Uno de sus hallazgos más asombrosos es que ciertos dones y habilidades están relacionados al parecer con la presencia de frecuencias específicas en el campo de energía de una persona. Ha descubierto que cuando la consciencia de una persona se centra sobre todo en el mundo material, las frecuencias de su campo de energía tienden a ser más bajas y no se alejan demasiado de los 250 cps correspondientes a las frecuencias biológicas del cuerpo. Por otra parte, las personas que son psíquicas o que tienen capacidad de sanar tienen frecuencias en su campo de entre 400 y 800 cps. Las personas capaces de entrar en trance y de canalizar aparentemente otras fuentes de información a través de sí mismos se saltan totalmente las frecuencias «psíquicas» y operan en una banda más estrecha de entre 800 y 900 cps. «Su amplitud no es psíquica en absoluto —afirma Hunt—. Están ahí arriba, en su propio campo. Es estrecho y puntiagudo y ellos están prácticamente fuera del mismo».
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Las personas con frecuencias por encima de los 900 cps son lo que ella llama «personalidades místicas». En su opinión, mientras que los psíquicos y los médiums muchas veces son meros conductos de información, los místicos poseen la sabiduría necesaria para saber qué hacer con la información. Son conscientes de la interrelación cósmica que existe entre todas las cosas y están en contacto con todos los niveles de la experiencia humana. Están anclados en la realidad ordinaria, pero a menudo tienen capacidades tanto para entrar en trance como psíquicas. Sin embargo, sus frecuencias se extienden muy por encima de las bandas asociadas con tales capacidades. Utilizando un electromiograma modificado (un electromiograma normalmente sólo puede detectar frecuencias hasta 20.000 cps), Hunt ha encontrado a individuos con frecuencias de hasta 200.000 cps en sus campos de energía. Es inquietante, porque las tradiciones místicas se refieren muchas veces a individuos espiritualmente superiores diciendo que poseen «una vibración más alta» que la gente normal. Si los descubrimientos de Hunt son correctos, parecen dar credibilidad a dicha afirmación.
Otro de los descubrimientos de Valerie Hunt tiene que ver con la nueva ciencia del caos. Como su nombre implica, el caos es el estudio de los fenómenos caóticos, es decir, de procesos tan aleatorios que no parecen estar gobernados por ley alguna. Por ejemplo, cuando el humo de una vela apagada se eleva, fluye hacia arriba formando una corriente fina y estrecha. Al final, la estructura de la corriente se rompe y se hace turbulenta. Se dice que el humo turbulento es caótico porque su conducta ya no la puede predecir la ciencia. Otros ejemplos de fenómenos caóticos son el agua que choca con el fondo de una catarata, las fluctuaciones eléctricas aparentemente azarosas que se desencadenan en el cerebro de un epiléptico durante un ataque y el clima cuando chocan temperaturas diferentes y frentes de aire de presiones distintas.
En la década de los ochenta, la ciencia ha descubierto que muchos fenómenos caóticos no son tan desordenados como parecen y tienen con frecuencia una regularidad y unas pautas ocultas (recordemos la afirmación de Bohm de que el desorden no existe, es sólo un orden de un grado indefinidamente elevado). Los científicos han encontrado también métodos matemáticos para hallar la regularidad oculta en los fenómenos caóticos. Uno de ellos lleva aparejado un tipo especial de análisis matemático capaz de convertir datos de fenómenos caóticos en formas visibles en la pantalla de un ordenador. Si los datos no contienen patrones ocultos, la forma resultante será una línea recta. Pero si el fenómeno caótico sí contiene pautas regulares ocultas, se verá en la pantalla del ordenador una forma parecida a los dibujos de espirales que hacen los niños cuando enrollan hilos de colores alrededor de una serie de clavos insertados en un tablero. Esas formas se denominan «patrones de caos» o «atractores extraños» (porque parece que las líneas que componen la forma son atraídas una y otra vez hacia ciertas zonas de la pantalla del ordenador, al igual que se diría que el hilo es repetidamente «atraído» hacia los clavos alrededor de los cuales está enrollado).
Cuando Hunt observó los datos del campo de energía en el osciloscopio, se dio cuenta de que cambiaba constantemente. A veces aparecía formando grandes grupos compactos y a veces se desvanecía y se volvía desigual, como si el propio campo de energía estuviera en un estado incesante de fluctuación. A primera vista, parecía que los cambios ocurrían al azar, pero ella pensó intuitivamente que poseían algún tipo de orden. Se dio cuenta de que el análisis del caos podría revelar si tenía razón o no y buscó a un matemático. En un principio, emitieron cuatro segundos de datos de un electrocardiograma en el ordenador para ver qué pasaba. Obtuvieron una línea recta. Después emitieron la misma cantidad de datos de un electroencefalograma y de un electromiograma. El primero produjo una línea recta y el segundo, una línea ligeramente inflada, pero aún no crearon un patrón de caos. Obtuvieron una línea recta incluso cuando metieron datos de las frecuencias más bajas del campo de energía humano. Pero cuando analizaron las frecuencias más altas del campo tuvieron éxito. Según ella, «obtuvimos el patrón de caos más dinámico que se ha visto nunca».
