor consuelo

que esperáis.

LUDOVICO

Bien seáis venido,
400

mas ¿qué causa os ha traído

por este remoto suelo?

TRISTÁN

De Constantinopla vine

a Chipre, y della a Venecia,

con una nave cargada
405

de ricas telas de Persia.

Acordeme de una historia

que algunos pasos me cuesta,

y con deseo de ver

a Nápoles, ciudad bella,
410

mientras allá mis crïados

van despachando las telas,

vine, como veis, aquí,

donde mis ojos confiesan

su grandeza y hermosura.
415

LUDOVICO

¿Tiene hermosura y grandeza

Nápoles?

TRISTÁN

Así es verdad.

Mi padre, señor, en Grecia

fue mercader, y en su trato

el de más ganancia era
420

comprar y vender esclavos,

y ansí en la feria de Azteclias

compró un niño, el más hermoso

que vio la naturaleza,

por testigo del poder
425

que le dio el cielo en la tierra.

Vendíanle algunos turcos

entre otra gente bien puesta

a unas galeras de Malta,

que las de un bajá turquescas
430

prendió en la Chafalonia.

LUDOVICO

Camilo, el alma me altera.

TRISTÁN

Aficionado al rapaz,

comprole y llevole a Armenia,

donde se crio conmigo
435

y una hermana.

LUDOVICO

Amigo, espera,

espera, que me traspasas

las entrañas.

TRISTÁN

 [Aparte.] 

¡Qué bien entra!

LUDOVICO

¿Dijo cómo se llamaba?

TRISTÁN

Teodoro.

LUDOVICO

¡Ay cielo, qué fuerza
440

tiene la verdad! De oírte

lágrimas mis canas riegan.

TRISTÁN

Serpalitonia, mi hermana,

y este mozo (nunca fuera

tan bello), con la ocasión
445

de la crïanza que engendra

el amor que todos saben,

se amaron desde la tierna

edad, y a deciséis años,

de mi padre en cierta ausencia,
450

ejecutaron su amor,

y creció de suerte en ella

que se le echaba de ver,

con cuyo temor se ausenta

Teodoro y, para parir,
455

a Serpalitonia deja.

Catiborrato, mi padre,

no sintió tanto la ofensa

como el dejarle Teodoro.

Murió, en efeto, de pena
460

y bautizamos su hijo,

que aquella parte de Armenia

tiene vuestra misma ley,

aunque es diferente iglesia.

Llamamos al bello niño
465

Terimaconio, que queda

un bello rapaz agora

en la ciudad de Tepecas.

Andando en Nápoles yo

mirando cosas diversas,
470

saqué un papel en que traje

deste Teodoro las señas

y, preguntando por él,

me dijo una esclava griega

que en mi posada servía:
475

«¿Cosa que ese mozo sea

el del conde Ludovico?»

Diome el alma una luz nueva,

y doy en que os he de hablar,

y por entrar en la vuestra,
480

entro, según me dijeron,

en casa de la condesa

de Belflor, y al primer hombre

que pregunto...

LUDOVICO

Ya me tiembla

el alma.

TRISTÁN

... veo a Teodoro.
485

LUDOVICO

¿A Teodoro?

TRISTÁN

Él bien quisiera

hüirse, pero no pudo.

Dudé un poco, y era fuerza,

porque el estar ya barbado

tiene alguna diferencia.
490

Fui tras él, asile en fin,

hablome, aunque con vergüenza,

y dijo que no dijese

a nadie en casa quién era,

porque el haber sido esclavo
495

no diese alguna sospecha.

Díjele: «Si yo he sabido

que eres hijo en esta tierra

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