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Aquello significaba que los cambios caleidoscópicos que tenían lugar en el campo de energía, si bien parecía que se debían al azar, eran cambios muy ordenados en realidad y respondían a un patrón muy complejo. «El modelo nunca se repite, pero es tan dinámico y complejo que lo llamo “patrón holográfico del caos”», afirma Hunt.
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Hunt cree que su descubrimiento fue el primer patrón auténtico de caos encontrado en un sistema electrobiológico importante. Recientemente, otros investigadores han encontrado patrones de caos en electroencefalogramas, pero necesitaron muchos minutos de datos procedentes de numerosos electrodos para obtenerlos. Ella obtuvo un patrón de caos con 3 o 4 segundos de datos grabados con un solo electrodo, lo que indica que el campo de energía humano es mucho más rico en información y posee una organización mucho más compleja y dinámica que la actividad eléctrica del cerebro incluso.
¿De qué está hecho el campo de energía humano?
Hunt no cree que el campo de energía humano sea de naturaleza puramente electromagnética, a pesar de tener componentes eléctricos. Como dice ella, «tenemos la sensación de que es mucho más complejo y de que sin duda está compuesto por una energía que aún no se ha descubierto».
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¿Qué energía es esa que no se ha descubierto todavía? Hoy no lo sabemos. Una de las mejores pistas que tenemos se deriva del hecho de que los psíquicos, casi sin excepción, afirman que tiene una frecuencia o una vibración mucho más alta que la de la energía/materia normal. Tal vez debiéramos tomarnos en serio dicha observación, dada la exactitud inquietante con que los psíquicos de talento perciben enfermedades en el campo de energía. El carácter universal de tal percepción —hasta en la antigua literatura hindú se afirma que la energía del cuerpo posee una vibración superior a la de la energía de la materia normal— podría indicar que estamos intuyendo algo importante sobre el campo de energía.
La antigua literatura hindú dice también que la materia está compuesta por
anu
, o átomos, y que las sutiles energías vibratorias del campo de energía humano existen
paramanu
, o literalmente «más allá del átomo». Es interesante, porque Bohm también cree que, más allá del átomo, en el nivel subcuántico, hay muchas energías sutiles que la ciencia no conoce todavía. Confiesa que no sabe si el campo de energía humano existe o no, pero al comentar la posibilidad de su existencia, afirma que, «el orden implicado tiene muchos niveles de sutileza. Si conseguimos dirigir la atención hacia ellos, deberíamos ser capaces de ver más de lo que vemos normalmente».
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Merece la pena observar que lo cierto es que no sabemos qué es un campo. Como dice Bohm, «¿qué es un campo eléctrico? No lo sabemos».
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Cuando descubrimos una nueva clase de campo nos parece misterioso. Después le damos un nombre, nos acostumbramos a discutir sobre él y a describir sus propiedades y ya no nos parece misterioso. Pero seguimos sin saber qué es realmente un campo eléctrico o un campo gravitacional. Como vimos en un capítulo anterior, ni siquiera sabemos qué son los electrones. Sólo podemos describir su comportamiento. Todo esto indica que, al final, el campo de energía humano se definirá también en función de su comportamiento y que investigaciones como la de Hunt sólo mejorarán nuestra comprensión del mismo.
Imágenes tridimensionales en el aura
Si el campo de energía humano está formado por energías excesivamente sutiles, podemos descansar con la seguridad de que poseen propiedades distintas de las que tienen los tipos de energía con los que estamos familiarizados. Una de esas propiedades es evidente en las características no locales del campo de energía humano. Otra, especialmente holográfica, es la capacidad del aura para manifestarse como un contorno borroso de energía o para formar imágenes tridimensionales en alguna ocasión. Psíquicos expertos afirman que con frecuencia ven esos «hologramas» flotando sobre las auras de las personas. Habitualmente son imágenes de objetos o ideas que ocupan una posición destacada en los pensamientos de la persona alrededor de la cual se ven. Hay tradiciones ocultistas que sostienen que esas imágenes son fruto de la tercera capa del aura, o capa mental, pero hasta que dispongamos de los medios necesarios para confirmar o negar tal afirmación, debemos limitarnos a las experiencias de los psíquicos que pueden ver imágenes en el aura.
Uno de esos psíquicos es Beatrice Rich. Como ocurre a menudo, sus poderes se manifestaron a una edad temprana. Cuando era una niña a veces las cosas se movían por impulso propio en su presencia. Cuando creció, descubrió que sabía cosas de personas que no podía saber por medios normales. Aunque empezó su carrera como artista, se vio que tenía unas dotes de clarividencia tan impresionantes que decidió trabajar como psíquica a tiempo completo. Ahora hace interpretaciones para gente de toda clase y condición social, desde amas de casa a directores ejecutivos de empresas, y han aparecido artículos sobre ella en publicaciones tan diversas como
New York
,
World Tennis
y
New York Woman
.
Rich a menudo ve imágenes flotando sobre sus clientes o cerca de ellos. Una vez vio unas cucharas de plata, platos de plata y otros objetos similares formando un círculo alrededor de la cabeza de un hombre. Se quedó perpleja, pues ocurrió cuando estaba empezando a explorar los fenómenos psíquicos. Al principio no sabía por qué veía lo que veía. Pero al final se lo dijo al hombre y averiguó que se dedicaba a importar y exportar precisamente los objetos que ella veía alrededor de su cabeza. Fue una experiencia fascinante y cambió sus ideas para siempre.
Carol Dryer ha tenido muchas experiencias similares. Una vez, durante una interpretación, vio un montón de patatas girando en torno a la cabeza de una mujer. Como Beatrice Rich, al principio se quedó sin habla, pero luego reunió el coraje suficiente para preguntar a la mujer si las patatas tenían algún significado especial para ella. La mujer se rió y le dio su tarjeta de visita. «Era de la Idaho Potato Board, o algo parecido —dice Dryer—. Ya sabes, el equivalente en productores de patatas a la American Dairy Association
{xix}
».
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Las imágenes no siempre se limitan a flotar en el aura, a veces pueden parecer extensiones fantasmales del propio cuerpo. En una ocasión, Dryer vio una especie de tenue capa holográfica colgando de los brazos y manos de una mujer. Como la mujer iba impecablemente acicalada y llevaba un atuendo caro, Dryer no podía imaginar por qué tenía en la mente la idea de andar tocando una especie de lodo viscoso. Le preguntó si entendía la imagen y la mujer asintió con la cabeza; le explicó que era escultora y que esa misma mañana había estado ensayando un nuevo producto que se le había pegado en manos y brazos exactamente como había descrito Dryer.
También yo he tenido experiencias similares al mirar el campo de energía. Una vez, mientras estaba sumido profundamente en mis pensamientos acerca de una novela sobre hombres lobo en la que estaba trabajando (como se darán cuenta algunos lectores, soy aficionado a escribir relatos de ficción sobre temas populares), me di cuenta de que se había formado una imagen fantasmal de un hombre lobo alrededor de mi propio cuerpo. Me gustaría recalcar que fue un fenómeno puramente visual y que en ningún momento sentí que me había convertido en un hombre lobo. Sin embargo, la imagen holográfica que envolvió mi cuerpo era tan real que cuando levanté el brazo pude ver uno a uno los pelos de la piel y las garras caninas que salían de la mano lobuna que envolvía mi mano. En efecto, aquellos rasgos parecían absolutamente reales en todo salvo en que eran translúcidos y podía ver mi propia mano de carne y hueso por debajo. Debería haber sido una experiencia aterradora, pero por alguna razón no lo fue y me encontré a mí mismo fascinado simplemente por lo que estaba viendo.
Un hecho significativo sobre esa experiencia fue que Carol Dryer, que estaba de invitada en mi casa en aquel entonces, entró por casualidad en la habitación mientras yo seguía enfundado en el cuerpo de hombre lobo de pantomima. Reaccionó inmediatamente y me dijo: «Oh, debes de estar pensando en tu novela de hombres lobos, porque te has convertido en un hombre lobo». Comparamos notas y descubrimos que ambos veíamos los mismos rasgos. Nos enfrascamos en la conversación y, a medida que mis pensamientos se desviaban de la novela, se fue desvaneciendo lentamente la imagen del hombre lobo.
Películas en el aura
Las imágenes que los psíquicos ven en el campo de energía no son siempre estáticas. Rich dice que ve con frecuencia lo que parece una pequeña película transparente en torno a la cabeza del cliente: «A veces veo una pequeña imagen de la persona detrás de la cabeza o detrás de los hombros, en la que aparece haciendo diversas cosas de su vida cotidiana. Mis clientes me dicen que mis descripciones son certeras y muy específicas. Veo sus oficinas y el aspecto que tienen sus jefes. Veo lo que han pensado y lo que les ha pasado durante los últimos seis meses. Hace poco le dije a una cliente que veía su casa y que había máscaras y flautas colgadas en la pared. Ella dijo: “No, no, no”. Yo le dije que sí, que había instrumentos musicales colgados en la pared, que la mayoría eran flautas y que también había máscaras. Y entonces ella exclamó: “¡Oh, es mi casa de verano!”»
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